Doctor, ¿¡¡ no le va a poner nada para dormir !!?

image

Doctor, ¿¡¡no le va a mandar nada para dormir!!?

No sé cuantas veces al día tengo que dar respuesta a esta pregunta.
Dejemos algunas cosas claras. Lo primero es reconocer que compatibilizar la maternidad o la paternidad con la vida laboral es francamente difícil. La conciliación familiar es “ciencia ficción” y esta hace que el grado de tolerancia a las “malas noches” sea cada vez menor. Por este motivo es frecuente que los padres se desesperen y busquen soluciones farmacológicas inmediatas. Sin embargo debemos saber que el sueño es una conducta y como tal se puede aprender y/o modificar. Los adultos tenemos la obligación de enseñar a dormir a nuestros niños de igual manera que les enseñamos a comer. Por tanto, es importante desde el principio establecer una buena higiene del sueño y establecer una serie de rutinas adecuadas.

Pero, ¿cuántas horas debe dormir mi hijo?

Lo primero es aceptar que cada persona es individual e irrepetible y por lo tanto con unas necesidades diferentes en todo, también en las horas de sueño. En general debemos aceptar que el tiempo óptimo de sueño en cada persona es aquel que llegue a ser reparador, es decir, que permita un adecuado descanso.
Como norma general las horas de sueño van disminuyendo con la edad. Así los recién nacidos suelen dormir 16-18 horas al día (prácticamente el tiempo que no están comiendo, están durmiendo). A los 2 años los niños suelen dormir alrededor de 13 horas. Los niños de entre 3-5 años duermen un promedio de 10-12 horas. Entre los 6-10 años los niños duermen alrededor de 10 horas y los adolescentes suelen dormir 8-9 horas.
Además este número orientativo de horas de sueño se pueden ver modificadas por diferentes circunstancias como el estado de ánimo, las enfermedades, …

Y, ¿cuántas veces se puede despertar mi hijo?

Es frecuente que los niños tengan despertares nocturnos, especialmente lo más pequeños.  Entre el 20-40% de los niños menores de 3 años se despiertan por la noche, porcentaje que va disminuyendo con la edad (15% a los 3 años y 2% a los 5 años).

Entonces, ¿cuándo debo pensar que mi hijo tiene un problema con el sueño?

Cuando los problemas del sueño repercutan en su “vida normal”, es decir, notemos al niño irritable, cansado, con alteraciones del humor, somnoliento, ansioso o con dificultas para concentrarse en niños más grandes.
También consideraremos que existe un trastorno del sueño cuando estas dificultades del sueño dificultan la relación del niño con sus iguales o la relación padres-hijo se ve alterada.

Debo repetir nuevamente que la mayoría de los trastornos del sueño son debidos a malos hábitos de sueño, que son modificables simplemente reeducando los hábitos.

En cualquier caso si tenemos dudas, debemos consultar con nuestro pediatra que si lo considera nos parará un test considerando número de despertares, ronquidos, somnolencia diurna, …

Mención aparte merecen otros trastornos también normales como son el sonambulismo, los terrores nocturnos, …

Comparte esta información si piensas que puede ser útil para otros padres.