Una de las frases que escucho a diario varias veces en la consulta:
“Doctor, estamos muy preocupados porque Laurita ya sólo toma 2 biberones al día de 180 ml y antes tomaba 5 tomas de 240ml. ¿Está tomando suficiente leche? Es que he escuchado que los niños deben tomar, al menos, medio litro de leche al día”.
Sí, otra vez la leche en el punto de mira.
Aclaremos algunos conceptos sobre la leche:
Entender este tema es muy sencillo si nos fijamos en lo que hacen otras especies de mamíferos criados en libertad, donde se expresa solamente el instinto de supervivencia y no hay otros factores que influyan (modas, falsos mitos, intereses comerciales,…)
Algunas premisas básicas son:
- La leche es el alimento ESENCIAL en los primeros meses de la vida para cualquier mamífero.
- Cada especie toma su propia leche. Ya sabéis, no es habitual ver a un leoncito mamando de una jirafa.
- La leche de cada madre se va adaptando, día a día, a la edad de la cría.
Naturalmente, la mejor leche para los humanos es la LECHE MATERNA. Podéis ver otros post que ya he escrito sobre los la lactancia materna: sus beneficios, falsos mitos, …
Hace muchos miles de años, las civilizaciones comenzaron a asentarse y se comenzaron a domesticar los animales. Comenzó a ser más cómodo ordeñar a la cabra que salir a cazar. Este fue el inicio de la lactancia artificial. Miles de años de evolución han hecho que la especie humana tolere bien la leche de otras especies.
En los últimos años se utiliza sobre todo la leche de vaca porque desde el punto de vista nutricional es la que aporta unos nutrientes más adecuados a los humanos y porque la facilidad de producción y los costes son asumibles.
Está demostrado que, para cuando no es posible la lactancia materna, la lecha más adecuada para un bebé es la leche de vaca adaptada: la tipo 1 (leche de inicio) hasta los 6 meses y la leche tipo 2 (leche de continuación) hasta los 12 meses. Estas leches se ajustan con mucha exactitud a las necesidades nutricionales de cada una de estas edades.
Pero, ¿qué hay de las leches de crecimiento (tipo3)?
Cada vez está más fraccionado el mercado de las leches. A este paso aparecerán leches para rubios, para rubias, para altos, para bajos,… Ciertamente, estas leches de crecimiento, como alimento individual, se adaptan mejor que le leche “normal” de vaca a los requerimientos nutricionales de un niño de esta edad. Pero hay que considerar que a esa edad el niño debe recibir una dieta variada y saludable con lo cual darle una leche de crecimiento “sería redundante”. Esto no es sólo una opinión personal sino que la Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea se ha pronunciado en este mismo sentido como podéis ver pinchando aquí.
Las modificaciones que hacen los laboratorios para adaptar estas leches hacen que pierda su “buen sabor” por lo que para compensar suelen añadir azúcares o miel, con el consiguiente riesgo de caries. Además estas leches suelen ser caras. Más vale ahorrar en esas leches e invertir ese dinero en vacunas u otras cosas necesarias para la crianza de nuestros niños.
Por tanto la leche más adecuada a partir del año de vida es la leche semidesnatada “normal”, junto con una dieta variada.
¿Cuál es el mínimo de leche que debe tomar un niño?
A partir de esa edad no hay una cantidad mínima necesaria que se “deba” tomar. Volviendo al razonamiento de la naturaleza nos ofrece, ninguna cría de mamífero una vez que se desteta vuelve a tomar leche el resto de su vida.
Como norma general, y valorando la evolución y nuestras costumbres, se aconseja que los niños a esa edad tomen entre dos y tres raciones de leche al día. Pero debemos contar todos los lacteos (batidos, yogures, natillas, queso, pizzas 4 quesos, “bio-frutas”, …)
¿Y existe una cantidad máxima de leche que puedan tomar?
Estrictamente NO. El problema, como ya vimos en el post de algunos errores frecuentes en la alimentación es que si un niño toma demasiada leche:
- El niño tendrá tendencia al estreñimiento porque la leche es “pobre” en fibra y “rica” en calcio: esta es la combinación ideal para estreñirse.
- Tendrá tendencia a tener una ferropenia (hierro bajo) e incluso anemia, ya que la leche es una alimento “bajo” en hierro y además el calcio de la leche impide la absorción del hierro del resto de los alimentos.
- La dieta será muy monótona y poco variada, ya que saciará su apetito con los lácteos y comerá menos de otros grupos de alimentos también necesarios y muy recomendables (frutas, verduras,…)
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