“Doctor, estamos muy preocupados, Javier lleva tres noches que a las dos horas de estar dormido comienza a gritar, llorando, con la cara desencajada, sudando,… con los ojos abiertos, pero parece que no nos escucha, ¿qué podemos hacer?”.
Por si no era suficiente con los despertares debidos a las tomas nocturnas, ahora que había comenzado a dormir del tirón, resulta que empieza otra vez a despertarse soñando, muerto de miedo, piensan la mayoría de las familias.
Aclaremos el tema, ¿se despiertan o no se despiertan?. Lo que sí está claro es que LOS PADRES SÍ SEGUIMOS DESPERTÁNDONOS.
Veamos la diferencia entre las pesadillas y los terrores nocturnos.
Los terrores nocturnos son episodios , de pocos minutos de duración, que aparecen súbitamente durante el sueño y en los que el niño está aparentemente está aterrorizado. Tienen cara de pánico y además suelen presentar signos como taquicardia, sudoración, respiración rápida,.. Estos episodios ocurren en la primera fase del sueño, normalmente en las 2-3 primeras horas, que es la de sueño más profundo. Finalizan de forma espontánea y, LO MÁS IMPORTANTE, EL NIÑO NO ES CONSCIENTE (aunque mantiene los ojos abiertos ni ve ni oye) Y NO RECUERDA LO OCURRIDO.
Por tanto, no debemos hacer nada, NO DEBEMOS INTENTAR DESPERTARLO, ya que podemos provocar el efecto contrario (agitarlo más). Sólo debemos permanecer al lado, en silencio, hasta que se le pase, cuidando de que por la agitación no se golpee. EL NIÑO SUELE VOLVER A QUEDARSE DORMIDO SIN DIFICULTAD.
Es mejor no comentarles nada a la mañana siguiente porque podemos provocar que el niño no quiera ir a dormir al cuarto.
Estos episodios suelen ocurrir en niños en edad escolar, es decir, a partir de los 3-4 años y DESAPARECEN SÓLOS.
Suelen tener antecedentes familiares, es decir, si le preguntamos a la abuela nos dirá que el padre o la madre también lo “sufrieron”.
Conviene diferenciar claramente los terrores nocturnos de las pesadillas.
Las pesadillas son ensoñaciones que producen miedo o ansiedad. Suelen ocurrir en niños entre 3-6 años. En este caso el niño SÍ LLEGA A DESPERTARSE, y suele explicar con detalle lo que estaba “viendo”. Sí recuerda lo que estaba soñando y, en ocasiones tienen dificultades para diferenciar el sueño de la realidad. Por este motivo es frecuente que el niño NO QUIERA VOLVER A QUEDARSE DORMIDO, por miedo a volver a tener otra pesadilla.
Por tanto en estos casos debemos explicarles que sólo era una pesadilla, debemos tranquilizarlos y transmitirles calma y seguridad. En ocasiones el dejarles una luz tenue encendida o dejarles con un objeto que les aporte seguridad puede reducir el miedo y la resistencia a volver a quedarse dormidos.
Las pesadillas suelen a parecer en la fase final del sueño, cuando ya llevan 6-7 horas durmiendo.
Tanto las pesadillas como los terrores nocturnos pertenecen al grupo de procesos llamados parasomnias, es decir, situaciones “normales” durante el sueño, pero la mejor manera de prevenir estos procesos es establecer una buena higiene del sueño:
– Establecer unas rutinas de horarios de sueño y una duración de horas de sueño suficientes. (Ya hablé de esto en el post «¿Cuántas horas deben dormir los niños?» Puedes leerlo pinchando aquí).
– El momento de acostarse debe estar precedido de un periodo tranquilo, de relajación, que les ayude a conciliar el sueño. Podemos hablar de situaciones agradables ocurridas durante el día y evitar hablar de situaciones estresantes o cuentos de miedo.
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y si esto ocurre desde los 11 meses y continúa esporádicamente??
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