¿Qué es peor la sal o el azúcar?

27 Mar 2008, Garnerville, New York, USA --- Assorted Junk Food --- Image by © Envision/Corbis

Es de sobra conocido que el abuso de cualquiera de las dos sustancias es perjudicial para la salud.

El consumo “excesivo” de sal se ha relacionado con muchas enfermedades pero básicamente con enfermedades cardiovasculares.

El consumo “excesivo” de azúcar se ha relacionado con muchas enfermedades como la caries, la diabetes y la obesidad. Conviene considerar la obesidad como una enfermedad para evitar todas sus consecuencias, puesto que será la epidemia que sufriremos los pediatras en los próximos años.

El colmo ha sido cuando esta mañana revisando el tema he encontrado un estudio en una de las revistas más prestigiosas de pediatría donde se constata que los niños que toman más alimentos salados tienden a consumir más bebidas azucaradas para calmar la sed, lo que aumenta el riesgo de obesidad infantil. Y no es un estudio aislado sino que hay otros estudios que encuentran datos similares. Los autores de los estudios observaron que cuanta más sal tomaban, mayor era su tendencia a beber bebidas azucaradas (zumos, refrescos, …) para calmar la sed. Estos autores consideran que si la cantidad de sal que toman los niños se redujese a la mitad (unos 3 gramos diarios menos), dichos niños tomarían una media de 2-3 bebidas azucaradas menos a la semana.

En otros post de este blog ya he hablado de errores muy frecuentes en la alimentación infantil. Podéis repasarlos pinchando aquí.

Sólo quiero hacer una reflexión:

Me encuentro a diario en la consulta familias superconcienciadas con la vacunación, que “sufre” si la vacuna se retrasa una semana de su fecha prevista. Sin embargo no tenemos ninguna conciencia del “veneno” que puede suponer la ingesta excesiva de sal o azúcar en la salud de nuestros niños.

Al principio del post entrecomillaba la palabra excesivo porque creo que ahí reside el problema. Lo que antes se consideraba una barbaridad hoy nos parece “lo normal”.

Hace un par de generaciones, los abuelos de hoy día, tomar un caramelo o un dulce era algo absolutamente excepcional. Para nosotros, la generación que nos toca ahora ser padres, se comían chuches los domingos. Sin embargo, hoy día, muchos niños consumen chuches (dulces y saladas) a diario.

Os pondré en situación. A ver si os suena:

  • Mami, hoy como es lunes y toca lácteos, yo quiero natillas”.
  • Papi, hoy es martes y toca bocata. Llevaré un bocata de pan bimbo con nocilla. Por cierto, quiero también un zumo que luego tengo sed en el recreo”.
  • Hoy es miércoles, como toca fruta y no quiero pelarla, llevaré un tetrabrick de fruta triturada”.
  • María, como hoy toca dulces caseros, te he echado en la mochila el bizcocho con mucho chocolate que hicimos ayer. ¡Ah, también te he echado un zumo para el recreo!”.
  • Julia, hoy es viernes, puedes llevar lo que quieras. Como te has portado muy bien durante la semana te he echado dos huevos kinder”.

Y esto es intentando cumplir el horario del cole… Ya de las meriendas y las cenas ni hablamos. Son alimentos de uso diario bollería, pizzas, zumos envasados, refrescos, … Y encima hay que sumarle el sedentarismo de nuestros niños.

Comparte este post si piensas que debemos fomentar el ejercicio físico en nuestros hijos y disminuir la ingesta de sal y azúcar.

Desterrando falsos mitos: ¿qué es más sano el tomate natural, el tomate frito o el ketchup?

 

tomate naturalTomato ketchup falling from bottle

Ya he hablado en alguna ocasión sobre errores frecuentes en la alimentación infantil.

Hoy quiero explicar en este post las diferencias fundamentales en las diferentes formas de tomar tomate y los falsos mitos que hay a este respecto.

Pareciera, a priori, que la respuesta de qué forma de tomate es más sana sería por orden: tomate natural, después tomate frito y, por último, la salsa de tomate ketchup. Nada más lejos de la realidad.

El consumo de ketchup ha aumentado exponencialmente en los últimos años, los niños le ponen ketchup casi a todo. Solemos relacionar el consumo de ketchup con la “comida rápida” o “comida basura” pensamos que el ketchup es también parte de esa “comida basura”.

Hay que decir que el tomate en sí es “muy sano” porque aporta muchos nutrientes al organismo, como folatos, carotenos, vitaminas E y C y licopenos. Es precisamentente debido al contenido en licopenos por lo que se considera que es un alimento antioxidante con la capacidad de reducir distintos tipos de cáncer.

En las conclusiones de los estudios realizados a este efecto se afirma que, dentro de los derivados del tomate, es en el ketchup donde se encuentran los mayores niveles de concentración de licopeno (hasta 25mg/100g), muy por encima de otros como el gazpacho (menos de 5mg/100g), o la salsa de tomate, zumo de tomate, tomate triturado o tomate pelado. El licopeno también está presente en el tomate fresco, pero en cantidades menores al ketchup. Hay que decir, también, que el tomate natural contiene otros antioxidantes que no contiene el ketchup, aunque no tan potentes como el licopeno. Podríamos decir que el ketchup es “tomate hiperconcentrado” ya que para la producción de 100 gramos de ketchup, por ejemplo, de ketchup Heinz, son necesarios 126 gramos de tomate.

Por el tipo de procesamiento del tomate en sus distintas elaboraciones se ha visto que el calentamiento que sufre el tomate para la elaboración del ketchup disminuye el tamaño de la matriz que contiene el licopeno por lo que se favorece su absorción, es decir, el ketchup contiene más licopeno y además se absorbe mejor. Podemos decir, por tanto, que el ketchup es muy sano.

Con respecto a las cantidades diarias recomendadas, se considera que puede ser adecuada, para ejercer su efecto beneficioso una ingesta diaria de 7-10 mg de licopeno. Estas cantidades se consiguen con una ingesta de una ración de gazpacho ó zumo de tomate de 250 ml (1 vaso), 100g de salsa de tomate ó 3 raciones de 10ml (3 bolsitas) de ketchup.

Este post no puede ser una “alegoría al ketchup”. Debe ser consumido con moderación ya que además de licopeno contiene sal y altas cantidades de azúcar.

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