DECÁLOGO DE LOS MOCOS.

 

1.- Acéptalos. No te empeñes en que tu hijo esté absolutamente limpio de mocos.No lo conseguirás. De octubre a mayo estarán siempre presentes en la nariz de tu hijo. La relación promete ser larga por lo que más vale que os sepáis respetar.

2.- Los mocos son necesarios. Son un escudo protector. Suponen una barrera que impide la entrada de microorganismos. Cuando un niño está absolutamente limpio de mocos cualquier microorganismo penetra rápidamente en la mucosa. Sin embargo, si se encuentra como barrera la mucosidad tendrá mucho más complicada esa entrada.

3.- Que los mocos sean verdes no significa que estén infectados.Los mocos comienzan siendo muy claritos y líquidos (como agüilla). Poco a poco se van espesando, claros pero espesos (como clara de huevo). Posteriormente comienzan a ser amarillentos y después verdosos (sí, sí, verdes y pegajosos. Nos vamos situando, ¿no?). Es decir, si los mocos son verdes significa que el niño lleva varios días con mocos, no que estén infectados.

4.- Los antibióticos no sirven para acabar con los mocos. Los antibióticos sirven para matar bacterias y la mayoría de las veces que un niño tiene mocos es debido a una infección vírica.

5.- No hay ningún jarabe que acabe con la mucosidad. ¡Ay, si existiera un producto que consiguiera eso! ¡Esa pócima sería más deseada para los pediatras que el elixir de la eterna juventud! Lo que sí puedes hacer para intentar fluidificar las secreciones es ofrecer líquidos (agua) abundante y frecuentemente a tu hijo.

6.- No hay ninguna medida más eficaz para acabar con la mucosidad que un buen lavado nasal.Recuerda que hacer un lavado nasal no es poner una gota de suero fisiológico en la nariz. El suero fisiológico es la sustancia “más natural” que existe. No limpia por lo que lleva, limpia por arrastre. Así que sé generosos con el suero. ¿cuántas veces te suenas la nariz cuando estás resfriado? Pues exactamente las mismas veces puedes lavarle los mocos a tu hijo.

7.- El objetivo de los lavados nasales no es que el niño esté completamente limpio de mocos. El objetivo es, sabiendo que tu niño es un mocoso, que el moco no interfiera en sus actividades cotidianas (comer, dormir,…) por eso lo más recomendable es hacer los lavados nasales antes de las tomas y antes de dormir.

8.- No siempre hay que aspirar tras hacer los lavados nasales.De hecho, la inmensa mayoría de las veces con un buen lavado nasal será suficiente para que tu hijo pueda comer y dormir adecuadamente

9.- Lávate bien las manos después de hacer un lavado nasal.No sólo por la guarrería que supone que puedas tener las manos llenas de mocos sino porque a través de las manos y el contacto con las secreciones es como se contagian muchas de las infecciones respiratorias.

10.- Aprende a valorar esta etapa de la vida.Que tu niño sea mocoso significa que aún es pequeño, que aún te necesita, que aún disfruta de estar en tu regazo. Cuando llegues a la etapa de los granos, te pelees a diario con eses adolescente e incluso te rechace echarás mucho de menos esta etapa de mocos.

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¿Catarro o alergia?

estornudo

Con la llegada del calorcito comienzan a florecer muchas de las flores en los campos y jardines. Ciertamente es un espectáculo de la naturaleza. Pero casi al mismo ritmo empiezan a “florecer” en las salas de espera de los pediatras los niños nuevamente con mocos.

Es cierto que los pediatras estamos muy acostumbrados a lidiar con niños mocosos. De hecho, como ya dije en el post de los lavados nasales (lo podéis repasar pinchando aquí) “aceptamos moco como animal de compañía”.

Pero es cierto que en esta época del año conviene distinguir bien entre los síntomas de los catarros y de las alergias. Conviene aclarar que alergia hay durante todo el año pero se intensifica en primavera por la mayor carga en el ambiente de alérgenos (pólenes, gramíneas,…).

Es interesante diferenciar si se trata de un catarro o de alergia porque el tratamiento es totalmente distinto.

Para el caso de los catarros, además de una buena hidratación la medida estrella son los lavados nasales (podéis repasar la técnica aquí) mientras que el tratamiento de las alergias consiste, en la mayoría de las ocasiones, en un antihistamínico.

Si quieres saber si el “culpable” de tus mocos es la alergia o un catarro basta con responder a estas sencillas preguntas:

  • ¿El moco es acuoso o espeso?

El moqueo en la alergia a es un goteo continuo de moco acuoso, transparente, como agua mientras que la mucosidad en los catarros puede comenzar siendo transparente pero en pocas horas se irá espesando y siendo cada vez más amarillenta o incluso verdosa.

  • ¿Estornudas o toses?

El estornudo es otro de los síntomas típicamente alérgico, sobre todo si se produce en golpes de más de cinco estornudos seguidos. Es cierto que en un catarro puede haber estornudos pero es mucho más típico que haya tos.

  • ¿Te pica la nariz o los ojos?

Igual que en la pregunta anterior también puede existir cierta piquiña en la nariz o en la garganta en los catarros pero si te pican mucho la nariz y los ojos lo más seguro es que se trate de una alergia.

  • ¿Te lloran los ojos?

En el caso de los catarros, por la congestión de la mucosa de la nariz, podemos tener cierto lagrimeo, pero en el caso de las alergias el lagrimeo es constante acompañado del picor de los ojos. Conviene distinguir estas conjuntivitis alérgicas de otra causa infecciosa como ya vimos en le post que puedes ver pinchando aquí.

  • ¿Tienes fiebre?

En el caso de las alergias nunca existe fiebre mientras que en los catarros, aunque no es un síntoma “obligatorio” puede estar presente en muchas ocasiones.

  • ¿Los síntomas han aparecido bruscamente o poco a poco?

En el caso de los catarros los síntomas suelen comenzar de una manera más insidiosa, el paciente se empieza a sentir mal poco a poco, mientras que en las alergia el comienzo es muy brusco; cuando estás tan tranquilo empiezas con el achissssss, achisssss, achissss, … y ya no puedes parar.

  • ¿Cuánto tiempo llevas con los síntomas?

En las alergias uno se encuentra mal durante unos minutos u horas, pero suele mejorar rápido mientras que el catarro suele durar 4-5 días.

Insisto que la importancia de diferenciar un proceso del otro es sobre todo por el tratamiento: en el caso de las alergias la mayoría de las veces con un antihistamínico estarán cubiertos todos los síntomas. En el caso de que predominen además mucho picor ocular o lagrimeo se puede asociar un colirio antihistamínico. Si lo que predomina es el picor nasal y el goteo continuo de moco acuoso puede asociarse un spray nasal de corticoides.

Comparte esta información si piensas que puede ayudar a distinguir las alergias de los catarros.

 

La neumonía

la neumonía una infección

Estamos en temporada fría y las urgencias están ya atiborradas de procesos respiratorios.

Pinchando sobre la enfermedad podéis leer algunos post sobre estos procesos: la tos, la laringitis, las bronquitis/crisis asmáticas, la bronquiolitis, …

Hoy le toca el turno a LA NEUMONÍA.

Cada vez que hacemos este diagnóstico a las familias les surgen infinitas dudas:

Doctor, ¿ha dicho neumonía?, pero… ¿eso es grave?, y… ¿de dónde lo ha pillado?, ¿habrá que ingresarlo?”.

Por la creencia popular de que se trata de un proceso grave, los médicos, en un intento de no alarmar en exceso, han empleado términos incorrectos como “principio de neumonía” (ni principio ni final, o tiene o no tiene neumonía), “se le ha bajado el catarro al pecho”, (los catarros ni se suben ni se bajan, los que suben y bajan son los ascensores),…

Intentaré que se entiendan algunas dudas:

¿Qué es una neumonía?

Es una infección de las vías respiratorias bajas (bronquios y pulmones).

¿Cuál es la causa?

Como todos los procesos respiratorios en los niños menores de 2 años la causa más frecuente son los virus.

En los niños más grandecitos la causa más frecuentes son las bacterias.

¿Cómo se transmite?

Como todos los procesos respiratorios se contagia a través del contacto directo de secreciones respiratorias (los niños comparten objetos que chupan, beben de la misma botellita,…) y a través de las gotitas de saliva que soltamos al hablar o estornudar. Por este motivo es importante desde pequeñitos enseñarles que al toser o estornudar deben taparse la boca con un pañuelo o con el codo (¡¡No con la mano que si no al tocar después otra cosa van transmitiendo el germen!!).

¿Existen diferentes tipos de neumonía?

En función de la edad, el germen y los síntomas los médicos clasificamos las neumonía, básicamente, en dos tipos:

– NEUMONÍA TÍPICA: Los síntomas más típicos son fiebre alta, tos y respiración rápida (esos síntomas pueden ser comunes a otros procesos como la bronquitis). Los niños más grandecitos pueden referir escalofríos, dolor en el pecho o dolor de barriga. Uno de los datos más sospechosos es una respiración quejosa. En estos tipos de neumonía la radiografía es muy evidente: “una mancha redondeada en el pulmón”, como podéis ver en la siguiente fotografía.

Neumonia_Lobar_Sintomas

La radiación que supone una radiografía de tórax, como expuse en el post de “¿Cuánto radian las radiografías?”, es mínima. Aun así, en muchas ocasiones, no es necesario realizarla ya que los síntomas y los ruidos respiratorios en la auscultación son muy evidentes

NEUMONÍA ATÍPICA: Es más típica de niños más grandecitos, a partir de los 5 años. En este caso los síntomas son más insidiosos. Comienzan con febrícula, tos irritativa, … En este caso la radiografía no es tan clara: se ve como “unas marañas en los pulmones”. Incluso a los médicos nos costaría interpretarlas si no sabemos la edad y los síntomas.

Neumonia por Mycoplasma

¿Cual es el tratamiento?

La mayoría de las neumonías pueden ser tratadas en casa, sin necesidad de ingreso hospitalario.

Es importante realizar algunas medidas de confort:

  • controlar la fiebre con paracetamol o ibuprofeno.

  • intentar mejorar la entrada de aire a base de lavados nasales.

  • optimizar la hidratación, con abundantes líquidos, para fluidificar las secreciones.

No son recomendable el uso de antitusivos ya que la tos es un mecanismo de defensa muy útil para la movilización y expulsión de secreciones.

En los niños más pequeños, en los que se supone que la causa es un virus, pueden ser suficientes estas medidas.

En los niños más grandes utilizaremos antibióticos:

  1. en neumonías típicas: penicilina o amoxicilina a dosis altas, similares a las otitis.

  2. en neumonías atípicas: macrólidos como la azitromicina.

¿Se pueden prevenir?

Puesto que hemos dicho que se trata de una enfermedad contagiosa podremos tomar una serie de medidas como son:

  • Ventilación de la casa y evitar el humo de tabaco.

  • Evitar que los niños compartan objetos (vasos, biberones, juguetes, …) que puedan estar contaminados y , los adultos, lavado de las manos tras estar en contacto con ellos, sobre todo si se han estado manipulando las secreciones.

Además es importante completar los calendarios vacunales, puesto que muchos de los gérmenes incluidos en las vacunas pueden producir neumonía (neumococo, Haemophilus influenza tipo b, tosferina, sarampión, gripe, …)

La lactancia materna prolongada también es protectora de ésta y otras infecciones.

¿Dejará algunas secuelas?

La mayoría de las neumonías presentan una evolución favorable unas 48 horas tras el inicio del tratamiento y la recuperación será completa sin ningún tipo de secuela.

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¡¡Ya está aquí la temida BRONQUIOLITIS!!

Ya está aquí, puntual a su cita, como cada año, la temida bronquiolitis.

En pocos días los pediatras tendremos las consultas rebosando de niños con dificultad respiratoria.

“Doctor, lo he llevado dos veces a urgencias porque tosía mucho y tenía moquitos y me decían que era un catarro de vías latas. Ayer, como lo vi más agobiado lo volví a llevar y me dijeron que tenía bronquiolitis”.

Esta será la historia más repetida en nuestras consultas en los próximos días.

 

Ya he hablado de otros cuadros respiratorios como las bronquitis, las laringitis,…

Hoy es el turno de LA BRONQUIOLITIS.

 

¿Qué es la bronquiolitis?

Es una infección respiratoria producida por virus en la que se inflaman los bronquios y los bronquiolos, que son las vías aéreas o conductos más pequeños que llevan el aire dentro del pulmón.

¿Otra vez un virus?, ¿sabemos qué virus es?

El más frecuentemente es el VRS, virus respiratorio sincitial. Aunque también puede ser producida por otros virus respiratorios.

Estos virus comienzan produciendo un cuadro de catarro y, a veces, pocas veces, el catarro se “baja” al pecho. Pues digamos que el VRS, dentro de los virus respiratorios, es el que con más frecuencia se “baja” al pecho.

Este virus circula en los meses fríos, por tanto, es más frecuente de noviembre a marzo.

¿A quién afecta?

Afecta a los niños y niñas menores de 2 años, sobre todo a los menores de 6 meses.

¿Cómo se contagia?

Como todos los virus respiratorios se contagia a través del contacto directo de secreciones respiratorias (los niños comparten objetos que chupan, beben de la misma botellita,…) y a través de las gotitas de saliva que soltamos al hablar o estornudar.

¿Cuáles son los síntomas?

Prácticamente todos los bebés comienzan con un catarro de vías altas, como otras muchas veces, con tos, estornudos, mucosidad, congestión nasal, … Lo que ocurre es que cuando el virus que produce el catarro es el VRS, se puede “bajar” al pecho y provocar la inflamación de los bronquios y bronquiolos.

A las familias les explico en la consulta que la vía aérea de los bebés en su parte más ancha, es decir, en la tráquea es poco más ancha que un macarrón. Ésta se divide en dos bronquios principales, que se subdividen, a su vez, y éstos vuelven a dividirse,… siendo la parte final de vía respiratoria como los pelillos finales de las raíces de una planta.

Pues bien, estos pelillos son los que se inflaman, de tal manera que el aire no puede fluir con facilidad por la vía respiratoria y esto es lo que da lugar al resto de los síntomas: dificultad para respirar (respiración rápida, marcando las costillas o moviendo mucho el abdomen),  “silbidos” u otros ruidos al auscultar al niño.

Como consecuencia de esta dificultad respiratoria los bebés pueden tener dificultad para alimentarse, tener vómitos, e incluso, atragantarse.

Como en cualquier otra infección es frecuente exista fiebre.

¿Cuándo debe consultar al pediatra?

Si el bebé rechaza la alimentación o respira más rápido o con más dificultad de deberemos acudir al pediatra. Lo haremos de forma urgente si:

  • al respirar se le hunden las costillas.
  • respira muy agitado.
  • rechaza la alimentación porque se asfixia mientras come.
  • la fiebre es muy alta.
  • hace pausas respiratorias
  • presenta una coloración azulada de los labios o las uñas.

¿Cómo se diagnostica?, ¿es necesario hacer pruebas?

Se diagnostica por la historia clínica y la exploración.

Es frecuente que “al inicio de la temporada”, y sobre todo en los niños que llegan a ingresar, se saque una muestra del moco nasal para ver si la infección es producida por el VRS. Una vez que estamos en plena epidemia asumimos que cualquier cuadro respiratorio de pecho es producido por el VRS.

Es frecuente que se mida la oxigenación en sangre con un sensor que emite una luz roja que ponemos en los dedos de manos o pies.

En ocasiones, aunque no es lo habitual puede ser necesario la realización de una analítica sanguínea, de orina o radiografía de tórax.

¿Cuánto tiempo dura?

En un cuadro respiratorio “muy pesado”. La bronquiolitis en sí dura entre una y dos semanas pero la tos puede persistir durante varias semanas más.

¿Se puede volver a padecer?

Algunos niños, especialmente los menores de un año, tras haber padecido una bronquiolitis, pueden presentar dificultad respiratoria con los cuadros catarrales.

¿Qué puedo hacer en mi casa para ayudar a mi bebé?

La mayoría de los medicamentos anticatarrales NO se han demostrado eficaces en la bronquiolitis, pero existen determinadas medidas que harán que el bebé pueda respirar mejor y se encuentre más confortable:

  • Lavados nasales frecuentes, especialmente antes de las tomas.
  • Posición semiincorporada, metiendo una rollito debajo del colchón
  • Fraccionar las tomas. Es preferible que haga más tomas pero de menor cantidad.
  • Si tiene fiebre, realizar medidas físicas (destaparlo,…) o administrar antitérmicos (paracetamol o ibuprofeno, este último en mayores de 6 meses).

Mi bebé es prematuro, ¿tiene más riesgo?

Sí, los bebés prematuros debemos tener especial cuidado ante un cuadro de bronquiolitis.

Pero también hay que tener especial cuidados con los bebés menores de un mes y los bebés con algún problema de corazón o de pulmón.

¿Existe vacuna?

No es una vacuna en sí, realmente son los anticuerpos (defensas) frente al virus. Es un tratamiento muy caro  (aprox. 6000 €) y que sólo está justificado en niños de riesgo especial (grandes prematuros, bebés con problemas cardiacos,…).

En algunos bebés de riesgo como los grandes prematuros o bebés con problemas cardiacos se utiliza este tratamiento (palivizumab), con una dosis mensual en los meses fríos.

Pero, ¿qué puedo hacer para prevenir el contagio?

Debido al mecanismo de transmisión que he comentado antes es importante para prevenir el contagio:

  • Lavado frecuente de manos, especialmente las personas acatarradas, antes y después de coger al bebé.
  • Evitar los lugares muy concurridos, especialmente si hay muchos niños (guardería, …)
  • Evitar la exposición al humo del tabaco.
  • Prolongar la lactancia materna.

 

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El humidificador.

“Doctor, tengo a la niña con un catarrazo. ¿Piensa que si utilizo el humidificador mejorará?”

Esta pregunta, especialmente en esta época de catarros, me la hacéis prácticamente a diario en la consulta

Mi respuesta: “Lo más importante con respecto al manejo de las secreciones es la hidratación abundante y hacer lavados nasales frecuentes. Con respecto al humidificador, mal no le va a venir, ayudará a que las secreciones estén más hidratadas y las mucosas no se irriten tanto, pero debemos valorar también los riesgos el humidificador.

Intentaré aclarar ciertas dudas:

El humidificador es un dispositivo que posee un recipiente de agua que mediante diferentes sistemas convierte esa agua en vapor.

Al vaporizar el agua aumenta la humedad en el ambiente. Esto puede hacer que las secreciones no se resequen tanto, y sean más fluidas.

La necesidad de humidificar o no el ambiente va a depender del grado de humedad previo. Especialmente en los meses de invierno, y dependiendo del sistema que se utilice  para calentar el hogar (calefacción, aire caliente, chimenea,…),  el ambiente del hogar estará más o menos reseco.

Distinguimos básicamente dos tipos de humidificadores dependiendo del sistema que el aparato utilice para “volatilizar” el agua:

  • Humidificadores de vapor frío: generalmente evaporan el agua del recipiente mediante ultrasonidos. La principal ventaja es que, al no calentar el agua, son más seguros (evitamos el riesgo de quemadura) y además el vapor generado por este método es más fino y por tanto llega mejor a la vía respiratoria. Pero, precisamente por no hervir el agua, ésta no se esteriliza y podría ser ese vapor “vehículo” de transmisión de infecciones. Esto se evita utilizando agua destilada y renovándola frecuentemente.
  • Humidificadores de vapor caliente: utilizan el calor para evaporar el agua, por lo que ésta se esteriliza. Por tanto, el agua en este caso, puede ser “del grifo”. Pero el gran inconveniente es, que al estar el agua muy caliente siempre, suponen un riesgo de quemadura.

Haré varias advertencias con respecto al uso del humidificador:

  • Deben estar alejados del alcance de los niños, especialmente los de vapor caliente, por el riesgo de quemadura.
  • Debemos limpiarlo frecuentemente, mejor a diario. Precisamente para evitar que ellos mismos sean transmisores de infecciones por contaminación del agua.
  • Utilizarlos sólo cuando sean necesarios, es decir, cuando la combinación temperatura-humedad no sea la correcta o se perciba el ambiente del hogar especialmente reseco.

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La tos.

tos

¿Para qué sirve la tos?

La tos es un mecanismo de defensa que pretende limpiar la vía respiratoria de secreciones (o expulsar algo que se haya aspirado). Por tanto, es “buena y necesaria”, ya que si a un niño que tiene muchas secreciones le paramos totalmente la tos, las secreciones  no se movilizarán con el consiguiente riesgo de infección de dichas secreciones.

¿Cuáles son los tipos de tos?

Tos seca: es la tos que no mueve secreciones, por tanto, es poco eficaz y puede resultar muy molesta. Se produce por la inflamación de las vías respiratorias. Aparece al inicio de los resfriados y a veces, también, en los atragantamientos. Si la tos seca es muy persistente puede ser un signo de bronquitis o asma, aunque en estos casos se suela acompañar de dificultad respiratoria y “pitos” en el pecho. La tos nerviosa o psicógena, es un tipo de tos seca autoprovocada, de forma más o consciente, que  no se debe a una enfermedad respiratoria. Típicamente mejora durante el sueño y cuando no se le presta atención al niño. La tos ronca o perruna, como ya vimos en otro post, es típica de la laringitis o crup, y se suele acompañar de afonía por inflamación de las cuerdas vocales.

Tos blanda o tos productiva: sirve para movilizar e intentar expulsar las secreciones. Hay que saber que la gran mayoría de las secreciones, especialmente en los niños más pequeños, se las acabarán tragando, y en muchas ocasiones, las vomitarán. La tos blanda de pocos días de duración y que no se acompaña de dificultad respiratoria es “buena”, ya que ayuda a esta movilización y expulsión de las secreciones.

Ataques de tos: En algunas enfermedades, como la tosferina, la tos se produce en forma de golpes o ataques, es decir, son niños que en el contexto de un cuadro catarral presentan ataques intensos de tos, con dificultad para coger aire incluso en los ataque de tos. Esta enfermedad puede llegar a ser muy grave en los niños menores de 2 meses que aún no han recibido ninguna dosis de la vacuna.

También, debemos sospechar la aspiración de un cuerpo extraño en un niño que previamente encontrándose bien comienza con un golpe de tos intenso, especialmente si no estaba vigilado o si se ha presenciado un episodio de atragantamiento, con alguna pieza pequeña de un juguete, un fruto seco,…

¿Hay que tratar la tos?

Como ya he dicho, especialmente la tos húmeda y productiva es un mecanismo de defensa y, por tanto, nuestro objetivo no debe ser que desaparezca completamente.

Con la tos seca, el objetivo es hacerla llevadera permitiendo, al menos, el descanso del niño.

No se debe tratar la tos en sí misma sino la causa que la provoca. Por ejemplo, si la tos es producida por una neumonía debemos tratar la neumonía y, en la medida que ésta mejore, desparecerá la tos. En los cuadro catarrales con mucosidad abundante debemos hacer lavados nasales frecuentes, ya que en la medida que disminuya la mucosidad, mejorará la tos.

La mayoría de los medicamentos utilizados para la tos en los niños no se han mostrado demasiado eficaces.

Un remedio casero que sirve para controlar la tos sobre todo seca, en los catarros, es la miel. Pero debemos recordar que no la deben tomar los menores de un año y que no debemos administrarla mojando en ella el chupete, puesto que esto puede provocar caries.

¿Cuándo se debe consultar al pediatra por tos?

Debemos consultar al pediatra:

  • Si la tos se acompaña de dificultad respiratoria o estridor inspiratorio (ruido fuerte al coger aire).
  • Si la tos es persistente (más de 2 semanas) o se acompaña de fiebre alta o prolongada.
  • Si se sospecha que se haya aspirado un cuerpo extraño.
  • Si la los golpes de tos provocan que el niño se ponga muy rubicundo (rojo) o cianótico (azulado).

 

Comparte esta información con otros padres si piensas que puede ser de utilidad.

La LARINGITIS

 

Todos los años igual, puntual a su cita, con la llegada del otoño o la primavera, en estos días que hay una gran diferencia de temperatura entre el día y la noche, aparece LA LARINGITIS. Conviene distinguirlo bien de las bronquitis, de las que ya hablé en este otro post.

 

¿Qué es la laringitis?

Es la inflamación de la laringe, que es la parte más baja de la garganta, donde se encuentran las cuerdas vocales.

¿A quién puede afectar?

Puede aparecer a cualquier edad, pero es especialmente frecuente en niños de entre 6 meses y 6 años.

¿Cuál es la causa?

Generalmente las laringitis están producidas por VIRUS, exactamente por los mismos virus que provocan los catarros (rinovirus,…). El catarro de vías altas desciende hasta la laringe.

Otras veces, durante el sueño, se produce un espasmo de la glotis y, al chocar entre sí las cuerdas vocales, se inflaman.

¿Cuáles son los síntomas?

El síntoma más típico de las laringitis es la tos, generalmente seca, parecida al ladrido de un perro (tos perruna) o de una foca. Además siempre existe ronquera y afonía (por la inflamación de las cuerdas vocales). Suelen empeorar por la noche.

En las laringitis catarrales puede haber, además, mucosidad nasal y fiebre.

Las laringitis estridulosas o crup se caracterizan porque súbitamente, generalmente de madrugada, mientras el niño duerme y habiéndose encontrado en las horas previas bien, el niño comienza a toser (con tos perruna) y a hacer un ruido muy fuerte al coger aire (estridor).

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico es muy fácil por el tipo de tos. Sin ver al niño, desde la sala de espera, es muy fácilmente reconocible ese tipo de tos (tos de perro o de foca).

¿Puedo hacer algo en casa?

Debemos intentar prevenir el ambiente seco de la casa, colocando recipientes con agua, o utilizando humidificador (sobre el humidificador ya hablé en este post).

En el caso de que se despierte con tos perruna y estridor se puede meter al niño en el cuarto de baño con la ducha del agua caliente encendida para que el niño inhale el “vapor caliente” durante 15-20 minutos.

Otra medida eficaz es respirar el aire frío de la noche (o incluso de la nevera), ya que el frío es un antiinflamatorio muy eficaz (recordar que cuando nos damos un golpe nos ponemos una bolsa de hielo sobre la zona del traumatismo).

¿Cuándo debo consultar en Urgencias?

  • Si estando tranquilo, el niño hace ruido al coger aire (estridor).
  • Si presenta dificultad respiratoria, se le marcan las costillas al espirar o se le hunde el pecho (tiraje).
  • Si el niño esta somnoliento o muy irritable.
  • Si tiene una coloración azulada de la cara o los labios.
  • Si los síntomas van empeorando.

¿Cómo se trata?

No son necesarios los antibióticos puesto que se trata de infecciones víricas.

Si existe un estridor importante utilizaremos antiinfamatorios potentes como los corticoides.

Si solo existe leve ronquera puede ser suficiente con antiinflamarorios menos potentes como el ibuprofeno.

¿Se pueden prevenir?

En las laringitis catarrales, como en cualquier infección respiratoria, lo más importante es el lavado de manos para prevenir el contagio.

En las laringitis estridulosas es importante prevenir:

  • la sequedad del ambiente: colocando recipientes con agua como he dicho anteriormente.
  • la sequedad de las mucosas: ofrecer líquidos abundantes a los niños, especialmente agua.

Comparte esta información para evitar muchos sustos nocturnos a otros padres.

Dolor de garganta

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El dolor de garganta es una de las quejas más frecuentes de los niños en las consultas de pediatría. En muchas ocasiones utilizamos, como si fueran sinónimos, los términos dolor de garganta, faringitis, amigdalitis, faringoamigdalitis pero realmente  no se tratan del  mismo proceso.



Aclararé ciertas dudas.

¿Cómo podemos saber la causa?

En raras ocasiones el dolor de garganta va ser producido por un cuerpo extraño (por ejemplo cuando en niño se clava una espina de pescado al comer).
Casi siempre el dolor de garganta va a ser producido por una infección vírica o bacteriana. Precisamente esta diferencia en la causa, vírica o bacteriana, va a ser la que influya a la hora de poner el tratamiento al niño.
Existen pruebas disponibles en algunas consultas de pediatría general y en algunas consultas de urgencias en las que tomando una muestra de la garganta del niño con un bastoncillo en pocos minutos nos ayudará a distinguir entre estas dos causas.
Pero lo cierto es que en la mayoría de las ocasiones, sin utilizar esta prueba, los pediatras intuimos con bastante probabilidad de acierto si se trata de una infección vírica o bacteriana.
Los datos que más nos ayudarán a decidir son: la edad, el grado de temperatura, los síntomas acompañantes (tos, mucosidad,…), la presencia de exudado en las amígdalas (“puntos o placas en la garganta”), la presencia de adenopatías cervicales (“ganglios en el cuello”).
De esta manera, lo típico en los virus es que se trate  de un niño menor de 3 años, que la fiebre no sea muy alta y asocie otros síntomas como mucosidad clara, tos, … y no haya unos ganglios demasiado llamativos.
En ocasiones, incluso, nos atrevemos a poner nombre al virus porque las lesiones que observamos son muy características. Por ejemplo si su hijo tiene una infección por el virus de Coxsackie, es posible que también tenga una o más ampollas en la garganta y en sus manos y pies (por lo que suele llamársele enfermedad de mano-pie-boca). La mononucleosis infecciosa, como ya vimos en otro post, puede producir dolor de garganta, con fiebre que puede durar hasta una semana, acompañado de exudado en las amígdalas, ganglios aumentados de tamaño, exantema (“manchas en la piel”) y, sobre todo, cansancio.
Por otro lado, lo típico de las infecciones bacterianas es que se produzcan en niños más mayores, en edad escolar e incluso adolescentes, con fiebre muy alta y habitualmente acompañado de un dolor muy intenso al tragar y aumento del tamaño de los ganglios del cuello. Normalmente no se acompaña de otros síntomas catarrales como la tos o la mucosidad.
La bacteria que más frecuentemente produce estos cuadros es el Streptococcus pyogenes. En algunas ocasiones esta bacteria, al liberar toxinas, produce un cuadro más generalizado, llamado escarlatina, que típicamente asocia un exantema con la piel muy rasposa, como “papel de lija”.

¿Cuál es el tratamiento?

En el caso de las infecciones víricas no tratamos la causa. Haremos sólo tratamiento sintomático, utilizando ibuprofeno, como antiinflamatorio, e intentaremos mantener un adecuado estado de hidratación.
En las infecciones bacterianas, para evitar complicaciones, será necesario tomar antibióticos por vía oral. Los más utilizados son la amoxicilina o la penicilina.

¿Cuándo debo consultar al pediatra?

Se debe consultar con el pediatra si hay fiebre alta, dolor intenso de garganta o erupción generalizada.
Debido a nuestro principal mecanismo de defensa, la fiebre, tanto las infecciones víricas como por estreptococo, suelen curan solas en el plazo de 2-4 días. Por tanto, si los síntomas persisten pasado ese tiempo será necesario consultar al pediatra.

¿Se pueden prevenir las infecciones de garganta?

Como cualquier infección respiratoria, en la edad infantil, es difícil de prevenir ya que el contagio se produce por contacto estrecho de persona a través de las gotitas que expulsamos al toser, hablar,… También puede transmitirse la infección a través de las manos, después de tocar un objeto contaminado por otra persona infectada. Por eso, el lavado frecuente de manos es importante en la prevención todas de las infecciones respiratorias.

Comparte esta información con otros padres y evitarás la angustia de muchos padres por no sabe si su hijo necesita antibióticos cuando le duele la garganta.

Bronquitis / Crisis asmática.

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Exactamente bronquitis no es sinónimo de asma. Científicamente podemos hacer muchas consideraciones sobre la diferencia pero prefiero, como otras veces, ser más práctico y para este post utilizarlo como sinónimo porque para el “manejo habitual” podemos igualar el tratamiento de una bronquitis y el de una crisis asmática.

Un poco diferente es cuando los pediatras hablamos de bronquiolitis (suelen ser pacientes más pequeños y esto tiene unas consideraciones especiales porque la anatomía de los más pequeños es diferente y por la respuesta más variable de éstos a la medicación). Podéis repasar todo sobre la broquiolitis haciendo click aquí.

¿Qué es el asma/bronquitis en un niño?

El asma es la enfermedad crónica más frecuente de la infancia, en la que existe un espasmo del bronquio (se cierra) acompañado de una inflamación de su pared (que lo cierra aún más) por lo que existe dificultad para respirar. Aparece en forma de brotes, es decir, existen periodos en los que el niño se encuentra asintomático y periodos en los que el niño presenta tos y dificultad respiratoria.
Aproximadamente 10% de los niños en España sufren la enfermedad. Suele aparecer en edades tempranas.

¿Cuál es la causa?

La más frecuente suele ser una infección vírica que se inicia como un resfriado o catarro común.
En los niños con alergia, la exposición a sustancias a las que son sensibles (ácaros del polvo, polen pelo de animales….) pueden producir inflamación bronquial.
Otros factores irritantes, como el humo del tabaco o la contaminación ambiental, pueden precipitar las bronquitis o crisis asmáticas.

¿Cuáles son los síntomas de una bronquitis/crisis asmática?

El síntomas más precoz y más frecuente es la tos (esto no significa que todos los niños que tosen tengan una crisis asmática o una bronquitis).
En casos moderados pueden presentar ruidos en el pecho (“pitos”), tiraje (se les marcan las costillas  o el hueco supraestenal al respirar) y/o respirar más rápido de lo habitual (polipnea).
Los niños más grandecitios pueden referir sensación de ahogo u opresión o dolor en el pecho.
Los síntomas suelen empeorar por la noche y con el ejercicio.

¿Qué puedo hacer?

Mantener al niño en reposo, en un ambiente tranquilo y sin humo.
La mejor posición para respirar es la de sentado. Si es un lactante pequeño, o para dormir, es recomendable elevar el cabecero de la cama o la cuna.
Si se tiene experiencia en más episodios de bronquitis y se sospecha  un nuevo episodio, lo mejor es probar el tratamiento en el domicilio con broncodilatadores (salbutamol).
Está demostrado que cuanto más precoz se inicie el tratamiento, a la larga, más rápido se resolverá el cuadro y menos medicación necesitará. Por tanto, es mejor evitar la frecuente situación de “lo veo muy asfixiado, doctor, pero no le he puesto ventolín para que usted lo escuche bien”. Lo importante no es cómo lo escucha el pediatra sino aliviar cuanto antes la dificultad respiratoria del niño.

¿Qué medicamentos se utilicen en una bronquitis/crisis asmática?

Básicamente se utilizan 2 grupos de fármacos:
– Los que abren o dilatan el bronquio (broncodilatadores): se suelen utilizar de forma inhalada, por lo que en niños lo mejor es utilizarlos con cámara de inhalación. Son de acción muy rápida. El más utilizado es el salbutamol.
– Los que evitan o disminuyen la inflamación del bronquio (corticoides): se utilizan por vía oral para el tratamiento de las crisis moderadas. El más utilizado es la prednisolona. También se pueden utilizar por vía inhalatoria (con cámara de inhalación) como medida preventiva. De éstos el más utilizado es la budesonida.

¿Cómo se trata una bronquitis o crisis asmática?

Las dosis habitualmente recomendadas ante una crisis asmática son 4 inhalaciones cada 20 minutos, hasta 3 tandas (60 minutos). Si tras este tratamiento hay una mejoría clara y se mantiene unas 4 horas, se administrarán entre 2 y 4 inhalaciones cada 4 horas.
Sin embargo, si no mejora con el tratamiento o la mejoría es pasajera, se aconseja consultar en un servicio de urgencias.
Cuando la crisis es más intensa, el médico puede aconsejar el tratamiento con corticoides.

¿Cuándo debo consultar en un servicio de urgencias?

– Cuando el niño tenga dificultad importante para respirar, es decir, respira muy rápido, se le marcan las costillas, respira con el abdomen o se oyen “pitos” con claridad.
– Si el niño está somnoliento, muy irritable o apenas puede hablar o caminar.

– Si el niño se pone pálido o morado.
– Si está necesitando los broncodilatadores muy frecuentemente (cada menos de 2 horas) o no parece no responder a ese tratamiento.

¿Se pueden prevenir?

Cuando un niño presenta un cierto número de bronquitis o crisis de bronquitis en poco tiempo el pediatra valorará el uso de un tratamiento preventivo.

¿Cómo se puede prevenir?

– Si el pediatra aconsejó el inicio del tratamiento preventivo, es conveniente administrarlo para evitar recaídas.
Evitando los catarros, por tanto optimizar el estado de hidratación (ofrecer agua frecuentemente) y los lavados nasales.
Evitar la inhalación del humo del tabaco.

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Lavados nasales

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Con el comienzo del curso de la guarde y del cole, puntual a su cita, como cada año, han llegado LOS MOCOS.

No sé cuantas veces habré repetido ya en estos días lo siguiente: “A partir de ahora, aceptamos MOCO como animal de compañía” “El objetivo no es que el niño esté absolutamente limpio de moco, esa guerra la damos por perdida. El objetivo ahora es que el moco no se complique, es decir, no se baje al pecho, no se meta en el oído, no se infecte,…”

Pero, ¿entonces no puedo hacer nada para acabar con los mocos?

Existen dos medidas que son fundamentales para intentar “mantener los mocos a raya”:

– Mantener un óptimo estado de hidratación: ofrecer líquidos abundantes, especialmente AGUA.
– Hacer lavados nasales con frecuencia.

¿Cuántas veces al día puedo hacer los lavados nasales?

La respuesta que doy a todas las familias en la consulta es “¿Cuántas veces pueden ustedes sonarse los mocos cuando están resfriados?”. Obviamente lo entienden rápido. Es decir, los lavados nasales con suero fisiológico sustituyen al pañuelo en niños que aún no saben sonarse.
Se puede hacer tantos lavados nasales como sean necesarios para que el niño esté más cómodo y pueda respirar mejor.

¿Cómo se hacen los lavados nasales?

Casi más que explicar cómo se hacen los lavados nasales debería explicar cómo se debe inmovilizar a un niño para conseguir hacer esos lavados. Ya habréis probado que en cuanto son más grandecitos ven el bote del suero  y “les falta casa para correr”.

Algunos consejos para hacer un lavado nasal adecuado son:
– Es recomendable hacer los lavados antes de dormir y antes de las tomas en los bebés.
– Suele ser suficiente con 1,5-2 ml en cada fosa nasal en niños pequeños y hasta 5 ml en niños mayores. La sensación será menos desagradable si el suero está a temperatura ambiente.
– El niño puede estar tumbado (boca abajo o boca arriba, como mejor se le sujete), procurando girarle la cabeza hacia un lado e intentando que no se eche hacia atrás. Cuando esté bien sujeto, se echa el suero fisiológico por el orificio que queda arriba, “con decisión”. Tras esta maniobra, sobre todo si está boca arriba, se le puede sentar para favorecer la expulsión de las secreciones. Posteriormente, se repite la maniobra para echar el suero en el otro orificio nasal, girándole la cabeza hacia el lado contrario.
Algunos niños mayores son capaces de realizarse los lavados ellos mismos, inclinando la cabeza hacia un lado y posteriormente al contrario, y echando el suero por el agujero nasal que queda más arriba.
– Parte de los mocos los expulsarán y otra parte se los tragarán. Eso es normal.

¿Cada vez que le hago un lavado nasal debo aspirarlo?

La mayoría de las veces, tras el lavado nasal, la vía aérea queda lo suficientemente despejada para que no sea necesario aspirar. No es recomendable usar con tanta frecuencia los aspiradores de secreciones ya que la presión de succión que producen puede ocasionar sensaciones desagradables en el oído y resecar la mucosa.
Limitaremos su uso a 2-3 veces al día, solo si hay mucho moco para aspirar y sin hacerlo de forma brusca.

Recordad, el objetivo no es que el niño esté absolutamente limpio de moco sino que se encuentre lo suficientemente confortable como para comer y descansar adecuadamente.

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