¿Son perjudiciales para la salud las radiaciones del wifi o de los teléfonos móviles?

wifi

Ha coincidido que esta semana en la consulta, habéis sido varias las familias que me habéis planteado esta pregunta.

Sin preámbulos, si eres de los que no lees los post hasta el final, hasta la fecha no se ha confirmado que el uso del teléfono móvil o wi-fi tenga efectos perjudiciales para la salud, pero daré una serie de recomendaciones más abajo.

Para los que os interesan un poco más el porqué de las cosas:

Los móviles y routers utilizan para su comunicación ondas de radiofrecuencia, que son campos electromagnéticos. Estas ondas no pueden escindir los enlaces químicos ni causar ionización en el cuerpo humano., a diferencia de las radiaciones ionizantes, como los rayos X. Por cierto, podéis repasar el post ¿cuánto radian las radiografías? pinchando aquí.

Estas ondas de radiofrecuencia que “desprenden” los móviles o los routers son similares a la de los microondas, pero de mucha menor potencia. Además, si aumentamos la distancia con el dispositivo la potencia desciende aun mucho más, es decir, que cuando utilizamos el móvil a 30-40 cm de distancia, por ejemplo con manos libres o para navegar por Internet, estamos mucho menos expuestos que cuando lo utilizamos para hablar acercando el dispositivo al oído.

¿Qué efectos tienen estas radiaciones de los móviles o wi-fi para la salud?

A corto plazo, la interacción de este tipo de ondas y el cuerpo humano puede provocar simplemente el calentamiento de los tejidos (ya hemos dicho que son ondas similares a la de los microondas). Pero por la frecuencia y la baja potencia de estos dispositivos la mayoría de esta energía es absorbida por la piel y otros tejidos superficiales, de modo que el aumento de temperatura en el cerebro o en otros órganos del cuerpo es insignificante (“Nadie hemos notado que se nos haya calentado la cabeza con el uso del móvil. La oreja sí, de apretar el aparato contra ella, y si la llamada es de un pesado ni os cuento”).

Se han investigado los efectos de los campos de radiofrecuencia en la actividad eléctrica cerebral, la función cognitiva, el sueño, el ritmo cardíaco y la presión arterial en voluntarios y, hasta la fecha, no hay pruebas fehacientes de que la exposición a campos de radiofrecuencia de nivel inferior a los que provocan el calentamiento de los tejidos tenga efectos perjudiciales para la salud.

A largo plazo, se ha investigado sobre todo la relación entre el uso de este tipo de ondas y el desarrollo de tumores cerebrales. Como muchas veces pasan muchos años desde que se tiene el contacto con el agente perjudicial y el desarrollo de un cáncer es difícil de establecer este tipo de relaciones.

Respecto a este tema el estudio científico más conocido es el llamado INTERPHONE, que se ideó para determinar si había vínculos entre el uso de los teléfonos móviles y el cáncer de cabeza y cuello en adultos. En este estudio no se observó un aumento del riesgo de glioma ni meningioma con el uso del teléfono móvil durante más de 10 años.

Aun así, por los posibles sesgos del estudio, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer ha clasificado los campos electromagnéticos de radiofrecuencia como posiblemente carcinógenos para los seres humanos (grupo 2B). ¿Os acordais del post de Las salchichas no producen cáncer? Lo podeis releer pinchando aquí. La categoría 2B se utiliza cuando se considera que una asociación causal es creíble, pero el azar, los sesgos o los factores de confusión no pueden descartarse con una confianza razonable.

Por tanto, y como conclusión, no se ha podido demostrar a día de hoy la relación entre el uso de teléfonos móviles o redes wifi y cáncer. Pero a la espera de resultados más definitivos (este año, al cumplirse años 20 años estudiando sobre el tema, la OMS realizará una evaluación formal de los riesgos) podemos dar las siguientes recomendaciones:

Alejar el teléfono de la cabeza, hablar con el manos libres o mandar mensajes de texto contribuye a minimizar la exposición a las radiaciones.

Colocar el punto de acceso wi-fi por lo menos a un metro de lugares donde las personas suelen permanecer por más tiempo, como camas, mesas, sofás o zonas de juegos.

– La transferencia de grandes archivos de datos o streaming multimedia sólo debe realizarse cuando la conexión establecida entre el dispositivo portátil y el punto de acceso en una habitación es de buena calidad para evitar retransmisiones, que conducen a los ciclos de trabajo más altos y las exposiciones más altas.

– En los lugares donde se usa una conexión wi-fi con frecuencia la cobertura debe ser lo suficientemente buena.

– Los puntos de acceso deben estar apagados cuando no estén en uso, porque, incluso cuando no se utiliza la conexión wi-fi.

En espacios públicos es preferible instalar una sola red wi-fi que de cobertura a todos los equipos o volver al antiguo sistema de internet por cable.

 

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