¿Cuál es número de hijos ideal en una familia?

familianumerosa

Existen multitud de preguntas que uno debería saber que cuando las hace se está exponiendo a que le contesten cualquier tipo de improperio. Un ejemplo de este tipo de preguntas son las relativas a la maternidad o paternidad, o más bien, las relativas al número de hijos que tiene o debe tener una familia.

Seguro que os veréis reflejado en alguno de los ejemplos siguientes.

Cuando uno se casa, vive o convive durante un tiempo con su pareja, la pregunta no se hará esperar:

“¿Pronto buscaréis familia, no?”

Siendo correcto se podría contestar : “El momento y el deseo de tener un hijo es un momento muy íntimo, que sólo tengo que decidir con mi pareja y no contigo”

Peor aún es cuando uno tiene su primer hijo. Parece que se hubiese abierto la veda y el segundo no se pudiera hacer esperar.

“Habrá que darle pronto un hermanito a esta criatura”, “¿Ahora tendréis que buscar la parejita, no?”

La pregunta puede resultar impertinente en cualquier momento, pero es que encima muchos se atreven a hacerla en la primera visita a la maternidad, a una madre recién parida.

Muchas madres se limitan a mirar con una tímida sonrisa por no contestar: “Pues mira, ya que me preguntas, te diré que a preguntar no obligan pero a responder sí. Resulta que ahora mismo, después del parto, estoy profundamente féliz, y a la vez tremendamente cansada, por lo que ahora sólo intento concentrar toda mi energía en disfrutar de este momento y no sé si habrá otro.  Si has venido a hacer preguntas impertinentes a la maternidad más vale que te hubieses quedado en tu casa. Por cierto hablando de preguntas impertinente, ¿Y tu qué, cagas duro?

De todas maneras tengo que decir que las familias que tienen dos hijos son las que más tranquilas pueden respirar. Ese numero de hijos parece estar socialmente bien visto. Aun así es imposible librarse de los comentarios de determinadas personas que tienen como afición solucionar la vida de los demás:

“Mira que bien, la parejita, pero deberíais haberlos tenido más seguidos”. O “Lo mejor es que sean dos niños, varones, para que jueguen juntos”. O “Es mejor que sean dos niñas, que las hermanas se llevan después muy bien y se cuentan sus cosas”. Total,  sea como sea, a “las tacañonas” nunca les vendrá del todo bien tu familia.

El problema viene si tienes la “osadía” de tener un tercer hijo. Cargarán nuevamente contra ti:

“¿Ha sido buscado?, ¿ya pararéis, no?”

Podría responder: “¿A quién te refieres con lo de buscado?, ¿al gili… que tengo delante preguntando? No, no te busqué. Apareciste tú solo, sin que yo te llamase”.

Si te “atreviste” a tener cuatro o más hijos entonces además te pedirán explicaciones sobre tu religiosidad:

“¿Cuántos has dicho, cuatro?, ¿no serás del Opus o de los kikos?”

Respuesta: «Por la pregunta deduzco que tienes menos de cuatro, ¿verdad? Pues dime ¿estás arrepentido de haber tenido alguno de tus hijos?. Yo no. Lo de la religión ya si quieres lo hablamos otro día pero ¿es que acaso tu religión te impide tener el número de hijos que tú quieras?».

Seguro que os encontráis en alguno de los grupos anteriores y más de una vez habéis «sufrido» estas preguntas.

Un consejo, si me lo permitís, a riesgo de llevarme una mala contestación: Ten los hijos que libre y voluntariamente quieras. Cualquier excusa es válida para tener o dejar de tener los hijos que quieras. Sólo tú sabrás y sentirás desde dentro si vives tu vida o te la están viviendo.