¡¡ Felicidades, hijo mío!!!

Si las cosas empiezan bien suelen salir bien… y en este caso el inicio fue increíble. 

Lo he contado ya muchas veces pero pocos recuerdos permanecen tan vívidos en mi mente como el momento en que te cogí por primera vez al salir de las entrañas de la persona más maravillosa del mundo.

Me abrasaste.

Por miles podía contar los partos que había vivido antes de que nacieses y nunca antes había tenido esa sensación de tener una bola de fuego entre mis manos.

Es una sensación que he podido revivir dos veces más pero esa fue la primera vez.

Una experiencia de ese calibre te marca irremediablemente para siempre.

Aunque pueda recordar el momento como si estuviese sucediendo ahora mismo ya ha llovido… doce años hace ya de aquello.

Hoy, cuando he ido a darte un beso, no voy a negar que he sentido cierta nostalgia de aquellos primeros meses en los que eras un saquito de ternura, un bebé absolutamente achuchable. Poco va quedando de aquello. Cuánto disfrutaba de las siestas que te dormías encima de mí mientras yo me quedaba dormido en el sofá después de una guardia. Cuánta paz me daban esos momentos. Ya no te puedo coger en mi regazo. Ahora más bien te tengo que echar el brazo por lo alto del hombro y, en no mucho tiempo, serás tú quien me lo eche a mi.

Mucho hemos vivido en estas 12 vueltas a sol que hemos dado juntos. Muchas situaciones diferentes y en todas, absolutamente en todas, has dado la talla.

Tengo sentimientos encontrados entre el anhelo de que el tiempo se pare y la satisfacción de verte crecer como persona.Ese saquito de ternura es ahora un preadolescente que ya no se divierte con Peppa Pig sino que empieza a ser consciente de la importancia de defender valores como la justicia, la igualdad, la tolerancia, el respeto, la solidaridad,…

Es maravilloso ver cómo con sólo 12 años tienes algunas cosas muy claras y ver cómo eres capaz de luchar por tus sueños. 

Te aseguro, hijo mío, que con esa constancia y ese tesón vas a llegar muy lejos.

Eres un gran hijo, eres un gran hermano, eres un gran amigo, eres un gran primo, eres un gran nieto, eres un gran compañero, … en definitiva, ERES MUY GRANDE.

Tus hermanas, mamá y papá te adoramos.

Sigue así.

¡Te quiero tanto, hijo mío!

¡Muchas felicidades!

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