El “corte de digestión”.

niño corte digestión

Os pongo en situación. Más de una se verá reflejada porque sois muchas las que me lo habéis preguntado de una u otra manera en la consulta en los últimos días.

Padres lanzándome un guante para que sea yo quien regañe al niño:

Doctor, dígaselo usted. ¿verdad que no puede bañarse hasta pasadas dos horas después de haber terminado de comer?”

Y yo con cara de sorpresa:

¡¿Como?! ¿Aún seguimos con el falso mito de las dos horas de digestión? ¿No hubo bastantes horas de baño perdidas en nuestra generación para continuar martirizando a nuestros hijos?”

Ya escribí hace unos meses de algo similar en el post de “¿Se puede bañar un bebé después de comer? Lo podéis leer pinchando aquí.

Voy a aclarar el tema del corte de digestión.

El nombre real de lo que todos conocemos como “corte de digestión” es “síncope de hidrocución”.

Consiste realmente en que al sumergirnos en agua, por el reflejo de inmersión, sobre todo si ésta está fría, la diferencia de temperatura provoca una reacción tal en el cuerpo que se inhibe la respiración y la circulación sanguínea, que puede provocar un síncope.

Todos hemos tenido la desagradable experiencia de que de pronto el agua de la ducha esté “helada” y tener la sensación de que no podemos respirar, ¿verdad?

Pues eso, eso mismo, pero más exagerado. Podemos llegar a sincoparnos (marearnos).

Los niños más mayorcitos y los adultos pueden sentir escalofríos, nauseas, visión borrosa y zumbidos en los oídos previamente al mareo.

La cuestión es que si nos mareamos en ducha puede que nos demos un buen golpe, pero no más. Pero si el síncope o mareo ocurre en el mar, en la piscina o en cualquier otra zona de baño nos podremos ahogar. Sería un ahogamiento por corte de digestión.

Cuanto más marcada es la diferencia entre la temperatura corporal y la del agua más probable es que se produzca. Es precisamente ahí donde surge el falso mito porque es cierto que tras la comida, por la propia digestión, aumenta la temperatura corporal (especialmente si nos damos un “homenaje”) y, por tanto, aumentan las probabilidades de que si nos sumergimos bruscamente en agua fría se produzca un síncope por hidrocución. Pero el proceso nada tiene que ver con la digestión sino con el cambio brusco de temperatura.

El síncope se puede producir por el propio calentamiento corporal del verano, por haber practicado ejercicio físico intenso,… o por muchas otra causas. Nada tiene que ver la digestión.

Por tanto, y como consejo, para prevenir el “corte de digestión” lo que hay que hacer es evitar la exposición prolongada al sol, la práctica de ejercicio físico intenso antes del baño, evitar comidas muy copiosas antes del baño, evitar la entrada brusca en agua fría.

Se debe entrar poco a poco, mojándose la nuca y las muñecas, para que el cuerpo se vaya adaptando poco a poco a la temperatura del agua.

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