¿Desde cuándo pueden comer trocitos los bebés?

Este es un tema de absoluta actualidad, aunque en realidad es más antiguo que el hilo negro. A cualquiera de nuestras abuelas le llamaría mucho la atención que estuviésemos hablando a estas alturas de la película de este tema.

Fácil, han sido existido millones de generaciones que han sobrevivido antes del invento de la turmix. Eso sí, si lo llamamos Baby Led Weaning parece más moderno. Ya hablé de esto en el artículo “Doctor, ¿es usted partidario del Baby Led Weaning?. Puedes leerlo pinchando aquí.

Os dejo un ejemplo de situación muy frecuente en la consulta:

– Doctor, ¿a partir de qué edad puedo darle trocitos a mi bebé?

– Desde el mismo momento que el bebé es capaz de manipular objetos y llevárselos a la boca está preparado para comer sólidos. Esto suele ocurrir aproximadamente a los 6-7 meses, cuando además ya comienzan a sentarse y las manos quedan libres para poder manipular los objetos.

– ¿¡¡¡Cómo!!!?¿¡pero se atragantará,no!?

– Pues claro, de la misma manera que se caerá cientos de veces un niño que está empezando andar y no por ello debemos de privarlo de esa enseñanza.

– Pero, doctor, a mi me da mucho miedo de que se ahogue.

– Lo entiendo pero no hay ninguna medicina mágica que le quite el miedo a los padres. Lo que sí puedo explicarle es por qué no deberías tener miedo.

Mire, como le he dicho antes, desde el mismo momento que el bebé es capaz de manipular y llevarse objetos a la boca, está en riesgo de atragantamiento. Este riesgo más que miedo debería despertar en los padres el deseo de enseñar a sus hijos a gestionar sólidos en la boca, precisamente para que no se ahogue.

Afortunadamente, la evolución ha perfeccionado mucho la maquinaria humana existen reflejos que hacen que no sea fácil que un niño se ahogue. Hay que destacar que no es lo mismo atragantarse que ahogarse, de la misma manera que no es lo mismo caerse que matarse. Para aprender a tragar hay que atragantarse. Precisamente estos episodios de atragantamiento son los que va enseñando al niño cómo debe gestionar cada textura en su boca.

Si has intentado darle algo sólido a un bebé de tres meses (te puede haber pasado, por ejemplo, al darle con cuchara las gotas de vitamina D) habrás visto que tiende con la lengua a expulsar cualquier cosa de la boca. Eso es lo que llamamos el reflejo de extrusión, y gracias a él los bebés muy pequeños no se atragantan cuando intentamos darle sólidos.

– Entonces, ¿si a mi hijo de 15 meses le doy aun la comida triturada no aprenderá nunca a masticar?

– No, por supuesto que no. Está claro que al final todos los niños acaban comiendo sólidos. A día de hoy no conozco a nadie con 18 años que no sea capaz de comer sólidos. Tampoco creo que el comer los sólidos antes o después lo conviertan en un candidato más firme al premio Nobel.

– Si al final comerá sólidos, ¿por qué esta moda, ahora, del BLW?

– Porque si desde el principio enseñamos a tragar a un bebé, esté lo hará de una manera más natural. Lo aprenderá con menos sufrimiento. Si un bebé de seis meses se atraganta comiendo, inmediatamente después seguirá intentando comer, sin ningún drama. Sin embargo, si un niño de tres años se mete por primera vez algo sólido en la boca y se atraganta, el susto será tal que el berrinche que formará hará que no quiera probar en una temporada ningún otro sólido. Nos costará mucho más trabajo introducirlo.

– ¿Cuáles son entonces los alimentos que puedo utilizar para empezar?

– Hay que ir adecuando las texturas y los tamaños según el aprendizaje del bebé, de la misma manera que inicialmente para enseñar a andar a un bebé lo ponemos sobre un suelo firme y despejado.Lo más recomendable para empezar serían:

  • Los sólidos semi blandos (patata hervida, zanahoria hervida,..) es conveniente darlos en trozos pequeños ya que estos se pueden machacar con las encías o aplastar entre la lengua y el paladar y serán capaces de deglutirlos.

  • Los sólidos duros, que no se deshacen (carne,…) es conveniente darlos en trozos grandes, de manera que no le quepan en la boca. De esa manera lo que hará es sólo chuparlos o desgastarlos y de esa manera tendrá un primer contacto para saber gestionar ese tipo de texturas.

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¡¡Cuidado con los frutos secos!!

Las cosas no pasan hasta que pasan.

¡Fue un segundo que nos descuidamos!” Eso es lo que dicen (decimos) todas las familias cada vez que un niño sufre un accidente.

Efectivamente, todo pasa en un segundo.

Pero como sabéis los niños son “cajitas de bombas” y debemos evitar todo lo evitable. Aun así nos la podrán liar.

Uno de los problemas de los accidentes es el sentimiento de culpa que genera en los cuidadores.

Pues bien, con los frutos secos debemos tenerlo claro:

¡¡No debemos dar frutos secos a los menores de 4 años!!

 

Y esto no es porque los frutos secos sean malos, de hecho son incluso buenos ya que contienen ácidos grasos mono y poliinsaturados.

Aclararé los dos problemas fundamentales de los frutos secos:

  • Riesgo alergénico: debido a que son uno de los grupos de alimentos más alergénicos no se recomienda su introducción hasta los 15-18 meses (por ejemplo mezclado con los cereales o en la masa de un bizchoco,…).
  • Riesgo de aspiración: Esto es debido a que los niños al menos hasta los 3-4 años no comienzan a masticar bien. Por tanto existe mucho riesgo de que con determinadas texturas (en los que se desprenden trocitos), como por ejemplo los frutos secos, existe mucho riesgo de aspiración bronquial.

Los frutos secos son una de las causas más frecuentes de atragantamiento. Hasta un 70% de los atragantamientos está causado por frutos secos, principalmente cacahuetes.

Los niños de uno a cuatro años son los que presentan mayor riesgo. A menudo son los propios familiares quienes les ofrecen estos alimentos, con el consiguiente sentimiento de culpa.

A veces, el cuerpo extraño puede atascarse en una zona intermedia de los bronquios y, aunque al principio deje pasar el aire, puede ocurrir que se mueva o que provoque una reacción inflamatoria alrededor y obstruya completamente las vías aéreas.

Por tanto, este es un ejemplo típico de MÁS VALE PREVENIR QUE LAMENTAR.

Aprovecho esta entrada para recordar qué debemos hacer si un niño sufre una aspiración de cuerpo extraño. Puedes leerlo pinchando aquí.

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¿Cómo actuar ante un niño que se está asfixiando?

Muchas veces he pensado en escribir esta entrada porque considero que es muy importante pero fue ayer, tras recibir en la consulta a dos madres sumamente angustiadas, cuando pensé que ya no podía esperar más.

En su cara aún se podía intuir el susto que se habían llevado:

“No te puedes imaginar el susto que nos llevamos. El niño estaba jugando y, de repente, comenzó a ponerse morado y se llevaba la mano al cuello. Nosotros no sabíamos qué hacer y él cada vez más morado. Sabíamos que algo se había tragado porque se llevaba la mano al cuello y veíamos que se estaba asfixiando pero no sabíamos qué hacer. Afortunadamente con un golpe de tos consiguió expulsarlo pero desde entonces no se me esa imagen de la cabeza…”

Empezaré diciendo que, como todo en medicina, “más vale prevenir que curar”.

Tengo que señalar que la edad de máximo riesgo para este tipo de eventos son los niños menores de 2 años (por esos ya en este post recordaba que “debe estar prohibido darle cacahuetes u otros frutos secos similares a los niños menores de 4 años”)

Con respecto a los “objetos” con los que se producen mayor número de atragantamientos con riesgo de asfixia les dedicaré un post completo pero debo advertir que hay que tener especial cuidado con pequeñas piezas de juguetes, cacahuetes (u otros frutos secos similares), caramelos (duros y blandos), carne (especial atención a las salchichas y pollo sin hueso), huesos y espinas, palomitas de maíz, zanahoria y manzana.

Yendo al grano de esta entrada:

¿Qué hacer ante un niño que esta sufriendo un atragantamiento?

Recordad que reconoceremos la situación porque se llevan bruscamente la mano al cuello, con cara de mucha angustia y se pueden poner morados.

 

En primer lugar, aunque esto parezca muy difícil, es importante mantener la calma ya que si no difícilmente podremos actuar de forma adecuada.

Debemos valorar en cual de las siguientes 3 situaciones se encuentra el niño:

  1. Si el niño está consciente pero tiene una tos débil, poco efectiva, es incapaz de hablar o la dificultad para respirar  es muy importante: debemos llamar al teléfono de emergencias 112 y mientras debemos proceder de la siguiente manera: observar la boca y, si el objeto está visible, extraerlo con cuidado de no empujarlo hacia dentro. Si no vemos nada en la boca o no podemos extraerlo, con el talón de la mano dar 5 golpes (fuertes y secos) en la parte alta de la espalda, entre los omóplatos. Posteriormente, si no lo ha expulsado, se le debe dar la vuelta y realizar 5 compresiones torácicas (fuertes y secas) en el centro del pecho (justo debajo de la línea que une ambos pezones), si es un niño menor de 1 año, ó 5 compresiones abdominales en la boca del estómago (maniobra de Heimlich), si tiene un año o más. Este ciclo lo repetiremos tantas veces como sea necesario, hasta que el niño expulse el objeto, respire mejor o pierda la conciencia
  2. El niño es capaz de toser adecuadamente, de forma eficaz: debemos animarlo a toser, sin hacer ninguna otra maniobra. No golpear en la espalda, ni intentar sacarle el cuerpo extraño de la boca a ciegas.
  3. Si el niño está inconsciente, o durante las maniobras pierde la conciencia: en este caso actuaremos como si el niño hubiese sufrido una parada cardiorrespiratoria. Dedicaré también una entrada completa a esto pero resumiendo: Colocar al niño sobre una superficie dura y comprobar si hay algún objeto en la boca; si es accesible, debe extraerse. Se recomienda abrir la vía aérea sujetando con una mano la frente del niño y tirando ligeramente de la barbilla hacia arriba y comprobar luego si respira:
  • Si respira, colocaremos al niño de costado, vigilando que no deje de respirar hasta que llegue el servicio de emergencias.
  • Si no respira, acto seguido, cerrando la nariz del niño con dos dedos de la mano que ha colocado sobre la frente, poner boca sobre la de él e insuflar aire dentro del niño, observando si se mueve el pecho (si el niño es pequeño se puede abarcar con la boca del reanimador la boca y la nariz del niño). Realizar esta maniobra 5 veces. Si no se eleva el tórax, se comenzará con las maniobras de resucitación, dando 30 compresiones torácicas en el centro del tórax, alternando con 2 respiraciones boca a boca. Cada dos minutos se debe comprobar la respiración y si hay algún objeto visible en la vía aérea.

Recordad, para evitar todo esto “más vale prevenir que curar”.

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¿A partir de qué edad se pueden comer los frutos secos?

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Los menores de 4 años aún no mastican bien y existe riesgo de aspiración pulmonar. Un 70% de los atragantamientos está causado por frutos secos.
El atragantamiento debido a trozos de alimentos u objetos es una preocupación muy generalizada entre padres, madres y otros cuidadores. En concreto, los frutos secos son una de las causas más frecuentes de atragantamiento. Por ello, los médicos recomiendan no dar frutos secos a los menores de 4 años.
Según los pediatras españoles, entre el 60% y el 80% de los atragantamientos se producen por culpa de los frutos secos, encabezados por los cacahuetes (que causan casi la mitad de los accidentes). Pese a que las cifras de mortalidad infantil por atragantamiento y asfixia han descendido en los últimos años, el ahogamiento causado por alimentos u objetos representa nada menos que el 40% de las muertes en menores de un año.
Los niños de uno a cuatro años son los que presentan mayor riesgo y, como alertan los especialistas, a menudo son los propios familiares quienes les ofrecen estos alimentos sin conocer su peligro.
Desde la Asociación Española de Pediatría aclaran que los frutos secos NO son malos. De hecho, los niños pueden consumirlos si están bien molidos o como ingredientes de tartas, por ejemplo. El problema aparece cuando se desprenden trozos más grandes que pueden obstruir las vías aéreas.
El Dr. Jordi Pou, pediatra del Hospital Sant Joan de Déu y coordinador del Comité de Seguridad y Prevención de Lesiones Accidentales de la Asociación Española de Pediatría (AEPED), recuerda que los niños no mastican bien antes de los tres años y, por ello, pequeños trozos de frutos secos pueden pasar accidentalmente a los bronquios o a los pulmones. A veces, el cuerpo extraño puede atascarse en una zona intermedia de los bronquios y, aunque al principio deje pasar el aire, puede ocurrir que se mueva y tape completamente las vías aéreas.

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