¿Cómo controlar las rabietas?

En estos días de puente, cervecita en mano, al sol como los lagartos y la vida me ha regalado el momento que os voy a relatar…

Sí, le pude calcular rápidamente unos dos añitos y medio. Gritaba y se revolcaba como si fuera la mismísima niña del exorcista.

Aquella “fiera” y aquellos padres que no sabían dónde meterse (“tierra trágame, en qué maldito momento decidimos salir a tomar un aperitivo”, supongo que estarían pensando) se convirtieron rápidamente en el centro de todas las miradas y, sobre todo, de todas las conversaciones de cada una de las meses de aquella terraza.

Ahí me encontraba yo, invitado de honor, con todos mis sentidos activos. El sentido del gusto disfrutando de aquella deliciosa gélida cerveza y el sentido del oído (¡maldita deformación profesional!) no me daba abasto para intentar escuchar las reacciones del resto de “los espectadores”. Pude escuchar todo tipo de comentarios sobre aquella escena. Desde los que arremetían directamente contra la niña (“¡Vaya tela lo malcriada que está la niña! Si fuera mi hija la soltaba dos sopapos y verás que pronto se callaba”) hasta los que se apiadaban de los padres (“Ojú, qué mal rato están pasando los pobres. Claro, ¿a ver qué haces en esa situación? Y encima con todo el mundo mirado. ¡Qué bochorno!”) y, por supuesto, la reacción de los pobres padres que se sentán avergonzados y observados (“Mira como te miran esos niños. Van a pensar que eres un bebé y por eso lloras”) mientras se esforzaban en inmobiliaria como si de un delincuente se tratase.

Bueno, toda esta retahíla, para explicar a qué se deben las rabietas y cómo se deben manejar.

Si entendemos bien en qué consisten, entenderemos rápidamente el manejo. Y tendremos claro que el inicio de las rabietas no es por ser “malos padres” ni “malas madres” y que no es cuestión de niños tiranos, ni padres permisivos, ni sí, ni no, ni todo lo contrario.

Basta ya de sentirse culpables por todo.

Las rabietas se producen por una “descoordinación” que existe entre la edad en la cual los niños ya son capaces de pedir las cosas con insistencia (más o menos a los 2 años) y la capacidad de modular o controlar sus sentimientos, sobre todo su capacidad de “digerir” la frustración (que suele aparecer en torno a los 4-5 años). Es por eso que en esta etapa es bastante frecuente que el niño presente una rabieta cuando le decimos “NO”.

Por tanto, y esto es lo que debe quedar claro:

El inicio de una rabieta no es culpa de los padres (padres dictadores, padres tiranos,…) ni de los niños (niños mimados, niños tiranos,…) sino de “la evolución del desarrollo psicológico de los niños” que permite que los niños tengan capacidad de desear o pedir las cosas con insistencia antes de ser capaces de tolerar la frustración ante el “NO”.

Esto no significa que no podamos hacer nada ante una rabieta.

No debemos atosigarles, enfadándonos y presionándoles para que se controlen, ya les gustaría. Precisamente esa incapacidad es la que ha generado la rabieta.

Debemos intentar tranquilizarles. Ya sé que no es fácil. Si fuese fácil no estaría escribiendo sobre esto. Todo el mundo lo haría y punto.

No debemos inmovilizarles si lo que quieren es patalear. En ese momento pueden necesitar “desfogar”, consumir su rabia “quemándola”. Por el contario no debemos separarlos de nosotros si buscan nuestro contacto. En el fondo están buscando nuestra aceptación. No debemos rechazarles. En muchas ocasiones lo que necesitan es un “abrazo de aceptación”.

Y otra cosa, y no menos importante, si vuelves a presenciar una rabieta no te conviertas en juez de la jugada. Ni los padres, ni sobre todo los niños desean esa situación, ocurre simplemente porque “la naturaleza» es así. El tiempo lo acabará arreglando.

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DÍA MUNDIAL DE LAS ENFERMEDADES RARAS.

Hoy, último día de febrero, desde hace ya diez años se celebra el Día Mundial de las Enfermedades Raras.

Un año más desde Cuidar mi Bebé quiero hacer una llamada de atención a la sociedad en general y a los políticos que corresponda en particular para tomar conciencia y que brindar TODA LA AYUDA NECESARIA A ESTAS FAMILIAS.

Tal y como describe la Federación Española de Enfermedades Raras (FEDER), las enfermedades raras se caracterizan por ser su mayor parte crónicas y degenerativas, el 65% son graves e invalidantes, dos de cada tres aparecen antes de los dos años y, además, una de cada cinco personas afectas padecen dolor crónico.

El adjetivo “raras” me parece que tiene una carga despectiva no despreciable. Sería preferible llamarlas “poco frecuentes” o, mejor aún “poco conocidas”.

Y precisamente este “poco conocidas” es el inicio de un calvario que tienen que soportar muchas familias, peregrinando de ciudad en ciudad, de médico en médico, de especialista en especialista,… todo por buscar un diagnóstico que muchas veces es muy difícil de establecer.

Si hay algo peor que tu hijo padezca una enfermedad crónica es, precisamente, NO SABER QUÉ ENFERMEDAD PADECE TU HIJO.

¿¡¡Cómo pueden unos padres conciliar el sueño sabiendo que su hijo está enfermo y sin saber qué enfermedad tiene!!?

Si es duro tener un mal pronóstico más duro es NO TENER UN DIAGNÓSTICO.

Salvando las distancias es tan desesperante como los familiares que tienen a algunos de sus seres queridos desaparecido, sin saber si está vivo o muerto,… ¿¡cómo van a parar de buscar!? Encontrar a esa persona es fundamental para cerrar página y asumir esa situación, sea cual fuere el desenlace.

Similar debe ser para estas familias la búsqueda desesperada de un diagnóstico. Aunque ese diagnóstico abra la puerta a otra incertidumbre: “y ahora, ¿qué puedo hacer para ayudar a mi hijo?”.

Afortunadamente, y gracias a iniciativas como la de celebrar el Día Mundial de las Enfermedades Raras, surgen cada vez iniciativas y asociaciones de enfermos que SON FUNDAMENTALES PARA LA ORIENTACIÓN Y EL APOYO A ESTOS ENFERMOS Y SUS FAMILIAS.

Comparte este post para intentar llegar al mayor número de personas posible y hacer que nuestra sociedad tome conciencia de estos enfermos.

¡FIRMA LA DECLARACIÓN OFICIAL DEL DÍA MUNDIAL!

Puedes firmar pinchando en este enlace.

 

¿¡Cómo voy a estar en contra de Pablo Ráez!?

Pablo ha luchado contra su enfermedad como un jabato.
Personalmente pienso que un buen estado de ánimo es la mejor manera de enfrentar cualquier enfermedad.
Pero no nos confundamos. No, no es fácil.
Debemos entender que cualquier persona que reciba un diagnóstico de ese calibre tiene derecho, también, a «venirse abajo». No, no lo defiendo pero sí entiendo que es muy lícito.
Miles de personas luchan a diario contra el cáncer y no todo el mundo lo puede enfrentar igual.
Pablo ha conseguido algunas cosas muy grandes.
Para mí, sobre todo, demostrar que vale la pena VIVIR MIENTRAS SE ESTÁ VIVO, y concienciar a la gente de que LA SOLIDARIDAD es el camino para avanzar en todo, también en la lucha contra las enfermedades. En el caso de la leucemia, por ejemplo, con la donación de médula ósea.
Pero no nos confundamos.
Es muy de agradecer que sea, una vez más, una persona en estas circunstancias la que nos recuerde que DEBEMOS VIVIR MIENTRAS ESTEMOS VIVOS.
Pero no podemos exigirles a todos los enfermos que anímicamente estén al cien por cien. La enfermedad es dura, el miedo es grande y debemos entender que puedan flaquear. Bastante tienen con su lucha individual «partido a partido» (hoy analítica, mañana quimio, vómitos, más analítica, más quimio…) como como para que encima tengan que enarbolar banderas por campañas que deberían estar en manos de quienes dirigen la sanidad.
Deben crearse mecanismos más eficaces de concienciación sobre la donación de médula ósea y otros órganos.
Esto no puede depender de héroes como Pablo. Creo que esto deja al descubierto muchos déficit de nuestras «organizaciones» y de nuestra sociedad.

Pablo, has sido, eres y serás muy grande.
Eternamente agradecido por tus enseñanzas.
D.E.P.

¿Qué está pasando con el aceite de palma?

¿Doctor, qué opina usted de lo del aceite de palma en las leches de fórmula?”

No me sale otra respuesta que la siguiente:

Pero, … ¿de que nos extrañamos? ¿Acaso es sorprendente lo de este o aquel aceite?

Yo, que soy de pueblo, hace mucho tiempo que no entiendo muchas cosas y ya no me asombro casi por nada. En mi casa , y más siendo mi padre agricultor, se comían tomates en verano, naranjas en invierno, ciruelas en San Antonio, habas cuando las daba la tierra… Era impensable comer helado en invierno o naranjas en verano.

Se comían siempre los productos de la época y de la tierra.

Hemos llegado a un punto donde se pueden comer tomates en cualquier época, lechugas todo el año, helados hasta en nochebuena,…

No le entiendo bien doctor, ¿qué tiene que ver esto con el aceite de palma?”

Pues creo que mucho. Para empezar diré que el problema del aceite de palma en las leches de fórmula se resuelve si se toma lactancia materna. Por otro lado entiendo que, por necesidad o por comodidad, se tenga que recurrir a la leche de fórmula en la alimentación de los bebés. Sí, yo que soy fiel defensor de la lactancia materna tengo que decir que desde los 9 meses mi hija toma, además del pecho, algunos bibis de leche de fórmula. Sí, de fórmula, de esos que contienen aceite de palma.

No voy a decir, porque no se puede decir, que el aceite de palma es bueno, porque claramente no lo es. Pero este es el precio de vivir en un mundo de mentira. ¿Acaso no recordáis cuando la nocilla en invierno se ponía dura y no se podía untar? Ahora ya no se pone dura, ¿verdad? Pues esto ya sí tiene mucha relación con lo que comenzamos hablando. Hoy día a muchos productos se le añaden algunas grasas (como el aceite de palma) para hacernos la vida más fácil o más agradable”. Se añade a los chocolates de cobertura para que se pongan más o menos duros, la mantequilla o la nocilla siempre se unta bien,

Repito, no es que esté de acuerdo en que el aceite de palma sea un componente de las leches de fórmula pero os propongo un ejercicio:

Vaya usted ahora mismo a su nevera y revise la composición de los alimentos que hasta ahora ha estado considerando como “sanos o saludables”.

Pues sí, muchos, muchísimos de eso contienen aceite de palma.

Pues eso, que creo que nos quejamos del aceite de palma de la leche de fórmula mientras nos tomamos un batido de chocolate con un pastel industrial o les damos la merienda a nuestros hijos con pan de molde, sin corteza si puede ser, no vaya a ser que el niños se canse de masticar…

Insisto, no estoy de acuerdo, pero creo que es el precio que estamos pagando por vivir en un mundo de mentira.

Educar a nuestros hijos en alimentación creo que asumir que no se puede comer helado en invierno y naranjas en verano.

Sé que en el mismo momento de pulsar el botón “publicar” saldrán a la palestra los más firmes defensores de uno y otro bando, con miles de razones para desmontar estos y aquellos argumentos.

Pues de eso se trata. No siempre vamos a estar de acuerdo.

Opina y comparte.

¿Cómo calcular la cantidad de leche ideal?

Doctor, por si eran pocas las dudas que teníamos desde que nació el bebé ahora nos surge una más. Resulta que en el bote de leche pone que a partir del mes el bebé tiene que tomar 120 ml. Con Marina, que cumplió el mes ayer, nos cuesta la misma vida que se lo tome. Los primeros 90 ml los tomá bien pero los últimos 30 ml son una odisea. Rechaza el biberón. Nosotros insistimos. El otro día, por insistir, acabó vomitando y ahora no sabíamos cuánto había vomitado y cuánto más le debíamos dar. ¿Qué debemos hacer en esos casos?”

Mira que me he encontrado que algunos padres traen meticulosamente recogidas las temperaturas de sus niños cuando tienen fiebre en tablas de excel, hasta con representaciones gráficas, pero he de reconocer que que esa situación me superó.

Tuve que responder:

Pues sí, verdaderamente tenemos un problema y muy complejo. Porque todavía lo de que le cueste mucho trabajo tomarse el biberón es cuestión de paciencia pero hay que intentarlo. El problema real es cuando además vómita. Tendré que investigar si existe algún artilugio que sirva para recoger y medir le volumen del vómito para restar y saber cuanto se ha quedado dentro”.

¡¡Por dios, qué estamos haciendo con la crianza!! ¿Qué creemos, que los niños son robots?, ¿que siempre comen a la misma hora y la misma cantidad?

Si somos capaces de cuidar mascotas de distintas especies, ¿por qué nos cuesta tanto criar un niño?

Es tan fácil como darle:

LO QUE QUIERA Y CUANDO QUIERA, es decir, A DEMANDA.

Pero eso de a demanda era para el pecho, ¿no? Los biberones nos han dicho que eran cada 3 horas”.

Pues no, eso de a demanda es tanto para el pecho como para el bibe.

Los fabricantes de leche artificial pretenden conseguir un producto lo más parecido a la leche materna, incluso en las calorías que aporta. Es decir a mismo volumen de leche las calorías son similares.

¿Y si no se despierta por la noche?”

Pues eso, disfrutad y aprovechad para descansar que las “malas noches” vienen solas, no hace falta buscarlas. Y creedme que vendrán y vendrán muchas. De aquí a unos meses vendréis a contarme que a ver qué hacemos para conseguir que el niño no se despierte”.

¿Y si a las dos horas está pidiendo?”

Responderé finamente: pues ajo y agua. Haberlo pensado antes. ¿Habéis visto a alguna

vaca, o gata, o perra, o ciualquier otra madre lactante con un reloj puesto para ver si ya “le toca comer a su cría? Pues eso. Es mucho más fácil de lo que pensamos es sólo INSTINTO. Si el bebé en una toma tiene más hambre y se pega un buen homenje es probable que aguante más tiempo o que en la siguiente toma coma menos, y viceversa, ¿no?

Ea, pues lleváis la fórmula para calcular la leche que debe tomar vuestro bebé:

¡¡A DEMANDA!! Es decir, LO QUE QUIERA Y CUANDO QUIERA.

Tenéis que saber que el instinto más básico que cualquier animal debe satisfacer es el hambre y la sed, que por cierto, para las crías de mamíferos ambas cosas van juntas. Por tanto, tened por seguro que si el bebé tiene hambre “se hará notar”.

Si tu bebé después de la toma se queda dormidito, o al menos tranquilo y va poniendo peso adecuadamente da igual la cantidad de leche que haya tomado.

Comparte esta información y ayudarás a frenar la angustia de muchas familias.

La leucemia.

¿Qué es la leucemia?

La leucemia es un cáncer de la sangre.

Afecta a los leucocitos (glóbulos blancos), que son las células que defienden al organismo de las infecciones.

En la leucemia se produce una fabricación muy exagerada y anómala de los glóbulos blancos. Estos glóbulos blancos anómalos se llaman blastos.

Como su producción es muy exagerada la fabricación de los otros componentes de la sangre (glóbulos rojos y plaquetas) suele estar alterada. Es decir, la médula ósea comienza a funcionar erróneamente fabricando de forma exagerada leucocitos anómalos (blastos) que pueden incluso infiltrar órganos (hígado, bazo, ganglios) y de forma deficiente plaquetas y góbulos rojos.

¿Todas las leucemias son iguales?

No, existen muchos tipos.

Dependiendo del tipo de leucocitos afectados pueden mieloblásticas y linfoblásticas. Estás últimas son las más frecuentes en niños.

También se distinguen leucemias agudas y crónicas. En los niños, la gran mayoría son leucemias agudas, es decir, que se desarrollan en pocas semanas.

¿Son muy frecuentes las leucemias?

La leucemia es el cáncer más frecuente en la infancia, aunque es muy infrecuente. Afecta a 1 de cada 25.000 niños.

La mayoría de las veces afecta a niños de entre 2 y 5 años.

¿Cuáles son los síntomas?

Los síntomas pueden ser muy diversos y en las fases iniciales pueden ser muy inespecíficos y se pueden llegar a confundir con otras enfermedades.

Debido alteraciones que se producen en la médula ósea los síntomas más frecuentes son:

  • por exceso de producción de blastos: ganglios inflamados, hígado grande, dolor de huesos, …
  • por falta de producción de glóbulos rojos: palidez, anemia, debilidad,…
  • por falta de producción de plaquetas: hematomas, sangrados, petequias (puntos rojos que no desaparecen al presionar la piel),…

¿Cómo se diagnostica?

Ante la sospecha por la historia clínica el médico solicitará un análisis de sangre en el que pueden verse células malignas (blastos) y otros datos sugestivos, como anemia o disminución de las plaquetas.

El diagnóstico definitivo se obtiene mediante un aspirado de médula ósea. Esta prueba consiste en una punción, con una aguja larga y gruesa (obviamente con sedación y analgesia), en la pelvis y se aspira médula ósea para analizar por microscopio si hay blastos.

¿Hay que hacer más pruebas?

Se realizan análisis genéticos y moleculares más complejos, que ayudan a elegir el mejor tratamiento en función del tipo de leucemia.

También se realizan pruebas como la radiografía de tórax o la punción lumbar para evaluar si la enfermedad se ha extendido a otros órganos.

¿Cómo se trata?

Se trata con quimioterapia, que varía según las características de la leucemia. Se administra por distintas vías: intravenosa, intramuscular, oral e intratecal (mediante punción lumbar, para proteger al sistema nervioso de la enfermedad).

La duración del tratamiento depende del tipo de leucemia.

Las primeras semanas son más intensas, con muchas sesiones de quimioterapia, con el objetivo de alcanzar lo que los médicos llamamos la remisión completa (ausencia de enfermedad medible).

Una vez conseguido esto, el objetivo de los siguientes meses es evitar que la enfermedad reaparezca para lo cual las sesiones de quimioterapia son más espaciadas.

En ocasiones, es necesario además realizar un trasplante de médula ósea para reemplazar la médula enferma por la de un donante sano.

¿Qué pronóstico tiene?

Afortunadamente, el pronóstico ha mejorado mucho en las leucemias.

Aunque depende del tipo y agresividad de cada leucemia, en general las leucemias linfoblásticas agudas (que son las más frecuentes) tienen una supervivencia superior al 80%.

Desgraciadamente, y a pesar del buen pronóstico, la agresividad de los tratamientos necesario hacen que , en ocasiones aparezcan secuelas (problemas de fertilidad, retraso en el crecimiento…).

¿Cómo se puede prevenir?

No se puede prevenir. Existen factores que predisponen a sufrir leucemia: las radiaciones ionizantes, el tratamiento quimioterápico previo y síndromes genéticos como el síndrome de Down.

Si consideras importante esta información, comparte.

“No llores por eso, es una tontería”.

¿Cómo…, qué es una tontería?

No, no es una tontería. Para mí es muy importante. Anoche me costó mucho trabajo dormirme y esta mañana, desde queme he levantado no se me va, nuevamente, de la cabeza.

Tengo miedo, sí, tengo mucho miedo. Y lo que menos me ayuda es, precisamente, que me digas que esto es una tontería y que llorar es de cobardes.

No, no es una tontería porque a mi me hace sufrir. Hace que me duela la barriga y que tenga miedo de ir al cole.

Y no, tampoco soy un cobarde. Si lloro es porque soy una persona sensible. Me afecta el comportamiento de la gente tengo a mi alrededor. No soy indiferente a la realidad que me rodea. Hay cosas que me hacen daño y esto, me hace mucho daño.

Tampoco me sirve que me digas que pase, porque no, no puedo pasar. Este es mi mundo, no soy ajeno a él.

¿Sabes? Los niños también tenemos sentimientos. ¿Acaso a ti te gusta cuando estás preocupada que te digan que tu preocupación es una tontería?

Sólo quiero que me entiendas, que me acompañes, que me arropes, que me des seguridad…

Sé que piensas que mañana ya se me habrá pasado pero ahora me encuentro mal, muy mal, y eso no puedo evitarlo.

Me haces mucho daño cuando me dices que los niños no lloran porque si no parecen niñas.

Pues te digo que los niños también tenemos sentimientos y, precisamente, lo que menos me ayuda es que me digas que sólo por el hecho se ser un varón no puedo llorar, no puedo sentir,…

No puedes negar mis sentimientos.

Ahora quiero llorar y de ti querría, simplemente, que me apoyaras, que me acompañaras, que me entendieras, que te pusieras un segundo en mi lugar y entendieras por qué esto es muy importante para mi.

Por favor, mamá, no me digas que esto es una tontería.

Por favor, papá, no me digas que llorar es de niñas.

¿Cómo queréis que os cuente mis preocupaciones si las consideráis una tontería?

Para gustos…, colores.

¿Quién no ha leído nada en la última semana sobre Samanta Villar?

Cada día es trennding topic. Muchas páginas, especialmente relacionadas con la maternidad, se han hecho eco de su libro y de sus opiniones. Sus opiniones han generado una proliferación de entradas, post, tweets, retweets,… y todo tipo de comentarios en la redes sociales.

Creo, en primer lugar, que se han confundido dos cosas.

Por un lado su libro en el cual habla de la «realidad», según ella, del proceso de la ovodonación (con todas las trampas que permite la ley), de la “aventura” que supone la maternidad en solitario…

Por otro lado, y de esto es de lo que quiero hablar, de los comentarios que ha dejado en muchas de las entrevistas que le han realizado a raíz del éxito de su libro.

Lo que más polémica ha generado es su «no soy más feliz desde que soy madre» o «tener hijos es perder calidad de vida».

Con respecto a esto último quiero hacer una serie de consideraciones:

Ya he hablado en muchas ocasiones en este blog del alto precio que como mujer hay que pagar para ser madre. De las renuncias profesionales, y sobre todo personales, que hay que hacer. No es fácil: teta, bibe, pañales, caca, fiebre, mocos, pediatra, dalsy, bronquiolitis, diarrea, no duermo, soy una zombie, mañana cole, merienda, otra vez vómitos, amigdalitis, rabietas, llanto, más mocos, extraescolares, más mocos, …

En ocasiones es difícil ver entre tantos mocos y rabietas dónde está la felicidad, pero tengo que decir que por encima de todo ese sacrificio existe otra larga lista que, a la mayoría de las madres (creedme si os digo que trato muchas a diario) les compensa, y con creces: vínculo, olor, instinto, sonrisa, ma-má, gateo, logros, imitaciones, caricias, progresos, amor, besos, cine, momentos,…

Pero no me corresponde a mi juzgar cuánta felicidad da o quita un hijo, eso le corresponde a cada madre.

Sólo digo que para gustos…, colores y que a nadie obligan a ser madre. Y menos cuando esa maternidad no surge que una cálida noche loca de verano sino que se plantea mediante un proceso de ovodonación, que es un proceso largo donde da más tiempo a pensar.

En cualquier caso Samanta, me gustaría que la crianza de tus bebés te mostrase como a muchos lugares no explorados aun de tu propia persona.

Te deseo una maternidad muy feliz.

¡¡Otra vez sin la vacuna de la meningitis B (Bexsero)!!

“¿Cómo, que otra vez se ha acabado la vacuna?”

No exactamente.

Pero os informo de que el pasado domingo 29 de enero recibíamos un comunicado del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría donde se nos informaba de que: “debido a problemas técnicos detectados durante el proceso de producción de la vacuna que afectan a unidades que iban a distribuirse en España en los próximos meses se van a producir retrasos en la llegada de nuevas unidades, así como una disminución del número de dosis de Bexsero® que llegarán a nuestro país”.

Vamos, para entendernos, que las vacunas van a tardar en llegar y no van a llegar todas las previstas.

Sí, comprendo vuestra indignación, y LA COMPARTO.

Sé que desde el mismo momento que dé al botón “publicar” volverán a surgir un montón de comentarios negativos sobre las vacunas.

“Vaya tela, ¿¡otra vez sin vacuna!?, ¿¡pero este que pitorreo es!?…”

“Es muy injusto que el Sistema Nacional de Salud no cubra todas las vacunas …”

“Será que no es necesaria si no la pasa la Seguridad Social…»

Repito, como José María Carmona no sólo comprendo vuestra indignación sino que la comparto, pero como Cuidar Mi Bebe me corresponde informar y aclarar qué hacer ahora.

No quiero alarmar ya que, afortunadamente, la meningitis B es una enfermedad muy infrecuente. Pero insistiré, como ya aclaré en este post, que la vacuna es una vacuna segura y la vacunación es la única manera de poder prevenir la meningitis más grave y más frecuente en la infancia. Dos datos: aproximadamente el 10% de los niños que padecen una infección por este germen fallecen y aproximadamente un 30% queda con secuelas graves permanentes (ceguera, sordera, amputación de miembros,…)

Como os digo en la consulta esto no es una opinión personal, es una recomendación del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría. Es decir, los máximos expertos en vacuna la recomiendan.

Para los que dudan de la eficacia os informaré que Inglaterra, que incluyó hace un año la vacuna en su calendario sistemático, ha experimentado una reducción de más del 50% de los casos de meningitis B y esperan aún que el porcentaje de reducción sea mayor en los próximos meses-años.

Pero ante esta situación de desabastecimiento qué hacemos:

“¿Qué recomienda entonces ahora el Comité Asesor de Vacunas (CAV)?”

Ante esta anomalía de abastecimiento el CAV propone priorizar la vacunación de los niños menores de 5 años, pero sobre todo de los menores de 2 años.

“¿Qué pasa si yo había comenzado a vacunar a mi hijo y no he podido completar todas las dosis?”

Recordaré que uno de las premisas en vacunación es “dosis puesta, dosis que cuenta”, es decir, que las dosis que vuestros hijos tengan ya puestas no hay que repetirlas.

Cuando consigáis la vacuna, aunque sea más tarde, se pueden poner las dosis restantes.

“¿Dónde puedo conseguir la vacuna?”

Pues el déficit es generalizado y parece que faltarán vacunas pero os aconsejo que preguntéis en vuestra farmacia.

Lo aclaro. Hay 2 tipos de farmacias: las hospitalarias (la farmacia de los hospitales) y las de “la calle” (donde sueles ir a comprar el Dalsy). Pues hasta ahora se había priorizado a las farmacias hospitalarias, por eso era más fácil de conseguir la vacuna en un centro hospitalario privado. Desde hace varias semanas se ha priorizado sobre las farmacias de “la calle” por lo que, a día de hoy, es más fácil conseguirla en estas farmacias.

Finalmente os recomiendo que le preguntéis a vuestro pediatra y a vuestro farmacéutico.

Para otras dudas: “¿Cuántas dosis le corresponden a mi hijo?”, “¿debo darle paracetamol antes de ponerle la vacuna?”, “¿tiene muchos efectos secundarios?”, … os recomiendo leer este post que escribí hace ya unos meses.

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