¿Somos gilipollas? (Perdón). El nuevo reto que se ha hecho viral en internet.

No salgo de mi asombro.

¡¡Hasta donde puede llegar la imbecilidad de la especie humana!!

¿Los adultos somos gili… o qué? (Perdón, pero es que creo que no tenemos otro calificativo)

Una barbaridad más.

Ya he visto últimamente muchos tipo de barbaridades: niñas adolescentes jugando al muelle, niños que juegan a comprimirse el cuello asfixiándose, … y ahora otra nueva moda de “reto” que ya se ha cobrado su primera víctima infantil en Estados Unidos (podéis leer la noticia pinchando aquí).

Os resumo: Una niña de 8 años que, junto a una amiga y tras visualizar en internet uno de estos retos, deciden ponerlo en práctica con resultado fatal tras las quemaduras.

¿Sabéis lo grave que pueden llegar a ser las quemaduras?

Por dios, hagamos que las redes sociales sirvan para difundir información contrastada y de calidad, o humor si queréis pero no para darle visibilidad a este tipo de barbaridades. Existen multitud de vídeos de adultos echándose agua hirviendo por lo alto y que se hacen virales .

Por favor, insisto por enésima vez, INTENTEMOS LOS ADULTOS SER EJEMPLOS PARA LOS NIÑOS.

NO compartid ni, por supuesto, haced retos de este tipo.

Comparte, por favor.

De tal palo tal astilla…

No hace falta que les digamos nada, ellos están todo el día observándonos. Captan la esencia de cada situación. Aprenden de lo que hacemos y no de lo que decimos.

¿Te acuerdas, mamá, cuando en el desayuno estabas hablando mal de la vecina…?

¿Y ahora me regañas porque no te ha gustado lo que he dicho de la hermana de mi amigo?

 

¿Te acuerdas, papá, cuando esta mañana insultaste a esa señora del coche rojo porque no puso la intermitencia…?

¿Y ahora te enfadas porque yo la seño te ha dicho que he insultado a Pablo en colegio?

 

¿Te acuerdas, mamá, cuando decías que estabas harta del trabajo, que estabas muy cansada, que “el curro era una mierda”?

¿Y ahora no entiendes por qué no quiero ir al colegio?

 

¿Te acuerdas, mamá, cuando estábamos almorzando y estabas hablando con papá de que no te querías ir a cenar con los tíos…?

¿Y ahora me dices que yo tengo que ser amigo de todos los niños de mi clase?

  

No entiendo nada, los padres sois muy complicados, yo sólo quiero parecerme a vosotros, y cuanto más me parezco más os enfadáis.

 

¡Qué cantidad de mensajes contradictorios les damos a nuestros hijos!

¿Cómo no se van a hacer un lío si les pedimos gritando que no griten?

 

Recordad lo que decía Albert Einstein: “Educar con el ejemplo no es una manera de educar, es la única”.

Comparte.

¿Debemos pedir a los niños que besen a desconocidos?

beso obligado

En respuesta a varias peticiones que me habéis hecho últimamente sobre este tema, expongo aquí mi opinión sobre este tema.

Os pongo en situación:

Venga, María, dale un beso a esta señor. Es el abuelo del amigo del primo de la niña que el otro día estaba en el cumpleaños de Sofía”.

Mas de una vez os habéis visto en una situación similar, ¿verdad?

O si no esta otra:

¡Uy, qué niña más guapa! Pero señora es un poco antipática, ¿no? Es que no me quiere dar un beso.”

Este es un tema que periódicamente ha provocado mucho revuelo en las redes sociales. Uno de los primeros post que se viralizó sobre este tema hace aproximadamente un año fue el escrito por Ana Hanssen que tituló contundentemente “Por favor, no le pidan besos a mis hijos”.

Podría aportar contenidos más o menos fundamentados como los que se demostraron con algunos experimentos donde se evidenciaba que los niños que son obligados a abrazar y besar en contra de su voluntad, son más vulnerables a sufrir abuso sexual porque no han aprendido a decir ‘no’ al contacto físico indeseado con un adulto.

Podría aportar opiniones de expertos como la de Irene van der Zande, directora ejecutiva de una organización especializada en enseñar seguridad personal y prevención de la violencia, que dijo: “Cuando forzamos a los niños a someterse al afecto no deseado para evitar ofender a un familiar o lastimar los sentimientos de un amigo, les enseñamos que sus cuerpos en realidad no les pertenecen porque tienen que dejar a un lado sus propios sentimientos sobre lo que se siente bien para ellos”.

Pero creo que es mucho más sencillo que todo esto. Cada familia puede tener su opinión sobre este tema, pero creo que la mayoría coincidiréis conmigo que no se debe obligar a los niños a dar besos, porque para ellos dar un beso es una sincera, auténtica y verdadera muestra de cariño. Ellos no besan sin sentido. Cuando besan, besan de verdad. Ellos dan BESOS (sí, con mayúsculas y en negrita) Para ellos un beso es un acto muy íntimo y verdadero. Por eso ni siquiera le debemos mendigar besos a nuestros propios hijos. Debemos saber e interpretar cuando ellos están “receptivos”.

Los besos que nos damos los adultos al saludarnos son actos “fríos”, no implican cariño, sólo respeto. Eso no un beso para un niño.

Lo que ellos no entienden es que a un desconocido, a la primera de cambio, haya que darle un beso. “ Pero…, ¿por qué?, si a mi no me apetece. Yo a esa señora no la conozco”. Y con mucha razón que lo dicen.

Pongo un ejemplo a la inversa: imagínese que usted va por la calle con su hija de 18 años y se acerca un señor de 45 años y le pregunta: “¿señora, puedo besar a su hija?” Creo que no hace falta que ponga la respuesta ni describa la cara con la que nos quedaríamos.

Por tanto creo que debemos respetarlos. Es beso debe ser un acto espontáneo. Debemos asumir, además, que la personalidad de cada niño es diferente y no ser besucón no es ningún defecto.

Esto no significa, en absoluto, que nunca vayan a besar al saludar. Ellos, como ya dije en el post «Educar en el ejemplo«, son auténticas máquinas de imitar. Por tanto, si ellos nos ven saludar a nuestros conocidos con besos, acabarán haciéndolo.

Comparte si piensas que no debemos menospreciar LA AUTENTICIDAD DEL BESO DE UN NIÑO.

El vaso de leche.

vaso

Educar a un niño puede ser apasionante, emocionante, agotador,… y así hasta mil calificativos más pero, desde luego, nadie dijo que fuese fácil.

Está muy de moda en cualquier foro que haga referencia a la educación de los niños hablar de la resiliencia.

“¿Cómo?, ¿Resi-qué?”

No me gusta dar definiciones exactas, y menos si hablamos de psicología, porque ahí si que nos podemos perder todos.

La resiliencia, para entendernos, es la capacidad que tiene una persona (en este caso, un niño) para sobreponerse  a una situación adversa y sacar, incluso, una enseñanza.

Para estas cosas más vale poner ejemplos sencillos y reales.

Hace unos días leía cómo podemos reaccionar  ante una situación tan cotidiana y banal puede ser la siguiente:

Un día cualquiera, que llevas mucha prisa, como siempre, en el desayuno, antes de ir al cole. Sirves la leche, de la que, por cierto, ya queda muy poca; tu hijo por descuido tira el vaso, el cual se rompe y se derrama toda la leche.

Nos ha pasado a todos, ¿verdad?

Bueno, pues esta situación tan cotidiana la podemos enfrentar, al menos, de tres maneras diferentes:

  • El castigo.

Rompes en cólera (“¡pero cómo serás tan tonto, hijo!, ¡mira que eres inútil!, ¡y vosotros (a los hermanos, que por cierto miran la escena atónitos), tener también cuidado que si no también vais a cobrar!, ¡siempre igual, yo aquí echo un esclavo para que los señoritos tiren la leche!, ¡¿eso es lo que me ayudáis?!)

Como ya dije en el post Educar con el ejemplo, no deberemos sorprendernos después si con estas actitudes nuestras, ellos intentan resolver sus conflictos usando la violencia.

  • La sobreprotección.

Si eres de este “club” lo mismo no te ha pasado nunca esta situación y, probablemente, nunca te pase. Lo cual no quiere decir que sea bueno. Puede que para que esto nunca te pase tus hijos, con 8 años, sigan tomando su leche en vaso de plástico

De esta manera nunca llegarás tarde a ningún sitio. Pero estarás “condenando” a tus hijos a que lleguen tarde siempre a la hora de hacerles independientes, autosuficientes, autónomos y que, además, los incapacites para todos los días de su vida.

Decía María Montessor: «Cualquier ayuda innecesaria es un obstáculo para el desarrollo». Muy al hilo de esto podemos insistir en el flaco favor que le hacenmos a nuestros hijos haciéndoles los deberes. Ya hablé de esto en el post La vuelta la cole. Podéis repasarlo pinchando aquí.

  • El niño responsable.

En esta ocasión, con calma, le pides que recoja el vaso ya que fue él quien lo derramó. Incluso si se corta, le pones una tirita, y le invitas a que continúe recogiéndolo. Si se hace tarde también puedes proponerle que cuando llegue del cole lo primero que debe hacer es recogerlo. Le ofreces otra cosa para desayunar, puesto que se ha terminado la poca leche que quedaba y, manteniendo la calma, lo llevas al cole y lo despides con un beso. Al día siguiente, le pides que sea él quien sirva la leche y lo felicitas por hacerlo de forma adecuada.

Qué cruel pensareis algunos, ¿verdad? Permitir que nuestros hijos asuman las consecuencias naturales de sus actos es todo un proceso de vida que le permite volverse responsable, autónomo y seguro de sí mismo.

Claro que es mucho más rápido darle un pescozón o servírselo en vaso de plástico, pero la vida no es una carrera de velocidad sino una carrera de fondo. No gana quien llega antes sino quien llega “mejor”. El tiempo lo recompensará de sobra.

No quiero con este post decir que soy un padre ejemplar. Nada más lejos de la realidad. Sólo quiero invitar a que reflexionemos.

¿Y tú? ¿en qué grupo te encuadras?

¡¡ NO A LA VIOLENCIA DE GÉNERO!!

Hoy, 25 de Noviembre, se celebra el Día Internacional contra la Violencia de Género.

Es uno de esos días que uno desearía que no se celebrase. Ojalá nunca hubiese sido necesario celebrarlo. NUNCA debería haber existido.

Pero con los datos oficiales del año pasado se hace más necesario que nunca. Haciendo click aquí podéis consultar el balance anual del Registro de Violencia Doméstica y de Género del Instituto Nacional de Estadística (INE). Hay especialmente dos datos que me parecen espeluznantes:

– un total de 637 menores de edad fueron víctimas de violencia de género en 2015, un 10,6% más que en 2014.

– por edad, casi la mitad (48,3%) de las maltratadas por violencia de género tenían entre 25 y 39 años. La edad media de las víctimas fue de 36,5 años.

Estos dos datos son EXTREMADAMENTE PREOCUPANTES, ya que dejan poco lugar a la esperanza.

Significa que una gran parte de las mujeres son fruto de la violencia de género durante los primeros años de la maternidad. Es decir, miles de niños pequeños viven a diario en su hogar “las peleas” de sus padres. Aparte del sufrimiento y de las consecuencias sobre la autoestima de estos niños, hemos de saber que gran parte del aprendizaje en la infancia se hace por imitación, con lo cual la fórmula que se repetirá es la siguiente: “los perros tienen… perritos, los gatos tienen… gatitos y los matratadores tienen…” (no, no lo escribiré).

Quizás, el otro dato que escribía (la violencia de genero está aumentando entre los adolescentes) es consecuencia de lo anterior.

Esto es muy triste y debemos combatirlo.

Hay que trabajar duro en esto desde todos los ámbitos que tenemos relación con la infancia como son la escuela, la pediatría, … pero sobre todos desde LAS FAMILIAS.

¡¡ NO A LA VIOLENCIA DE GÉNERO!!

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