¿Cómo actuar ante un niño que se está asfixiando?

Muchas veces he pensado en escribir esta entrada porque considero que es muy importante pero fue ayer, tras recibir en la consulta a dos madres sumamente angustiadas, cuando pensé que ya no podía esperar más.

En su cara aún se podía intuir el susto que se habían llevado:

“No te puedes imaginar el susto que nos llevamos. El niño estaba jugando y, de repente, comenzó a ponerse morado y se llevaba la mano al cuello. Nosotros no sabíamos qué hacer y él cada vez más morado. Sabíamos que algo se había tragado porque se llevaba la mano al cuello y veíamos que se estaba asfixiando pero no sabíamos qué hacer. Afortunadamente con un golpe de tos consiguió expulsarlo pero desde entonces no se me esa imagen de la cabeza…”

Empezaré diciendo que, como todo en medicina, “más vale prevenir que curar”.

Tengo que señalar que la edad de máximo riesgo para este tipo de eventos son los niños menores de 2 años (por esos ya en este post recordaba que “debe estar prohibido darle cacahuetes u otros frutos secos similares a los niños menores de 4 años”)

Con respecto a los “objetos” con los que se producen mayor número de atragantamientos con riesgo de asfixia les dedicaré un post completo pero debo advertir que hay que tener especial cuidado con pequeñas piezas de juguetes, cacahuetes (u otros frutos secos similares), caramelos (duros y blandos), carne (especial atención a las salchichas y pollo sin hueso), huesos y espinas, palomitas de maíz, zanahoria y manzana.

Yendo al grano de esta entrada:

¿Qué hacer ante un niño que esta sufriendo un atragantamiento?

Recordad que reconoceremos la situación porque se llevan bruscamente la mano al cuello, con cara de mucha angustia y se pueden poner morados.

 

En primer lugar, aunque esto parezca muy difícil, es importante mantener la calma ya que si no difícilmente podremos actuar de forma adecuada.

Debemos valorar en cual de las siguientes 3 situaciones se encuentra el niño:

  1. Si el niño está consciente pero tiene una tos débil, poco efectiva, es incapaz de hablar o la dificultad para respirar  es muy importante: debemos llamar al teléfono de emergencias 112 y mientras debemos proceder de la siguiente manera: observar la boca y, si el objeto está visible, extraerlo con cuidado de no empujarlo hacia dentro. Si no vemos nada en la boca o no podemos extraerlo, con el talón de la mano dar 5 golpes (fuertes y secos) en la parte alta de la espalda, entre los omóplatos. Posteriormente, si no lo ha expulsado, se le debe dar la vuelta y realizar 5 compresiones torácicas (fuertes y secas) en el centro del pecho (justo debajo de la línea que une ambos pezones), si es un niño menor de 1 año, ó 5 compresiones abdominales en la boca del estómago (maniobra de Heimlich), si tiene un año o más. Este ciclo lo repetiremos tantas veces como sea necesario, hasta que el niño expulse el objeto, respire mejor o pierda la conciencia
  2. El niño es capaz de toser adecuadamente, de forma eficaz: debemos animarlo a toser, sin hacer ninguna otra maniobra. No golpear en la espalda, ni intentar sacarle el cuerpo extraño de la boca a ciegas.
  3. Si el niño está inconsciente, o durante las maniobras pierde la conciencia: en este caso actuaremos como si el niño hubiese sufrido una parada cardiorrespiratoria. Dedicaré también una entrada completa a esto pero resumiendo: Colocar al niño sobre una superficie dura y comprobar si hay algún objeto en la boca; si es accesible, debe extraerse. Se recomienda abrir la vía aérea sujetando con una mano la frente del niño y tirando ligeramente de la barbilla hacia arriba y comprobar luego si respira:
  • Si respira, colocaremos al niño de costado, vigilando que no deje de respirar hasta que llegue el servicio de emergencias.
  • Si no respira, acto seguido, cerrando la nariz del niño con dos dedos de la mano que ha colocado sobre la frente, poner boca sobre la de él e insuflar aire dentro del niño, observando si se mueve el pecho (si el niño es pequeño se puede abarcar con la boca del reanimador la boca y la nariz del niño). Realizar esta maniobra 5 veces. Si no se eleva el tórax, se comenzará con las maniobras de resucitación, dando 30 compresiones torácicas en el centro del tórax, alternando con 2 respiraciones boca a boca. Cada dos minutos se debe comprobar la respiración y si hay algún objeto visible en la vía aérea.

Recordad, para evitar todo esto “más vale prevenir que curar”.

De todas maneras, si consideras que esta información es útil, compártela.

¡¡Ya está aquí la temida BRONQUIOLITIS!!

Ya está aquí, puntual a su cita, como cada año, la temida bronquiolitis.

En pocos días los pediatras tendremos las consultas rebosando de niños con dificultad respiratoria.

“Doctor, lo he llevado dos veces a urgencias porque tosía mucho y tenía moquitos y me decían que era un catarro de vías latas. Ayer, como lo vi más agobiado lo volví a llevar y me dijeron que tenía bronquiolitis”.

Esta será la historia más repetida en nuestras consultas en los próximos días.

 

Ya he hablado de otros cuadros respiratorios como las bronquitis, las laringitis,…

Hoy es el turno de LA BRONQUIOLITIS.

 

¿Qué es la bronquiolitis?

Es una infección respiratoria producida por virus en la que se inflaman los bronquios y los bronquiolos, que son las vías aéreas o conductos más pequeños que llevan el aire dentro del pulmón.

¿Otra vez un virus?, ¿sabemos qué virus es?

El más frecuentemente es el VRS, virus respiratorio sincitial. Aunque también puede ser producida por otros virus respiratorios.

Estos virus comienzan produciendo un cuadro de catarro y, a veces, pocas veces, el catarro se “baja” al pecho. Pues digamos que el VRS, dentro de los virus respiratorios, es el que con más frecuencia se “baja” al pecho.

Este virus circula en los meses fríos, por tanto, es más frecuente de noviembre a marzo.

¿A quién afecta?

Afecta a los niños y niñas menores de 2 años, sobre todo a los menores de 6 meses.

¿Cómo se contagia?

Como todos los virus respiratorios se contagia a través del contacto directo de secreciones respiratorias (los niños comparten objetos que chupan, beben de la misma botellita,…) y a través de las gotitas de saliva que soltamos al hablar o estornudar.

¿Cuáles son los síntomas?

Prácticamente todos los bebés comienzan con un catarro de vías altas, como otras muchas veces, con tos, estornudos, mucosidad, congestión nasal, … Lo que ocurre es que cuando el virus que produce el catarro es el VRS, se puede “bajar” al pecho y provocar la inflamación de los bronquios y bronquiolos.

A las familias les explico en la consulta que la vía aérea de los bebés en su parte más ancha, es decir, en la tráquea es poco más ancha que un macarrón. Ésta se divide en dos bronquios principales, que se subdividen, a su vez, y éstos vuelven a dividirse,… siendo la parte final de vía respiratoria como los pelillos finales de las raíces de una planta.

Pues bien, estos pelillos son los que se inflaman, de tal manera que el aire no puede fluir con facilidad por la vía respiratoria y esto es lo que da lugar al resto de los síntomas: dificultad para respirar (respiración rápida, marcando las costillas o moviendo mucho el abdomen),  “silbidos” u otros ruidos al auscultar al niño.

Como consecuencia de esta dificultad respiratoria los bebés pueden tener dificultad para alimentarse, tener vómitos, e incluso, atragantarse.

Como en cualquier otra infección es frecuente exista fiebre.

¿Cuándo debe consultar al pediatra?

Si el bebé rechaza la alimentación o respira más rápido o con más dificultad de deberemos acudir al pediatra. Lo haremos de forma urgente si:

  • al respirar se le hunden las costillas.
  • respira muy agitado.
  • rechaza la alimentación porque se asfixia mientras come.
  • la fiebre es muy alta.
  • hace pausas respiratorias
  • presenta una coloración azulada de los labios o las uñas.

¿Cómo se diagnostica?, ¿es necesario hacer pruebas?

Se diagnostica por la historia clínica y la exploración.

Es frecuente que “al inicio de la temporada”, y sobre todo en los niños que llegan a ingresar, se saque una muestra del moco nasal para ver si la infección es producida por el VRS. Una vez que estamos en plena epidemia asumimos que cualquier cuadro respiratorio de pecho es producido por el VRS.

Es frecuente que se mida la oxigenación en sangre con un sensor que emite una luz roja que ponemos en los dedos de manos o pies.

En ocasiones, aunque no es lo habitual puede ser necesario la realización de una analítica sanguínea, de orina o radiografía de tórax.

¿Cuánto tiempo dura?

En un cuadro respiratorio “muy pesado”. La bronquiolitis en sí dura entre una y dos semanas pero la tos puede persistir durante varias semanas más.

¿Se puede volver a padecer?

Algunos niños, especialmente los menores de un año, tras haber padecido una bronquiolitis, pueden presentar dificultad respiratoria con los cuadros catarrales.

¿Qué puedo hacer en mi casa para ayudar a mi bebé?

La mayoría de los medicamentos anticatarrales NO se han demostrado eficaces en la bronquiolitis, pero existen determinadas medidas que harán que el bebé pueda respirar mejor y se encuentre más confortable:

  • Lavados nasales frecuentes, especialmente antes de las tomas.
  • Posición semiincorporada, metiendo una rollito debajo del colchón
  • Fraccionar las tomas. Es preferible que haga más tomas pero de menor cantidad.
  • Si tiene fiebre, realizar medidas físicas (destaparlo,…) o administrar antitérmicos (paracetamol o ibuprofeno, este último en mayores de 6 meses).

Mi bebé es prematuro, ¿tiene más riesgo?

Sí, los bebés prematuros debemos tener especial cuidado ante un cuadro de bronquiolitis.

Pero también hay que tener especial cuidados con los bebés menores de un mes y los bebés con algún problema de corazón o de pulmón.

¿Existe vacuna?

No es una vacuna en sí, realmente son los anticuerpos (defensas) frente al virus. Es un tratamiento muy caro  (aprox. 6000 €) y que sólo está justificado en niños de riesgo especial (grandes prematuros, bebés con problemas cardiacos,…).

En algunos bebés de riesgo como los grandes prematuros o bebés con problemas cardiacos se utiliza este tratamiento (palivizumab), con una dosis mensual en los meses fríos.

Pero, ¿qué puedo hacer para prevenir el contagio?

Debido al mecanismo de transmisión que he comentado antes es importante para prevenir el contagio:

  • Lavado frecuente de manos, especialmente las personas acatarradas, antes y después de coger al bebé.
  • Evitar los lugares muy concurridos, especialmente si hay muchos niños (guardería, …)
  • Evitar la exposición al humo del tabaco.
  • Prolongar la lactancia materna.

 

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