Todos los veranos la misma historia, la maldita misma historia.
El maldito segundo de los que ya he hablado en otros artículos. “¡Si fue un segundo…!”
Es una de as situaciones más dramáticas que existen. Perder a un niño en una zona de recreo.
Nuevamente se trata de una de esas desgracias que uno piensa que nunca le pueden pasar a uno y que, además, tenemos mucha tendencia a la crítica fácil:
“Pero cómo pueden esos padres dejar a ese niño solo…”
Daré datos nuevamente para que seamos conscientes de que este problema es más frecuente de lo que, a priori, uno puede pensar.
El ahogamiento es la segunda causa de muerte en los niños entre 1 y 19 años.
En los niños más mayores la causa suele estar relacionada con el inicio de deportes acuáticos que requieren precaución especial (ski acuático, buceo, vela, submarinismo, motos acuáticas,…)
En los adolescentes el alcohol es un factor que hace que “se le pierda el respeto” al agua.
En este artículo haré especial hincapié en las medidas de seguridad en los niños pequeños, en los menores de 5 años.
A estas edades el sitios más frecuente donde se producen los ahogamientos son las piscinas privadas o comunidades privadas para las cuales no hay una legislación obligatoria sobre el vallado de las piscinas.
Quiero destacar que existen algunas circunstancias que hacen especialmente frecuente los ahogamientos:
– Al inicio del verano (mayo-junio), cuando la piscina ya está llena pero aun “no apetece” el baño. O al final del verano (septiembre-octubre) cuando la piscina aun no ha sido vaciada del agua, pero ya a ningún adulto le apetece el baño. En ambas circunstancias no suele haber adultos alrededor de la piscina y el pequeño, con su inagotable curiosidad, cae al agua sin que ningún adulto lo vea.
– Al llegar al sitio de veraneo, mientras los adultos descargan el equipaje, el pequeño con su inagotable curiosidad, explorando el nuevo territorio, cae a una piscina no vallada.
Daré una serie de consejos:
– Enseñar a los niños a nadar cuanto antes. Hay estudios que demuestran que el índice ahogamientos es menor cuando se les enseña a los niños a nadar entre 1-4 años.
– En piscinas privadas hacer un vallado completo, de todo el perímetro. La valla debe ser lo suficientemente alta para que un niño no sea capaz de saltarla y lo suficientemente baja (10-12 cm) para evitar que un niño se pueda colar por debajo. Además la vaya no debe impedir la visión de la piscina. ¡No olvidar que las piscinas de chapoteo también hay que vallarlas! Debemos saber que son suficientes pocos centímetros de profundidad para que un niño se ahogue. He visto varios casos ya en mi vida de ahogamientos en bañeritas de bebé. ¡No dejar nunca solo a un bebé en una zona que contenga agua!
– Debe prohibirse que un niño se tire de cabeza sin que un adulto previamente haya comprobado la profundidad de la piscina.
– El desagüe de las piscinas deben tener mecanismos de seguridad (por ejemplo rejillas) que eviten que un niño quede atrapado por succión.
Recordar siempre que NINGUNO DE ESTOS CONSEJOS SUSTITUYE A LA VIGILANCIA DIRECTA DE LOS PADRES O CUIDADORES.
Comparte esta información si piensas que puede ayudar a prevenir accidentes.