¿Por qué los dientes permanentes salen amarillentos?

dientes blancos

Los dientes son motivo de preocupación para muchas familias.

Ya he escrito varios post en este blog relacionados con dudas sobre los dientes. Podéis repasarlos clicando sobre ellos:

Hoy voy a a explicar otra de las preocupaciones que me planteáis con frecuencia en la consulta:

Doctor, con lo contentos que estábamos porque Lucía tenía los dientes muy blancos y sin ninguna caries, ahora le están saliendo las paletas muy amarillas. Y por más que se los lava siguen muy amarillentas”.

Si alguna vez te has planteado esto y eres de los que no lees los post hasta el final te diré que es totalmente normal, no debes preocuparte. Esto no significa, por supuesto, que no deba seguir lavándose los dientes.

Si eres de los que te gustá saber el porqué de las cosas aquí va la explicación:

Los dientes, tanto los de leche como los definitivos, están formados por tres capas, que de fuera a dentro son: esmalte, dentina y pulpa. La diferente composición de cada una de estas capas y el groso de las mismas es lo que dan el color definitivo al diente

Los dientes de leche se caracterizan por tener una capa más fina de esmalte y de dentina. Esto, junto con alguna diferencias en la mineralización del esmalte, hace que el esmalte de los dientes de leche sea “más radiante” que el de los definitivos.

En torno a los 6 años comienzan a caerse los dientes de leche y a erupcionar los definitivos. Por tanto con esa edad “conviven” en la encía los dientes de leche (muy blancos) y los definitivos. Esto hace que tengamos la sensación de que los dientes definitivos son muy amarillos. Una vez completada la erupción de los dientes, puesto que ya todos los dientes son “amarillos” ya no tendremos esa sensación.

Esto no quiere decir, insisto, que no haya que lavarse los dientes.

Todo lo contrario, es fundamental insistirles a los niños en el hábito de la higiene dental y reducir el consumo de chuches para evitar las caries.

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¿Cuándo, cómo y por qué se debe retirar el chupete?

chup

Doctor, Laurita sigue con el chupete. Tiene ya 2 años y medio. Lo hemos intentado varias veces y no hay manera. ¿Qué podemos hacer?”

Con respecto a determinados logros en los hábitos de nuestros niños surgen infinitas dudas. Teóricamente son sencillos de conseguir pero la realidad, a veces, no es tan fácil.

Ya en su momento hablé de cómo retirar el pañal con éxito. Podéis repasarlo pinchando aquí.

El tema del chupe da para mucho: ¿interfiere el uso del chupete en los primeros días de vida en el establecimiento de la lactancia materna?, ¿es aconsejable el uso del chupete?, ¿qué características debe tener el chupete?,… pero hoy me centraré sólo en dos cuestiones:

  • ¿A qué edad es aconsejable retirar el chupete?
  • ¿Cómo podemos hacerlo?

Que la succión tiene un efecto claramente relajante en los bebés es un hecho observado desde la antigüedad. Desde civilizaciones muy antiguas se han utilizado distintos objetos para succionar y relajar a los bebés (gasitas con forma de bolsa y rellenas de papillas, objetos de barro llenos de líquidos,… y como no, la propia TETA DE LA MADRE).

Los chupetes tal y como los conocemos hoy día son de mediados del siglo pasado, es decir, los primeros usuarios fueron la generación que actualmente están siendo abuelos. Previamente el chupete más común es el dedo pulgar (¡¡eso si que es difícil de acabar con ello!! O le cortamos el dedo o le cosemos la boca).

El motivo de por qué es tan agradable y relajante el chupete es porque con la succión se liberan endorfinas (lo que la gente conoce como “la hormona de la felicidad”).

Vaya, pues si es tan fácil ser feliz, ¿por qué no les dejamos que sigan con el chupete el tiempo que ellos quieran?

¿Cuál es el problema de mantener el chupete?

A priori ninguno, de hecho podríamos decir que es incluso bueno, ya que se ha demostrado que el uso de chupete en los niños mayores de un mes puede disminuir la incidencia de síndrome de muerte súbita del lactante.

El problema es que si utiliza el chupete durante más de 6 horas al día puede provocar alteraciones en la dentición.

Estas alteraciones casi siempre son reversibles, salvo que el uso del chupete se prolongue más allá de los 3 años.

Por tanto, debemos retirar el chupete siempre antes de los 3 años.d

En la consulta suelo ser “tolerante” con el chupete hasta que erupciona el segundo molar (la llamada “muela de los 2 años”). A partir de entonces es el momento de plantarse la retirada del chupete.

¿Cómo podemos quitarle el chupete a un niño de 2 años?

Vaya por delante que todo lo que voy a exponer ahora no lo he estudiado en ningún libro de pediatría. Todo lo que sé de esto es por truquillos que uno va aprendiendo de lo que unas familias te cuentan y lo vas poniendo en marcha con otros niños y ves que funciona. El momento de reafirmarte en estas creencias es cuando lo pruebas en tus propios hijos, sobrinos, … y ¡¡¡¡¡FUNCIONA!!!!

Existen múchísimos truquillos para retirarle el chupete a un niño, pero lo fundamental, bajo mi punto de vista, es explicarle al niño lo que va a suceder y que efectivamente suceda aquello que nosotros les dijimos que iba a suceder. Si no, con cada intento, iremos perdiendo credibilidad.

Expondré a continuación el método que una vez me contaron en la consulta y desde entonces cada vez que lo he recomendado en la consulta: consiste simplemente en decirle al niño que “a los niños grandes se les llena el chupe de bichos”. Nosotros, en uno de los descuidos del niño, habremos cogido su chupete y le habremos cosido unos hilos en la tetina, a modo de pelos. Ya sabéis lo desagradable que es tener un pelo en la boca, pues igual de desagradable para ellos es que toda la tetina esté llena de “bichos” (pelos). Ni que decir tiene que el rápidamente nos pedirá otro chupe, así que “los bichos” deben llegar a todos sus chupes.

Es cierto que él será quien rechace su chupete y, aunque en las primeras horas o días lo notemos ligeramente más nervioso, se le pasará rápdo.

En el post de hoy os pediría que si alguien sabe otros trucos que también le hayan funcionado, los exponga.

Comparte esta información con otras familias si piensas que puedes facilitarle la tan temida retirada del chupe a su hijo.

La erupción dentaria.

 

erupcion-dental

«Doctor, lleva tres días muy rabiosa, llorando, sin apenas querer comer, pero queriendo moderlo todo. Además está destemplada y mira como tiene el culito. ¿Será de los dientes, no?»

Os suena esa situación, ¿verdad? Desde luego a mi si me suena la pregunta, como las que ya hemos visto en otros post como «por favor, mándele unas vitaminas, que no come nada», «se despierta todas las noches veinte veces, estamos desesperados», «desde que empezó la guarde no levanta cabeza», «lleva unos días que me monta unas rabietas impresionantes…»

La expresión de un mismo proceso puede ser muy diferente en cada bebé. Como ya he comentado varias veces, en el desarrollo de un bebé sano existe una amplia variabilidad y un ejemplo típico de esto es la erupción de los dientes. Existen bebés en los que los padres se dan cuenta de la erupción de los mismos una vez que ya han salido, sin ningún síntoma previo. En otras ocasiones, sin embargo, no pasan tan desapercibido para los padres.
Los síntomas más frecuentes que suelen aparecer durante la progresión de los dientes a través la encía son el dolor o molestia en las encías, que suele acompañarse de un aumento importante del babeo, y de una tendencia del bebé a introducirse cualquier objeto (o sus propias manos) para morderlo. A veces, este aumento del babeo, provoca que el área peribucal esté siempre húmeda, provocando una irritación y la producción de una irritación (dermatitis) de esta zona. Además, las deposicones, por el aumento del babeo, son más ácidas por lo se suele irritar la zona perianal, provocando una zona roja, inflamada y exudativa.
También es muy frecuente que coincidiendo con la erupción dentaria, se produzca una alteración del ritmo intestinal, aumentando el número de deposiciones. Suelen ser de 3-5 deposiciones al día, que no suelen ser líquidas sino más bien pastosas, y que suele resolverse espontáneamente en 3-4 días.
Otro síntoma que aparece, en ocasiones, con la erupción dentaria es la febrícula que oscila entre 37.5 y 37.8ºC. Si la fiebre es más alta, 38-38,5ºC,  no es debido a la erupción de los dientes sino que el bebé estará asociando otro proceso como un catarro, que suele solaparse.

Comparte esta información si piensas que puede ser útil.

Las caries.

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Entendamos primero por qué se producen las caries:

Lo primero a destacar es que la caries es una enfermedad infecciosa y,  por tanto, se puede transmitir.

En la boca, como en otras partes del cuerpo (intestino, vagina,…), existen gran cantidad de bacterias que se encuentran en un “equilibrio perfecto”, formando la flora bucal.
El problema se inicia cuando por diferentes motivos, especialmente por exceso de azúcares o falta de higiene, ese equilibrio se rompe y empiezan a predominar las bacterias que producen la caries. La más importante de éstas es el estreptococo mutans. Esta bacteria al fermentar los azúcares de la dieta produce ácido, el cual, además de “cargarse” el esmalte, hace que las “bacterias buenas” no puedan vivir y comienzan a predominar los estreptococo mutans, perpetuándose el circulo vicioso.

Los niños en el útero están “estériles”, no tienen flora bucal, ni vaginal, ni intestinal,… En el mismo canal del parto ya se contaminan y comienza a aparecer estos gérmenes de la flora.
Hablando hoy de la flora bucal, cuanto más tiempo tarde en aparecer en la boca de un  niño el estreptococo mutans (especialmente si empieza a predominar), más tiempo tardarán las caries en aparecer.

Por tanto, ¿qué podemos hacer los adultos para evitar la transmisión de estas bacterias productoras de caries a los niños?

– Mantener una buena higiene dental.
No compartir con el niño  utensilios que chupemos (vasos, cubiertos o cepillos de dientes).
No limpiar el chupete en la nuestra boca para dárselo al niño.

De todas maneras, antes o después estás bacterias productoras de caries llegarán a la boca del niño.

Entonces, ¿qué podemos hacer ahora para evitar las caries en sus bocas?

Se lo debemos “poner difícil” a estas bacterias y para ello podemos hacer dos cosas:
1- “No alimentarlas a su gusto”: NO debemos dales azúcares que ellas lo transformarán en ácido, que nos  “corroerá” el esmalte. Por tanto, no se debe dormir al niño con un biberón de leche o de cualquier otro líquido azucarado, ni mojar nunca el chupete en azúcar, miel, leche condensada,…

2- Intentar eliminarlas: debemos cepillar los dientes para intentar eliminar la placa bacteriana, y los restos de comidas, especialmente los dulces.

¿Cuándo comenzar a cepillarles los dientes?

Por supuesto que lo ideal sería que fuese lo más precoz posible. Pero este es un ejemplo donde “lo bueno es enemigo de lo mejor” y muchas veces, intentar cepillarle los dientes a un niño muy pequeño, además de ser “misión imposible”, genera una reacción de rechazo muy prolongada. Pienso que para establecer un buen hábito de cepillado largo plazo lo mejor es comprarles un cepillo infantil (mejor de cerdas blandas) y dejar que poco a poco comiencen a imitarnos, para que le pierdan el miedo. Lo más recomendable en esta fase es NO utilizar pasta dental, ya que se la comerán y un exceso de flúor puede teñirles los dientes. Si la pasta de dientes es un “reclamo” para la higiene dental, utilizar siempre pastas infantiles (que contienen menos flúor) para evitar, nuevamente, que se tiñan los dientes.

Como la higiene dental en esa fase no será demasiado adecuada, debemos hacer especial hincapié a esta edad en NO EXCEDERSE CON ZUMOS, INFUSIONES AZUCARADAS, CHUCHES,…

Comparte esta información con otros padres si piensas que puede salvarle los dientes a algún niño.