¿A partir de qué edad se pueden comer los frutos secos?

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Los menores de 4 años aún no mastican bien y existe riesgo de aspiración pulmonar. Un 70% de los atragantamientos está causado por frutos secos.
El atragantamiento debido a trozos de alimentos u objetos es una preocupación muy generalizada entre padres, madres y otros cuidadores. En concreto, los frutos secos son una de las causas más frecuentes de atragantamiento. Por ello, los médicos recomiendan no dar frutos secos a los menores de 4 años.
Según los pediatras españoles, entre el 60% y el 80% de los atragantamientos se producen por culpa de los frutos secos, encabezados por los cacahuetes (que causan casi la mitad de los accidentes). Pese a que las cifras de mortalidad infantil por atragantamiento y asfixia han descendido en los últimos años, el ahogamiento causado por alimentos u objetos representa nada menos que el 40% de las muertes en menores de un año.
Los niños de uno a cuatro años son los que presentan mayor riesgo y, como alertan los especialistas, a menudo son los propios familiares quienes les ofrecen estos alimentos sin conocer su peligro.
Desde la Asociación Española de Pediatría aclaran que los frutos secos NO son malos. De hecho, los niños pueden consumirlos si están bien molidos o como ingredientes de tartas, por ejemplo. El problema aparece cuando se desprenden trozos más grandes que pueden obstruir las vías aéreas.
El Dr. Jordi Pou, pediatra del Hospital Sant Joan de Déu y coordinador del Comité de Seguridad y Prevención de Lesiones Accidentales de la Asociación Española de Pediatría (AEPED), recuerda que los niños no mastican bien antes de los tres años y, por ello, pequeños trozos de frutos secos pueden pasar accidentalmente a los bronquios o a los pulmones. A veces, el cuerpo extraño puede atascarse en una zona intermedia de los bronquios y, aunque al principio deje pasar el aire, puede ocurrir que se mueva y tape completamente las vías aéreas.

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¿Qué pasa ahora con la vacuna de la varicela?

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Que yo sepa no ha habido ningún informe científico nuevo que aconseje una cambio en la pauta de vacunación. La decisión ayer tomada es la que la Asociación Española de Pediatría ya venía defendiendo hace muchos meses. Copio literalmente: “los datos científicos nos muestran que en aquellos países en los que se administra la vacuna de la varicela desde el segundo año de vida, con altas coberturas de vacunación, se consigue prácticamente hacer desaparecer la enfermedad y sus complicaciones, con impacto protector incluso en personas no vacunadas. Países de alto nivel sociosanitario, como Estados Unidos (desde el año 1995), Canadá, Australia, Alemania, están comprobando este fenómeno. Estos datos, sin duda deben servir de ejemplo para otros. En Navarra, donde se lleva vacunando en la primera infancia desde 2007, los datos son sencillamente espectaculares, habiéndose casi eliminado la enfermedad y sus complicaciones”,

En cualquier caso CELEBRO la decisión tomada ayer en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) : a partir de 2016 se administrará a todos los niños en la edad pediátrica temprana: la primera dosis a los 12-15 meses y la segunda entre los 3 y 4 años.

De todas maneras quiero quedar algunos puntos claros:
La inclusión de la vacuna de la varicela será a partir de 2016, por tanto, a día de hoy la situación de la vacuna de la varicela sigue siendo la misma que hasta ahora.
Hay algunos puntos que no quedan claros en la decisión de ayer. Por ejemplo ¿qué pasará con los niños que en 2016 tengan ya 2 años? Se supone que será cada comunidad autónoma la que decida qué hacer en estos casos. Estaré pendiente e informaré puntualmente si existe algún cambio.

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¿Tiene mi hijo fimosis?

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¿Tiene mi hijo fimosis?

Esta es una preocupación muy frecuentes desde los primeros controles de salud. En ocasiones, alentada por las generaciones más mayores, debido a costumbre antiguas que consistían en dar “un tirón” desde los primeros meses, los padres de hoy día se sienten perdido sobre qué hacer con los genitales de su hijo.
La fimosis es un estrechamiento de la abertura del prepucio (la piel que recubre el glande del pene), con imposibilidad de descubrir el glande.
La mayoría de los niños cuando nacen tienen el prepucio tan adherido que es imposible descubrir el glande, es decir, la mayoría de los niños nacen como si tuviesen fimosis.
A lo largo de los primeros años de la vida esa situación suele ir mejorando espontáneamente y comienza a dejar al descubierto parte del glande. A esta situación la llamamos adherencias balano-prepuciales y también es normal.

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Durante el desarrollo estas adherencias se suelen ir despegando espontáneamente. Los factores que contribuyen a este despegamiento son el propio crecimiento del pene, las erecciones espontáneas y la liberación de una sustancia blanquecina (llamada esmegma) que es lubricante y, por tanto, ayuda a este despegamiento.
En algunos niños en los que aun no se ha producido el despegamiento completo del prepucio se producen acúmulos de esta sustancia blanquecina que es lo que llamamos quistes de esmegma.

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Por tanto, como vemos, el despegamiento del prepucio es un proceso que se produce espontáneamente, de manera natural. De tal manera que aproximadamente el 75% de los niños de 4 años pueden retraerse el prepucio con facilidad. En el resto este proceso se produce más lentamente, y se completará entre los 5 y los 14 años, de tal manera que a los 16 años quedará solo un 1% que no se podrá retraer el prepucio.

Entonces, ¿no debo dar “un  tirón”?

Rontundamente NO. Esa era una costumbre muy extendida antiguamente que posteriormente se ha visto que es innecesaria (ya hemos dicho que el despegamiento se produce solo) e incluso contraproducente, ya que al retraer fuertemente podemos provocar alguna herida que al cicatrizar cierre aun más provocando una fimosis cicatricial.
En ocasiones, para acelerar y favorecer el despegamiento, su pediatra le indicará una crema con corticoides.
Realmente en la fimosis patológica la piel del prepucio se vuelve dura y no se retrae por cicatrices en su extremo distal, formándose un anillo fibroso blanco.

¿Cómo debo lavarle los genitales?

El prepucio del bebé no requiere un cuidado especial. Si está adherido, hay que lavarlo como el resto del cuerpo con agua y jabón, sin forzar la retracción. Conforme se vaya despegando, deslizar suavemente el prepucio en la higiene diaria (¡¡NO realizar retracciones fuertes!!) y conforme el niño vaya creciendo enseñarle a retraer el prepucio y lavar el glande a diario.

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10 claves para las picaduras de medusa

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Un agradable baño en la playa puede convertirse en una pesadilla si sufrimos la picadura de una medusa.

Aquí explico las 10 claves ante la picadura de una medusa:

1- Los síntomas típicos de una picadura son dolor intenso y picor inmediato, acompañado de enrojecimiento e inflamación de la zona ,y en muy pocas ocasiones, hemorragia.

2- NO TOCAR la medusa, ni ningún tentáculo aunque esté suelto, aunque esté muerta en la arena, porque sigue liberando líquido urticarizante.

3- Lo primero es LAVAR LA ZONA CON AGUA MARINA.

4- ¡¡NO utilizar nunca agua dulce para lavar!!

5- NO FROTAR la zona con toallas ni arena, ni dejar que el niño se rasque porque empeorarán las lesiones.

6- Aplicar durante 15 minutos hielo, pero siempre dentro de una bolsa de plástico (ya hemos dicho que el agua dulce empeora la situación).

7- Si queda el resto de algún tentáculo  RETIRARLO,  pero utilizando pinzas (o incluso algún plástico como una tarjeta de crédito) ya que si lo tocamos con las manos ya serán dos los afectados por la picadura.

8- Si el picor o el dolor es importante se puede dar, por vía oral, respectivamente antihistamínicos o analgésicos habituales (paracetamol o ibuprofeno).

9- Por norma general, las picaduras de medusas no suelen ser graves, aunque siempre hay que tener especial cuidado en los niños con otras alergias (alimentarias, …).

10- Si el dolor es muy intenso, o el estado empeora (apareciendo cefalea, nauseas o vómitos, calambres), ACUDIR AL CENTRO MÉDICO MAS CERCANO.

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¿Se pueden utilizar los repelentes en niños?


¿Qué son los repelentes?

Son compuestos químicos, que aplicados sobre la piel, impiden que los insectos se fijen en la piel para realizar la picadura.

¿Qué repelentes existen?

Existen muchos compuestos químicos como son el R3535, piretrina, citridiol, citronelapicaridin/icaridin, pero quizás el más eficaz es el DEET (N,N-Dietil-meta-toluamida), que es un repelente ampliamente utilizado en todo el mundo. Es eficaz contra la mayoría de mosquitos, garrapatas, pulgas y moscas. Los productos comercializados en España contienen desde un 15% hasta un 45% de DEET. Están disponibles en lociones, cremas y rociadores.
Podéis consultar los repelentes disponibles en España y las marcas comerciales en la siguiente tabla.

¿Se pueden utilizar en niños?

La mayoría , aunque NO se recomienda utilizar DEET en menores de 2 meses y se evitará en lo posible en niños menores de 2 años priorizando el uso de mosquiteras. El icaridín no se ha evaluado en menores de 6 meses, por lo que algunos organismos no lo recomiendan.

¿Y en embarazadas o durante la lactancia materna?

. Las sociedades de protección ambiental no establecen ninguna precaución especial para utilizar repelentes en embarazadas o durante el amamantamiento.

¿Cómo se aplican en niños?

No dejar que los niños se lo apliquen solos. Un adulto debe aplicar un poco de producto en un área pequeña de la piel para ver si no produce reacción y posteriormente utilizar sólo lo suficiente para cubrir piel expuesta y la ropa.
– Si se utilizan aerosoles, no dirigirlos hacia la cara. Lo mejor es aplicarlos en las manos del adulto y éste luego lo extiende por la cara.
Evitar ojos y boca de los niños y utilizarlo con moderación alrededor de los oídos. No ponerlo en las manos de los niños (se las pueden llevar a la boca).
No utilizarlos debajo de la ropa, en heridas, cortes o piel irritada.

Al volver a casa lavar la piel con agua y jabón, especialmente cuando se van a utilizar durante varios días.


¿Se pueden utilizar repelentes y protectores solares?

. Se debe utilizar primero el protector solar y a continuación el repelente, ya que el protector solar puede tener sustancias que atraigan a determinados insectos.
Pero NO es recomendable que en un mismo producto esté el protector solar y el repelente ya que los repelentes, en general, no precisan ser aplicados con tanta frecuencia como los protectores.

Entonces, ¿qué otras precauciones podemos tener para evitar picaduras sin utilizar repelentes?

Evitar los paseos a la caída del sol cerca del agua.
– Para ir al campo, sobre todo si hay agua cerca, utilizar camisetas de manga larga y pantalón largo, mejor si las prendas son de algodón y de colores claros. Los zapatos deben ser cerrados y con calcetín.
Utilizar repelentes eléctricos y mosquiteras para dormir y en los carritos de los bebés utilizar redes protectoras.

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Y a ti qué te pica …

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Con la llegada del verano se multiplican las consultas por lesiones en la piel.
Muchas de ellas debidas a picaduras de insectos.

¿Puedo saber qué insecto ha sido?

No siempre es posible saber qué insecto produjo la picadura, pero el aspecto de la lesión, nos da algunas pistas:
Mosquitos: suelen producir habones (mancha sobreelevada en la piel) que pican. Pocas veces producen vesículas en la zona de la picadura.
Arañas: en el centro de la una mancha roja suele haber dos puntos centrales, y más que picor producen dolor.
Abejas y avispas: en este caso el habón es MUY DOLOROSO. Se produce una gran inflamación que puede tardar horas en disminuir. Las avispas no dejan el aguijón clavado mientras que las abejas sí (por lo que una misma avispa puede producir varias picaduras).
Chinches y pulgas: producen picaduras agrupadas en una zona del cuerpo, y el picor es inmediato.

¿Cuáles son los síntomas?

Además de la picadura en sí (con el picor o dolor que hemos dicho), algunas personas, pueden desarrollar una reacción cutánea más generalizada, con grandes habones y mucho picor (urticaria).
Sólo las abejas y las avispas pueden llegar a producir reacciones más graves (con dificultad respiratoria y fallo circulatorio) pero hay que saber que SON MUY POCO FRECUENTES EN NIÑOS.

¿Qué se debo hacer?

En general, ante una picadura, lo que debemos hacer es simplemente lavar con jabón y refrescar con agua fresca la zona de la picadura.
A veces, si el picor es mayor, se puede aplicar alguna barrita o roll-on con calamina o amoniaco.
En casos más exagerados, con picor muy intenso, puede ser necesario incluso la administración de antihistamínicos.

En el caso de las picaduras de abejas, para evitar la entrada del veneno, debemos intentar sacar el aguijón con unas pinzas, siempre y cuando esté visible y sea accesible, ya que si hurgamos mucho en la zona podemos aumentar la inoculación y producir una infección.

¿Cuándo debo consultar al médico?

Debemos consultar al médico:
– Si la zona de la picadura presenta una inflamación muy importante (si se produce en la boca o la nariz puede obstruir la entrada de aire).
– Si aparece una reacción generalizada con mucho picor (urticaria).
– Si la zona de la picadura se pone muy roja y caliente y, sobre todo, si aparece fiebre (ya que esto puede indicar que se ha sobreinfectado la zona).

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Otra vez… ¡¡¡¡PIOJOS!!!!

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Existe la falsa creencia de que una vez que se termina el curso escolar desaparecen los piojos.
Nada más lejos de realidad. Muchas veces las actividades del verano (baño en piscina, campamentos escolares, …) hacen que el contacto de los niños sea más estrecho y, por tanto, aumentan las posibilidades de trasmisión.

Intentaré aclarar ciertas dudas y desterrar ciertos mitos:

¿Qué son los piojos?

Son unos insectos que infectan EXCLUSIVAMENTE a los humanos. Realmente existe más de 300 especies de piojos pero cuando habitualmente hablamos de los piojos nos referimos a la pediculosis capitis, es decir, a los piojos que infectan la cabeza de los humanos.
Existen otros dos tipos de piojos que infectan a los humanos: piojos del pubis (ladillas) y piojos del cuerpo.

¿Cómo se transmiten?

Los piojos no saltan, ni vuelan, ni infectan a otros animales.
Se desplazan rápidamente por el cabello de un pelo a otro si está seco. En el pelo húmedo se mueven más torpemente y son más fáciles de eliminar. Por tanto se transmiten por el contacto directo del pelo de dos personas, aunque se pueden transmitir por peines, gorros, toallas, ropa de cama, …

¿Cómo se reproducen?

Los piojos adultos ponen los huevos cerca del cuero cabelludo, ya que el calor y la humedad de éste ayudan a la incubación del huevo. A los 7-10 días, de ese huevo, saldrá un piojo joven. La capacidad multiplicativa es muy alta ya que aproximadamente una de cada diez liendres es hembra, y cada hembra pone unos diez huevos al día durante 3-4 semanas.
Necesitan ingerir sangre humana varias veces al día y NO pueden vivir fuera del cuerpo humano más de uno o dos días.

¿Cuáles son los síntomas?

El síntoma típico es el PICOR, especialmente en la zona retroauricular, en la nuca y en la coronilla. A veces se producen pequeñas heridas por el rascado que pueden incluso sobreinfectarse.
Afectan principalmente a las niñas y especialmente entre los 3-8 años.

¿Cómo se diagnostica?

Se diagnostica por la visualización directa del piojo. Es conveniente buscarlos con el pelo húmedo ya que así se mueven más lentamente.

¿Cómo se trata? 

Existen múltiples maneras de tratar los piojos desde los remedios más caseros (vinagre, …) hasta tratamientos farmacológicos (antibióticos, …).

Ante la confirmación de la infección por piojos, el tratamiento más utilizado, consiste en aplicar permetrina al 1% y pasar la lendrera tras la aplicación y 12 horas después. Después se debe continuar durante 2 semanas pasando la lendrera a diario y volver a aplicar permetrina al 1%.
De esta manera suelen controlarse la mayoría de las pediculosis. De hecho, si no se controla, se debe acudir al pediatra porque pueden ser necesarios otros tratamiento más complejos.

¿Se pueden prevenir?

NO se debe prohibir a los niños infectados que vayan al colegio, club, … ni se deben administrar preventivamente lociones antipiojos (esto es una costumbre muy frecuente que es innecesaria).
Sólo deben tratarse los niños en los que se confirme la infección.
Se deben lavar con agua caliente la ropa, peines, … sospechosos de haber estado en contacto con los piojos y lo que no de pueda limpiarse de esa manera debe guardarse durante unos días en bolsas de plástico.

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Los niños necesitan agua desde que nacen

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Más de una se habrá quedado impresionada de la afirmación del título del post. Pero es así de claro, es más, ya hemos recordado en algún post que la importancia del agua es mayor cuanto menor es la edad del bebé. El agua es el elemento primordial para la vida y ante la ola de calor que estamos “sufriendo” aumenta el interés por el aporte de agua a los niños. Intentaré aclarar cuál es la forma de darle agua a un bebé sin darle “agua extra”.

Las dudas más frecuentes son:

Si le estoy dando lactancia materna exclusiva, ¿debo ofrecerle agua extra?

NO, es suficiente con el agua que contiene la leche. En cualquier caso lo que se puede hacer es ofrecer el pecho más frecuentemente (aunque normalmente será el bebé quien lo reclame si tiene sed).
Y aquí viene el dato, casi el 90% de la leche materna es agua. Por eso es suficiente con ofrecerle el pecho.

¿Y si le estoy dando leche de fórmula o lactancia mixta?

La respuesta es igual de rotunda que la anterior y el motivo es el mismo. La leche de fórmula (leche de vaca) tiene también casi un 90% de agua en su composición.
Eso sí, para esa proporción de agua se mantenga,  debemos preparar adecuadamente los biberones. Es decir, tal y como se explica en todos los envases, poner un cacito raso de polvo por cada 30 ml de agua y recordar poner siempre primero el agua, porque si no estaríamos añadiendo menos agua de la correspondiente. Y es precisamente ahí, en la deficiente preparación de los biberones, donde surge el falso mito de que a los bebés hay que ofrecerles agua además del biberón. Desgraciadamente, hace muchos años, era más frecuente esta deficiente preparación de los biberones (con menos agua de la necesaria) y esto provoca deshidratación hipernatrémica y por este motivo, la gente más mayor, tiene esa “obsesión por ofrecerles agua entre tomas”.

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Cinco sencillos consejos para prevenir un golpe de calor en niños.

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Los grupos de edad más vulnerables a los efectos nocivos del calor son los ancianos y los niños.
La exposición a altas temperaturas puede tener consecuencias importantes como la deshidratación o el golpe de calor, especialmente en los niños pequeños, que son más susceptibles a sufrirlos.

Recordaré cinco consejos muy importantes y fáciles de seguir para evitar un golpe de calor en niños:

1.- Beber líquidos abundantemente.

Como mecanismo de refrigeración nuestro cuerpo en estos días genera muco sudor, por lo que debemos reponer líquidos con más frecuencia para evitar la deshidratación.

Debido a que en la composición corporal de los bebés la proporción de agua es mayor, es en este grupo de edad, donde debemos hacer especial hincapié en ofrecerles líquidos.
A los bebes que están siendo alimentados con lactancia materna exclusiva, en estos días, hay que ofrecerles el pecho más frecuentemente.

Para el resto se recomienda ingerir aproximadamente 50 ml por kilo de peso (es decir, para un bebe de 10 kg se recomienda una ingesta de agua de 500 ml).
Puesto que hay algunos  niños a los que cuesta mucho trabajo darles agua, la hidratación se puede hacer a través de alimentos con alto contenido en agua como la fruta (en piezas o zumos naturales), las verduras y hortalizas frescas y cocidas. También helados, batidos fresquitos, sopas frías (como el gazpacho,…)
En estos días se recomiendan dar agua, zumos, batidos,… cada dos horas a los niños  pequeños, especialmente a los menores de 3 años.

2.-Evitar la exposición al sol en las horas centrales del día.

Es decir, evitar exponer el niño al sol entre las 11 de la mañana y las 5 de la tarde.

Buscar siempre la sombra (debajo de un árbol, debajo de una sombrilla,…) y conviene además, de vez en cuando, refrescar al niño mojando la cabeza o humedeciendo los brazos y las piernas.
En casa conviene utilizar ventiladores o aires acondicionados (ajustar la temperatura entre 22-26ºC).

3.- Usar gorras o sombreros.

Los efectos del sol son especialmente desagradables y peligrosos si nos da directamente en la cabeza, provocando insolación con cefalea o desmayos.

4.- Usar protección solar.
Incluso aunque se éste a la sombra es fundamental recordar la importancia del uso de protectores solares para evitar quemaduras como ya insistí en otro artículo.

5.- No dejar NUNCA a los niños en el interior del coche.

Esta recomendación es extensible también al invierno, pero en los días de ola de calor las temperaturas que se alcanzan en el interior de un coche son «lo más parecido a un horno», pudiendo deshidratar a un niño y haciendo que sufra un golpe de calor grave en pocos minutos, que le puede llevar incluso a la muerte.

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¿Qué es el ahogamiento secundario?

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En los últimos días, habéis visto cómo se ha viralizado un artículo en las redes sociales respecto al ahogamiento secundario. Pienso que con tintes más sensacionalistas que con ánimo de ayudar a los padres.

Pudiera dar la impresión de que es un problema muy frecuente, y lo que es peor, pudiese dar la impresión que ante el mínimo trago de agua de una piscina nuestro hijo pudiese morir por un ahogamiento secundario.

Como otras veces, intentaré aclarar ciertas dudas:

¿Qué es el ahogamiento secundario?

Se trata de un edema pulmonar que se produce como consecuencia de la aspiración de agua, especialmente de piscinas (ya que contiene fuertes irritantes para la vía respiratoria como puede ser el cloro). Este edema pulmonar dificulta el intercambio gaseoso en el pulmón y puede llevar a la muerte.

Pero, ¿esto es muy frecuente?

Afortunadamente NO. Es excepcional. Desgraciadamente a lo largo de mi vida profesional ya me he encontrado con varios casos de ahogamiento, pero nunca un ahogamiento secundario.

¿Si mi hijo traga agua de la piscina le puede ocurrir?

Rotundamente NO. Esta es la pregunta que debe quedar más clara puesto que es la que más angustia innecesaria genera. Cuando un niño traga agua, el agua va al estómago, y eso no tendrá ninguna consecuencia (en el peor de los casos si la cantidad de agua ingerida es muy grande puede provocar vómitos).
Para que se produzca un ahogamiento secundario el agua de la piscina debe llegar a los pulmones y eso es muy improbable, sólo ocurre en muy pocos casos de “semiahogamiento”, es decir cuando un niño se queda inconsciente y necesita una reanimación inmediata en la piscina.

Entonces, ¿qué debo hacer si mi hijo traga agua de la piscina?

Como ya hemos dicho, si lo que ha hecho es tragar agua, no hay que hacer absolutamente NADA.
Si el niño sufrió un casi-ahogamiento (se quedó inconciente en el agua y necesitó una reanimación), debe acudir a un centro médico donde probablemente quedará ingresado durante unas horas precisamente para vigilar la aparición de los síntomas de un ahogamiento secundario (dificultad respiratoria, …)

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