Hola, papá.
Sé que te disgustaste mucho ayer cuando el médico habló contigo.
Entiendo que no soy lo que esperabas cada vez que le acariciabas la barriga a mamá durante estos nueve meses de embarazo.
Comprendo que todos tus planes han cambiado. Te invade la responsabilidad. Parece que esas ganas que tenías de llevarme a pasear al parque se hubiesen cambiado por un deseo muy fuerte de quedarte en casa. Parece que ese cuarto que me pintaste con tanta ilusión no lo quisieras estrenar, es como si quisieras que nunca creciera para que siempre yo nunca tuviera que salir de tu cuarto.
Sé que tienes un sentimiento hacia mi como de compasión, como de pena,… Sé que piensas que qué será de mi cuando mamá y tú no estéis.
Pero yo te digo que no te preocupes por mi. Sólo necesito tu cariño, tu amor, tu protección, tu regazo,… Sí, los niños con síndrome de Down también necesitamos eso, como el resto de los niños.
Sé que además sufres porque te duele ver así a mamá. Sé que te sientes culpable de que su maternidad se haya frustrado, al menos de momento.
Hola, mamá.
Ayer, cuando el médico habló contigo, sé que te pusiste muy triste. Por un momento el mundo se te vino encima. Casi te costaba trabajo respirar.
Debe ser muy duro que la vida te cambie los planes en un segundo: es como si todo ese deseo que tenías por ver mi carita se cambiase, de repente, por el deseo de un embarazo eterno, donde se pudiera seguir manteniendo la magia, que me pudieras seguir imaginando sin enfrentarte a esta realidad.
Pero te digo lo mismo que a papá: no te preocupes por mi. Sólo necesito tu cariño, tu amor, tu protección, tu regazo, tu pecho, … Sí, los niños con síndrome de Down también necesitamos eso, como el resto de los niños.
Sé que además sufres porque te duele ver así a papá. Sé que te sientes culpable de que su paternidad se haya frustrado, al menos de momento.
Quiero deciros una cosa a los dos: Sois los mejores padres del mundo. Nadie tiene la culpa de esto. Yo sí estoy muy contento con vosotros. Sé que vosotros también lo estaréis conmigo, de hecho, esta pena que sentís ahora es porque me queréis INFINITO. Sí, lo siento. Cada lagrima derramada ayer yo lo sentía como un achuchón muy fuerte, pero que muy fuerte. Siento que vamos a formar una gran familia.
Os quiero mucho y sé que vosotros también me queréis mucho.