«Doctor, creo que se ha equivocado. Hoy lo que se celebra es el día de la mujer trabajadora».
Pues eso, repito e insisto: ¡¡Feliz día de la madre!!
Porque detrás de cada madre hay una mujer trabajadora. Parece mentira que con toda la lucha social que ha habido durante muchos años para conseguir la igualdad entre hombres y mujeres (cosa que aún está bastante lejos de conseguirse) las mujeres se vean obligadas a elegir entre ser madres o continuar con su trabajo. Se vean obligadas a tener un trabajo remunerado económicamente o continuar trabajando sin cobrar un duro, o peor aún, teniendo que hacer las dos cosas a la vez, llevando adelante la casa y continuar trabajando: levántate, dúchate, despierta niños, viste niños, desayuno en familia, lleva niños al cole, sal pitando para el trabajo… en el trabajo rinde al cien por cien y , con suerte, no te llamarán del cole de los niños para decirte que el pequeño ha vomitado y tiene fiebre… recoge a los niños del cole, corre para casa, almuerzo, actividades extraescolares,… baño, cena, léelos un cuento. Y encima aguantando todos los comentarios de las «buenasmadres».
En fin, ya sabéis, el día a día de muchas de vosotras, mujeres y madres trabajadoras.
Hay muchos padres que colaboran mucho en las tareas de la casa, por qué no vamos a decirlo, pero la inmensa mayoría de lo que me encuentro en la consulta a diario son madres que han tenido que renunciar a su trabajo para dedicarse en cuerpo y alma a la maternidad. No digo que no compense. Claro que compensa. Desde el punto de vista personal la madre se verá de sobra «pagada».
Pero hay que decir alto y claro que tenemos un problema en nuestra sociedad si por un lado recomendamos lactancia materna exclusiva hasta los seis meses y, sin embargo, las bajas maternales no duran más de cuatro.
Miedo me da en ocasiones en la revisión de los cuatro meses preguntar a la madre si va a continuar dándole la teta, porque en ese momento más de una se me ha echado a llorar.
«No, ya no puedo, ya me gustaría. Mañana empiezo a trabajar».
Con el tiempo, sólo con la cara que ponen al entrar, sería capaz de acertar qué madre está a punto de empezar a trabajar.
No es sólo a lactancia. Los vínculos de afecto que se están estableciendo entre la madre y su bebé a esa edad son fundamentales para el correcto desarrollo neurológico y psicológico del bebé.
Ya he hablado en otros post de la «mentira» que supone hoy día la conciliación de la vida laboral y familiar para muchas mujeres. Podéis leerlo pinchando aquí.
Comparte este post si piensas que detrás de cada madre hay una gran mujer trabajadora y que la baja maternal debería prolongarse, al menos, hasta los dos años.