“¡¡No lo cojas cuando llora que se acostumbrará a los brazos!!”

bebe en brazos

Nunca he entendido ese razonamiento.

Son muy pocas la necesidades que tiene un bebé cuando nace, y además son muy básicas. Si llora suele ser básicamente por tres motivos:

  • o tiene hambre. Necesita comer.
  • o está sucio, se ha hecho caca. Necesita “sentirse limpio”..
  • o tiene necesidad de “afecto”. Necesita sentirse querido y protegido.

Curiosamente la gente suele entender fácilmente que si un bebé se ha hecho caca hay que cambiarle el pañal.

La mayoría de la gente suele entender que si un niño tiene hambre hay que darle de comer.

Aunque en el tema de la alimentación hay que hacer una consideración porque me sigo encontrando algunas familias (afortunadamente, cada vez menos) con la frasecita “los bebés tiene que comer cada 3 horas”. Cada vez que escucho eso, tengo que responder “Pues qué complicado deben tenerlo el resto de los mamíferos que no sabe cómo funcionan los relojes”. Creo que es el momento de decir alto y claro que la lactancia es a demanda, sea materna o artificial.

Y ahora, la tercera necesidad, “el afecto”. Esta es la que parece que a mucha gente les cuesta entender. El razonamiento de “no lo cojas que se acostumbrará a los brazos” sería el equivalente a “no le des de comer cuando tenga hambre no vaya a ser que el bebé identifique que comiendo se quita el hambre” ¿Os dais cuenta de que eso sería una barbaridad?.

¡¡Claro que hay que cogerlos si lo reclaman!!

Yéndonos más atrás en la historia de la humanidad. Los bebés que encontrándose solos no lloraron fueron devorados por otras especies. Descendemos de “los llorones”, de aquellos que necesitaban sentirse protegidos. Pues claro que es normal que un bebé se calme en los brazos. Es ahí donde debe estar, es ahí donde se siente querido, es ahí donde se siente protegido. Lo raro, o lo malo, sería lo contrario. Es decir, que se calmara solo y rechazara el regazo.

¿Acaso las crías de una gata no están en su regazo?, ¿Eso significa que nunca se “despegarán” de ella?

Está demostrado que la crianza con apego hace que los niños se conviertan en adolescentes y adultos más seguros, con un autoestima más alta, …

Como ya comenté en el post ¡¡Cuánto daño podemos hacer los pediatras!!, dejaros llevar por vuestro instinto maternal.

Por favor, coged, abrazad y besad mucho a vuestros hijos.

Si piensas que los niños deben estar en el regazo, comparte esta entrada.

 

¿Cuándo, cómo y por qué se debe retirar el chupete?

chup

Doctor, Laurita sigue con el chupete. Tiene ya 2 años y medio. Lo hemos intentado varias veces y no hay manera. ¿Qué podemos hacer?”

Con respecto a determinados logros en los hábitos de nuestros niños surgen infinitas dudas. Teóricamente son sencillos de conseguir pero la realidad, a veces, no es tan fácil.

Ya en su momento hablé de cómo retirar el pañal con éxito. Podéis repasarlo pinchando aquí.

El tema del chupe da para mucho: ¿interfiere el uso del chupete en los primeros días de vida en el establecimiento de la lactancia materna?, ¿es aconsejable el uso del chupete?, ¿qué características debe tener el chupete?,… pero hoy me centraré sólo en dos cuestiones:

  • ¿A qué edad es aconsejable retirar el chupete?
  • ¿Cómo podemos hacerlo?

Que la succión tiene un efecto claramente relajante en los bebés es un hecho observado desde la antigüedad. Desde civilizaciones muy antiguas se han utilizado distintos objetos para succionar y relajar a los bebés (gasitas con forma de bolsa y rellenas de papillas, objetos de barro llenos de líquidos,… y como no, la propia TETA DE LA MADRE).

Los chupetes tal y como los conocemos hoy día son de mediados del siglo pasado, es decir, los primeros usuarios fueron la generación que actualmente están siendo abuelos. Previamente el chupete más común es el dedo pulgar (¡¡eso si que es difícil de acabar con ello!! O le cortamos el dedo o le cosemos la boca).

El motivo de por qué es tan agradable y relajante el chupete es porque con la succión se liberan endorfinas (lo que la gente conoce como “la hormona de la felicidad”).

Vaya, pues si es tan fácil ser feliz, ¿por qué no les dejamos que sigan con el chupete el tiempo que ellos quieran?

¿Cuál es el problema de mantener el chupete?

A priori ninguno, de hecho podríamos decir que es incluso bueno, ya que se ha demostrado que el uso de chupete en los niños mayores de un mes puede disminuir la incidencia de síndrome de muerte súbita del lactante.

El problema es que si utiliza el chupete durante más de 6 horas al día puede provocar alteraciones en la dentición.

Estas alteraciones casi siempre son reversibles, salvo que el uso del chupete se prolongue más allá de los 3 años.

Por tanto, debemos retirar el chupete siempre antes de los 3 años.d

En la consulta suelo ser “tolerante” con el chupete hasta que erupciona el segundo molar (la llamada “muela de los 2 años”). A partir de entonces es el momento de plantarse la retirada del chupete.

¿Cómo podemos quitarle el chupete a un niño de 2 años?

Vaya por delante que todo lo que voy a exponer ahora no lo he estudiado en ningún libro de pediatría. Todo lo que sé de esto es por truquillos que uno va aprendiendo de lo que unas familias te cuentan y lo vas poniendo en marcha con otros niños y ves que funciona. El momento de reafirmarte en estas creencias es cuando lo pruebas en tus propios hijos, sobrinos, … y ¡¡¡¡¡FUNCIONA!!!!

Existen múchísimos truquillos para retirarle el chupete a un niño, pero lo fundamental, bajo mi punto de vista, es explicarle al niño lo que va a suceder y que efectivamente suceda aquello que nosotros les dijimos que iba a suceder. Si no, con cada intento, iremos perdiendo credibilidad.

Expondré a continuación el método que una vez me contaron en la consulta y desde entonces cada vez que lo he recomendado en la consulta: consiste simplemente en decirle al niño que “a los niños grandes se les llena el chupe de bichos”. Nosotros, en uno de los descuidos del niño, habremos cogido su chupete y le habremos cosido unos hilos en la tetina, a modo de pelos. Ya sabéis lo desagradable que es tener un pelo en la boca, pues igual de desagradable para ellos es que toda la tetina esté llena de “bichos” (pelos). Ni que decir tiene que el rápidamente nos pedirá otro chupe, así que “los bichos” deben llegar a todos sus chupes.

Es cierto que él será quien rechace su chupete y, aunque en las primeras horas o días lo notemos ligeramente más nervioso, se le pasará rápdo.

En el post de hoy os pediría que si alguien sabe otros trucos que también le hayan funcionado, los exponga.

Comparte esta información con otras familias si piensas que puedes facilitarle la tan temida retirada del chupe a su hijo.

Diez frases que no debes decirle JAMÁS a tu hij@.

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Hoy, tras observar perplejo la regañina que le ha caído a un niño en la consulta, me vino a la mente el post de Tatiana Ivanko, que tanto éxito tuvo hace unos meses en las redes sociales, llamado El método del “bolígrafo verde”.

Básicamente habla de la costumbre de resaltar con bolígrafo rojo lo que no es correcto. Esa tendencia de resaltar la parte negativa de las cosas perdura hasta la etapa adulta y esa es una de las razones de nuestra sensación de insatisfacción en la vida. Ella propone resaltar “en verde” las partes positivas, que seguramente al analizarlas son muchas más que “las rojas”.

Lo podéis leer haciendo click aquí.

Siguiendo esa corriente hoy quiero proponer 10 frases que debemos intentar NO DECIRLE JAMÁS A UN NIÑO:

1- “A ver si aprendes de tu amigo Pablo”. Esto no hará que el niño se fije en cómo lo hace Pablo, sino más bien lo contrario, provocará una reacción de rechazo por envidia a Pablo.

2- “Eres muy malo”. Estaremos estigmatizando al niño, convenciéndolo de esa afirmación. Acabará convenciéndose de que es malo.

3- “Eres un mentiroso”. Igualmente, lo estigmatizará, y además el acabará convencido de que es un mentiroso. Acabará mintiendo porque el asume el rol de mentiroso.

3- “No vas a aprender nunca”. Esta afirmación frenará una de las cosas más bonitas que tiene la infancia, las ganas de aprender. Reprime al niño, lo convierte en incapaz.

4- “Si sigues haciendo eso, no te querré”. Esta sí es realmente una afirmación peligrosa para el autoestima de un niño. Debe quedar muy claro que nosotros los queremos PORQUE SÍ, SIEMPRE, INCONDICIONALMENTE. Eso no significa que no debamos intentar modular su comportamiento, pero con el amor no se chantajea.

5- “No me quieres nada”. Es el lado contrapuesto al punto anterior. Debe quedar claro que con en el amor no caben chantajes.

6- “Eres un desastre”. Nuevamente asumirá éste como su papel, pensará que nosotros pensamos realmente eso de ellos y lo acabarán asumiendo.

7- “Sólo me das disgustos”. Esta es una frase peligrosa. Puede hacer que el niño interprete que es una carga para nosotros.

8- “Verás como se lo diga a papá”. (O el caso contrario: “Verás como se lo diga a mamá”). No debemos hacer que el vea a uno de los padres como “el malo”. Debe ver que hay sintonía entre los padres, así se sentirá mucho más seguro. Si observa que ambos le dicen los mismo acabará convencido de que es eso lo que le conviene y no depende de quién sea.

9- “No llores”. No debemos hacer que reprima sus sentimientos. Si tiene que llorar que llore, que se desahogue. Debemos acompañarlos y protegerlos pero “no son más hombres si no lloran”. No debemos frenar sus sentimientos.

10- “Bien hecho, buen trabajo”. Esta vez pensaréis: ¿pero no es bueno animarlos?. Sí, claro. Un elogio en un momento adecuado es siempre bueno. Pero decirle continuamente, por cada cosa que hace, “buen trabajo” hace que pierda sentido. Es mejor reforzar cosas concretas: “me gustó mucho cuando compartiste tus galletas con Alejandra”.

Ni que decir tiene que todas estas frases, dichas a viva voz en público, especialmente delante de su grupo de iguales tienen un efecto mucho más devastador. Ahí si que habremos roto su autoestima. Asumirán delante de todos el mundo que ellos son así.

Si crees que esta información pueden ayudar a otras familias en la crianza de sus niñ@s,  compártela.

Los percentiles y las gráficas de crecimiento.

percentiles-de-crecimiento

“Doctor, estamos muy agobiados porque hemos visto que Martina en la anterior revisión estaba en el percentil 45 y en esta revisión ha bajado al percentil 30. ¿Eso significa que no se está alimentando bien?”

El “mundo de los percentiles” se llega a apoderar de los padres, provocando una “maldita obsesión” porque su hijo esté por encima de la media (percentil 50).

Querido público, es impepinable que solo el 50% de los niños estará por encima de la media y el otro 50% estará, irremediablemente, por debajo de misma, por eso es la media.

Si todo el mundo pretendiese estar por encima de la media, ésta subiría y continuaría dejando siempre una mitad por encima y otra mitad por debajo.

El percentil 50 de peso o talla no es el percentil ideal, solo refleja que la mitad de los niños pesan o miden más y la otra mitad menos.

Intentaré aclarar este tema.

¿Qué son los percentiles?

En realidad “percentil” no es un concepto médico sino matemático, más bien, estadístico.

Indica simplemente el porcentaje de individuos que se encuentran por debajo del valor medido. Es decir, estar en el percentil 40 significa, simplemente, que el 40% de de los individuos están por debajo del valor en cuestión.

En Pediatría, especialmente en los dos primeros años de vida, utilizamos con frecuencia las graficas de crecimiento con percentiles para comparar el crecimiento de un determinado niño con respecto “a su grupo de iguales”. Estas graficas están elaboradas a partir de la medición de muchos individuos y representan la normalidad de crecimiento de los niños sanos de una población. Por tanto, decir que un niño está en el percentil 38 de peso significa simplemente que el 38% de los niños sanos de su edad pesan menos que él. Por otro lado debemos conocer la población de referencia de la gráfica, es decir, a partir de qué individuos se elaboró la gráfica. No es lo mismo si fueron alimentados con lactancia materna, artificial,…

 

Estadísticamente en la mitad de las revisiones de cada día tendré que escuchar: “Doctor, ¿estar en el percentil 25 no es malo?, ¿no es mejor estar en el percentil 80?”

Y yo responder una y otra vez: “Pues ni bueno ni malo. Simplemente nos da un dato comparativo frente a los niños sanos de su edad. ¿Acaso un adulto que mide 180 cm está más sano que el que mide 175 cm? Cada uno es como es”.

Estadísticamente, a la otra mitad, no tendré que darles ninguna explicación puesto que todas las familias se encuentran muy “orgullosas” de tener a su bebé por encima de la media.

Además, como ya expliqué en el post ¡¡Mi niño NO COME!!, hay que conocer las variaciones normales en los ritmos de crecimiento para no agobiarse ante un parón en la curva de peso que es esperable por la edad.

Entonces, si da igual el percentil, ¿por qué los pediatras lo miran?

A los pediatras, más que el percentil en sí, nos interesa la curva de crecimiento que se va dibujando con mediciones seriadas de un niño, porque puede ser un “chivato” precoz de algunos problemas

Si en el seguimiento de un niño observamos un  estancamiento en la curva de crecimiento puede estar indicando el inicio de algún problema, especialmente si coincide con la aparición de algún síntoma.

Por ejemplo, si un niño venía creciendo en una curva de peso entre un percentil 70-90 y a los 7 meses comienza a hacer un estancamiento llamativo, bajando a una curva entre el percentil 25-10 y comienza a presentar diarrea persistente y algunos vómitos, pudiera estar indicando que alguno de los alimentos que introdujimos a esa edad no le está sentando bien. Si introdujimos el gluten habrá que descartar que sea celiaco.

Por el contrario, un niño que siempre ha estado en el percentil 7 de peso y se mantiene ahí, estando asintomático, feliz y contento, no debemos sospechar nada. Simplemente su curva nos indica que un 7% de los niños sanos de su edad pesan aún menos que él.

Comparte este post con otras familias y contribuirás a calmar la ansiedad de muchas familias.

¿Es aconsejable el uso del tacatá?

tacatá

Doctor, mi cuñada me quiere regalar un tacatá. ¿Qué le parece a usted?, ¿Es recomendable su uso?”

Mi respuesta: “Bueno, pues lo que me parece es que como no dudo de la buena intención de su cuñada, es mejor que en vez de regarlarle “un peligro”, le regale “un seguro”. Por ejemplo, una vacuna”.

Considero que es importante aclarar ciertas cuestiones sobre el uso del tacatá tras la “accidentada” consulta de ayer: dos niños con un traumatismo craneal al haber salido rodando escaleras abajo con el tacatá. Por cierto, os dejo las recomendaciones sobre qué debéis vigilar en un traumatismo craneo-encefálico, pinchando aquí.

¿Es recomendable el uso del tacatá?

La respuesta es rotunada y clara: NO.

Precisamente cuando unos padres están pensando en el uso de un andador o tacatá es porque quieren “liberarse” un poco de su bebé. Suelen, además, preguntarlo las familias que tienen un bebé muy inquieto, o de alta demanda, que se dice ahora. “Es que ya no puedo más”, me decís. Pues precisamente eso lo hace aún más peligroso. Repito, NO es recomendable el uso del andador, pero si lo utilizásemos debería ser precisamente bajo una estrecha vigilancia.

Como el bebé va sujeto por arneses al andador, cuando cae por las escaleras los hierros del tacatá protegen sobre todo las piernas del bebé. Es por esto que se suelen golpear, casi siempre, en la cabeza.

Incluso cuando no se caen y lo vuelcan, la altura que adquiere el niño que va montado en el andador, es justo la de la zonas salientes de las casas, sobre todo los picos de las mesas, con las que acabarán golpeándose antes o después.

Y lo que es peor, al ir montados en el tacatá, adquieren una autonomía de desplazamiento que no les corresponde a su edad. Esto puede hacer que lleguen a alcanzar objetos peligrosos (recipientes con agua caliente,…).

Creo que este ejemplo será muy clarificador: montar en un tacatá a un bebé es como dejarle una moto de 600 cc a una persona que nunca haya montado. El piñazo está asegurado.

Los datos oficiales son: según el Comité de Seguridad y Prevención de Lesiones Infantiles de la Asociación Española de Pediatría el uso del andador cuadriplica el riesgo de caída por una escalera, duplica el riesgo de fractura por caída por una escalera y además adelanta la edad de caída por una escalera de los doce a los ocho meses. También aumentan el riesgo de quemaduras y de intoxicaciones.

Incluso en algunos países como Canadá está prohibida su publicidad y comercialización.

Y, ¿andará antes si utiliza el tacatá?

Este es uno de los falsos mitos que hace que muchas familias utilicen el andador. Nada más lejos de la realidad.

Si a esa edad un bebé no anda es porque aun no está preparado. Es como pretender que un bebé de un mes diga “papá” si se lo repetimos continuamente.

A esta edad suelen estar en la fase de gateo e irse incorporando a ratitos, con sujeción. Esto hará que las piernas del bebé se vayan tonificando y vayan identificando su centro de gravedad y sus puntos de equilibrio.

Al utilizar en andador el niño identificará unos puntos de equilibrio que no son los “reales” cuando ande sin andador.

Comparte esta información si piensas que puede ayudar a otras familias.

 

La tartamudez evolutiva.

Doctor, mi hijo de 2 años y medio, parece que cada vez habla peor. Ahora, cada vez que comienza a hablar se queda encasquillado y cuanto más intento ayudarlo más se encasquilla.”

Aclararé ciertas dudas:

La tartamudez es un trastorno del habla en el cual se interrumpe el flujo normal del lenguaje mediante repeticiones frecuentes o prolongación de los sonidos, sílabas o palabras o la incapacidad de una persona de iniciar la pronunciación de una palabra. A veces, estas interrupciones del lenguaje, se acompañan de guiños rápidos de los ojos, muecas de la cara o temblores de los labios o de cualquier parte de la zona superior del cuerpo.

Hay determinadas situaciónes que pueden empeorarlo, especialemnete situaciones de estrés como hablar en público. También hay situaciones que pueden hacer que mejore o desaparezca, como cantar.

Lo importante de este tema es que hasta el 90% de los niños puede pasar por una fase de tartamudeo que consideramos normal, lo llamamaos tartamudeo evolutivo. Pero en un 1% de los casos puede ser la expresión de un problema del lenguaje mayor o signo de otro trastorno neurológico. El dato clave para diferenciarlos es fundamentalmente la edad: considramos que el tratamudeo es normal hasta los 4 años y medio, más o menos. Cuando se prolonga más allá de esta edad, lo llamamos tartamudez verdadera o disfemia y, en este caso, se debe consultar con el especialista.

Para el resto de los casos, es decir, para el tartamudeo evolutivo, “el normal”, daré una serie de consejos:

  • Hablar mucho con el niño, puesto que cuanto más practique más rápidamente mejorará. Pero intentaremos hablarle de forma pausada: como hemos dicho muchas veces, los niños aprenden por imitación y si hablamos muy rápido él también lo intentará.
  • Crear un clima de confianza, donde no tenga miedo a expresarse.
  • No presionarles, no meterles prisa. Si les ponemos nerviosos pueden empeorar.
  • No corregirles. Esto también puede ponerles nervisos e incluso si les corregimos en exceso pueden tomar la decisión de no querer hablar.
  • No terminarles las frases, deben intentar corregirse ellos solos, si no no aprenden.
  • No regañarle por hablar así, no lo hacen de forma intencionada.
  • No mostrarle a él ni públicamente delante de él nuestra preocupación por este motivo. Si nos ve preocupados lo puede utilizar para “llamar la atención”.

Comparte esta información si piensas que puede ser de utilidad para algunos padres o profesionales.

¿Por qué sudan los niños al quedarse dormidos?

Esta es una preocupación de los padres durante todo el año pero que se hace especialmente frecuente en esta época porque piensan con el paso de estar sudando a “quedarse frío” el niño se resfriará.

 

El porqué un niño suda al quedarse dormido tiene una explicación sencilla:

Todas las personas, adultos y niños, al dormirnos pasamos de un estado de metabolismo activo a metabolismo basal, es decir, “nuestro motor” pasa de estar a 3000 revoluciones por minutos a estar al ralentí. Ya sabéis que al quedarnos dormidos nos bajan las pulsaciones, la tensión arterial,…

Esto hace que en ese paso del descenso del metabolismo haya una fase de exceso de energía que el cuerpo libera en forma de calor y por tanto de sudor. El “radiador” de los niños está en la cabeza. Los niños pierden especialmente el calor a través del cuero cabelludo (por eso es importante colocarles un gorro a los recién nacidos en el paritorio para que no se enfríen).
En los niños es más evidente este paso  a “metabolismo basal” puesto que el nivel de actividad que tienen los niños suele ser muy alto. Por eso es tan frecuente que los niños suden, sobre todo por la cabeza, mientras duermen, especialmente en la primera fase del sueño, hasta que entren en “ralentí”. Luego, a lo largo de la noche ya no suelen sudar tanto.

Además, algunos factores que pueden hacer que suden más son los que ya de por sí aumentan el metabolismo como la fiebre, un exceso de actividad física, una comida muy copiosa,…

Comparte esta explicación con otros padres y ayudarás a que no se angustien por cosas normales.

Plagiocefalia postural

 

plagiocefalia

Todos los problemas que afectan al cráneo, como hemos visto en otros post, generan mucha angustia. Normalmente, las alteraciones de la forma del cráneo, son un proceso benigno que suele corregirse solo. La más frecuente es la plagiocefalia postural. Debemos saber diferenciarlas de las craneosinostosis verdaderas que pueden requerir intervención quirúrgica por parte del neurocirujano.

¿Cómo se si mi hijo tiene una plagiocefalia?

A la simple observación es fácil reconocer el aplanamiento del cráneo, que casi siempre se produce en la zona occipital (a veces también la parietal). En ocasiones, además, estos bebés presentan un adelantamiento de la oreja y abombamiento de la frente de eses mismo lado.

El cráneo adquiere una forma de paralelogramo como vemos en la figura.

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¿Cuál es la causa?

Las causas pueden ser muchas pero las más frecuentes son:

  • El bebé ya nace con el aplanamiento del cráneo: Por compresión externa del cráneo del bebé durante el embarazo por miomas uterinos, embarazos gemelares, …

  • El bebé nace con la cabeza redondeada pero a lo largo de los primeros meses se va deformando: por pasar demasiado tiempo con la cabeza apoyada del mismo lado. Desde hace años, como medida de prevención del síndrome de muerte súbita del lactante, los pediatras recomendamos que los lactantes duerman en decúbito supino (boca arriba). Esto ha llevado a que aumenten el número de deformidades craneales.

¿Se puede hacer algo para prevenirlo?

Se recomienda que el combinar la posición de decúbito supino con la posición hacia el lado derecho y hacia el lado izquierdo alternativamente desde el nacimiento. De esa manera, además, se evita que el niño busque su “posición de confort” siempre del mismo lado.

Cuando esté despierto, es recomendable que el niño esté boca abajo durante algún tiempo. También es bueno tenerlo en brazos y jugar con él, evitando así apoyos prolongados de la cabeza en la misma posición.

No se debe abusar del tiempo que los bebés pasan en las sillas o carritos, especialmente los que provocan que la cabeza siempre apoye del mismo lado.

¿Cómo se trata?

La mayoría de los casos responden al tratamiento postural. En muy pocas ocasiones habrá que recurrir al uso de “cascos” y, excepcionalmente, será necesaria la cirugía.

¿Cuales son esas medidas posturales?

  • Acostar al niño apoyando la parte redondeada y mantenerlo en esta posición el máximo tiempo posible.

  • Colocar al niño boca abajo durante al menos una hora al día (siempre despierto).

  • Si la cusa era una tortícolis, se deben hacer los ejercicios de estiramiento del cuello

  • Si el bebé tiene tendencia a mirar mientras duerme a los padres (casi siempre a la madre), se debe cambiar la cuan de lado o de orientación para que el bebé tenga que rotar la cabeza hacia el lado contrario de la parte aplanada.

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    ¿Cuál es el pronóstico?

    La gran mayoría de los niños, realizando las medidas descritas, mejoran en 2 o 3 meses.

    De todas maneras estas deformidades no afectan al desarrollo neurológico.

    Comparte esta información para evitar la preocupación de muchos padres.

La vuelta al cole.

image Pero, ¿qué ha pasado?, ¿en qué momento hemos mutado? Se aproxima el comienzo del curso escolar y comienzo a detectar en la consulta varios problemas que me hacen cuestionar en qué momento hemos perdido el sentido común. El nivel de ansiedad de los padres está ya por las nubes. Hoy día, la vuelta al cole es especialmente dura para los padres. Ya respiro en el ambiente la ansiedad anticipatoria por unas rutinas que ellos mismos se autoimponen como obligatorias. Hablo fundamentalmente de varios momentos del día como son llevar a los niños hasta la misma puerta de la escuela, casi siempre en coche, hacerle los deberes a los niños por la tarde y llevarles a jugar al parque. Pero, ¿qué ha pasado?, ¿en qué momento hemos mutado? Ahí están los superpadres y supermadres, levantándose a las 6 de la mañana para dejar a los niños en el aula matinal y a continuación completar una dura jornada laboral. A la vuelta del trabajo, recogerlo nuevamente en el coche y, a casa, a hacer los deberes con el niño. Lo peor de todo es que de tanto justificarnos hemos llegado a creernos que eso es lo normal. Todo, por supuesto, basado en miedos infundados: – ¿y si al niño le pilla un coche?, me dicen. Seamos serios, ¿cuántos niños son atropellados de camino al colegio? Créanme, precisamente con la aglomeración de coches que se produce a las horas de  entrada y salida en las puertas de los colegios, hoy día sí que podríamos considerar que caminar por los alrededores del colegio es un “deporte de riesgo”. – ¿y si lo secuestran?, intentan justificarse. Nuevamente, seamos serios, ¿cuántos niños son secuestrados de camino al colegio? Soy de un pequeño pueblo de Extremadura, donde he crecido feliz y contento. No soy de la época de los burros y los carros. Cuando yo iba a la escuela ya existían los coches. Podría contar con los dedos de la mano las veces que mis padres me acompañaron hasta la puerta del colegio, y mucho menos, en coche. El pueblo no ha cambiado tanto desde que yo era pequeño, salvo por la aglomeración de coches que se produce en la puerta del colegio a la hora de la entrada y la salida de los críos a la escuela. Plantear hoy en mi pueblo, y creo que en cualquier pueblo de España, que un niño vaya andando solo al cole podría ser considerado casi un maltrato. “¡Por Dios, ¿estás loco?, ¿cómo va a ir el niño solo a la escuela?”. No recuerdo que en mi pueblo, camino de la escuela, ningún niño fuese atropellado, ¡¡ni secuestrado!! El camino a la escuela era una situación más donde teníamos que aprender a organizarnos, siempre había un amigo que era más tardilón. Debíamos calcular y responsabilizarnos de si llegábamos tarde, había que espabilar porque si no tendríamos que justificarnos ante don Luís. Aún recuerdo incluso algunas conversaciones de camino al colegio. Era un momento del día importante donde contábamos chistes, repasábamos la lección o incluso compartíamos algunos secretos, en definitiva, hacíamos grupo. Por favor, aparte del flaco favor que desde el punto vista físico les hacemos a nuestros hijos llevándoles al cole en coche, no les privemos de esos momentos de autonomía. Necesitan saber que no viven en un mundo malicioso. Llevarles hasta la misma puerta del colegio, es “enseñarles” que el mundo que hay más allá de las vallas del colegio es un sitio lleno de peligros donde ellos no pueden moverse solos. Pero, ¿qué ha pasado?, ¿en qué momento hemos mutado? Y con respecto a hacerle los deberes a nuestros hijos podría escribir un libro. Si al inicio del curso escolar detecto ansiedad en los padres, no os quiero contar cuando se acerca la época de exámenes. Pareciera que son los propios padres quienes se van a examinar. No voy a decir nada que no sepáis, pero debemos recordar el proverbio chino “Regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida”. Estudiar con ellos no significa hacerles los deberes. Ellos son los responsables de anotar qué deberes tienen que hacer para el día siguiente, qué temas entrarán en el examen, cómo van a distribuir su tiempo, … y deben aprender de sus errores, deben darse cuenta que no organizarse adecuadamente tiene sus consecuencias. Por favor, dejemos que sean ellos los que experimenten la sensación de fracaso cuando uno no hace bien las cosas, y por supuesto, no les robemos la maravillosa experiencia del ÉXITO cuando uno consigue las cosas por sí mismo. Padres hiperprotectores  pero, ¿qué ha pasado?, ¿en qué momento hemos mutado? Y lo que ya es el colmo de lo que considero una sociedad enferma: acompañamos a los niños para que jueguen en el parque. Por favor, dejemos que nuestros hijos jueguen solos, que aprendan lo difícil pero lo emocionante de las relaciones sociales. No les privemos la libertad de elegir cómo juegan y a qué juegan. No seamos hipercontroladores e hiperprotectores. Es necesario que la gallina se acueste encima de los huevos para que éstos eclosionen e incluso que se acueste encima de los pollitos  para darles calor cuando son pequeños, pero si continúa acostada encima de ellos cuando crecen, termina asfixiándolos. Pero, ¿qué ha pasado?, ¿en qué momento hemos mutado?

Las caries.

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Entendamos primero por qué se producen las caries:

Lo primero a destacar es que la caries es una enfermedad infecciosa y,  por tanto, se puede transmitir.

En la boca, como en otras partes del cuerpo (intestino, vagina,…), existen gran cantidad de bacterias que se encuentran en un “equilibrio perfecto”, formando la flora bucal.
El problema se inicia cuando por diferentes motivos, especialmente por exceso de azúcares o falta de higiene, ese equilibrio se rompe y empiezan a predominar las bacterias que producen la caries. La más importante de éstas es el estreptococo mutans. Esta bacteria al fermentar los azúcares de la dieta produce ácido, el cual, además de “cargarse” el esmalte, hace que las “bacterias buenas” no puedan vivir y comienzan a predominar los estreptococo mutans, perpetuándose el circulo vicioso.

Los niños en el útero están “estériles”, no tienen flora bucal, ni vaginal, ni intestinal,… En el mismo canal del parto ya se contaminan y comienza a aparecer estos gérmenes de la flora.
Hablando hoy de la flora bucal, cuanto más tiempo tarde en aparecer en la boca de un  niño el estreptococo mutans (especialmente si empieza a predominar), más tiempo tardarán las caries en aparecer.

Por tanto, ¿qué podemos hacer los adultos para evitar la transmisión de estas bacterias productoras de caries a los niños?

– Mantener una buena higiene dental.
No compartir con el niño  utensilios que chupemos (vasos, cubiertos o cepillos de dientes).
No limpiar el chupete en la nuestra boca para dárselo al niño.

De todas maneras, antes o después estás bacterias productoras de caries llegarán a la boca del niño.

Entonces, ¿qué podemos hacer ahora para evitar las caries en sus bocas?

Se lo debemos “poner difícil” a estas bacterias y para ello podemos hacer dos cosas:
1- “No alimentarlas a su gusto”: NO debemos dales azúcares que ellas lo transformarán en ácido, que nos  “corroerá” el esmalte. Por tanto, no se debe dormir al niño con un biberón de leche o de cualquier otro líquido azucarado, ni mojar nunca el chupete en azúcar, miel, leche condensada,…

2- Intentar eliminarlas: debemos cepillar los dientes para intentar eliminar la placa bacteriana, y los restos de comidas, especialmente los dulces.

¿Cuándo comenzar a cepillarles los dientes?

Por supuesto que lo ideal sería que fuese lo más precoz posible. Pero este es un ejemplo donde “lo bueno es enemigo de lo mejor” y muchas veces, intentar cepillarle los dientes a un niño muy pequeño, además de ser “misión imposible”, genera una reacción de rechazo muy prolongada. Pienso que para establecer un buen hábito de cepillado largo plazo lo mejor es comprarles un cepillo infantil (mejor de cerdas blandas) y dejar que poco a poco comiencen a imitarnos, para que le pierdan el miedo. Lo más recomendable en esta fase es NO utilizar pasta dental, ya que se la comerán y un exceso de flúor puede teñirles los dientes. Si la pasta de dientes es un “reclamo” para la higiene dental, utilizar siempre pastas infantiles (que contienen menos flúor) para evitar, nuevamente, que se tiñan los dientes.

Como la higiene dental en esa fase no será demasiado adecuada, debemos hacer especial hincapié a esta edad en NO EXCEDERSE CON ZUMOS, INFUSIONES AZUCARADAS, CHUCHES,…

Comparte esta información con otros padres si piensas que puede salvarle los dientes a algún niño.