Hoy estoy de cumpleaños. Es el séptimo cumpleaños de mi «segunda paternidad».
Creo que no sólo debe celebrarlo mi hija, que por supuesto es la protagonista principal.
Creo que yo también (y mi mujer, por supuesto) debo celebrarlo porque hace siete años mi vida volvió nuevamente a cambiar. O mejor, hace siete años mi vida volvió a mejorar.
El nacimiento de un segundo hijo trae muchísimas enseñanzas.
Para empezar, se reviven las sensaciones del primer parto, pero con un sentimiento muy raro. Es igual pero diferente. Sí, también me quemé al coger a María (mi mujer suele reprocharme, con cariño, que en cuanto nació la agarré y no se la daba).
Pero sobre todo el nacimiento de un segundo hijo, te muestra de una manera muy clara, que el amor por un hijo se multiplica por el número de hijos, nunca se divide ( a pesar de que muchas mamás lo pasen fatal en las primeras semanas del nacimiento del segundo por el sentimiento de abandono del primogénito). Te enseña en un instante que el miedo a no poder querer a otra persona igual que querías a tu primer hijo se disipa rápidamente.
Te enseña, además, que cada maternidad-paternidad es un mundo. Depende de muchas circunstancias. Depende de la diferencia de edad con el primero, depende de tu momento vital, depende… de muchas cosas. Esto me ha enseñado mucho de la vida y son enseñanzas que puedo aplicar en mi trabajo diario como pediatra.
¡¡De cuantas maneras se puede vivir la maternidad-paternidad!!
Una situación idéntica puede ser vivida con gran tranquilidad o gran angustia por dos familias diferentes. Incluso una misma familia puede vivir una misma situación de una forma completamente distinta en función de las circunstancias.
El día del cumpleaños es también un momento de revivivir momentos, de recordar . Ves fotos y recuerdas momentos. ¡¡Cuánto vivido!! Con el tiempo las buenas ganan en intensidad y las menos buenas (malas noches, rabietas, fiebres,…) se acaban olvidando hasta el punto de casi desearlas. Pero los hijos se deben ir educando para que crezcan. Su crecimiento es irremediable. No siempre serán bebés y cada etapa tiene su magia. Pero en días como este te das cuenta de que el tiempo pasa demasiado rápido y cada día que pasa no vuele, cada beso que no se da se ha perdido para siempre.
Los niños nos hacen mejores personas (y en mi caso creo que mejor pediatra por la capacidad de empatizar).
No puedo imaginar cómo habría sido mi vida sin ellos pero sí puedo estar seguro de que no habría sido tan completa.
¡¡Felicidades, María!!
¡¡Felicidades, mama!! Tú también has mejorado mucho en estos siete años.
Felicidades María y felicidades Dr Carmona! Un Post muy bonito y muy cierto! El amor se multiplica!
Felicidades familia.
P-d: no dejes de escribir
Muchas felicidades a esta niña preciosa
Vaya, doctor Carmona!! Un placer leerle. Como siempre. Felicidades a toda la familia. Muchas gracias.