Urticaria por orugas procesionarias

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Coincidiendo con una excursión de mis hijos a una granja-escuela y a la polémica surgida con respecto a las procesionarias me gustaría aclarar ciertas dudas al respecto.

Aunque se puede ser alérgico prácticamente a todo, la mayoría de las reacciones alérgicas que se producen en un pinar, o al menos las más llamativas, son debidas a las orugas procesionarias. La asociación entre ambos es que estas orugas anidan en los pinos.

Ni que decir tiene que los pinares están en el campo y por tanto en esta época del año en el campo, hay muchos otros factores desencadenantes de alergias  (pólenes, gramíneas, …)

Las reacciones alérgicas o urticarias por orugas procesionarias suelen ser muy llamativas porque se suelen producir en un grupo de niños pequeños, todos a la vez (y esto siempre alarma mucho, sobre todo a los profesores o monitores, que se sienten responsables).

A los niños les resulta muy llamativo ver una especie de trenecito desfilando (como una procesión, de ahí el nombre) por el campo, y en su afán exploratorio, suelen tocarlo. En el momento que las procesionarias se sienten amenazadas, para defenderse, liberan una especie de pelitos (unos 500.000 por cada oruga) que son muy alergénicos, provocando en los niños erupciones, como ronchas, en cuello, cara, brazos y piernas.

Otras veces simplemente jugando con la arena de alrededor de los pinos también se producen este tipo de reacciones debido a que en esta arena puede haber larvas de esta oruga

Aunque lo más frecuente es que estas erupciones desaparezcan de forma espontánea y por lo tanto no precisen ningún tratamiento, en ocasiones, pueden ser más duraderas, llegando incluso a durar varias semanas, con mucho picor (en esos casos utilizaremos antihistamínicos). A veces también se puede producir irritación de los ojos (conjuntivitis) y/o inflamación de las vías respiratorias, con dificultad para respirar. En este caso, se debe acudir inmediatamente a urgencias.

Yo te doy cremita… Tú me das cremita

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Se acerca el verano y con él las preocupaciones de cómo debemos protegernos y proteger a nuestros niños del sol.

Ni que decir tiene, que es sol un elemento fundamental de vida, con muchas propiedades beneficiosas cuando lo tomamos en cantidades moderadas (la propiedad más destacable es el papel que desempeña la radiación solar en la síntesis natural de vitamina D).

Las radiaciones ultravioletas A (UVA) y sobre todo las B (UVB) son las responsables de los efectos perjudiciales del sol.

Debido a las características especiales de la piel de los niños, especialmente los lactantes más pequeños,  que tienen más tendencia a absorber la radiación solar y a que los efectos de la radiación son acumulativos e irreversibles, una exposición solar excesiva tiene efectos nocivos. Pueden producir quemaduras, envejecimiento prematuro de la piel y aumento del riesgo de cáncer de piel.

No todas las pieles son iguales (existes hasta 6 fenotipos diferentes), y aunque debemos proteger a todos los niños existen pieles de mayor riesgo como serían:
niños de piel muy clara (se queman con facilidad y casi nunca se ponen morenos)
niños con muchas pecas o nevus melanocíticos (lunares)
niños con antecedentes familiares de melanoma.

Tampoco es lo mismo el lugar donde se toma el sol. Algunas superficies tienen un efecto multiplicador ya que reflejan la radiación ultravioleta como por ejemplo la nieve, el agua o la arena (“es por esos que uno se pone más moreno o se quema antes en la playa que en la piscina”).

Considerando todo lo anterior es fundamental establecer una serie de hábitos en la fotoprotección infantil,  y ser más obsesivos con ellos cuanto más pequeño es el niño:
– Los niños menores de 6 meses no deben ser expuestos directamente al sol. En los menores de 2 años debemos evitar o disminuir el tiempo en el que están expuestos al sol, especialmente en las horas centrales del día de 12 a 17 horas.
– Usar ropa para cubrir la piel (camisetas con mangas y pantalones tipo bermudas) y gorras o sombreros.
– Usar gafas de sol con filtro ultravioleta.
Aplicar crema fotoprotectora. No debemos olvidar que la crema debe aplicarse media hora antes de la exposición al sol y hay que renovarla cada 3 horas o antes si el niño se está bañando o sudando mucho.

Existen fundamentalmente 2 tipos de cremas fotoprotectoras:
– de filtros físicos: actúan como una barrera física, reflejando y dispersando la radiación ultravioleta. No se absorben por lo que son los más recomendables en los niños más pequeños. Son densos (por lo que son más difíciles de aplicar) y opacos (por lo que cosméticamente son menos estéticos). Ambos inconvenientes han sido ya solucionados por los laboratorio
– de filtros químicos: actúan absorbiendo la radiación ultravioleta, sin reflejarla, por lo que son transparentes (y por tanto mejor aceptados cosméticamente).

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