Los niños son para las madres.

Pocas cosas en la vida te cambian tan rápido y para siempre como tener un hijo.

Si hubiese que dividir la vida en dos etapas serían: antes y después de ser madre/padre.

Los éxitos o los fracasos en lo laboral, en lo social, en lo deportivo, … son transitorios.

Pero la maternidad/paternidad, es para toda la vida.

Una vez que se es madre descubres en ti sentimientos que no pensabas que tenías dentro…

¡Se quiere tanto a un hijo! ¡Y es un amor tan diferente al resto de los amores!

«¿Sabes por qué la maternidad/paternidad es tan importante?»

Porque en paritorio o en quirófano es un lugar “transformador”. Allí te conviertes en un ser diferente. Ya nunca vuelves a ser la misma persona. De repente sientes que en un momento ha cambiado tu escala de prioridades. Dejas de ser “TÚ” para ser “NOSOTROS”. Pero un “nosotros” muy especial, un “nosotros” sin condiciones, un “nosotros” para siempre.

Claro que la maternidad/paternidad y la crianza es dura, MUY DURA diría yo. Pero casi siempre el que suponga un sacrificio enorme viene determinado socialmente. La sociedad (¡ojo, que la sociedad somos todos!) se ha encargado de cargar sobre la madre todo el ejercicio de la crianza. Está claro que las mujeres son las que engendran, paren y tienen la capacidad de amamantar naturalmente a las crías. Pero la crianza es más que eso. Afortunadamente la sociedad está avanzado muy poco a poco, pero el hecho de que la mujer se haya incorporado al mundo laboral no ha ido acompañado de que los hombre se incorporen al mundo de la crianza. Claro que no se puede generalizar, también existen muchos padres maravillosos que no sólo están presentes sino que “crían” a sus hijos. Es decir, padres que no sólo que colaboran en la crianza sino que asumen de verdad su rol, el de padre.

En general la conciliación, el reparto de las tareas, la renuncia en lo laboral y en el resto de las facetas de la vida,… ES UN PROBLEMA DE MUJERES.

Tengo que decir alto y claro que, a día de hoy, la crianza está en manos de las mujeres.

Pero también tengo que decir que quien renuncia a las “obligaciones” de la crianza también renuncia a los mayores placeres de la vida, porque criar también es…

… acariciar esas manos gorditas y saber que esa maravilla es parte de ti.

… oler su piel y sentir que no hay otra fragancia ni perfume en el mundo que sea capaz de despertar en ti tantos sentimientos tan profundos y tan positivos.

… poder compartir cada uno de los progresos de cada etapa de su vida.

… tener a tu lado a una persona que TE QUIERE sin poner condiciones, una persona que TE QUIERE DE VERDAD.

 

Comparte si piensas que la crianza debe ser cosa de dos.

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