“Doctor, como mi bebé de 6 meses ya está comiendo las verduritas y la fruta, ¿le puedo dar un yogur adaptado para bebés de postre?”
Las familias que me habéis hecho esa pregunta, que sois muchas, me habréis escuchado decir: “¿Tanto dinero sobra?, pues más vale que os lo gastéis en vacunas o en otros productos para seguridad del bebé”.
La conclusión de todo lo que voy a exponer, por si te resulta pesado es:
Si quieres darle un postre a tu bebé de 6 meses, lo mejor es darle el pecho (y si no un poco de bibe). Y si tu bebé tiene ya 8-9 meses y quieres darle yogur, dale un yogur normal (mejor natural). El dinero que se ahorre lo puede utilizar para otras cosas, por ejemplo, vacunas.
Intentaré aclarar el porqué de esta conclusión:
La leche es alimento principal de un bebé. De hecho, la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses, es la “única verdad absoluta” en la alimentación de un bebé. A partir de entonces, casi todo es discutible y negociable. Hay quien comienza por los cereales, otros por la fruta… y adie podríamos decir que lo hace mejor ni peor que nadie. La mayoría de las veces son costumbres de una determinada sociedad, o incluso de un determinado pediatra.
Como ya vimos en el post de “Las leches”, miles de años de evolución han hecho que los humanos toleremos bastante bien la leche de vaca. Pero la leche de vaca “normal” tiene muchas proteínas y muchas sales, por lo que no se recomienda tomar de leche de vaca como tal hasta el año de vida.
Las empresas que se dedican a fabricar alimentos para bebés han conseguido, con bastante exactitud, crear fórmulas lácteas bastantes parecidas a la leche materna. El proceso fundamental en la elaboración de estas leches consiste, aparte de “enriquecerlas” con hierro y otras sustancias, en reducir el nivel de proteínas (la leche materna contiene unos 0,9 g de proteínas por cada 100 ml mientras que la leche de vaca tiene unos 3,3 g por cada 100 ml).
La leche artificial de inicio (tipo 1) contiene aproximadamente entre 1,2-1,4 g por cada 100 ml y la leche artificial de continuación (tipo 2) contiene aproximadamente entre 1,5-2,2 g por cada 100 ml.
Hasta aquí podemos estar bastantes satisfechos con los productos elaborados.
Pero, la pregunta de hoy es ¿Qué aportan de extraordinario los yogures adaptados para bebés?
Hay muchas más, pero creo que las dos principales “mentiras” de estos productos son:
- Se publicitan como si estuviesen hechos con leche de continuación y, sin embargo, tienen aproximadamente 3,5 g de proteínas por cada 100 g (¡¡incluso más que un yogur natural normal!!), es decir, demasiada cantidad de proteínas para un bebé.
- Están “enriquecidos” con hierro y otros nutrientes. Las propias empresas publicitan estos yogures para niños mayores de 6 meses, es decir, para niños que han iniciado la alimentación complementaria. A esta edad los bebés han comenzado a diversificar su alimentación (frutas, verduras,…) y lo que le pudiera faltar a la leche de vaca “normal”, lo lleva el resto de la alimentación.
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