«Ayer me quemé otra vez».

  

Puedo contar por miles los nacimientos que he asistido como pediatra.

Partos de “todos los colores”.

– En diferentes lugares: en quirófano, en el paritorio, en la cama, en el taxi,…

– Madres de todo tipo: adolescentes, añosas, Fugitsu (madres hipersilenciosas), escandalosas (la ocasión lo requiere),…

– También padres de todo tipo: florero (allí plantados esperando a que pase el chaparrón), colaboradores (abanican a sus mujeres con cualquier cosa,…), besucones (he de decir que en ese momento muchas veces la madres rechazan esos besos,…), supersolidarios (¡ay, si pudiéramos compartir el dolor, cari!),…

 

Podría contar miles de anécdotas de los partos. Unas muy graciosas y otras, desgraciadamente, no tanto.

 

Todos los partos tienen algo en común: es una situación en la que se derrochan sentimientos a raudales.

 

“Ayer me quemé otra vez”

 

Nueve meses de incertidumbre. ¿Cómo será su carita?, ¿cómo serán sus manitas?, ¿cómo serán sus ojitos?,…. ¿Vendrá todo bien?

Uno puede tener todas las pruebas médicas con resultados normales y todas las ecografías del mundo donde se ve que todo va bien, que siempre seguirá pensando que algo puede fallar.

 

Y toda esa incertidumbre en un momento (sé que ese momento del parto es un poquito más largo para las madres)… SE HACE REALIDAD.

 

“Ayer me quemé otra vez”

Ya en mi etapa de residente había asistido cientos de partos. En ocasiones no entendía las reacciones de los padres. Siempre me había parecido cuando asistía a un bebé para secarlo y ayudarlo a llorar que la temperatura de su piel era normal. Estaba calentito, como el resto de los fluidos internos del cuerpo.

 

Pero cuando nació mi primer hijo, José, su piel “me quemaba”, era como un ascua gigante. Todavía hoy recuerdo esa sensación de estar literalmente quemándome las manos. Entonces comprendí lo que son la “emociones fuertes”. En ese momento “comprendí” muchas de las anécdotas que hasta entonces no habían tenido sentido.

 

Supongo que tod@s sabéis de lo que estoy hablando. Para los que no, imaginar por un momento el derroche de adrenalina que debe sentir alguien al saltar un precipicio en caída libre, multiplicarlo por cien mil y aún no os estaréis acercando ni de lejos a lo que se puede sentir con el nacimiento de un hijo.

 

Exactamente la misma sensación tuve con el nacimiento de mi segunda hija, María. Su piel también “me quemaba”.

 

Y “Ayer me volví a quemar”

 

Después de unos últimos día de embarazo llenos de preocupaciones, volvía a vivir eses momento mágico.

Volví a sentir que tenía un trozo de fuego entre mis manos.

 

Bienvenida, Victoria.

 

Gracias mamá.

 

El cartonaje de Bexsero® en portugués puede inducir a error.

Os cuento una anécdota del otro día de la consulta.

Finalmente resultó “tener gracia”, pero advierto que el idioma nos puede jugar malas pasadas.

– “Doctor, ¿la vacuna Bexsero® de Portugal necesita refrigeración para el transporte?”

– “¿Cómo?, ¿cómo ha dicho?” Podéis imaginar mi cara de asombro. “Pues claro, evidentemente. Como ya he advertido uno de los riesgos de comprar vacunas en el extranjero es la eventual pérdida de la cadena del frío. Como advierte la propia ficha técnica debe ser conservada entre +2 y +8 ºC.”

“Es que en el envase ponía: Conservar no frigorífico.

En ese momento no sabía si reir o llorar. Maldito lenguaje. Hay que decir que “Conservar no frigorífico” traducido al castellano significa “Conservar en el frigorífico”.
Afortunadamente la familia, a pesar de lo que «malentendÍan» de esa infromación en portugués habían conseguido mantener la cadena del frío correctamente.

Busqué en internet para ver si a otros compañeros les había ocurrido algo similar y encontré esta información del Comité Asesor de Vacunas.

Copio “textualmente”:

Recientemente la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) informó de que había autorizado la distribución de unidades de la vacuna frente al meningococo B, Bexsero®, con cartonaje en idioma portugués. También, advirtió de que en las oficinas de farmacia deberían adjuntar un ejemplar del prospecto del medicamento en castellano.

La Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid advierte, en una nota en su web, que en el cartonaje portugués hay una inscripción referida al modo de conservación que puede inducir a error: dice “Conservar no frigorífico” (parte superior de la imagen), lo que traducido al castellano significa “Conservar en el frigorífico” (parte inferior de la imagen). La posibilidad de error es evidente: “no”, en portugués, significa “en el”.
cartonaje

Tanto las oficinas de farmacia como los profesionales sanitarios implicados deben advertir a las familias de esta circunstancia, para evitar que la vacuna no se conserve de forma adecuada, esto es, en frigorífico y a temperatura entre +2 y +8 ºC.

Por tanto desde Cuidar Mi Bebé quiero recordar los riesgos de comprar vacunas en el extranjero. Se debe mantener en todo momento la cadena del frío.

Comparte esta información para evitar que el lenguaje nos juegue malas pasadas.

¡¡¡¡Ya está aquí la vacuna de la varicela!!!

Megafono

Muchos han sido los cambios que hemos “sufrido” en los últimos años con respecto a esta vacuna.

Fue retirada del mercado en verano de 2013. Sí, no había ninguna razón conocida desde el punto de vista científico como ya expliqué en el post que publiqué el pasado 30 de Julio (lo puedes repasar pinchando aquí).

Un día antes se había reunido el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) y había tomado la siguiente decisión : a partir de 2016 se administraría a todos los niños en la edad pediátrica temprana, la primera dosis a los 12-15 meses y la segunda entre los 3 y 4 años.

Cada Comunidad Autónoma decidiría cuando comenzaría aplicarse dicha decisión en su territorio. En cada sitio podría ser en fechas diferentes, de hecho, en Madrid, ya comenzaron a vacunar en diciembre de 2015.

Hemos estado expectantes para ver en qué fecha comenzaba a aplicarse dicha medida en cada territorio.

Entre tanto, desde el pasado 1 de febrero de 2016 la vacuna volvía a dispensarse libremente en las farmacias para que las familias que quisieran pudieran adquirirla y administrarla a sus hijos.

Centrándonos en Andalucía, el pasado viernes salió el comunicado de la Conserjería de Sanidad de la Junta de Andalucía donde se expone que a partir del 15 de febrero de 2016 (“copio textualmente”):

Introducción de la vacuna frente a varicela en una edad más temprana, con un esquema de vacunación de dos dosis: la primera dosis a la edad de 15 meses y la segunda dosis a la edad de 3 años.

  • Se vacunaran a los niños y niñas que cumplen 15 meses en 2016. Estos niños y niñas recibirán una segunda dosis a la edad de 3 años, siempre que no hayan padecido la varicela.
  • Se mantiene la vacunación a la edad de 12 años a los niños y niñas que refieran no haber pasado la enfermedad, ni haber recibido la vacuna con anterioridad, con un esquema de vacunación de 2 dosis, separadas entre sí con un intervalo mínimo de un mes.

En el caso de los niños y niñas de 12 años de edad, que hubiesen recibido con anterioridad y no hubiesen padecido la enfermedad, se les administrará una segunda dosis.

Expongo cómo quedará por tanto el Calendario de vacunas financiadas de la Junta de Andalucía:

calendario

calendario_vacunaciones_2016

Este es un calendario de vacunación “de mínimos”, ya que el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría incluye, además, otras vacunas frente a rotavirus, neumococo, meningoco B.

Comparte esta información si consideras que puede aclarar dudas frente a la vacunación frente a Varicela.

Educar con el ejemplo.

 

ejemplo

Ser coherentes con lo que decimos es la manera más eficaz de educar a nuestros hijos.

De nada sirven todos los “razonamientos y discursos ejemplarizantes” intentando convencer a nuestros hijos que deben comportarse de esta u otra manera o hacer esta o aquella cosa si después nosotros hacemos lo contrario.

Decía Albert Einstein: “Educar con el ejemplo no es una manera de educar, es la única”.

 

Esto mismo, no hace falta que lo diga una eminencia de la envergadura de Einstein, estamos hartos de escucharlo del refranero español: “de tal palo tal astilla”.

Ejemplos de la vida diaria:

“Hijo, el móvil no se coge”, mientras nosotros no dejamos de “whatappear” ni durante la comida.

“Hijo, no se dicen mentiras”, mientras ellos ven que mentimos incluso a nuestros amigos.

“¡¡Hijo, no se grita!!”, y se lo decimos gritando. ¿Cómo queremos que ellos no griten?

“Hijo, no te quejes, tienes que ser más optimista”, mientras que nosotros, con un careto hasta el suelo no paramos de quejarnos del trabajo, de los vecinos,…

“Hijo, debes respetar las normas”, mientras “les obligamos” a cruzar el semáforo en rojo porque no viene nadie.

“Hijo, no debes insultar a tus amigos”, mientras ellos ven que criticamos a los vecinos o a otros padres del colegio.

Y así hasta mil situaciones más.

No hace falta que les digamos nada, ellos están todo el día observándonos. Captan la esencia de cada situación. Aprenden de lo que hacemos y no de lo que decimos.

Os dejo una historia, muy ilustrativa que leí el otro día:

Estaba un padre con su hijo haciendo cola para entrar al teatro. Cuando llegó su turno, el padre preguntó a la señora que estaba en la taquilla a partir de qué edad los niños debían pagar. La señora contestó que a partir de los ocho años. El padre, sin dudarlo un momento, contestó: “Pues deme dos entradas, que mi hijo cumplió ayer ocho años”. La señora le entregó las dos entradas pero, antes de que se fuera, le dijo: “me ha extrañado mucho que me dijera que su hijo tiene ocho años; si me dice que tiene siete no me hubiera dado cuenta”. El padre respondió: “Usted no se hubiera dado cuenta, pero mi hijo sí”.

Comparte este post si piensas que la mejor manera de educar es con el ejemplo.

Los Reyes Magos NO son los padres.

Creo que en el post Diez frases que no debes decirle JAMÁS a tu hij@, podría añadir una más, que es: “los Reyes Magos son los padres”.

No quiero decir que haya que engañarles. Una vez que lo descubran habrá que intentar hacerles entender que todo “el engaño” era por mantener una bonita ilusión. Para entender esto puede ayudar hacerles cómplices de mantener el secreto respecto a otros hermanos o primos más pequeñitos.

Pero ese día se habrá ido al traste una de las mayores ilusiones que tiene un niño, se habrá desvanecido para siempre la noche más mágica para ellos: la noche de los Reyes Magos.

Esa noche que les decimos que deben ir tempranito a la cama y que les resulta casi imposible conciliar el sueño porque están absolutamente emocionados tras haber visto a los Reyes Magos en la cabalgata. Esa noche que no paran de pensar cómo harán los Reyes para llegar a tiempo a la casa de todos los niños. Esa noche en la que nos ayudan a dejar en la mesa del salón tres copitas de anís y una bandeja de polvorones para Sus Majestades y que “mágicamente”, a la mañana siguiente, están prácticamente vacías y, al lado, varios envoltorios de los polvorones y sus migajas. Esa noche en la que todos hemos tenido, en algún momento,  la sensación de haber visto la capa de un Rey Mago que se marchaba rápidamente de nuestra casa. Esa noche en la tu hijo deja los zapatos bajo el árbol de navidad con la seguridad que a la mañana siguiente los encontrará llenos de caramelos.

Esa noche…  y también ese día, el día de Reyes.

Ese día que tu hijo se levanta y corre emocionado hasta el árbol de Navidad para ver sus regalos. Ese día que su cara es una explosión de emociones mientras abre los regalos. Ese día que tu hijo te dice “mira papá, se han bebido el anís y han comido algunos polvorones…” y sigue abriendo regalos ingenuamente. Y vuelve al árbol y grita: “mira, y me han llenado los zapatos de caramelos…”

Sí, todo se habrá ido al traste tras descubrir “el engaño”. Ya nunca será igual. A partir de ese momento el día de los Reyes Magos pasa a ser un día más en el que reciben y/o recibimos regalos (como en el cumple, como en el santo, como en San Valentín,…). Un día más, con más carga comercial y consumista que otra cosa. Otro invento de la sociedad de consumo.

Ya nunca se vuelve a disfrutar igual el día de  los Reyes Magos…

Bueno, perdón, sí que se puede volver a disfrutarlo, y quizás más que antes, cuando uno se convierte en el Rey Mago. Todos los padres (también titos, abuelos,…) que lo habéis experimentado ya sabéis de qué estoy hablando. Para los que este año será su primera vez os advierto que la sensación vuelve a ser indescriptible. La noche vuelve a ser mágica. Incluso desde varios días antes. Uno se convierte en Rey Mago en esas compras a escondidas de tu hijo, en esa forma de buscar escondites imposibles en la casa, en esa forma de envolver y colocar regalos mientras duermen, y sobre todo, en esa forma de intentar averiguar cuál es el regalo preferido por tu hijo sin preguntarlo directamente.

Esta es una de las claves. Ir a comprar directamente el regalo con la persona que lo va a recibir hace que se pierda todo el encanto, toda la magia. En ese momento se es “Rey”, pero no “Mago”.

Saber a ciencia cierta qué te encontraras bajo el árbol de Navidad la mañana de Reyes es como ver la repetición de un gol, como ver un partido en diferido, como que te cuenten el final de un libro o una peli… Se pierde lo más bonito: la ilusión, el factor sorpresa,…

Los Reyes Magos son los padres cuando sabemos quién y qué nos van a regalar.

Los Reyes Magos existen cuando recibimos un regalo inesperado.

Por favor, regalad algo inesperado, ESO SERÁ UN GRAN REGALO.

Por favor, cuidad todos los detalles para ser los “Reyes Magos” de vuestros hijos el mayor tiempo posible, ESA INOCENCIA LES HARÁ MUY FELICES.

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