Dolores de crecimiento.

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“Doctor, mi niño de 4 años lleva varias noches despertándose con dolor en las pantorrillas, aunque no es capaz de decirme bien dónde le duele. Lo que más me desconcierta es que luego se despierta tan normal, y se lleva todo el día jugando, como si no le doliera nada”.

Esta historia es una situación muy frecuente y que genera mucha angustia y desconcierto entre los padres ya que los niños se quejan de un dolor de intensidad moderada, sin causa aparente y que posteriormente desaparece sin dejar molestias. Los padres llegan, a veces, a dudar de la veracidad de la queja de sus hijos.

Aclararé ciertas dudas:

¿Qué son los dolores de crecimiento?

Los médicos utilizamos ese término para referirnos a un cuadro benigno de dolor fundamentalmente en las piernas, típico de la infancia, sobre todo nocturno, que llega a despertar al niño del sueño.

¿Por qué se producen?

Como se producen en niños, en edad de crecer, clásicamente se le ha llamado “dolor de crecimiento” pero no existe ningún estudio que haya llegado a demostrar que sea debido a éste ya que no se localiza en las zonas de crecimiento del hueso ni coincide con los periodos de crecimiento más rápidos.
Estos dolores parecen ser más frecuentes en los días que el niño ha tenido una actividad muy intensa, es decir, que no ha parado de correr o saltar.

¿A quién afecta?

Afecta de igual modo a niños y niñas y, aunque pueden aparecer desde los 2 a los 12 años, lo más frecuente es entre los 4 y los 7 años. Alrededor del 20% de los niños de esta edad sufrirán este tipo de dolores.

¿Qué características tiene el dolor?

Generalmente se producen al final de la tarde o durante el sueño nocturno (aunque en ocasiones también se pueden producir durante la siesta).
Es de inicio brusco, y de intensidad moderada. Llega a despertar al niño del sueño.
Suelen durar de 15 a 30 minutos, aunque en ocasiones puede llegar a durar 2 horas.
A la mañana siguiente el niño se despierta sin ningún síntoma y realiza su actividad diaria con normalidad.
Normalmente no localizan una zona concreta de dolor, se quejan de las espinillas, de la parte delantera de los muslos o detrás de las rodillas. Suele afectar a ambas piernas y no duelen las articulaciones.
Estos episodios pueden repetirse de forma intermitente durante meses.

¿Hay que hacer alguna prueba para diagnosticarlo?

Normalmente NO. Suele ser suficiente con una buena historia clínica, buscando las características descritas anteriormente y una exploración física, que será normal.
En casos dudosos  puede ser útil hacer análisis de sangre o una radiografía para descartar otras causas.

¿Cómo se tratan?

La mayoría de las veces que recurrimos a “los masajitos” es más por dar cariño que por otra cosa. Pero en este tipo de dolores sí que suele ser muy eficaz hacer un masaje suave en la zona del dolor o incluso aplicar calor.

Si con estas medidas no cede, puede ser necesario administrar algún analgésico (paracetamol o ibuprofeno).

¿Cuándo debo consultar al pediatra?

Será necesario consultar al pediatra en caso de duda, es decir, cuando no se cumpla el patrón típico:
– el dolor continúa por la mañana.
el dolor se localiza en las articulaciones o en una sola pierna.
– el dolor es muy persistente o cada vez más frecuente.
– aparecen otros síntomas acompañantes como cojera, fiebre, manchas en la piel, cansancio excesivo, hinchazón o enrojecimiento de la zona.

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