Estamos en temporada fría y las urgencias están ya atiborradas de procesos respiratorios.
Pinchando sobre la enfermedad podéis leer algunos post sobre estos procesos: la tos, la laringitis, las bronquitis/crisis asmáticas, la bronquiolitis, …
Hoy le toca el turno a LA NEUMONÍA.
Cada vez que hacemos este diagnóstico a las familias les surgen infinitas dudas:
“Doctor, ¿ha dicho neumonía?, pero… ¿eso es grave?, y… ¿de dónde lo ha pillado?, ¿habrá que ingresarlo?”.
Por la creencia popular de que se trata de un proceso grave, los médicos, en un intento de no alarmar en exceso, han empleado términos incorrectos como “principio de neumonía” (ni principio ni final, o tiene o no tiene neumonía), “se le ha bajado el catarro al pecho”, (los catarros ni se suben ni se bajan, los que suben y bajan son los ascensores),…
Intentaré que se entiendan algunas dudas:
¿Qué es una neumonía?
Es una infección de las vías respiratorias bajas (bronquios y pulmones).
¿Cuál es la causa?
Como todos los procesos respiratorios en los niños menores de 2 años la causa más frecuente son los virus.
En los niños más grandecitos la causa más frecuentes son las bacterias.
¿Cómo se transmite?
Como todos los procesos respiratorios se contagia a través del contacto directo de secreciones respiratorias (los niños comparten objetos que chupan, beben de la misma botellita,…) y a través de las gotitas de saliva que soltamos al hablar o estornudar. Por este motivo es importante desde pequeñitos enseñarles que al toser o estornudar deben taparse la boca con un pañuelo o con el codo (¡¡No con la mano que si no al tocar después otra cosa van transmitiendo el germen!!).
¿Existen diferentes tipos de neumonía?
En función de la edad, el germen y los síntomas los médicos clasificamos las neumonía, básicamente, en dos tipos:
– NEUMONÍA TÍPICA: Los síntomas más típicos son fiebre alta, tos y respiración rápida (esos síntomas pueden ser comunes a otros procesos como la bronquitis). Los niños más grandecitos pueden referir escalofríos, dolor en el pecho o dolor de barriga. Uno de los datos más sospechosos es una respiración quejosa. En estos tipos de neumonía la radiografía es muy evidente: “una mancha redondeada en el pulmón”, como podéis ver en la siguiente fotografía.
La radiación que supone una radiografía de tórax, como expuse en el post de “¿Cuánto radian las radiografías?”, es mínima. Aun así, en muchas ocasiones, no es necesario realizarla ya que los síntomas y los ruidos respiratorios en la auscultación son muy evidentes
– NEUMONÍA ATÍPICA: Es más típica de niños más grandecitos, a partir de los 5 años. En este caso los síntomas son más insidiosos. Comienzan con febrícula, tos irritativa, … En este caso la radiografía no es tan clara: se ve como “unas marañas en los pulmones”. Incluso a los médicos nos costaría interpretarlas si no sabemos la edad y los síntomas.
¿Cual es el tratamiento?
La mayoría de las neumonías pueden ser tratadas en casa, sin necesidad de ingreso hospitalario.
Es importante realizar algunas medidas de confort:
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controlar la fiebre con paracetamol o ibuprofeno.
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intentar mejorar la entrada de aire a base de lavados nasales.
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optimizar la hidratación, con abundantes líquidos, para fluidificar las secreciones.
No son recomendable el uso de antitusivos ya que la tos es un mecanismo de defensa muy útil para la movilización y expulsión de secreciones.
En los niños más pequeños, en los que se supone que la causa es un virus, pueden ser suficientes estas medidas.
En los niños más grandes utilizaremos antibióticos:
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en neumonías típicas: penicilina o amoxicilina a dosis altas, similares a las otitis.
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en neumonías atípicas: macrólidos como la azitromicina.
¿Se pueden prevenir?
Puesto que hemos dicho que se trata de una enfermedad contagiosa podremos tomar una serie de medidas como son:
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Ventilación de la casa y evitar el humo de tabaco.
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Evitar que los niños compartan objetos (vasos, biberones, juguetes, …) que puedan estar contaminados y , los adultos, lavado de las manos tras estar en contacto con ellos, sobre todo si se han estado manipulando las secreciones.
Además es importante completar los calendarios vacunales, puesto que muchos de los gérmenes incluidos en las vacunas pueden producir neumonía (neumococo, Haemophilus influenza tipo b, tosferina, sarampión, gripe, …)
La lactancia materna prolongada también es protectora de ésta y otras infecciones.
¿Dejará algunas secuelas?
La mayoría de las neumonías presentan una evolución favorable unas 48 horas tras el inicio del tratamiento y la recuperación será completa sin ningún tipo de secuela.
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Unas excelentes explicaciones, muy utiles y tranquilizadoras. Enhorabuena Doctora