«Manolete, si no sabes torear pa que te metes”

“Doctor estoy hecha un lío. Yo siento que mi bebé sigue necesitando mi pecho. Me lo pide frecuentemente. Él mama y se queda tranquilo. Yo siento que se sacia, pero como no paran de decirme que eso ya es por vicio… que ya no le alimenta nada, que lo único que quiere es tener la teta de chupete y que mi leche es aguachilrri…

Para colmo ayer fui a mi médico y me dijo que si estaba dando el pecho no podía recetarme nada para mis dolores de cabeza.”

 

No voy a entrar a juzgar hoy los “consejos” de muchas de las personas que nos rodean y que supuestamente son los que nos ayudan en la crianza. Hoy me centraré en un grupo especialmente influyente: los sanitarios y más concretamente, los médicos.

Ya he hablado en otras ocasiones de la “fuerza “ que pueden tener ciertos mensajes dichos por médicos. Para mucha gente son “palabra de dios”.

Yendo al tema de la lactancia he de decir que durante la carrera de medicina la formación sobre lactancia materna es muy escasa (por no decir nula). Y podría decir casi lo mismo para la especialidad de pediatría. Durante la especialización de pediatría los futuros pediatras aprendemos mucho sobre diagnóstico y tratamiento de todo tipo de enfermedades pediátricas, muchas de ellas muy infrecuentes, pero la formación en lactancia materna, en general, brilla por su ausencia salvo que te cruces, de casualidad, con algún maestro (casi siempre, maestra) que “controle” el tema.

Es por eso que la mayoría de las opiniones, incluso de los médicos, respecto a la lactancia materna no difiere demasiado a la de la vecina del quinto.

Eso hace que no haya ni un solo día que en la consulta me encuentre que alguna madre haya abandonado su lactancia por “consejo médico”.

Frases de mi día a día:

“Me ha dicho mi médico que si tomo antibióticos no puedo dar el pecho.”

“Le quité el pecho porque como estuve tomando paracetamol para un dolor de cabeza…”

Desde aquí quiero hoy lanzar un mensaje sencillo:

“Manolete, si no sabes torear pa que te metes”

Pues eso, que no aconsejemos sobre lo que no conocemos.

Invitad a las madres que están dando el pecho a asesorarse sobre qué cosas se pueden hacer mientras se da el pecho (que son prácticamente todas) y qué cosas no se pueden hacer (que son prácticamente ninguna).

No quiero ahora entrar en la polémica de si es mejor dar el pecho o bibi (para eso ya escribí este post), sólo quiero insistir en la pena que me da que una mamá llegue frustrada porque le han cortado su lactancia por un mal consejo.

Si fue la propia madre la que libremente decidió dejar la lactancia, ahí debemos también saber apoyar. “Ánimo, la maternidad es más que la lactancia. Si la lactancia estaba interfiriendo en el disfrute pleno de la maternidad está justificado el abandono de la misma”

Nada de culpa. Mejor la botella siempre medio llena. Es mejor sentirse orgullosa del tiempo que le diste que culpable por el tiempo que no le diste.

En cualquier caso os invito a todas las madres que tengáis dudas sobre qué medicamentos se pueden o no pueden tomar dando el pecho a consultarlo en la página de total fiabilidad www.e-lactancia.org.

Manual de instrucciones para una maternidad plena

maternidad

Es la primera vez que me ocurría. Ayer, estaba empezando la consulta y lo primero que me sueltan unos padres es:

Doctor, venimos a que nos de el manual de instrucciones de un bebé”.

Pensé lógicamente que era una manera de hablar. Entendía que se referían a que tenían infinidad de dudas y de miedos ante su nueva etapa con su recién estrenada criatura de seis días. Parecía una situación habitual para mi, es mi día a día. Pero no, después de un rato me di cuenta de que iba en serio, querían el manual de instrucciones.

No daba crédito.

He visto infinidad de familias, cada una con sus peculiaridades.

Desde las madres más hippies hasta más hiperpijas, desde las que traen a sus bebés en un fular enrollados hasta las que lo traen en el carrito de última generación o el carro más clásico de la historia, desde las madres poco habladoras hasta las que no te dejan meter baza, desde las que no soportan que su bebé llore ni un segundo (“ya está bebé, ya te cojo, mami está aquí”) hasta las que les imponen las rutinas más estrictas del mundo desde el primer día de vida, desde las que estarían toda su vida dándole el pecho a su hijo hasta las que no quieren ni oir hablar del pecho porque no soportan la “anarquía” de que el bebé coma cuándo y cuánto quiera, desde las que te preguntan si eres partidario o no del baby led weaning hasta las que quieren que les digas cuántos gramos de pollo deben poner en la papilla de verduras,…

Sí, tambien tengo para los padres. Desde los que acompañan cada movimiento de las madres hasta los que se sientan durante la consulta en la silla y sueltan un tímido “adios, gracias” al final de la visita, desde los que vienen con una tabla de excel con los horarios y cantidaes de las tomas de los 3 primeros meses hasta los que no saben si su bebé toma pecho o bibe, desde los que disfrutan con el colecho compartido hasta los que fueron previsores y compraron un buen sofá para poderse quitar del medio,…

Y, cómo no, todo tipo de abuelas. Desde las que están encantadas con escuchar los “nuevos” consejos de los “nuevos” pediatras hasta las más intransigentes (“pues en mi época lo mejor era el biberón porque así se sabe lo que toma y además es cada tres horas”), desde las que colaboran a terminar de vestir al bebé una vez terminada la exploración hasta las que relegan a esas funciones a la madre y se ponen a preguntar las dudas (“porque como soy yo quien lo va a tener todo el día en casa…”),…

Pero volviendo al principio, con respecto a lo de solicitar el manual de instruciones. ¿¡¡Pero qué libro es ese!!? ¿Cúal es el capítulo 1: Cómo sentir el deseo de tener un bebé, o ese es el prólogo? ¿Cual es el último capítulo?,…

Pienso que se pierde la magia de la maternidad si nos la viven.

¡¡No permitáis que os vivan la maternidad!!

Cada madre siente, quiere, cuida, cría y malcría como quiere a sus hijos.

Eso no es función del pediatra, ni de la vecina del cuarto, ni de la abuela, ni de nadie.

La función del pediatra es enseñar a diferenciar entre cuándo un bebé está enfermo y cuándo el bebé está en condiciones óptimas se salud. Debe enseñar a las familias ante qué señales deben acudir a consulta, debe aconsejar sobre vacunas, … pero en ningún caso debe ser quien viva la maternidad y la crianza de sus pacientes. Hay veces, como ya comenté en este post, que los comentarios de los pediatras pueden ser muy dañinos.

La función de la vecina del cuarto es echar una mano y ayudar en la crianza, comportarse como una buena vecina, ofrecerse a recoger a nuestro hijo mayor del cole cuando nosotros no podemos, …

La función de los abuelos como ya vimos en este post es MUY IMPORTANTE pero en ningún caso debe sustituir la función de madre.

Por tanto, ¡¡NO BUSCAR EL MANUAL DE INSTRUCCIONES!!. No existe.

Id escribiendo vuestro propio manual de instrucciones.

¡¡No permitáis que os vivan la maternidad!!

Cada madre siente, quiere, cuida, cría y malcría como quiere a sus hijos.

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