Dolor de oídos en verano: otitis externas.

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Con la llegada del verano se multiplican las consultas por dolor de oídos. En esta época del año son muy frecuentes las otitis externas, también llamada otitis del nadador o de las piscinas.
Estas otitis no tienen nada que ver con las otitis medias, más propias del invierno, cuando en  el contexto de un catarro se acumula moco “dentro del oído”.
Aclararé algunas dudas sobre las otitis externas:

¿Por qué se producen?

Se producen porque un exceso de humedad favorece que la piel del conducto auditivo se irrite y, la flora del conducto, produzca una infección. Por tanto, son otitis más propias del verano, por pasar demasiado tiempo “a remojo”, especialmente en niños con el conducto irritado por el rascado o por el uso de bastoncillos.

¿Cuáles son los síntomas?

Aunque a veces va precedido de picor de oídos, el síntoma principal es el DOLOR DE OÍDO, que generalmente es MUY INTENSO. El dolor aparece o empeora simplemente con rozar la oreja, o al masticar. Puede existir mucha inflamación del conducto y por tanto tener sensación de taponamiento o sordera.
A veces aparecen ganglios en la zona de delante de la oreja  y, en ocasiones, puede salir una secreción acuosa a través del conducto auditivo que posteriormente se puede espesar, con aspecto de pus.
Las otitis externas no suelen producir fiebre y no son contagiosas.

¿Cuál es el tratamiento?

Para aliviar el dolor se pueden utilizar analgésicos habituales como el ibuprofeno y el paracetamol, pero el tratamiento consiste en gotas antibióticas (casi siempre ciprofloxacino) que pueden asociar  corticoides si el conducto está muy inflamado.
En raras ocasiones es necesario recurrir a antibióticos por vía oral.
Durante los días de tratamiento es importante que el oído no se moje.

¿Se pueden prevenir?

Tras sumergirse en el agua conviene que los niños se sequen bien las orejas utilizando una toalla.
¡¡NO UTILIZAR BASTONCILLOS!! Los oídos se limpian solos, tienden a expulsar la cera espontáneamente y además, conviene recordar, que la cera tiene una función protectora.
En niños propensos a este tipo de otitis puede recomendable el uso de tapones (aunque no les suelen gustar mucho) y se debe ser especialmente obsesivo con el secado del oído, incluso con un secador si hace falta.
También se puede utilizar como medida preventiva vinagre de manzana (ácido acético al 2%) diluido a la mitad con suero fisiológico, siempre y cuando el niño no tenga una perforación timpánica ni sea portador de tubos de ventilación.

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¿Qué es el ahogamiento secundario?

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En los últimos días, habéis visto cómo se ha viralizado un artículo en las redes sociales respecto al ahogamiento secundario. Pienso que con tintes más sensacionalistas que con ánimo de ayudar a los padres.

Pudiera dar la impresión de que es un problema muy frecuente, y lo que es peor, pudiese dar la impresión que ante el mínimo trago de agua de una piscina nuestro hijo pudiese morir por un ahogamiento secundario.

Como otras veces, intentaré aclarar ciertas dudas:

¿Qué es el ahogamiento secundario?

Se trata de un edema pulmonar que se produce como consecuencia de la aspiración de agua, especialmente de piscinas (ya que contiene fuertes irritantes para la vía respiratoria como puede ser el cloro). Este edema pulmonar dificulta el intercambio gaseoso en el pulmón y puede llevar a la muerte.

Pero, ¿esto es muy frecuente?

Afortunadamente NO. Es excepcional. Desgraciadamente a lo largo de mi vida profesional ya me he encontrado con varios casos de ahogamiento, pero nunca un ahogamiento secundario.

¿Si mi hijo traga agua de la piscina le puede ocurrir?

Rotundamente NO. Esta es la pregunta que debe quedar más clara puesto que es la que más angustia innecesaria genera. Cuando un niño traga agua, el agua va al estómago, y eso no tendrá ninguna consecuencia (en el peor de los casos si la cantidad de agua ingerida es muy grande puede provocar vómitos).
Para que se produzca un ahogamiento secundario el agua de la piscina debe llegar a los pulmones y eso es muy improbable, sólo ocurre en muy pocos casos de “semiahogamiento”, es decir cuando un niño se queda inconsciente y necesita una reanimación inmediata en la piscina.

Entonces, ¿qué debo hacer si mi hijo traga agua de la piscina?

Como ya hemos dicho, si lo que ha hecho es tragar agua, no hay que hacer absolutamente NADA.
Si el niño sufrió un casi-ahogamiento (se quedó inconciente en el agua y necesitó una reanimación), debe acudir a un centro médico donde probablemente quedará ingresado durante unas horas precisamente para vigilar la aparición de los síntomas de un ahogamiento secundario (dificultad respiratoria, …)

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