¿Se puede bañar un bebé después de comer?

Muchas preguntas son las que surgen alrededor del baño de los bebés. Ya vimos el post de ¿el baño de los bebés debe ser a diario? Podéis repasarlo pinchando aquí.

Hoy aclararé una duda que tienen muchos padres.

En verano esta pregunta es un clásico, pero en invierno, sigue siendo frecuente porque complica la “logística familiar”.

Me dicen: “Es que como tenemos que esperar dos horas para el baño, pues al final se nos hace tarde y se nos  junta con la siguiente toma”.

Yo: “¿¿¡¡Dos horas!!??”

Y ahora ya casi mirando al suelo (o uno de los padres mirando al otro con una mirada de “ves, lo que te decía”): “Sí, dos horas. Para que no se le corte la digestión, ¿no?”

Si eres de los que no lees los post hasta el final decirte que: “NO HAY QUE ESPERAR NINGÚN TIEMPO DESDE QUE UNO COME HASTA QUE PUEDE BAÑARSE, PEROS ES CONVENIENTE NO HACERLO SÚBITAMENTE EN AGUA MUY FRÍA O HACER GRANDES ESFUERZOS DESPUÉS DE LA COMIDA”.

Aclaremos el tema. ¿Por qué surge el mito?

Es frecuente que con el calor del verano aumente la temperatura corporal. Si  de pronto hacemos una inmersión en el agua, especialmente si esta está bastante fría, la diferencia de temperatura provoca una reacción tal en el cuerpo que se inhibe la respiración y la circulación sanguínea, que puede provocar un síncope (Todo el mundo hemos tenido la experiencia de que de pronto el agua de la ducha esté “helada” y tener la sensación de que no podemos respirar).

Esto puede ocurrir a en cualquier momento pero es especialmente frecuente después de las comidas porque por lo propia digestión aumenta la temperatura corporal (especialmente si nos damos “un homenaje”).

Además, tras las comidas, gran parte de la sangre se desvía hacia el abdomen para hacer la digestión. Si en ese momento hacemos un gran esfuerzo muscular, la sangre tendrá que ir hacia los músculos y se “corta la digestión”.

Por tanto las conclusiones son:

  • Pueden bañar a sus bebés sin tener en cuenta cuánto tiempo hace desde que se bañó, pero utilicen agua “calentita”, o al menos que no haya una gran diferencia entre la temperatura corporal y la del agua.
  • No “amarguen” las tardes de piscina o playa a sus hijos haciendo que esperen las “malditas dos horas” pero sí aconséjeles que, al principio, al entrar en el agua, no hagan grandes esfuerzos.

Comparte esta información con otras familias si piensas que puede alegrarle las tardes de playa a muchos niños o mejorar la “logística familiar” de muchas familias.

El “corte de digestión”.

niño corte digestión

Os pongo en situación. Más de una se verá reflejada porque sois muchas las que me lo habéis preguntado de una u otra manera en la consulta en los últimos días.

Padres lanzándome un guante para que sea yo quien regañe al niño:

Doctor, dígaselo usted. ¿verdad que no puede bañarse hasta pasadas dos horas después de haber terminado de comer?”

Y yo con cara de sorpresa:

¡¿Como?! ¿Aún seguimos con el falso mito de las dos horas de digestión? ¿No hubo bastantes horas de baño perdidas en nuestra generación para continuar martirizando a nuestros hijos?”

Ya escribí hace unos meses de algo similar en el post de “¿Se puede bañar un bebé después de comer? Lo podéis leer pinchando aquí.

Voy a aclarar el tema del corte de digestión.

El nombre real de lo que todos conocemos como “corte de digestión” es “síncope de hidrocución”.

Consiste realmente en que al sumergirnos en agua, por el reflejo de inmersión, sobre todo si ésta está fría, la diferencia de temperatura provoca una reacción tal en el cuerpo que se inhibe la respiración y la circulación sanguínea, que puede provocar un síncope.

Todos hemos tenido la desagradable experiencia de que de pronto el agua de la ducha esté “helada” y tener la sensación de que no podemos respirar, ¿verdad?

Pues eso, eso mismo, pero más exagerado. Podemos llegar a sincoparnos (marearnos).

Los niños más mayorcitos y los adultos pueden sentir escalofríos, nauseas, visión borrosa y zumbidos en los oídos previamente al mareo.

La cuestión es que si nos mareamos en ducha puede que nos demos un buen golpe, pero no más. Pero si el síncope o mareo ocurre en el mar, en la piscina o en cualquier otra zona de baño nos podremos ahogar. Sería un ahogamiento por corte de digestión.

Cuanto más marcada es la diferencia entre la temperatura corporal y la del agua más probable es que se produzca. Es precisamente ahí donde surge el falso mito porque es cierto que tras la comida, por la propia digestión, aumenta la temperatura corporal (especialmente si nos damos un “homenaje”) y, por tanto, aumentan las probabilidades de que si nos sumergimos bruscamente en agua fría se produzca un síncope por hidrocución. Pero el proceso nada tiene que ver con la digestión sino con el cambio brusco de temperatura.

El síncope se puede producir por el propio calentamiento corporal del verano, por haber practicado ejercicio físico intenso,… o por muchas otra causas. Nada tiene que ver la digestión.

Por tanto, y como consejo, para prevenir el “corte de digestión” lo que hay que hacer es evitar la exposición prolongada al sol, la práctica de ejercicio físico intenso antes del baño, evitar comidas muy copiosas antes del baño, evitar la entrada brusca en agua fría.

Se debe entrar poco a poco, mojándose la nuca y las muñecas, para que el cuerpo se vaya adaptando poco a poco a la temperatura del agua.

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