¡¡Felicidades, mi niña buena!!

Viniste hace ya 13 años a revolver nuestras vidas y, vaya si las revolviste.

No te recordaré este año que “me quemaste al nacer” y que mamá siempre me reprochará que te arranqué de su regazo nada más nacer. Puedes leer todas estas historias en cada uno de los textos que te dedico cada año.

Fueron duros esos años: pañales (de varias tallas a la vez), chupetes (por todos lados), teta (a todas horas, que se lo digan a tu madre), sueño (escaso, por no decir nulo), vómitos, caca, culo, pedo pis…

Recuerdo aquellos años en los que en las guardias descansaba más que en casa.

Después vinieron muchas cosas más: el primer diente, la teta, el cucu-tras, di pa-pá, los primeros pasitos, la teta, el Cantajuegos (uf, menos mal que ya pasó), el Apiretal, la vaca Lola, los viajes al pueblo,… la teta (santa paciencia la de tu madre!!)…

Así fuimos sobreviviendo hasta que pudimos empezar a vivir, aunque ya sabes que con mucha intensidad: el cole, los cumples, la fruta divertida, el Dalsy, el baile, las fotos, los grupos de WhatsApp de madres del cole (uf, no digo nada), las risas con José, el ratón Pérez, las actuaciones del baile, los pintacaras, las actuaciones del cole, más viajes al pueblo, las peleas con José, el flamenco, el ballet, las primas, la natación, el conservatorio, los titos, las peleas y los juegos con Victoria, LOS ABUELOS… y todo esto bien aliñado con vómitos, diarreas, fiebre, mocos y lágrimas (no todas de llorar, también ha habido muchas lágrimas de reír)

Ya ves, muchas y muchas cosas que podemos recordar de toda tu niñez.

Pero esa crianza con tres pegatinas que llevábamos a todos lados se está terminando. Nos queda una y lo agradecemos.

En estos últimos meses estás emprendiendo tu vuelo, empezando TU VIDA, te estás haciendo mayor.

Tan grande y tan pequeña a la vez.

Ese despegamiento, como padre, duele, pero también enorgullece porque tu vida es tuya, cariño, tuya, TU-YA. A nadie le pertenece, sólo a ti.

Nadie, nadie, nadie, tampoco tus padres, tienen derecho a vivírtela.

Espero, simplemente, que todos esos cimientos de los que te acabo de hablar sean fuertes y sostengan todas las dudas que te vayan surgiendo.

La vida es apasionante, princesa, y te quedan miles de cosas bonitas por vivir.

Solo te puedo decir que SIEMPRE, incluso cuando ya no esté físicamente, estaré CONTIGO.

¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS, MI NIÑA BUENA!!!

María, puedes seguir contando conmigo. ¡¡Felicidades, niña BUENA!!

¡¡Felicidades, hija buena!!

María, mi niña, siento la obligación de escribirte este texto por dos motivos.

El primero porque ya escuchaste ayer a la vicheja de tu hermana pequeña que me preguntó “Papá, ¿mañana le vas a escribir algo María?”.

Pero el motivo principal es porque no se me ocurre otra manera de abrazarte desde el trabajo. Ayer recibí una puñalada en el corazón cuando te vi acongojarte en el coche. Esa lagrima que te cayó fue ácido puro en mi corazón. Tus hermanos y mamá no se enteraron qué estaba pasando pero yo sí lo capte rápido. Quizás por la sensibilidad de algo que me hace sentir culpable. Ya te lo intenté explicar ayer pero, cariño, ya entenderás que la vida, a veces, no es tan fácil.

Como cada cumpleaños recuerdo siempre la sensación de cogerte por primera vez. Máma siempre me reprochaque te quité de encima suya, que no dejaba que te cogiese. Pues no sería por lo que quemabas, ya te he dicho muchas veces que me abrasaste.

También cada cumpleaños es momento de ir recordando todo lo que vamos viviendo. Desde que eras un bebé hasta esa preadolescente petarda en la que te estás convirtiendo. Pero en todos esos momentos, María, apareces como un ser muy especial.

No se puede ser más noble, más cariñosa, más sincera, más sensible, más honrada, más inocente, más buena.

Si sólo pudiera decir una palabra de ti ya sabes cuál es porque te lo digo muchas veces, eres BUENA.

En estos textos te recuerdo cada año, que como no siempre podré estar físicamente contigo, que me gusta agradecerte lo que yo ya sí puedo saber de ti:  estoy completamente seguro de que poder contar siempre contigo.

Podría estar hablando horas y horas de ti pero en este breve texto te quiero recordar, como cada año, que PUEDES CONTAR SIEMPRE CONMIGO.

Cuando no esté en casa por trabajo o por otra circunstancia, cuenta conmigo.

Vendrán a quererte, ahí cuenta conmigo.

Intentarán hacerte daño, también ahí, cuenta conmigo.

En cada una de tus alegrías, ya sabes, cuenta conmigo.

Pero en cada uno de tus tropiezos, no lo olvides, cuenta conmigo.

Cuando seas adolescente y reniegues de mí, en esos momentos, también cuenta conmigo.

Cuando te encuentres arropada, cuenta conmigo.

Cuando te sientas sola, cuenta conmigo.

Recuerda, cariño, que el mundo está lleno de buenas personas. Y tú, sin duda, eres una de ellas.

¡Muchas felicidades, niña BUENA!

¡¡Seis añitos de LUZ y TRANSPARENCIA!!

Cuando hoy te lea esto aún no entenderás algunas cosas. Pero en unos años podrás releerlo y sabrás qué supuso tu llegada en mi vida.

La maternidad-paternidad puede ser vivida de muchas maneras.

El nacimiento de tus dos hermanos en muy corto espacio de tiempo había hecho de mi paternidad una cuestión de supervivencia. Imagínate para tu madre.

Cuando en un momento más maduro de nuestra relación tu madre tomó la iniciativa para que tuviésemos otro hijo, yo no podía imaginar lo que me faltaba aún por vivir. Si no, obviamente, habría sido yo el que me hubiese lanzado.

Insisto, la crianza de tus hermanos fue una cuestión de pura supervivencia, y esa es la sensación que nos hubiese quedado si no hubiésemos dado este tercer paso.

Con una relación mucho más madura, forjada con muchos buenos momentos y no menos malas noches y preocupaciones, llegaste para hacernos vivir una maternidad-paternidad mucho más consciente. Pudiendo disfrutarte desde el principio. Tan desde el principio que, precisamente, durante tu gestación surgió la idea de comenzar este blog. Con el objetivo inicial de acompañar a esos padres llenos de dudas.

¡¡Fuiste muy deseada!!

Que conste que una maternidad más sosegada y deseada no significa que la maternidad sea un camino de rosas. Que se lo pregunten a la espalda de tu madre después de estar cuatro años dándote la teta…

Los días de los cumpleaños siempre os hablo de esa sensación tan mágica que tuve al cogeros por primera vez al salir de las entrañas de la mujer más maravillosa del mundo. Sí, tu también me quemaste. 

Además, tu nacimiento a medio día, en el momento de mayor claridad del día, era una premonición de tu personalidad. En muchas cosas eres un calco a tu madre, pero ahí si que sois dos gotas de agua. Vuestras principales virtudes, sin duda, LUZ y TRANSPARENCIA.

Para mis los cumples son días de echar un poco la vista atrás y detenerme en algunos momentos que cada uno de mis vosotros habéis tatuado en mi corazón.

Contigo cierro los ojos y aún soy capaz aún de sentir tus manos gorditas en mi pecho mientras los dos dormíamos en el sofá. ¡Nunca una siesta en un saliente de guardia había sido tan reparadora!

Con sólo seis añitos eres un ejemplo de lo que siempre he pensado y defendido: existen sólo dos tipos de personas, las buenas y las malas. No hace falta que yo diga en cuál lado estas. Los padres no somos jueces objetivos. Lo que sí es objetivo es ver cómo tus amiguitos y amiguitas te eligen para estar contigo. Una prueba muy simple es tu apretada agenda de cumpleaños. ¿Cuántos cumpleaños caben en un fin de semana? 

Te escribo estas palabritas desde el hospital. Ya verás conforme vayas creciendo que la vida, en ocasiones, no es tan fácil como parece, pero te prometo, pequeña, que mañana lo celebraremos cómo te mereces.

¡¡Felices seis añitos!!

¡¡Que cumplas muchas más, y que nosotros lo veamos!!

«… porque tu vida es tuya».

Sí, siempre empiezo igual, recordando aquel momento, pero es que la sensación fue tan intensa que con sólo cerrar los ojos puedo revivirla como si la estuviese viviendo ahora mismo.

Podía contar por miles los recién nacidos que había cogido justo en el momento de nacer, pero esta vez fue diferente. De las entrañas de tu madre salió una bola de fuego. Tu piel húmeda me abrasaba. Amanecía cuando naciste, después aquella larga noche de contracciones, miedos, incertidumbre, … y pareciera que el mismo sol estaba saliendo de mis brazos. De aquel amanecer hace ya trece años, pero, insisto, puedo revivirlo como si fuese ahora mismo.

Un mundo de sentimientos y emociones puras no había hecho nada más que empezar en mi. Empezaba a sentir como mías emociones que no eran mías. 

No voy a decir que todo haya sido ni bonito ni fácil. Ser padre no es un camino de rosas. Supone mucha renuncia de la vida personal. Ya mi vida no es tan mía.

Han ido pasando los años y el tiempo me hace sentir nostalgia de tantas cosas… 

Ese tierno olor a bebé está pasando a ese “insoportable” olor a adolescente.

Ese cuarto de tonos celestes ha pasado a un cuarto lleno de colores negros y objetos muy interesantes (tu cajón, tu guitarra, tus castañuelas, tus medallas de natación…) 

Esos patucos de lana, siempre a juego con tu ropita, han evolucionado hasta tus botos flamencos, siempre a juego con tu personalidad.

 Esos primeros pasos inseguros se han tornado en el pisar fuerte y seguro de una gran persona, que siempre camina hacia delante.

Esas primeras inocentes palabras que repetías como un lorito se están convirtiendo en interesantes opiniones propias sobre temas muy interesantes, sabiendo que no le tienes que «repetir» a nadie. 

Y sobre todo, esos achuchones espontáneos se están convirtiendo en un “rechazo” que como padre debo aprender a asumir. Es ley de vida. Es normal que quieras buscar tu espacio… porque tu vida es tuya. 

No dejes que nadie apague tus sueños. No dejes que nadie viva tu vida… porque tu vida es tuya.

Pero en toda esta transición has sido ejemplar.  No se puede ser mejor hermano, ni mejor amigo, ni mejor nieto, ni, por supuesto, mejor HIJO.

No dejes que nadie hable por ti… porque tu opinión es tuya.

¡Hijo mío, que cumplas muchos más! ¡Y que yo lo vea!

¡¡Bexsero ya por la Seguridad Social!!

Ayer tuvimos una noticia estupenda desde la Consejería de Salud y Familias de la Junta de la Junta de Andalucía: 

Abro comillas, redoble, campanas…:

A partir de diciembre de este año, para los niños residentes en Andalucía, el calendario Vacunal de Andalucía incluirá la vacuna contra el meningococo B (Bexsero).

¿Cómo? ¡Qué bien!, ¿no? ¿Pero hay letra pequeña?

Pues la letra pequeña es que se beneficiarán de esta medida sólo los lactantes que hayan nacido a partir del 1 de octubre de 2021.

Para el resto de los lactantes el coste de la vacuna corre a cuenta del bolsillo de las familias.

Digo que es una noticia estupenda porque supondrá un gran ahorro para todas las familias ya que hasta ahora sólo el 55% de los niños pequeños se estaban vacunando en Andalucía con esta vacuna, debido fundamentalmente a que no estaba financiada por la Seguridad Social.

Se estima que podrán beneficiarse de esta vacuna unos 65.000 niños andaluces al año

Y, ¿cuál será la pauta?

La pauta será de 3 dosis:  a los 2 meses, 4 meses y 15 meses. 

Pero, ¿es recomendable vacunar a los bebés con esta vacuna?

Pues claro la enfermedad invasiva por meningococo B es una de las enfermedades más temida por los pediatras. Aunque ya hablé más detenidamente sobre esto en este post sólo recordaré que esta enfermedad es mucho más frecuente y de peor pronóstico en niños menores de 2-3 años, seguidos de los adolescentes, pero puede ocurrir a cualquier edad. Aproximadamente el 10% de los niños que padecen una infección por este germen fallecen y aproximadamente un 30% queda con secuelas graves permanentes (ceguera, sordera, amputación de miembros, convulsiones …)

¡Vaya lío! ¿Pero mi hijo no estaba ya vacunado para la meningitis? ¿Cuántos tipos de meningitis existen?

Para esta respuesta os remito a este post que ya escribí hace unos años (haciendo click sobre el link podéis repasarlo).

Bueno, resumiendo y para no liaros más: 

La Junta de Andalucía ha decidido introducir la vacunación contra el meningococo B en el calendario vacunal de los niños residentes de Andalucía, con una pauta de 3 dosis, a los 2 meses, 4 meses y 15 meses. Se comenzará a inocular a partir de diciembre de este año en los lactantes que hayan nacido a partir del 1 de octubre de 2021.

Seguiré informando puntualmente.

Si consideras útil esta información, compártela.

¡¡Cuánto me has enseñado en sólo cinco años!!

Ya he contado muchas veces cómo llegaron mis hijos abrasándome las manos cuando los cogí por primera vez en el paritorio.

El día de sus cumpleaños siempre recuerdo ese momento porque lo tengo totalmente presente en mi mente. Con sólo cerrar los ojos y pensar en ese momento, soy capaz de revivirlo.

La diferencia esta tercera vez fue que desde unos meses antes había surgido en mí una sensibilidad muy especial. De hecho, de esa situación personal, surgió este blog.

Tras dos paternidades en muy pocos meses, que convirtieron la paternidad en pura supervivencia, llegaste en una situación más sosegada, con un fuerte deseo de disfrutar de la crianza de otra manera, más tranquila, más profunda. 

No podía imaginar en ese momento cuánto ibas a cambiar mi vida y la de todos los de casa. No sabía que llegarías aquel 19 de febrero para comenzar a sacar de cada uno de nosotros nuestra versión más mejorada.

He aprendido contigo a disfrutar de cosas muy pequeñitas en situaciones muy cotidianas. Saber saborear un abrazo, una sonrisa, una caricia, una guerra de almohadas, una siesta,…

He aprendido contigo que el mundo mirado a través de la mirada de un niño es un lugar que invita a disfrutar de cada momento.

He aprendido de ti qué es la verdadera tolerancia, la verdadera inclusión, y que el respeto y el amor verdadero consiste simplemente en tratar a los demás como tú lo haces, como una niña, con tu inocencia, sin prejuicios. Esos conceptos tan grandes que los adultos los queremos imponer por decreto-ley los niños sabéis simplemente que no hay otra manera de relacionarse, que es así de simple.

Siempre recordaré esas siestas que dormíamos juntos en el sofá cuando yo volvía de una mala guardia. ¡Qué reconfortado me sentía, cuánta paz de dabas!

Eso es lo que me fastidia de que crezcas, que poco a poco dejes de ser un bebé achuchable para irte convirtiendo en una niña cada vez más independiente. Pero eso también me enorgullece mucho. 

Ley de vida. 

¡¡Cinco añazos  ya, cariño!! ¡¡Qué mayor la chica de mi casa!

¡¡Muchas gracias, hija mía, por todo lo que me has enseñado!!

¡¡Felicidades, hija mía!!

¡¡ Felicidades, hijo mío!!!

Si las cosas empiezan bien suelen salir bien… y en este caso el inicio fue increíble. 

Lo he contado ya muchas veces pero pocos recuerdos permanecen tan vívidos en mi mente como el momento en que te cogí por primera vez al salir de las entrañas de la persona más maravillosa del mundo.

Me abrasaste.

Por miles podía contar los partos que había vivido antes de que nacieses y nunca antes había tenido esa sensación de tener una bola de fuego entre mis manos.

Es una sensación que he podido revivir dos veces más pero esa fue la primera vez.

Una experiencia de ese calibre te marca irremediablemente para siempre.

Aunque pueda recordar el momento como si estuviese sucediendo ahora mismo ya ha llovido… doce años hace ya de aquello.

Hoy, cuando he ido a darte un beso, no voy a negar que he sentido cierta nostalgia de aquellos primeros meses en los que eras un saquito de ternura, un bebé absolutamente achuchable. Poco va quedando de aquello. Cuánto disfrutaba de las siestas que te dormías encima de mí mientras yo me quedaba dormido en el sofá después de una guardia. Cuánta paz me daban esos momentos. Ya no te puedo coger en mi regazo. Ahora más bien te tengo que echar el brazo por lo alto del hombro y, en no mucho tiempo, serás tú quien me lo eche a mi.

Mucho hemos vivido en estas 12 vueltas a sol que hemos dado juntos. Muchas situaciones diferentes y en todas, absolutamente en todas, has dado la talla.

Tengo sentimientos encontrados entre el anhelo de que el tiempo se pare y la satisfacción de verte crecer como persona.Ese saquito de ternura es ahora un preadolescente que ya no se divierte con Peppa Pig sino que empieza a ser consciente de la importancia de defender valores como la justicia, la igualdad, la tolerancia, el respeto, la solidaridad,…

Es maravilloso ver cómo con sólo 12 años tienes algunas cosas muy claras y ver cómo eres capaz de luchar por tus sueños. 

Te aseguro, hijo mío, que con esa constancia y ese tesón vas a llegar muy lejos.

Eres un gran hijo, eres un gran hermano, eres un gran amigo, eres un gran primo, eres un gran nieto, eres un gran compañero, … en definitiva, ERES MUY GRANDE.

Tus hermanas, mamá y papá te adoramos.

Sigue así.

¡Te quiero tanto, hijo mío!

¡Muchas felicidades!

¡Felicidades, María! ¡Cuenta siempre conmigo!

La vida se compone de momentos cotidianos y de momentos especiales. Pues hoy es un día muy especial.

Después de justamente diez vueltas al sol a tu lado aquí estoy, en el mismo paritorio donde te vi nacer.

En el mismo paritorio donde sentí que me quemaba al cogerte por primera vez. ¡Qué sensación!  Tan intensa ha sido la huella de ese momento que me basta con cerrar los ojos para revivir complemente esa sensación. ¿Cómo es posible tanta magia en un sólo instante?

Aquí estoy, en este mismo paritorio donde comenzó nuestro camino juntos, viendo nacer a otras criaturas. Acompañando a otras familias a vivir esos momentos tan especiales.

¡Qué bonito es poder ser testigo directo de un nacimiento! ¡Qué suerte la mía! ¡Cuantos momentos inolvidables en este lugar!

Han pasado ya diez años de aquel momento. Quizás han pasado demasiado rápido. Pero si cierro los ojos y empiezo a recordar son muchas las huellas que has ido dejando en casa, en nuestro hogar. Un hogar que comenzaste a mejorar desde el principio.

A veces me gustaría detener el tiempo y poder acunarte y que te quedases dormida en mis brazos como tantas veces has hecho. 

Pero por otro lado no quiero que el tiempo se detenga. Quiero seguir disfrutando de descubrir cómo te vas mejorando cada día.

Sabes que eres una persona muy especial. No se puede ser más noble, más cariñosa, más inocente, más buena.

Si sólo pudiera decir una palabra de ti ya sabes cuál es porque te lo digo muchas veces, eres BUENA.

Como no siempre podré estar físicamente contigo me gusta agradecerte en estos textos lo que yo ya sí puedo saber de ti:  estoy completamente  seguro de que poder contar siempre contigo.

Podría estar hablando horas y horas de ti pero en este breve texto te quiero recordar, como cada año, que PUEDES CONTAR SIEMPRE CONMIGO.

Cuando no esté en casa por trabajo o por otra circunstancia, cuenta conmigo.

Vendrán a quererte,  ahí cuenta conmigo.

Intentarán hacerte daño, también ahí, cuenta conmigo.

En cada una de tus alegrías, ya sabes, cuenta conmigo.

Pero en cada uno de tus tropiezos, no lo olvides, cuenta conmigo.

Cuando seas adolescente y reniegues de mí, en esos momentos, también cuenta conmigo.

Cuando te encuentres arropada, cuenta conmigo.

Cuando te sientas sola, cuenta conmigo.

Recuerda, cariño, que el mundo está lleno de buenas personas. Y tú, sin duda, eres una de ellas.

¡Muchas felicidades!

Obituario al Dr. García Montalbán.

En las últimas semanas la llegada al hospital se ha convertido en un auténtico ritual: mascarillas, guantes, higiene de manos una y otra vez, no toques ese pomo de la puerta, … en fín, creo que mucha gente me entenderá si digo que llegar al hospital las actitudes rozan la paranoia y el sentimiento roza, por qué no decirlo, el miedo. Sí, miedo porque los sanitarios somos personas y tenemos familia y miedo, sí, mucho miedo.

Pero hoy no ha sido eso lo que he sentido al llegar al hospital. Un desagradable escalofrío me ha recorrido desde la cabeza hasta los pies al pisar el hospital donde un compañero se ha dejado la piel ayudando a los demás hasta dejarse la vida.

He sentido una desolación inmensa. Un gran vacío. Durante unos minutos he andado como un autómata, como un pollo sin cabeza, sin saber bien dónde dirigirme. Por momentos me daban ganas de volver a ir a la UCI a preguntarle a los compañeros cómo iba la cosa. Como si no acabara de creérmelo. De hecho, no soy capaz de creérmelo todavía. 

Hoy he sentido muy de cerca la certeza crueldad de esta maldita enfermedad. 

Una vida, sí, una sola, es un precio demasiado alto cuando ves que no es un número ni una estadística, ni una curva, ni un pico ni una meseta. 

Una vida menos y una familia más rota, desangelada. Y encima el inmenso dolor de ni siquiera poder acompañar a la familia en ese insoportable trance.

Puede sonar a tópico pero en este caso claramente no lo es.

Es un hombre afable, amable, simpático, divertido, educado, trabajador, compañero y no sé cuántas cosas buenas más (por cierto, ¿alguien tiene alguna foto de él algún recuerdo donde no estuviese riendo?). Es sí, porque la gente así nunca se va, siempre queda.

Estarás siempre en mi memoria, compañero. Aunque como cada lunes por la noche no vea tu semblante sonriente y no escuche de tu voz otra vez “niño, ¡cuánto tiempo sin verte!, ¿cómo está la cosa por ahí arriba?”, lo recordaré siempre.

Amigo, el dolor que me invade hoy es grande, pero no más grande que la suerte de haberte conocido.

Un abrazo, compañero.

¡Un gran abrazo queda pendiente!

Estos días que corren son duros. Nos hayamos en medio de una desgracia social y con la peor de las sensaciones, la de saber que esto aún tiene que empeorar.

Se hace difícil vivir con la sensación contraria de quien juega al bingo. El deseo que cada bola que sale no coincida con los números de tu cartón. El deseo de ver las cifras de afectados como cifras, de no tener que ponerle cara a esos números.

Es por eso que quiero abrazar fuertemente a los sanitarios que sí ponen cara a cada número. Se hace difícil y muy duro volver a casa dejando atrás estas situaciones. Volver a casa sabiendo que las cifras que ves en el telediario no son cifras, son personas. Cada una con una historia detrás.

Pienso que talla humana de una sociedad se mide por la capacidad de cuidar a sus mayores. Demostraremos que somos un país muy grande si somos capaces de protegerlos a ellos.

Para mi, desde que fui padre, el día del padre es el día de los abuelos.

Los abuelos. Los padres de los padres. Los padres de las madres.

Pilares que sostienen las familias, sobre todo emocionalmente. Y son capaces de sostenerlas incluso cuando ya no están con nosotros. 

Seres entrañables

El abuelo es la voz sabia. El “padre” que malcría. El “padre” que, con la sabiduría que dan el paso de los años y el haber vivido ya muchas situaciones, sabe relativizar las cosas y sólo darle importancia a las cosas que realmente la tienen. Son capaces de hacerse cargo de cualquier situación por complicada que parezca. Ellos lo hacen todo mucha más fácil.

Por otro lado, estos días de aislamiento social nos están enseñando mucho. Nos están enseñando, sobre todo, que teníamos mucho más de que pensábamos. Teníamos la posibilidad de pasear, de salir a tomar un café o una copa con los amigos, de salir al parque con nuestros niños o visitar sin problema a nuestros abuelos. Nos están enseñando que la vida se compone básicamente de la suma de los pequeños placeres cotidianos diarios. Y nos están enseñando que cada día debe ser vivido como si fuera el último porque, sin avisar, aparecen situaciones que así nos lo demuestran. La vida cambia en un instante y debemos estar preparados siempre para ello.

Así que te digo, si estas leyendo esto, que descuelgues rápido el teléfono y le digas a tu padre cuánto lo quieres y cuánto lo estas echando de menos estos días. Si ya no está físicamente con nosotros sabes que puedes decírselo igualmente, él te está escuchando.

Besos al cielo y para los que están aquí todavía, ¡un gran abrazo queda pendiente!

¡Felicidades, papá!