«Mi bebé se despierta cuando lo dejo en la cuna…»

“¡Doctor, estamos desesperados! ¡Absolutamente desesperados! El bebé solo quiero dormir encima de nosotros. Le doy la teta y se duerme rápidamente, pero es soltarlo y parece que la cuna en la cuna tuviese alfileres. Se despierta inmediatamente”.

No sé cuántas veces escucho esto a diario.

Entender que esto no es un problema creo que es fácil. Ahora lo voy a explicar. Lo que no es tan fácil es convencer a la abuela, a la cuñada, a la vecina del quinto, o a mi prima la de Huelva,… porque ellas son las super-madres de quienes hay que aprender.

Que un bebé quiera estar literalmente encima de nosotros no es un problema.  La naturaleza nos ha diseñado así.

Un bebé no se acostumbra a los brazos, ya nace acostumbrado, ya nace con esa necesidad.

Me explico:

Ya he hablado en otras ocasiones de la necesidad que tienen los mamíferos de ese contacto más íntimo con sus madres. Pero iré un poco más allá. Dentro de los mamíferos hay muchos tipos. Los hay que minutos horas después de haber nacido ya están corriendo detrás (insisto, detrás) de sus madres. Un potro corre detrás de mamá yegua pocas horas después de haber nacido, un borreguito corre detrás de mamá oveja pocas horas después de haber nacido,… pero un humano no corre minutos después de haber nacido detrás de mamá. Suele tardar de 12-15 meses (en ocasiones hasta18 meses) en poder hacerlo.

La naturaleza ha hecho que nuestras crías, hasta el momento en el que aprenden a desplazarse, hayan sido cargadas, porteadas, … o como queráis llamarlo por sus padres, especialmente por la madre que es de la que más íntimamente dependen.

Tened en cuenta que los carritos, las cunas,… y demás utensilios inventados para separar a la madre del bebé son un invento reciente en la historia de la humanidad. Millones y millones de generaciones han criado anteriormente a sus crías sin estos aparatos.

No quiero decir con esto que sea un “pecado mortal” poner a un bebé en un carro o en una cuna. Si los padres quieren y el bebé acepta, pues “pa´lante, como los de Alicante”, pero entended que un bebé que quiera ser porteado por su madre no es que esté mal-acostumbrado, simplemente lo hace por instinto.

Son las leyes de la madre naturaleza, no es una, mala-costumbre nuestra.

Ya sabéis que me gusta poner ejemplos con monos u otros primates puesto que son muy parecidos antropológicamente a nosotros y no están tan influidos por las modas. Son ejemplo muy claro de cómo se deben criar los bebés. Pues eso, continuando con el ejemplo anterior, los monos cargan a sus crías y duermen junto a ellas, SIN NINGÚN REMORDIMIENTO, porque es lo que la madre naturaleza ha dictado. LO DICE EL INSTINTO.

Y, por supuesto, a la gorila-abuela, a la gorila-cuñada, a la gorila-vecina del quinto y a la gorila-prima de Hueva, no se les ocurre “ACONSEJAR” a la recién mamá gorila que no coja a su bebé o no duerma con él.

Consejo: escuchemos más a nuestro instinto (a las leyes de la madre naturaleza) y menos a las vecinas, cuñadas y madres “perfectas” que todo lo hicieron bien cuando a ellas les tocó criar.

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El pecho no es sólo alimento.

lactancia materna

La foto que encabeza esta entrada, realizada por Manuel Vilches, pertenece a una exposición de fotos organizada por la Asociación DUBADU junto a la Oficina de Cooperación al Desarrollo de la Universidad de Sevilla.

La encontré buscando imágenes sobre lactancia materna y me pareció tan impactante que cuando la vi tuve un sentimiento muy ambiguo. Por un lado pensé que cualquier comentario que se le añada puede sobrar pero, por otro lado, uno no se puede quedar callado ante una imagen así.

La foto en sí misma es un tratado sobre la lactancia materna, pero no sólo habla de lactancia materna.

La foto muestra (y demuestra) que el pecho no es sólo alimento, es mucho más. Es instinto, es supervivencia, es mucho más. Es vínculo, es seguridad, es protección, es regazo, es… es mucho más. Es entrega, es complicidad, es AMOR, es… es mucho más.

¿Habéis visto cómo se agarra esa criatura al pecho?

Lo agarra fuerte, con intensidad, aferrándose a él como si le fuese la vida en ello (nunca mejor dicho). Es tan suyo como de su madre, es de los dos. A ninguno de los dos le pertenece. A los dos les pertenece.

Pero a su vez lo agarra con delicadeza, con ternura, con respeto, con AMOR.

Dice tanto esa imagen de la maternidad…No sólo de la lactancia.

¿Habéis visto, también, cómo mira esa criatura?

Es una mirada tímida, tierna, retraída, miedosa,… atemorizada, quizás, por el objetivo de la cámara.

Pero a su vez es una mirada fuerte, potente, penetrante,  capaz de atravesar un muro de acero y de hormigón, y desde luego, capaz de atravesar cualquier corazón.

¿Y habéis visto a esa madre?

Sí, no aparece. Sólo se ve un pequeño fragmento de su cuerpo. Apenas se ve un poco del pecho, pero es suficiente para enseñar mucho más. Se pueden intuir muchas cosas. Se ve lucha, entrega, humildad,… y AMOR, mucho AMOR.

Esta fotografía es la expresión de la vida en su estado más natural, más puro. Es nuestra parte animal, nuestra esencia. Somos nosotros mismos antes de que los intereses comerciales nos dominaran. Es la VIDA misma. Es lo que somos cuando nos quitamos los “disfraces”.

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“¡¡No lo cojas cuando llora que se acostumbrará a los brazos!!”

bebe en brazos

Nunca he entendido ese razonamiento.

Son muy pocas la necesidades que tiene un bebé cuando nace, y además son muy básicas. Si llora suele ser básicamente por tres motivos:

  • o tiene hambre. Necesita comer.
  • o está sucio, se ha hecho caca. Necesita “sentirse limpio”..
  • o tiene necesidad de “afecto”. Necesita sentirse querido y protegido.

Curiosamente la gente suele entender fácilmente que si un bebé se ha hecho caca hay que cambiarle el pañal.

La mayoría de la gente suele entender que si un niño tiene hambre hay que darle de comer.

Aunque en el tema de la alimentación hay que hacer una consideración porque me sigo encontrando algunas familias (afortunadamente, cada vez menos) con la frasecita “los bebés tiene que comer cada 3 horas”. Cada vez que escucho eso, tengo que responder “Pues qué complicado deben tenerlo el resto de los mamíferos que no sabe cómo funcionan los relojes”. Creo que es el momento de decir alto y claro que la lactancia es a demanda, sea materna o artificial.

Y ahora, la tercera necesidad, “el afecto”. Esta es la que parece que a mucha gente les cuesta entender. El razonamiento de “no lo cojas que se acostumbrará a los brazos” sería el equivalente a “no le des de comer cuando tenga hambre no vaya a ser que el bebé identifique que comiendo se quita el hambre” ¿Os dais cuenta de que eso sería una barbaridad?.

¡¡Claro que hay que cogerlos si lo reclaman!!

Yéndonos más atrás en la historia de la humanidad. Los bebés que encontrándose solos no lloraron fueron devorados por otras especies. Descendemos de “los llorones”, de aquellos que necesitaban sentirse protegidos. Pues claro que es normal que un bebé se calme en los brazos. Es ahí donde debe estar, es ahí donde se siente querido, es ahí donde se siente protegido. Lo raro, o lo malo, sería lo contrario. Es decir, que se calmara solo y rechazara el regazo.

¿Acaso las crías de una gata no están en su regazo?, ¿Eso significa que nunca se “despegarán” de ella?

Está demostrado que la crianza con apego hace que los niños se conviertan en adolescentes y adultos más seguros, con un autoestima más alta, …

Como ya comenté en el post ¡¡Cuánto daño podemos hacer los pediatras!!, dejaros llevar por vuestro instinto maternal.

Por favor, coged, abrazad y besad mucho a vuestros hijos.

Si piensas que los niños deben estar en el regazo, comparte esta entrada.

 

¡¡Cuánto daño podemos hacer los pediatras!!

madre

¡¡Cuánto daño podemos hacer los pediatras!!

No siempre. Claro que no.

Por supuesto que en esta profesión hay compañeros y compañeras completamente entregados y son dignos de admiración. Y a veces, incluso, podemos ayudar un poquito a entender “cómo funcionan” los bebés.

Quizás por mi reciente paternidad, vuelvo a percibir de cerca ese “estado especial” en que se encuentra una mujer recién parida.

¡¡BASTA YA DE CREERNOS QUE SABEMOS MÁS QUE NADIE!!

Quien entiende bien a su hijo son sus padres, y por qué no reconocerlo, sobre todo SU MADRE.

Esta semana en las visitas que hacemos a los recién nacidos aproximadamente a la semana de vida me volvía a encontrar madres hundidas, con un sentimiento de culpabilidad tremendo, absolutamente agobiadas con la crianza…

“Me siento como si fuese la peor madre del mundo. Nadie me entiende. No hago nada bien. Mi madre me dice que haga una cosa, mi suegra lo contrario, el padre no dice nada,… El pediatra de la maternidad me dice una cosa, las enfermeras otra diferente,… unos me dicen que el pecho a demanda, otros que se lo de cada tres horas… Yo no puedo con esto…”

¡¡Basta de meternos donde no nos llaman!!

Dejemos que las madres sientan cuáles son las necesidades de sus bebés.

Si una madre nos pide ayuda, ayudémosla. Pero si nos la pide.

La mejor manera de ayudar a una madre es ayudarla en las tareas que la privan de sentir su maternidad al cien por cien.

No le demos consejos de cuántas veces tiene que dar el pecho al día a su bebé o si debe o no cogerlo en brazos. Mejor ayudémosla a “quitarle del medio” el resto de las tareas, que no se tenga que preocupar de la cocina, de la colada, de los papeles de la baja maternal,…ayudémosla, si es el caso, con el cuidado (baños, cena,…) de los hermanos.

Ayudémosla para que puedan estar en simbiosis cien por cien con su bebé cien por cien y se conozcan y reconozcan.

Cuando acudimos a la maternidad de visita o en los primeros días a la casa de los recién estrenados padres, dejemos de dar consejos y de apabullar sobre todo lo bien que lo hicimos nosotros cuando éramos padres. “Pues yo al mío le daba cada tres horas y todo fue perfecto”. “No lo cojas tanto que se va a acostumbrar a los brazos”…

Dejemos de creernos las buenasmadres y respetemos a las malasmadres.

Dejemos que sientan profundamente la maternidad, que sientan profundamente las necesidades de sus crías.

Dejemos que se exprese el instinto maternal de manera natural como lo hacen espontáneamente el resto de los mamíferos.

Comparte esta reflexión si piensas que una madre recién parida no necesita nuestros consejos sino sentir profundamente a su bebé.