Esta mañana muy temprano, como hace ya demasiados años, cuando aún faltaban unas horas par que amaneciera, al despedir a mis hijos mayores ya no me hicieron la pregunta de otros años y que me había costado tanto trabajo digerir (“Papá, ¿entonces este año tampoco cenaras con nosotros?”). En realidad ya lo tenían asumido, ya lo habíamos hablado durante estos días. Pero la pequeña, Victoria, al darle un beso se me enroscaba al cuello y con su “¡Papi, no te vayas!”volvía a provocarme un nudo en la garganta que casi me ahogaba.
Sales de casa y mientras conduces, aún con el nudo en la garganta, piensas:
“Ea, otro año más que no puedo cenar en familia la noche de Nochebuena. Otro año más que no podré cenar con los míos. Otro año más con una silla vacía en la mesa”.
No sólo piensas eso sino que maldices tu situación, la de no poder cenar en familia por tu trabajo.
Pero conforme te vas acercando al hospital y empiezas a pensar en los pacientes que piensas encontrarte ingresados te reconcilias con tu sentimiento de rechazo a esta profesión.
Dejas de pensar en tu silla vacía de la cena de esta noche y comienzas a pensar en las familias de esos niños que te vas a encontrar ingresados. Esas familias que lo que realmente tienen es una “trona vacía”, y no por trabajo, sino por salud.
¿Hay algo más duro para unos padres que pasar la noche de Nochebuena con tu hijo ingresado en el hospital?
En ese momento comienzas a sentir que tienes mucha suerte.
Me siento muy afortunado porque esta noche, aunque mi silla esté vacía, no lo estarán las tronas de mi casa.
Y me siento privilegiado porque hoy podré ayudar a que algunas de esas tronas vacías de este año, al año que viene estén ocupadas por un niño que cante villancicos, que incordie en la cena, que derrame un vaso de agua o refresco en la mesa, que grite o que llore, que “te fastidie” la cena pero que SU TRONA NO ESTÉ VACÍA.
Quiero este año, desde Cuidar Mi Bebe, mandaros un abrazo enorme a todos, pero especialmente a todas las familias que tenéis una trona vacía y a todos los que con su “silla vacía” (enfermeros, celadores, auxiliares, médicos,…) contribuyen a que no haya “tronas vacías”
¡¡Feliz Nochebuena!!
En casa tambie sobran sillas–¡¡¡¡¡¡
Feliz Navidad para tí, para los tuyos tanto de tu casa como del Hospital.
Qué suerte tenemos en éste mundo loco, de poder pararnos a pensar como tú has pensado y qué suerte tienen esos angelitos de tenerte velando por su salud, no sólo en Nochebuena, si no en todos los días del año.
Yo llevo ya 12 años con una silla vacía pero la llevaré en mi corazón feliz Navidad para todos loo de los hospitales