¡¡Mis doce campanadas!!

Un año más aquí estoy el último día del año para agradecer todo lo bueno que me ha pasado durante este año.

Desde Cuidar Mi Bebe estas son mis particulares 12 campanadas :

¡¡Doongg, doongg!! No, aún no, estos son los cuartos. Id preparando las uvas.

Mientras aprovecharé para agradecer muy sinceramente el seguimiento que habéis hecho del blog directamente en www.cuidarmibebe.com con casi tres millones de visitas, algo impensable para mi cuando empecé a escribir hace tres años.

Agradezco enormemente también el seguimiento tan estrecho que habéis hecho en el perfil de twitter y de facebook,y el recién estrenado de instagram.  En todas las redes se continúa incrementando el número de seguidores.  Agradezco todos vuestros “comentarios” y vuestras “valoraciones” tanto en el perfil de facebook como en doctoralia. Agradezco igualmente todos vuestros comentarios y valoraciones negativas. No se puede gustar a todo el mundo y , además, eso me motiva a intentar hacer las cosas cada vez un poco mejor.

Tengo que agradeceros, también, la gran acogida que ha continua teniendo la consulta on-line con cientos de dudas resuelta a través de esta vía, tanto de pacientes que veo habitualmente en la consulta como de pacientes que se encuentran a mucha distancia, incluso en el extranjero. Por vuestros comentarios y valoraciones parece que quienes lo han utilizado han quedado muy satisfechos, porque siempre repiten. Con esta vía la distancia física y la disponibilidad horaria mía y/o vuestra deja de ser un problema.

Agradecido, un año más, enormemente a todas las familias que pasaron este año por mi consulta, por confiarme su tesoro más preciado: la salud de sus hijos. Y también a todas las familias que se cruzaron en mi camino en la UCI o en Urgencias. Fue un placer poder ofrecer lo que tango para intentar mejorar la salud de vuestros pequeños. He intentado estar a la altura, a pesar de que ya sabéis que los retrasos son muy difíciles de manejar cuando intentas no dejar a nadie fuera.

Uff, que me enrollo, y empiezan las campanadas…. 

Pero no quiero dejar de recordar a todos los ángeles que se cruzaron en mi camino y finalmente, como estrellas muy grandes, nos siguen cuidando desde el cielo así como de aquellos niños que durante este año han tenido que mirar al cielo para hablar con alguno de sus padres. Os tendo a todos en mi mente y en mi corazón.

¡¡Que comiencen las campanadas!!:

  • ¡¡Doongg, una!! Por mis hijos, José, María y Victoria. Porque ellos me mantienen conectado íntimamente a la pediatría y al mundo de la crianza. Sus diferentes edades y sexos me dan una visión muy amplia de la infancia y me permiten empatizar rápidamente con las familias no sólo como pediatra sino también como padre.
  • ¡¡Doongg, dos!! Por mi mujer, Paqui. Por la paciencia infinita que tiene conmigo, por todo el tiempo que le robo con mi trabajo (ella dice que con esto del blog yo tengo otro hijo). Por la visión de mujer y madre que me aporta de la crianza de los niños y que me hace entenderos mucho mejor.
  • ¡¡Doongg, tres!! Por mis cuñad@s y sobrin@s (tit@s y prim@s), que también me muestran otra manera de ver y sentir la crianza de los niños.
  • ¡¡Doongg, cuatro!! Por mis padres, Diego y María, porque además de la infinita ayuda que nos aportan familiarmente, me aportan la visión de “abuelos”, absolutamente necesaria también en mi intento de una visión global de la crianza.
  • ¡¡Doongg, cinco!! Por mis compañeros médicos, tanto del Hospital Virgen del Rocío como del Hospital NISA, porque su compañerismo me mantiene actualizado de una forma más amena y porque hacen que el trabajo en equipo sea lo más valioso. Porque son ángeles estos puestos en La Tierra. Porque cualquier niño en sus manos está seguro.
  • ¡¡Doongg, seis!! Por el resto de mis compañeros de trabajo (enfermer@s, auxiliares, celador@s, limpiador@s, cociner@s, mecánicos,…), porque su trabajo es IMPRESCINDIBLE para que la rueda sanitaria pueda rodar sin detenerse.
  • ¡¡Doongg, siete!! Por vuestros niñ@smis pacientes, por cada una de esas sonrisas inocentes y sanas cada vez que les doy una “pegatina de valientes” o unos caramelos. Aprovecho también para agradecer todos vuestros dibujos y regalitos.
  • ¡¡Doongg, ocho!! Por vosotros, cada uno con vuestras propias circunstancias. Por esa entrega en la crianza de vuestros hijos. Nadie dijo que fuese fácil, PERO MERECE MUCHO LA PENA.
  • ¡¡Doongg, nueve!! Por todos los abuelos, titos, amigos, cuidadores…que acompañaron a los niños a la consulta cuando los padres no pudieron, porque ellos también son IMPRESCINDIBLES.
  • ¡¡Doongg, diez!! Por todos los buenos momentos que nos ha dejado este 2018. Estoy seguro que si os paráis un momento analizarlo superan, con creces, los pequeños baches que tenemos que superar en ocasiones.
  • ¡¡Doongg, once!! Por todas las personas que tengan que atravesar alguna dificultad en el próximo año. Para que sean capaces de sacar siempre alguna enseñanza de esa experiencia
  • ¡¡Doongg, doce!! Por un 2019 cargado de ilusión, esperanza y buenos momentos.
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¡¡¡¡FELIZ AÑO NUEVO!!!! , ¡¡¡¡FELIZ 2019!!!!

Sillas y tronas vacías… ¡¡Feliz Nochebuena!!

Esta mañana muy temprano, como hace ya demasiados años, cuando aún faltaban unas horas par que amaneciera, al despedir a mis hijos mayores ya no me hicieron la pregunta de otros años y que me había costado tanto trabajo digerir (“Papá, ¿entonces este año tampoco cenaras con nosotros?”). En realidad ya lo tenían asumido, ya lo habíamos hablado durante estos días. Pero la pequeña, Victoria, al darle un beso se me enroscaba al cuello y con su “¡Papi, no te vayas!”volvía a provocarme un nudo en la garganta que casi me ahogaba.

Sales de casa y mientras conduces, aún con el nudo en la garganta, piensas: 

Ea, otro año más que no puedo cenar en familia la noche de Nochebuena. Otro año más que no podré cenar con los míos. Otro año más con una silla vacía en la mesa”.

No sólo piensas eso sino que maldices tu situación, la de no poder cenar en familia por tu trabajo. 

Pero conforme te vas acercando al hospital y empiezas a pensar en los pacientes que piensas encontrarte ingresados te reconcilias con tu sentimiento de rechazo a esta profesión. 

Dejas de pensar en tu silla vacía de la cena de esta noche y comienzas a pensar en las familias de esos niños que te vas a encontrar ingresados. Esas familias que lo que realmente tienen es una “trona vacía”, y no por trabajo, sino por salud.

¿Hay algo más duro para unos padres que pasar la noche de Nochebuena con tu hijo ingresado en el hospital?

En ese momento comienzas a sentir que tienes mucha suerte.

Me siento muy afortunado porque esta noche, aunque mi silla esté vacía, no lo estarán las tronas de mi casa. 

Y me siento privilegiado porque hoy podré ayudar a que algunas de esas tronas vacías de este año, al año que viene estén ocupadas por un niño que cante villancicos, que incordie en la cena, que derrame un vaso de agua o refresco en la mesa, que grite o que llore, que “te fastidie” la cena pero que SU TRONA NO ESTÉ VACÍA.

Quiero este año, desde Cuidar Mi Bebe, mandaros un abrazo enorme a todos, pero especialmente a todas las familias que tenéis una trona vacía y a todos los que con su “silla vacía” (enfermeros, celadores, auxiliares, médicos,…) contribuyen a que no haya “tronas vacías”

¡¡Feliz Nochebuena!!

Gracias, Lucía. Mi más profunda admiración.

Buenas noches, Lucía.

¡Qué rabia! ¿Pero por qué hay que aguantar esto? ¿Por qué cualquiera puede opinar tan frívola, y peligrosamente, sobre la salud de los niños? Y peor, ¿por qué  se puede atacar e insultar tan impunemente a una profesional que lo único que ha hecho es mostrar las recomendaciones oficiales acompañadas de los estudios científicos que pertinentemente avalan dichas recomendaciones?

Acabo de ver en Facebook, Twitter e Instagram tu publicación advirtiendo sobre la peligrosidad de los collares de ámbar utilizados para aliviar la salida de los dientes y no se me ocurre otra cosa que escribirte para mostrarte mi apoyo y admiración. Ya estuve tentado en escribirte tu “episodio” con Cárdenas y finalmente no lo hice. Ahora, sí. 

Perdón, no me he presentado. Soy José María Carmona, pediatra en Sevilla y desde mi humilde blog, Cuidar Mi Bebe, insisto, no puedo hacer otra cosa que mostrarte mi más profunda admiración y agradecer toda la labor que haces. Pero no sólo hablo en mi nombre sino en el nombre de todos los pediatras se actualizan y hacen ciencia.

Llevo unos años intentando hacer divulgación, y sé, por tanto, lo difícil que es. Sé el esfuerzo que hay que hacer para actualizarse antes de “colgar” cualquier contenido en las redes y sé, también, la cantidad de tiempo que hay que invertir en esto. Tiempo tuyo invertido por y para los demás. Por la salud de nuestros niños y por el bienestar de los padres, madres y cuidadores. Tiempo que hay que ir arañando a las horas de sueño, a las horas de tu familia,… y todo eso para que cualquiera, sin gramática parda, pretenda desmontar esos argumentos sólo “porque a mi me funcionó”.

Basta ya de que los profesionales consintamos que cualquiera pueda hacer afirmaciones que puedan poner en riesgo la vida de nuestros niños. ¿A quién les pediremos responsabilidades el día que ocurra una desgracia?

Sé que eres incansable e incombustible y que los comentarios de estos lumbreras no te van a parar pero quiero que tengas muy claro que la comunidad científica y los padres que preferimos que de economía opinen los economistas y de medicina los sanitarios ESTAMOS CONTIGO.

Un saludo.

A seguir comunicando.