Reflexión de un hijo hacia su madre.

nino-llora

Hola, mamá.

Hoy quiero decirte una cosa. Quiero que me escuches muy atentamente, no sólo con los oídos, sino también con el corazón, porque para mi es muy importante.

Se que papá y tú pensáis que los niños no tenemos problemas importantes. Pensáis que los problemas reales son sólo los vuestros (la hipoteca, el trabajo, la política,…) Pero déjame decirte una cosa esta noche: para mi es muy importante que me acompañes, que juegues conmigo. Es muy importante sentirme querido, arropado, protegido,… Eso es lo que más necesito. Me duele mucho cuando dices que los niños no tenemos problemas.

Quería pedirte perdón por haberme hecho pipí esta noche en la cama. No, no lo hago a propósito. No me gusta cuando me dices que soy un bebé. Me gustaría poder controlar esta situación pero pensar que me separo de ti me da mucho miedo.

También quería pedirte perdón por el berrinche que formé en la puerta del colegio, cuando estaba en la fila para entrar, pero te aseguro que no era mi intención. Yo estaba muy nervioso, me daba mucho miedo separarme de ti. Un día escuché cómo le decías a papá que estabas muy nerviosa al empezar en tu nuevo trabajo. Pues eso mismo creo que me pasa a mí. Era la primera vez que sentía que me separaba de ti y esa situación me ponía muy nervioso. No pude controlar el vómito. No me gusta que en esas situaciones me grites ni me pegues. No me gusta que  me apartes y me dejes llorar solo. En esos momentos  yo sólo necesito que me abraces y que me digas que me quieres.

Estos días que estoy empezando en el colegio necesito más que nunca que me digas que me quieres. Creo que me acostumbraré, igual que tú te acostumbraste a tu nuevo trabajo y ahora te veo muy contenta

Por favor, mamá, quiéreme mucho. Yo a ti también te quiero mucho.

 

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El periodo de adaptación escolar.

angustia de separación

Agosto toca a su fin y de su mano trae a septiembre, el mes que a la depresión postvacacional hay que sumarle la incorporación de los niños a la escuela con su consiguiente periodo de adaptación. Adaptación de los niños a la guarde o al cole y adaptación de los padres a quedarse sin sus niños.

Con respecto a la guardería ya expuse mi opinión en este post.

El periodo de adaptación daría para escribir un montón de entradas, cada una desde un punto de vista. Podemos hablar de si es realmente necesario, de quién lo pasa peor (los padres o los niños), de si debe ser progresivo o más brusco,… pero hoy me centraré simplemente en algunos consejos para que la incorporación a la guarde o al cole sea lo menos “traumática” posible.

Es evidente que supone un gran cambio en sus vidas: pasan de estar campeando a sus anchas, en ocasiones incluso sin ningún tipo de rutina (se levantan a la hora que quieren, desayunan cuando quieren,…) a tener que cumplir estrictamente unos horarios y, lo peor, tener que separarse de sus padres.

Tened en cuenta que algunos de ellos ya lo vivieron el curso pasado pero para otros tantos es “su primera vez”. Hasta este momento no se habían separado nunca de sus padres (especialmente de las madres) y es, por tanto, normal que les angustie (habría que ver quien lo pasa peor, si los padres o los niños).

Ya sé que algunas vais a decir “pues el mío va encantado”. Pues eso, efectivamente cada niño es diferente (¡¡bendita diversidad!!) pero a algunos les costará más trabajo y es especialmente para estas familias a quien van dirigidos estos consejos:

– Es importante que aunque vosotros también tengáis angustia por la separación, no se la transmitáis. Vuestra actitud es muy importante.

Evitad hablar mal del cole o la guarde, al menos delante de ellos. Si no les generaréis una imagen previa muy negativa del lugar al que después les llevaréis.

– Si es posible acompañarles algún día al interior de sus aulas y mostrarles quién serán sus maestros o cuidadores, cuáles serán sus materiales. A ellos les dará mucha seguridad

– Intentad mantener unas rutinas. Los niños se sienten muy seguros precisamente con las rutinas. El salirse de ellas puede angustiarles.

– Esta va en mayúscula ya que es la más importante: ¡¡¡¡¡ NO MENTIRLES!!!!! Son chicos pero no tontos. Evitar las típicas frases “vengo ahora”, “voy un momento a casa y ahora mismo vengo”,… Es cierto que a los más pequeños no se les puede hablar de horas o minutos pero les podemos ayudar con alguna referencia como “antes de la hora de comer vendré a por ti”, …

– Podéis dejar que lleve un objeto que le aporte seguridad. Su osito, su gasita, … o aquellos amuletos que hacen que se sientan seguros.

Aparte de todos estos consejos conviene que sepamos manejar algunas situaciones frecuentes que pueden ocurrir.

Es frecuente que aparezcan dificultades en el sueño, rechazo de la alimentación, alteración del control de esfínteres,…

Una situación muy frecuente es que por el propio nerviosismo que les supone los primeros días, con el llanto, llegue a vomitar. Aunque ese vómito inicialmente no es intencionado, si ve que “se sale con la suya”, es decir, nos volvemos para casa, puede acabar aprendiendo a vomitar intencionadamente. Por eso, lo mejor si vomita es mantener la calma (ya sé que no es fácil cuando un niño te está montando un berrinche en la puerta del colegio con otros treinta padres mirando), intentar calmarlo a él, cambiarle su ropita y ¡hala, al cole! En pocos días desaparecerá.

Tampoco conviene hacer despedidas eternas: “¡venga, otro besito!”, y me doy la vuela y “¡venga, otro besito!” y así hasta diez veces. Eso puede generar la falsa esperanza de que nos quedaremos con él.

Concretando:

  • Lo primero: ¡fuera el sentimiento de culpa! Eso nos bloquea.

  • Lo segundo: hacerle ver que lo llevamos a un sitio “agradable” e intentar no transmitirle nuestra propia angustia.

  • Lo tercero: si llora, calmarlo, aportarle seguridad, y con decisión ¡al cole!

En pocos días seguro que está muy contento.

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