María, puedes seguir contando conmigo. ¡¡Felicidades, niña BUENA!!

¡¡Felicidades, hija buena!!

María, mi niña, siento la obligación de escribirte este texto por dos motivos.

El primero porque ya escuchaste ayer a la vicheja de tu hermana pequeña que me preguntó “Papá, ¿mañana le vas a escribir algo María?”.

Pero el motivo principal es porque no se me ocurre otra manera de abrazarte desde el trabajo. Ayer recibí una puñalada en el corazón cuando te vi acongojarte en el coche. Esa lagrima que te cayó fue ácido puro en mi corazón. Tus hermanos y mamá no se enteraron qué estaba pasando pero yo sí lo capte rápido. Quizás por la sensibilidad de algo que me hace sentir culpable. Ya te lo intenté explicar ayer pero, cariño, ya entenderás que la vida, a veces, no es tan fácil.

Como cada cumpleaños recuerdo siempre la sensación de cogerte por primera vez. Máma siempre me reprochaque te quité de encima suya, que no dejaba que te cogiese. Pues no sería por lo que quemabas, ya te he dicho muchas veces que me abrasaste.

También cada cumpleaños es momento de ir recordando todo lo que vamos viviendo. Desde que eras un bebé hasta esa preadolescente petarda en la que te estás convirtiendo. Pero en todos esos momentos, María, apareces como un ser muy especial.

No se puede ser más noble, más cariñosa, más sincera, más sensible, más honrada, más inocente, más buena.

Si sólo pudiera decir una palabra de ti ya sabes cuál es porque te lo digo muchas veces, eres BUENA.

En estos textos te recuerdo cada año, que como no siempre podré estar físicamente contigo, que me gusta agradecerte lo que yo ya sí puedo saber de ti:  estoy completamente seguro de que poder contar siempre contigo.

Podría estar hablando horas y horas de ti pero en este breve texto te quiero recordar, como cada año, que PUEDES CONTAR SIEMPRE CONMIGO.

Cuando no esté en casa por trabajo o por otra circunstancia, cuenta conmigo.

Vendrán a quererte, ahí cuenta conmigo.

Intentarán hacerte daño, también ahí, cuenta conmigo.

En cada una de tus alegrías, ya sabes, cuenta conmigo.

Pero en cada uno de tus tropiezos, no lo olvides, cuenta conmigo.

Cuando seas adolescente y reniegues de mí, en esos momentos, también cuenta conmigo.

Cuando te encuentres arropada, cuenta conmigo.

Cuando te sientas sola, cuenta conmigo.

Recuerda, cariño, que el mundo está lleno de buenas personas. Y tú, sin duda, eres una de ellas.

¡Muchas felicidades, niña BUENA!