Tus ojos son muy grandes, mi niña,
tan grandes como los miedos que he soportado hasta parirte.
Tu mirada es muy profunda,
casi tan profunda como todos los sentimientos que sentí en esta lucha.
Deseo… y más deseo.
Impotencia… y más impotencia.
Presión… y más presión.
Desesperación… y más desesperación.
Culpa… y más culpa.
Es tan intenso tu olor a vida,
casi tan intenso como mi deseo por concebirte.
¡Te he soñado tantas veces!
Pero ya estás aquí conmigo, con nosotros.
Ahora sólo quiero achucharte.
¡Me he culpado tantas veces!
¡Lo he culpado tantas veces!
¡Y me he vuelto culpar tantas veces!
¿Por qué para mi, para nosotros, es tan difícil?
¿Por qué nosotros no podemos ser padres?
Tantas noches en vela…
Tantas preguntas sin respuesta…
Pruebas… y más pruebas.
Tratamientos… y más tratamientos
Desvelos, frustraciones, culpa…
Pruebas… y más pruebas.
Y el tiempo pasa,
y aparece la prisa,
y la desesperación,
y la desesperanza.
Y analíticas…, y clínicas…, y médicos…
Y más analíticas…, y más clínicas…, y más médicos.
Y menos respuestas a mis preguntas, a nuestras preguntas,
Y el reloj que no se para,
Y la gente que no para de hacer impertinentes preguntas.
Pero ya estás aquí conmigo, con nosotros.
Ahora sólo quiero achucharte.
Ahora sólo deseo tenerte entre mis brazos, gordita mía
Ahora sólo deseo acariciar tu piel,
Ahora sólo quiero vivir hacia delante.
¡Come de mi pecho, pequeña mía
que eso es, ahora, todo lo que deseo!