Hijo mío,
no te doy el pecho para que tengas las defensas más altas,
ni para que se desarrolle mejor tu vista o tu oído.
Simplemente te doy las gracias por habérmelo permitido.
Hijo mío,
no te porteo para disminuir tus cólicos,
ni para favorecer el apego.
Simplemente te doy las gracias por habérmelo permitido.
Hijo mío,
no duermo contigo para desarrollar más el apego,
ni para calmar tus miedos.
Simplemente te doy las gracias por habérmelo permitido.
Hijo mío,
no te leo cuentos cada noche para desarrollar tu imaginación,
ni tu lenguaje.
Simplemente te doy las gracias por habérmelo permitido.
Hijo mío,
no te enseño a montar en bici para hacerte más independiente,
ni para que hagas más deporte.
Simplemente te doy las gracias por habérmelo permitido.
Hijo mío,
no te llevo cada tarde al parque para que aprendas a relacionarte,
ni para enseñarte a compartir.
Simplemente te doy las gracias por habérmelo permitido.
¡Que pena que a veces sólo vi el esfuerzo!
Quiero decirte que ha sido un placer.