No te reprochará que no lo cogieras en brazos cuando pedía protección…
pero te lo habrás perdido.
No te tendrá en cuenta que no lo metieras en la cama de madrugada…
pero te lo habrás perdido.
No te acusará por no haber jugado con él al “cucu-trás”…
pero te lo habrás perdido.
No te rechazará por no haberlo acompañado en su primer día de cole…
pero te lo habrás perdido.
No te echará en cara que no hicieras con él castillos de arena…
pero te lo habrás perdido.
No se enfadará contigo por no haber jugado con él a las guerras de almohadas…
pero te lo habrás perdido.
No te despreciará porque no le leyeras un cuanto cada noche…
pero te lo habrás perdido.
No te recriminará que no lo enseñaras a montar en bicicleta…
pero te lo habrás perdido.
¡Disfruta de cada momento, de cada etapa de tu hijo porque si no…
te lo habrás perdido!
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