¡¡Felicidades, mi niña buena!!

Viniste hace ya 13 años a revolver nuestras vidas y, vaya si las revolviste.

No te recordaré este año que “me quemaste al nacer” y que mamá siempre me reprochará que te arranqué de su regazo nada más nacer. Puedes leer todas estas historias en cada uno de los textos que te dedico cada año.

Fueron duros esos años: pañales (de varias tallas a la vez), chupetes (por todos lados), teta (a todas horas, que se lo digan a tu madre), sueño (escaso, por no decir nulo), vómitos, caca, culo, pedo pis…

Recuerdo aquellos años en los que en las guardias descansaba más que en casa.

Después vinieron muchas cosas más: el primer diente, la teta, el cucu-tras, di pa-pá, los primeros pasitos, la teta, el Cantajuegos (uf, menos mal que ya pasó), el Apiretal, la vaca Lola, los viajes al pueblo,… la teta (santa paciencia la de tu madre!!)…

Así fuimos sobreviviendo hasta que pudimos empezar a vivir, aunque ya sabes que con mucha intensidad: el cole, los cumples, la fruta divertida, el Dalsy, el baile, las fotos, los grupos de WhatsApp de madres del cole (uf, no digo nada), las risas con José, el ratón Pérez, las actuaciones del baile, los pintacaras, las actuaciones del cole, más viajes al pueblo, las peleas con José, el flamenco, el ballet, las primas, la natación, el conservatorio, los titos, las peleas y los juegos con Victoria, LOS ABUELOS… y todo esto bien aliñado con vómitos, diarreas, fiebre, mocos y lágrimas (no todas de llorar, también ha habido muchas lágrimas de reír)

Ya ves, muchas y muchas cosas que podemos recordar de toda tu niñez.

Pero esa crianza con tres pegatinas que llevábamos a todos lados se está terminando. Nos queda una y lo agradecemos.

En estos últimos meses estás emprendiendo tu vuelo, empezando TU VIDA, te estás haciendo mayor.

Tan grande y tan pequeña a la vez.

Ese despegamiento, como padre, duele, pero también enorgullece porque tu vida es tuya, cariño, tuya, TU-YA. A nadie le pertenece, sólo a ti.

Nadie, nadie, nadie, tampoco tus padres, tienen derecho a vivírtela.

Espero, simplemente, que todos esos cimientos de los que te acabo de hablar sean fuertes y sostengan todas las dudas que te vayan surgiendo.

La vida es apasionante, princesa, y te quedan miles de cosas bonitas por vivir.

Solo te puedo decir que SIEMPRE, incluso cuando ya no esté físicamente, estaré CONTIGO.

¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS, MI NIÑA BUENA!!!