¿Qué significa lactancia a demanda?

Con el título sé que más de un@, de manera inconsciente, ha supuesto que me refería a la lactancia materna.

Pues no, precisamente eso es lo que quiero aclarar en este artículo.

Lo de “a demanda” no es sólo aplicable a la lactancia materna. Es aplicable a la lactancia mixta, a la lactancia artificial y, en general, a cualquier alimentación. Y no sólo para los bebés. Es aplicable el razonamiento para cualquier edad. Para niños pequeños, adolescentes, adultos y ancianos.

Esta misma mañana una madre me volvía a soltar la frase que tod@s habréis escuchado mil veces:

“Doctor, como mi bebé va a dejar de tomar el pecho y va a empezar a tomar el bibe, a partir de ahora las tomas deben ser cada tres horas, ¿verdad?”. 

¡Qué manía! Insisto, alto y claro: LA ALIMENTACIÓN (materna o artificial, con teta o con bibe, con cuchara o con palillos, en la China o en Japón, …) DEBE SER A DEMANDA.

Precisamente ayer veía un meme de un político en tono jocoso por decir obviedades tales como: “Un plato es un plato y un vaso es un vaso”. Pues creo que por esa regla de tres deberían hacer un meme de mi repitiendo en la consulta obviedades del calibre “Si el bebé tiene hambre debe comer y si no tiene hambre no debe comer”. Parece de Perogrullo, ¿verdad? Pues no sabéis el trabajo que cuesta convencer a muchas familias de ese razonamiento.

¿Alguien ha visto a alguna vaca mirando un reloj o preguntando la hora para ver si es la hora de dar de mamar al ternero? Pues eso. Así de sencillo. Si el ternero tiene hambre mamará.

Otra cosa: los primeros relojes mecánicos capaces de funcionar de día y de noche datan de mil y pico años después de Cristo. Mi pregunta es: ¿Cómo habrán sabido todas las madres que existieron previamente al invento del reloj cuándo tenían que dar de comer sus bebés?

Cuando comemos, y sobre todo dejamos comer, a demanda estamos simplemente respetando las señales internas que disponemos para regular el apetito. Esa “señal interna” se llama hambre.

“Entonces, doctor,  ¿está diciendo que puede comer cada vez que lo pida?”

Sí, eso estoy diciendo. Y también estoy diciendo que no hay que obligarlo a comer si no tiene hambre, aunque “sea la hora de comer”.

Es evidente que estamos tan condicionados por los horarios de trabajo que desgraciadamente los adultos tenemos que comer en los periodos que en nuestros trabajos se establecen para ello, pero eso no significa que haya que comer “obligatoriamente” a esa hora. ¿Acaso en los días libre o periodos vacacionales no comemos cuando nos da la gana?

“Doctor, todo eso está muy bien con respecto a los horarios pero, ¿y respecto a la cantidad?”

Pues exactamente igual. Si dejamos a un bebé alimentarse libremente tomará exactamente lo que necesita. Si en una toma (o comida) no tiene mucho apetito comerá menos. Probablemente si ha comido menos en esa toma, en la siguiente, o come más o pedirá antes. Así de sencillo.

Los niños, afortunadamente, tienen una mente más libre que la nuestra. Ellos no piensan si les va a entrar el traje de flamenca ni saben qué es la operación bikini. Simplemente comen cuando tiene hambre y la cantidad necesaria para saciar su hambre.

Precisamente por eso no es recomendable distraer con móviles o tablets a los niños mientras comen porque lo que provocamos con eso son comedores pasivos. Con esta  autorregulan la sensación de saciedad porque con el móvil o la tablets estamos engañando o distrayendo dicha sensación. De esto ya hablaré en otra entrada porque esto da para escribir un libro.

Haré una última reflexión, contando una anécdota, con respecto a las cantidad de comida que ingerimos los adultos. En general los adultos nos quejamos amargamente del problema contrario del que vemos en nuestros hijos: tenemos más peso del que queremos y nos cuesta mucho trabajo perder esos kilos de más.

“Hace unos meses me encontré en el comedor de la guardia a un compañero médico que hacía unos meses que no veía. Me llamó la atención desde el principio que lo vi bastante más delgado que la última vez. Por prudencia no quise decir nada y seguimos hablando de “la vida”. Cuando apenas había empezado a comer el segundo plato dijo “Ya no tengo más hambre, ya no voy a comer más. Me llevaré esta manzana por si más tarde me entra algo de hambre”. En ese momento me di cuenta que yo estaba comiendo sin hambre, como un autómata, simplemente por terminar la ración que me habían puesto.

Moraleja: ciertamente, si sólo comiésemos hasta que dejamos de tener hambre, es decir, A DEMANDA, no tendríamos que ser esclavos después de hacer ninguna dieta por haber comido de manera automática para terminar el plato.

 

Si te gustó esta entrada o piensas que puede ayudar a algunas familias que están muy agobiadas con la alimentación de sus hijos, COMPÁRTELA.

Las leches.

Una de las frases que escucho a diario varias veces en la consulta:

Doctor, estamos muy preocupados porque Laurita ya sólo toma 2 biberones al día de 180 ml y antes tomaba 5 tomas de 240ml. ¿Está tomando suficiente leche? Es que he escuchado que los niños deben tomar, al menos, medio litro de leche al día”.

Sí, otra vez la leche en el punto de mira.

Aclaremos algunos conceptos sobre la leche:

Entender este tema es muy sencillo si nos fijamos en lo que hacen otras especies de mamíferos criados en libertad, donde se expresa solamente el instinto de supervivencia y no hay otros factores que influyan (modas, falsos mitos, intereses comerciales,…)

Algunas premisas básicas son:

  • La leche es el alimento ESENCIAL en los primeros meses de la vida para cualquier mamífero.
  • Cada especie toma su propia leche. Ya sabéis, no es habitual ver a un leoncito mamando de una jirafa.
  • La leche de cada madre se va adaptando, día a día, a la edad de la cría.

Naturalmente, la mejor leche para los humanos es la LECHE MATERNA. Podéis ver otros post que ya he escrito sobre los la lactancia materna: sus beneficios, falsos mitos,

Hace muchos miles de años, las civilizaciones comenzaron a asentarse y se comenzaron a domesticar los animales. Comenzó a ser más cómodo ordeñar a la cabra que salir a cazar. Este fue el inicio de la lactancia artificial. Miles de años de evolución han hecho que la especie humana tolere bien la leche de otras especies.

En los últimos años se utiliza sobre todo la leche de vaca porque desde el punto de vista nutricional es la que aporta unos nutrientes más adecuados a los humanos y porque la facilidad de producción y los costes son asumibles.

Está demostrado que, para cuando no es posible la lactancia materna, la lecha más adecuada para un bebé es la leche de vaca adaptada: la tipo 1 (leche de inicio) hasta los 6 meses y la leche tipo 2 (leche de continuación) hasta los 12 meses. Estas leches se ajustan con mucha exactitud a las necesidades nutricionales de cada una de estas edades.

Pero, ¿qué hay de las leches de crecimiento (tipo3)?

Cada vez está más fraccionado el mercado de las leches. A este paso aparecerán leches para rubios, para rubias, para altos, para bajos,… Ciertamente, estas leches de crecimiento, como alimento individual, se adaptan mejor que le leche “normal” de vaca a los requerimientos nutricionales de un niño de esta edad. Pero hay que considerar que a esa edad el niño debe recibir una dieta variada y saludable con lo cual darle una leche de crecimiento “sería redundante”. Esto no es sólo una opinión personal sino que la Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea se ha pronunciado en este mismo sentido como podéis ver pinchando aquí.

Las modificaciones que hacen los laboratorios para adaptar estas leches hacen que pierda su “buen sabor” por lo que para compensar suelen añadir azúcares o miel, con el consiguiente riesgo de caries. Además estas leches suelen ser caras. Más vale ahorrar en esas leches e invertir ese dinero en vacunas u otras cosas necesarias para la crianza de nuestros niños.

Por tanto la leche más adecuada a partir del año de vida es la leche semidesnatada “normal”, junto con una dieta variada.

¿Cuál es el mínimo de leche que debe tomar un niño?

A partir de esa edad no hay una cantidad mínima necesaria que se “deba” tomar. Volviendo al razonamiento de la naturaleza nos ofrece, ninguna cría de mamífero una vez que se desteta vuelve a tomar leche el resto de su vida.

Como norma general, y valorando la evolución y nuestras costumbres, se aconseja que los niños a esa edad tomen entre dos y tres raciones de leche al día. Pero debemos contar todos los lacteos (batidos, yogures, natillas, queso, pizzas 4 quesos, “bio-frutas”, …)

¿Y existe una cantidad máxima de leche que puedan tomar?

Estrictamente NO. El problema, como ya vimos en el post de algunos errores frecuentes en la alimentación es que si un niño toma demasiada leche:

  • El niño tendrá tendencia al estreñimiento porque la leche es “pobre” en fibra y “rica” en calcio: esta es la combinación ideal para estreñirse.
  • Tendrá tendencia a tener una ferropenia (hierro bajo) e incluso anemia, ya que la leche es una alimento “bajo” en hierro y además el calcio de la leche impide la absorción del hierro del resto de los alimentos.
  • La dieta será muy monótona y poco variada, ya que saciará su apetito con los lácteos y comerá menos de otros grupos de alimentos también necesarios y muy recomendables (frutas, verduras,…)

Comparte esta información si piensas que puede ser útil para otras familias.

5 errores muy frecuentes en la alimentación infantil.

 

girl eats candies

 

Partiendo de la premisa de que “los padres siempre quieren lo mejor para sus hijos”, hoy quiero advertir de algunos errores muy frecuentes en la alimentación de los niños, casi siempre por publicidad engañosa, por desconocimiento o por creencias erróneas en la alimentación infantil.

Comentaré los 5 errores que considero más frecuentes:

1- Preguntar a los niños qué quieren comer.

Recordemos que no podemos dejar en sus manos la responsabilidad de elegir un menú saludable. Si les preguntamos abiertamente los niños tienden a elegir siempre alimentos muy dulces o salados. Por tanto, lo más adecuado es ofrecerles entre dos o tres alimentos que los adultos tengamos ya previstos, pero dentro de las opciones más saludables.

2- Sustituir la fruta por zumos envasados.

La fruta contiene azúcares naturales y, además, fibra, minerales y vitaminas. Sin embargo, en los zumos envasados, al eliminar la pulpa, desaparece la fibra y parte de las vitaminas. Además, los zumos envasados, aportan gran cantidad de azúcares y, sin embargo, carecen de otros nutrientes esenciales.

Para saciar la sed debemos utilizar agua, ya que el utilizar zumo para esto incita a beber aún más, entrando en círculo vicioso.

3- Abusar en el desayuno de cereales azucarados y/o chocolateados.

La base de estos cereales es buena ya que son copos elaborados a partir de distintos cereales (trigo, arroz, maíz) que suelen tomarse junto con la leche. Sin embargo, para hacerlos más apetecibles, suelen ir recubiertos de azúcar, chocolate o miel. Esto aumenta de forma considerable la cantidad de calorías sin aportar nutrientes esenciales. Por tanto, lo más recomendable es tomar cereales sin añadidos, como el pan o las tostadas.

4- Tomar más de tres productos o raciones de lácteos al día.

La leche es un alimento necesario en la dieta pero abusar puede provocar algunos problemas en la alimentación infantil:

– Al tomar mucha leche o derivados, saciarán casi o completamente su apetito y la dieta será monótona y carente de algunos nutrientes.

– La leche es rica en calcio pero contiene muy poco hierro. Ambos minerales son necesarios para el organismo y hay que tener en cuenta que el  calcio dificulta la absorción del hierro. Por tanto los niños que tomen un exceso de lácteos tendrán, con frecuencia, muy bajos los depósitos de  hierro de su organismo.

– La leche de vaca y sus derivados aportan grasas animales, ricas en ácidos grasos saturados, por lo que un exceso en su consumo aumenta la ingesta de estos compuestos.

– Abusar de los lácteos puede dar lugar a estreñimiento y dolor abdominal.

– Muchas veces los lácteos sustituyen a la fruta como postre. Hay que recordar que la fruta contiene vitamina C que ayuda a que se asimile mejor el hierro del resto de los alimentos que se hayan tomado, complementando mejor el almuerzo.

5- Meriendas blandas a base de pan de molde o bollería.

Debemos saber que los productos de bollería y los panes de molde suelen tener grasas añadidas, que no contiene el pan del día.

Además, los alimentos de consistencia algo dura hacen trabajar a los dientes y las mandíbulas favoreciendo la masticación, el desarrollo de los músculos de la cara y fortaleciendo los dientes y encías. Sin embargo, los alimentos demasiado blandos además de evitar este pequeño pero beneficioso esfuerzo, a menudo, al estar compuestos por azúcares, se adhieren a los dientes contribuyendo a la aparición de caries.

Es más aconsejable que los niños y niñas merienden alimentos de mayor consistencia como bocadillos de pan normal y trozos de fruta.

Comparte esta información con otros padres y contribuirás a una alimentación más saludable de nuestros hijos.