¿El baño de los bebés debe ser a diario?

 

Esta es una preocupación muy frecuente entre los padres. Especialmente entre papás primerizos. Al llegar a casa se encuentran con «su regalo» y se dan cuenta que no disponen del «manual de instrucciones».

Con cada situación surgen veinte mil dudas. Con respecto al baño: «¿lo tenemos que bañar a diario?, ¿cuál es la mejor hora para el baño?, ¿a qué temperatura ponemos el agua?, ¿es necesario utilizar gel o champú?, ¿es mejor bañarlo antes o después de comer?, ¿cuánto tiempo debemos esperar para bañarlo, si ha comido?, ¿conviene después hacer un masaje?, …»

Como ya comenté en el post de la vuelta al cole, creo que hemos cambiado demasiado nuestras costumbres en demasiado poco tiempo. Y creo que estamos pasando de un extremo a otro. En generaciones anteriores, los padres, aun sin nada de formación, criaban estupendamente a sus hijos. También es verdad que era raro quien no se había quedado al cuidado de un hermano, primo o vecino pequeño más de una vez. Algo impensable hoy día. Pienso que actualmente hay un exceso de información que, a veces, nos bloquea. «Mi madre me ha dicho que dos veces a la semana, pero he leído en internet que debe ser a diario. Mi vecina dice que en días alternos, y no utilizar jabón, … Pero, ¡¡¡¡¿qué hago?!!!!»

Pienso que hay que relativizarlo todo un poco, que no existen normas fijas. La crianza es más cuestión de instinto que de razonamiento. O acaso cómo cría una vaca a su ternero, o la gata a sus gatitos.

Por tanto, y volviendo al motivo del post, creo que depende de muchos factores la respuesta de cada cuánto tiempo debe bañarse un bebé.

La clave, como siempre, es utilizar el sentido común, si un bebé ni se ensucia ni suda como un niño o un adulto, no tiene por qué bañarse a diario. Obviamente no estamos hablando de cuando el niño viene lleno de mugre del parque o se ha vomitado encima. La zona más sucia de los bebés es el área del pañal, y esa, habitualmente se asea con cada cambio. Por cierto, en esa zona tampoco hay porqué poner crema con cada cambio de pañal, a menos que esté irritada y debemos ser especialmente obsesivos con la higiene de los pliegues y secarlos bien.

Lo que sí tenemos que decir los médicos es que desde que se ha universalizado la costumbre de bañar los niños a diario, quizás hayan disminuido el número de infecciones pero en la misma medida han aumentado el número de dermatitis. La piel de los bebés crea una capa ácida protectora de grasa, sudor y gérmenes útiles y esta capa protege la piel contra influencias ambientales e infecciones.

Pero por otro lado, no nos alarmemos. No pensemos que bañar a un niño a diario es un pecado que lo condenará a una dermatitis irreversible.

La mayoría de los niños se suelen relajar mucho con el baño y puede ser más una medida de relajación que de higiene, pero no tiene por qué ser a diario. Dependerá mucho de la «dinámica familiar».

Debemos saber que si bañamos los bebés bastante a menudo, o incluso a diario, es mejor utilizar productos suaves, sin perfume, con la menor cantidad de sustancias químicas posibles, con una esponja o manopla suave, sin restregar fuerte.

Mención aparte merecen los bebés con dermatitis atópica. En este caso la ducha es preferible al baño, y cuanta más corta mejor. Mejor que el agua no esté demasiado caliente. Además no se debe frotar mucho y no utilizar o muy poca cantidad de gel (si se utilizan mejor con pH neutro o ligéramente ácido). Para estos niños «prohibidos» los baños prolongados con espuma, ya que estos irritarán más su piel.

Comparte esta información y estarás ayudando a proteger la piel de nuestros pequeños.

El impétigo.

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Con el comienzo de los colegios y guarderías, y todavía con bastante calor, son frecuente algunas infecciones de la piel como el impétigo.

Aclararé algunas dudas:

¿Qué es el impétigo?
Es una infección de la piel producida por gérmenes que habitualmente viven en ella. Los más frecuentes son el Staphylococcus aureus y el Streptococo pyogenes.

¿Por qué se produce?
Algunas circunstancias como picaduras de insectos, lesiones por rascado, heridas, … inoculan estas bacterias al interior de la piel. Una vez en el interior por contacto directo, o bien por liberación de toxinas, producen lesiones ampollosas y costrosas.

¿A quién afecta?
Puede aparecer a cualquier edad pero es más frecuentes en niños entre 2 y 5 años.

¿Cómo se contagia?
El germen se transmite por contacto directo.Es muy contagioso. El propio niño puede extender la lesión mediante el rascado y pequeñas heridas en  piel sana.  El contagio también se produce por el transporte de las bacterias en la ropa, toallas, ropa de cama, utensilios escolares y otros objetos.
Algunos factores como el hacinamiento, las pequeñas heridas cutáneas, la higiene deficiente y el clima húmedo y cálido pueden favorecer la infección.

¿Cómo se manifisesta?, ¿cómo son las lesiones?
Existen dos tipos de impétigo:
– El impétigo contagioso (o costroso) comienza con una pequeña manchita roja en la piel que evoluciona a vesícula que en su interior tienen un líquidos espeso del color de la miel. Estás vesículas se rompen muy fácilmente y se transforman en costras. Normalmente afecta a la cara (comenzando casi siempre alrededor de la nariz o la boca) y las extremidades.

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– El impétigo ampolloso afecta sobre todo a los recién nacidos. Son lesiones que se presentan como ampollas grandes y frágiles localizadas sobre todo en el tronco, las extremidades y el área perineal.

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En cualquier caso estas lesiones de vesículas o costras no duelen y no dejan cicatriz. A veces se puede aumentar el tamaño de los ganglios de las zonas de alrededor.

¿Cuál es el tratamiento?
Inicialmente debemos lavar las lesiones con agua y jabón e intentar despegar las costras con aceite o vaselina.
En el caso de lesiones pequeñas utilizaremos un antibiótico tópico (mupirocina o ácido fucsídico).
Si las lesiones están muy extendidas (o en los recién nacidos) se asocia  antibiótico oral (cloxacilina, amoxicilina-clavulánico, cefuroxima)
El tratamiento suele prolongarse un total de 10 días.

¿Se puede prevenir?
Lo más importante es lavar bien las manos y cortar bien las uñas tanto de los niños como de sus cuidadores.
No compartir ropas, toallas, juguetes, … Si no se puede evitar el contacto con otros niños se puede cubrir las lesiones con gasas o vendas.
Debemos evitar llevar al niño a la guardería hasta que dejen de apraecer lesiones nuevas.

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10 claves para las picaduras de medusa

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Un agradable baño en la playa puede convertirse en una pesadilla si sufrimos la picadura de una medusa.

Aquí explico las 10 claves ante la picadura de una medusa:

1- Los síntomas típicos de una picadura son dolor intenso y picor inmediato, acompañado de enrojecimiento e inflamación de la zona ,y en muy pocas ocasiones, hemorragia.

2- NO TOCAR la medusa, ni ningún tentáculo aunque esté suelto, aunque esté muerta en la arena, porque sigue liberando líquido urticarizante.

3- Lo primero es LAVAR LA ZONA CON AGUA MARINA.

4- ¡¡NO utilizar nunca agua dulce para lavar!!

5- NO FROTAR la zona con toallas ni arena, ni dejar que el niño se rasque porque empeorarán las lesiones.

6- Aplicar durante 15 minutos hielo, pero siempre dentro de una bolsa de plástico (ya hemos dicho que el agua dulce empeora la situación).

7- Si queda el resto de algún tentáculo  RETIRARLO,  pero utilizando pinzas (o incluso algún plástico como una tarjeta de crédito) ya que si lo tocamos con las manos ya serán dos los afectados por la picadura.

8- Si el picor o el dolor es importante se puede dar, por vía oral, respectivamente antihistamínicos o analgésicos habituales (paracetamol o ibuprofeno).

9- Por norma general, las picaduras de medusas no suelen ser graves, aunque siempre hay que tener especial cuidado en los niños con otras alergias (alimentarias, …).

10- Si el dolor es muy intenso, o el estado empeora (apareciendo cefalea, nauseas o vómitos, calambres), ACUDIR AL CENTRO MÉDICO MAS CERCANO.

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Y a ti qué te pica …

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Con la llegada del verano se multiplican las consultas por lesiones en la piel.
Muchas de ellas debidas a picaduras de insectos.

¿Puedo saber qué insecto ha sido?

No siempre es posible saber qué insecto produjo la picadura, pero el aspecto de la lesión, nos da algunas pistas:
Mosquitos: suelen producir habones (mancha sobreelevada en la piel) que pican. Pocas veces producen vesículas en la zona de la picadura.
Arañas: en el centro de la una mancha roja suele haber dos puntos centrales, y más que picor producen dolor.
Abejas y avispas: en este caso el habón es MUY DOLOROSO. Se produce una gran inflamación que puede tardar horas en disminuir. Las avispas no dejan el aguijón clavado mientras que las abejas sí (por lo que una misma avispa puede producir varias picaduras).
Chinches y pulgas: producen picaduras agrupadas en una zona del cuerpo, y el picor es inmediato.

¿Cuáles son los síntomas?

Además de la picadura en sí (con el picor o dolor que hemos dicho), algunas personas, pueden desarrollar una reacción cutánea más generalizada, con grandes habones y mucho picor (urticaria).
Sólo las abejas y las avispas pueden llegar a producir reacciones más graves (con dificultad respiratoria y fallo circulatorio) pero hay que saber que SON MUY POCO FRECUENTES EN NIÑOS.

¿Qué se debo hacer?

En general, ante una picadura, lo que debemos hacer es simplemente lavar con jabón y refrescar con agua fresca la zona de la picadura.
A veces, si el picor es mayor, se puede aplicar alguna barrita o roll-on con calamina o amoniaco.
En casos más exagerados, con picor muy intenso, puede ser necesario incluso la administración de antihistamínicos.

En el caso de las picaduras de abejas, para evitar la entrada del veneno, debemos intentar sacar el aguijón con unas pinzas, siempre y cuando esté visible y sea accesible, ya que si hurgamos mucho en la zona podemos aumentar la inoculación y producir una infección.

¿Cuándo debo consultar al médico?

Debemos consultar al médico:
– Si la zona de la picadura presenta una inflamación muy importante (si se produce en la boca o la nariz puede obstruir la entrada de aire).
– Si aparece una reacción generalizada con mucho picor (urticaria).
– Si la zona de la picadura se pone muy roja y caliente y, sobre todo, si aparece fiebre (ya que esto puede indicar que se ha sobreinfectado la zona).

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Urticaria por orugas procesionarias

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Coincidiendo con una excursión de mis hijos a una granja-escuela y a la polémica surgida con respecto a las procesionarias me gustaría aclarar ciertas dudas al respecto.

Aunque se puede ser alérgico prácticamente a todo, la mayoría de las reacciones alérgicas que se producen en un pinar, o al menos las más llamativas, son debidas a las orugas procesionarias. La asociación entre ambos es que estas orugas anidan en los pinos.

Ni que decir tiene que los pinares están en el campo y por tanto en esta época del año en el campo, hay muchos otros factores desencadenantes de alergias  (pólenes, gramíneas, …)

Las reacciones alérgicas o urticarias por orugas procesionarias suelen ser muy llamativas porque se suelen producir en un grupo de niños pequeños, todos a la vez (y esto siempre alarma mucho, sobre todo a los profesores o monitores, que se sienten responsables).

A los niños les resulta muy llamativo ver una especie de trenecito desfilando (como una procesión, de ahí el nombre) por el campo, y en su afán exploratorio, suelen tocarlo. En el momento que las procesionarias se sienten amenazadas, para defenderse, liberan una especie de pelitos (unos 500.000 por cada oruga) que son muy alergénicos, provocando en los niños erupciones, como ronchas, en cuello, cara, brazos y piernas.

Otras veces simplemente jugando con la arena de alrededor de los pinos también se producen este tipo de reacciones debido a que en esta arena puede haber larvas de esta oruga

Aunque lo más frecuente es que estas erupciones desaparezcan de forma espontánea y por lo tanto no precisen ningún tratamiento, en ocasiones, pueden ser más duraderas, llegando incluso a durar varias semanas, con mucho picor (en esos casos utilizaremos antihistamínicos). A veces también se puede producir irritación de los ojos (conjuntivitis) y/o inflamación de las vías respiratorias, con dificultad para respirar. En este caso, se debe acudir inmediatamente a urgencias.

Yo te doy cremita… Tú me das cremita

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Se acerca el verano y con él las preocupaciones de cómo debemos protegernos y proteger a nuestros niños del sol.

Ni que decir tiene, que es sol un elemento fundamental de vida, con muchas propiedades beneficiosas cuando lo tomamos en cantidades moderadas (la propiedad más destacable es el papel que desempeña la radiación solar en la síntesis natural de vitamina D).

Las radiaciones ultravioletas A (UVA) y sobre todo las B (UVB) son las responsables de los efectos perjudiciales del sol.

Debido a las características especiales de la piel de los niños, especialmente los lactantes más pequeños,  que tienen más tendencia a absorber la radiación solar y a que los efectos de la radiación son acumulativos e irreversibles, una exposición solar excesiva tiene efectos nocivos. Pueden producir quemaduras, envejecimiento prematuro de la piel y aumento del riesgo de cáncer de piel.

No todas las pieles son iguales (existes hasta 6 fenotipos diferentes), y aunque debemos proteger a todos los niños existen pieles de mayor riesgo como serían:
niños de piel muy clara (se queman con facilidad y casi nunca se ponen morenos)
niños con muchas pecas o nevus melanocíticos (lunares)
niños con antecedentes familiares de melanoma.

Tampoco es lo mismo el lugar donde se toma el sol. Algunas superficies tienen un efecto multiplicador ya que reflejan la radiación ultravioleta como por ejemplo la nieve, el agua o la arena (“es por esos que uno se pone más moreno o se quema antes en la playa que en la piscina”).

Considerando todo lo anterior es fundamental establecer una serie de hábitos en la fotoprotección infantil,  y ser más obsesivos con ellos cuanto más pequeño es el niño:
– Los niños menores de 6 meses no deben ser expuestos directamente al sol. En los menores de 2 años debemos evitar o disminuir el tiempo en el que están expuestos al sol, especialmente en las horas centrales del día de 12 a 17 horas.
– Usar ropa para cubrir la piel (camisetas con mangas y pantalones tipo bermudas) y gorras o sombreros.
– Usar gafas de sol con filtro ultravioleta.
Aplicar crema fotoprotectora. No debemos olvidar que la crema debe aplicarse media hora antes de la exposición al sol y hay que renovarla cada 3 horas o antes si el niño se está bañando o sudando mucho.

Existen fundamentalmente 2 tipos de cremas fotoprotectoras:
– de filtros físicos: actúan como una barrera física, reflejando y dispersando la radiación ultravioleta. No se absorben por lo que son los más recomendables en los niños más pequeños. Son densos (por lo que son más difíciles de aplicar) y opacos (por lo que cosméticamente son menos estéticos). Ambos inconvenientes han sido ya solucionados por los laboratorio
– de filtros químicos: actúan absorbiendo la radiación ultravioleta, sin reflejarla, por lo que son transparentes (y por tanto mejor aceptados cosméticamente).

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