Hoy el día comenzaba así: Yo madrugaba porque me iba de guardia. Era una de esas guardias que no te apetece hacer porque una vez más iba a estar ausente en un acontecimiento familiar. En mi familia celebramos siempre el 15 de agosto santa María (es el nombre de mi segunda hija)
Mi sorpresa ha sido que alguien había madrugado más que yo. Cuando bajé a la cocina me encontré a mi hijo José escribiendo una tarjeta de felicitación para su hermana y preparándole un desayuno para llevárselo a la cama.
Continuamente me deja sin palabras.
“¡Qué grande eres, chaval!”
Ha sido uno de esos momento de calidad.
Ha sido un momento EXTRAORDINARIO.
El desayuno que estaba preparando era un desayuno ordinario, leche y magdalenas, pero que te lo lleven a la cama no es ordinario, es EXTRAORDINARIO.
Este año no había elaborado la tarjeta de felicitación artesanalmente pero tenía el mismo valor. Varios días antes había visto en una librería una tarjeta con un gran mensaje y había cogido dinero de sus ahorros para comprarla. Eso, eso también es EXTRAORDINARIO. Y desde luego, el mensaje que le escribe no puede ser más simple y a la vez más profundo.
¡Cuánta verdad hay en la mente de los niños!
¡Cuánta sinceridad hay en el corazón de los niños!
De camino al hospital, solo en la moto, vas pensando por un lado lo triste que es perderte una celebración familiar, pero por otro lado vas sintiendo el orgullo de que con personas así el “futuro” está asegurado.
Serás, hijo, una persona grande en la vida.
“Eres más grande cuanto más sensible eres”.
Sufrirás mucho, pero la resiliencia, hará que salgas victorioso de todos los sufrimientos.
Y esta misión sí que es nuestra, de los padres y madres, hacer a nuestros hijos resilentes. Quizá es una de nuestras misiones más importantes. Enseñarles a sobreponerse a las situaciones adversas. Hacer que cada “disgusto” lleve una enseñanza positiva.
Cuando llegas a una guardia después de este tsunami de sentimientos no puedes ver los niños como un autómata que sólo piensa en los síntomas físicos (“¿Tiene fiebre?” “Pues dele ibuprofeno”) sino que tiene que mirar más allá en cada situación.
Estos pequeños grandes momentos hacen que a cada niño, a cada familia, los valores mucho más.
Detrás de cada niño hay una gran historia de amor.
Detrás de cada niño hay mucha magia. La magia necesaria para convertir una situación ordinaria en una situación EXTRAORDINARIA.
PD: La foto que me mandaba mi mujer de la entrega del desayuno me ha emocionado tanto como a mi hija.
¡Qué suerte tenemos los adultos de poder disfrutar con la magia y la sinceridad de los sentimientos de los niños!
Feliz día a tod@s.
Qué bonito! Afortunado! 😘😘
Que gran hijo y que gran padre…..
En momentos así es cuando te das cuenta que lo estás haciendo bien……..