La cinetosis

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El simple viaje al cole de cada mañana se convierte en un martirio diario para algunos niños (porque les cuesta un “mareo”) y para los padres (porque les cuesta el dinero o el tiempo de limpiar la tapicería del coche), hasta el punto de que algunos niños van ya con “su cubito” en el coche para los vómitos.

No puedo desaprovechar este post para recordar, que si ya es discutible que haya que acompañar a los niños al colegio (esto ya lo comenté en otro post), lo que no merece la pena ni discutir es que DEBEMOS FOMENTAR QUE LOS NIÑOS VAYAN AL COLEGIO ANDANDO. Son infinitos los beneficios de este hábito, y además, evitaremos el tema del post de hoy: la cinetosis.

¿Qué es la cinetosis?, ¿cuales son los síntomas?

Es un problema muy frecuente en la infancia que consiste en una sensación de malestar, con sudoración fría, palidez y náuseas, que suelen llegar a los vómitos.

¿Cuál es la causa?

Cuando viajamos, nuestro cerebro tiene que integrar la información que le llega a través de los órganos del equilibrio: el oído, la vista y el sistema musculo-esquelético.
Cuando esta información NO es integrada correctamente se produce la cinetosis.

¿A qué edad se produce?

Es raro que se produzca antes de los 2 años. A partir de esa edad empieza a aparecer y aumenta hasta los 12 años, que empieza a disminuir.
(Madre con un niño de 2 años y medio al llegar a la consulta: “doctor, ahora que el niño viene muy contento, y que ya no vomita en la consulta con el sofocón, cada vez que venimos vomita en el coche”).
En los adultos es muy raro, aunque hay quien lo presenta de por vida, sobre todo las mujeres.

¿Qué podemos hacer?

En primer lugar, vuelvo a repetir, evitar viajes innecesarios: ¡¡al cole, ANDANDO!!

Si realmente tenemos que viajar,  los conductores debemos evitar maniobras bruscas (especialmente en zonas de curvas), llevar el coche bien ventilado (abrir ventanillas y, por supuesto, NO FUMAR).
Si el viaje es corto: intentar que no coma antes de viajar
Si el viaje es largo: aprovechar para viajar a las horas en las que el niño duerme (puesto que si va dormido no se mareará) y hacer paradas frecuentes para descansar.
Si los niños fijan la mirada en un punto lejano es más difícil que se mareen, así que debemos evitar actividades que obliguen a fijar la vista en un objeto cercano como leer, ver el DVD, jugar a los videojuegos,…
Y en cualquier caso, siempre debemos tener prevista la eventualidad del vómito (llevar bolsas u otros recipientes para evitar ponerlo todo perdido).

Pero, ¿no existe tratamiento?

En ocasiones los pediatras, si el cuadro es muy recurrente o muy intenso, podemos utilizar alguna medicación. La más habitual es el dimenhidrinato del cual existen muchas presentaciones (jarabes, comprimidos, supositorios,…). Por ficha técnica, este medicamente, NO se puede usar en menores de 2 años, pero ya hemos dicho que en los menores de 2 años es muy infrecuente la cinetosis. Como todos los medicamentos no debe tomarse libremente, sino que debe ser prescrito tras una valoración por su pediatra.
Actualmente existen también algunas soluciones azucaradas para utilizar en niños menores con tendencia a la cinetosis.

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¿Cómo quitar los pañales con éxito?

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¿Cómo quitar los pañales con éxito?

Realmente este tema no es que dé para escribir un post sino que daría para escribir un libro entero.

Siempre me ha llamado mucho la atención cuando las madres entran por la consulta y me dicen: “bueno, a partir de mañana, les van a quitar los pañales a todos los niños de la guarde”. Yo, no es que esté en desacuerdo, pero pienso “por esa misma regla de tres, podríamos decir a partir de mañana, todos los niños de la guarde, deben saber hablar”.

Con esto quiero decir que NO TODOS LOS NIÑOS TIENEN POR QUÉ CONTROLAR LOS ESFÍNTERES CON LA MISMA EDAD (de la misma manera que no podemos pretender que todos los niños gateen con la misma edad, les salgan los dientes con la misma edad, o hablen con la misma edad,…)

Cierto es que “la logística familiar” nos obliga, a veces, a intentar a hacer las cosas en una determinada fecha, aun a sabiendas de que ésta no sea la mejor. En el caso del proceso del control de esfínteres, los factores que más influyen para que nos entren las prisas son:
a la escuela (3 años) no se puede ir con pañal. Entiendo también que si no se dispone de un apoyo auxiliar, una maestra de infantil, no puede estar pendiente del pañal de 30 niños.
es más fácil cambiar una braguita o un calzoncillo y un pantalón corto que las “capas de cebolla” del invierno (leotardo, pantalón largo, calcetín, botas…).

Estos dos motivos hacen que el momento elegido para retirar el pañal por la mayoría de los padres, cuidadores o guarderías sea la primavera-verano anterior a la escolarización del niño. Nuevamente, debo señalar que además de que el desarrollo psicomotor es muy variable de unos niños a otros, en esa fecha, la edad de los niños de esa clase de la guardería es muy dispar, ya que hay desde niños que ya tienen los 3 años cumplidos hasta niños que no soplarán las 3 velitas hasta finales de ese mismo año, cuando lleven ya prácticamente un trimestre en el cole de los mayores.

Más que la edad cronológica de nuestro hijo debemos valorar determinadas facetas del desarrollo psicomotor para prever si el niño está capacitado para el control de esfínteres.

Por un lado debemos comprobar que el niño entiende el lenguaje básico para esto: “pipí”, “caca”, “váter”,… y que tiene una destreza motora adecuada (sabe subir y bajarse los pantalones aunque necesite algo de ayuda, es capaz de subirse al váter,…).

Para iniciar el proceso de la retirada del pañal con cierta garantía de éxito, debemos armarnos de PACIENCIA y estar dispuestos a cambiar varias mudas al día e ir recogiendo pipís y cacas por la casa, aguantando estoicamente, sin culpabilizar de “sus escapes” al niño y, eso sí, felicitándole y celebrando sus éxitos: “¡¡muy bien campeón, así se hace el pipí, en el váter, como los niños grandes!!”. Eso es celebrarlo, no hace falta regalarle un juguete cada vez que lo hace bien.

Una vez cargados de paciencia, debemos elegir o ayudar a elegir al niño cuál será “su trono”: si el mismo que el de papá y mamá o un orinal comprado para la ocasión. No hace falta que el orinal tenga música y luces pero sí debe tener una base de sustentación amplia para que no se tambalee y el niño se sienta cómodo, o al menos seguro, cuando se siente. En el caso de que vaya a compartir “el trono” del resto de la familia debemos colocar un adaptador-reductor para disminuir el diámetro de la taza, para que el niño no tenga la sensación de que “se puede caer por el agujero”. También es conveniente, si es posible, que mientras está sentado en el váter sus pies no queden colgando sino apoyados en un taburete, ya que esto también aumenta su sensación de seguridad.

Si ya estamos cargados de paciencia y tenemos “el trono” elegido, sólo nos queda saber cómo lo haremos.
Existen muchas técnicas y todas son pueden ser válidas.

1- Con respecto al pipí:
Lo pondremos inicialmente de forma frecuente, por ejemplo, cada hora o cada vez que lo pida o que por sus gestos intuyamos que puede tener ganas de hacerlo. Progresivamente, en los siguientes días, iremos alargando el intervalo con el que ponemos al niño en el orinal. Recuerdo, debemos celebrar los éxitos y no castigar los fracasos.
La mayoría de los niños en pocos días habrán controlado el pipí y, si no es así, es que quizás nos precipitamos y aún no era su momento óptimo.

2- Con respecto a la caca:
En este caso si que debemos ser más cautos y estar más atentos ya que “la caca la sienten como más propia (tener en cuenta que llevan casi 3 años pegados a ella) y les cuesta más trabajo desprenderse de ella”. Un mal manejo nos puede llevar a una situación de estreñimiento de difícil control ya que si el niño le coge miedo al váter se aguantará la caca y cuanto más se la aguante más grande, más seca y más dura será cuando salga y, por tanto, más molestará al salir, y más se aguantará nuevamente, llevando esto a un círculo vicioso. Así que, una premisa básica es, NO RETIRAR EL PAÑAL MIENTRAS EL NIÑO ESTÉ ESTREÑIDO, ya que podría empeorar el estreñimiento. Conviene, que hasta que el esfínter anal lo tenga controlado, el niño haga una dieta que no favorezca el estreñimiento, es decir, no debe abusar de los lácteos, esto es, no tomar más de medio litro (entre leche y derivados) al día.
Considerando todo esto, la técnica para el control del esfínter anal, es similar a la del pipí. Consiste básicamente en sentarlo en el váter a la hora que solía hacerlo (esto para los niños que “son un reloj”). Para los niños que no tienen un horario para la defecación establecido aprovecharemos el reflejo gastrocólico, es decir, lo sentaremos un ratito después de las principales comidas o en cualquier momento que, por sus movimientos, intuyamos que tiene ganas de hacerlo.
Recuerdo, nuevamente, debemos mantener la filosofía de celebrar los éxitos y no castigar los fracasos.

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¿Pueden comer jamón las embarazadas?

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Durante muchos años el miedo a comer jamón durante el embarazo, por el riesgo de transmitir una infección por toxoplasma al bebé, ha martirizado a muchas futuras mamás.

Intentaré aclarar esto:

La toxoplasmosis es una infección casi siempre sin importancia, tanto en niños como en adultos. Suele pasar desapercibida y, en la mayoría de las ocasiones, se confunde con una virasis por los síntomas que provoca (fiebre, malestar general,…). El problema ocurre cuando quien padece esta infección es una embarazada y se lo transmite a su feto, el cual sí puede tener graves secuelas (ceguera, convulsiones,…).

Actualmente, para controlar esto, en la mayoría de los centros, los ginecólogos, en el control analítico del primer trimestre del embarazo, solicitarán una prueba para conocer la situación inmunológica de la futura madre con respecto al toxoplasma. Con el resultado de esta analítica existen dos situaciones claramente distintas:
1.- Las embarazadas que están inmunizadas frente al toxoplasma: en este caso no hay ningún riesgo para el feto.
2.- Las embarazadas que NO están inmunizadas: en este caso sí existe riesgo y por tanto el ginecólogo recomendará lavar bien las frutas, verduras y hortalizas, lavarse bien las manos después de manipular carne cruda, evitar el contacto con gatos y sus excrementos, … y hasta no hace mucho tiempo (incluso muchos ginecólogos lo siguen recomendando) evitar comer jamón.

El mito surge por ser esta una enfermedad mucho más frecuente en la antigüedad, cuando se comía carne cruda (chacinas, jamón, …) de elaboración casera, la cual casi nunca pasaba los controles de calidad necesarios.
Afortunadamente para las embarazadas, el mito ha ido perdiendo fuerza medida que han ido apareciendo estudios elaborados por el Centro Tecnológico Andaluz del Sector Cárnico en colaboración con la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) que han concluido que este parásito se extingue por el proceso de curación al que se somete esta carne, la cantidad de sal utilizada y también por las características de la grasa del jamón. En 2011, la Universidad de Zaragoza, realizó un estudio sobre una amplia muestra de jamones, y demostraba que a los 14 meses de curación no se encontraba ninguna traza viable que pudiera suponer un riesgo de contraer toxoplasmosis para la madre. El problema actual, quizás,  está en que no todas las marcas de jamones ponen en el etiquetado el tiempo de curación y, por tanto, las madres deben seguir recurriendo a la estrategia segura de congelar el jamón a -20 ºC durante 2 días o -10ºC y posteriormente descongelarlo lentamente.

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10 falsos mitos sobre lactancia materna.

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La actancia materna es algo instintivo para una madre. En los años 70, determinados condicionamientos sociales, junto con el boom de las leches de fórmula, hicieron que la enseñanza de la técnica de lactancia de madres a hijas se fuera perdiendo y surgieran muchos falsos mitos sobre la lactancia materna.

Aclararé diez falsos mitos muy frecuentes sobre la lactancia materna:

1- “No me sube la leche porque me han hecho cesárea”.

El reflejo de la lactancia se produce desde el momento en que la placenta sale del útero (alumbramiento), independientemente del tipo de parto. El falso mito surge fundamentalmente por dos motivos. Por un lado, antiguamente, las cesáreas se hacían con anestesia general y, por tanto, las madres y el bebé (al cual le pasaba parte de la anestesia) estaban muy adormilados en las primeras horas. Por este motivo, el bebé nacido por cesárea, se enganchaba menos al pecho y, por tanto, tardaba más tiempo en subir la leche materna. Por otro lado, en la mayoría de los hospitales, tras las cesáreas, se continúa separando en el postoperatorio inmediato a las madres de sus bebés y esto dificulta el enganche inicial del bebé al pecho.

Recuerda: ¡¡ TENDRÉ LA SUBIDA DE LA LECHE INDEPENDIENTEMENTE DEL TIPO DE PARTO!!

2- “No tengo leche suficiente, mi bebé necesita una ayuda”.

El falso mito surge porque, muchas veces, tras intentar en los primeros días de vida del bebé hacer lactancia materna exclusiva, se constata en el primer control de peso que el bebé ha perdido peso. Hay que saber, para desterrar este mito, que durante la primera semana de vida, es normal que el niño pierda hasta un 10-12% de su peso al nacimiento. Esto es lo que llamamos “pérdida fisiológica” y no se debe a la lactancia, sino a que el bebé va deshaciéndose de los líquidos de su etapa gestacional. En la siguiente semana, el bebé habrá recuperado esa pérdida de peso. Además, si comenzamos a darle las mal llamadas “ayudas” el bebé se sentirá más saciado y reclamará menos tomas y, por tanto, se pondrá menos veces al pecho y, consecuentemente, se dejará de producir leche.

Recuerda: ¡¡ SI PERMITO A MI BEBÉ MAMAR A DEMANDA, MI PECHO LE PROPORCIONARÁ TODO EL ALIMENTO QUE NECESITA!!

3- “No tengo leche suficiente porque mis pechos son pequeños”.

El tamaño del pecho de una mujer depende fundamentalmente del tejido graso de la mama. La grasa no es la que produce la leche sino el tejido glandular estimulado por las hormonas, que se liberan fundamentalmente a base de ponerse frecuentemente el bebé al pecho.

Recuerda: ¡¡ TENDRÉ MÁS LECHE CUANTAS MÁS VECES ME PONGA MI BEBÉ AL PECHO, INDEPENDIENTEMENTE DEL TAMAÑO DE MI PECHO!!

4- “Mi leche es aguada y no le alimenta”.

No existe leche materna de mala calidad. Todas las leches maternas son de excelente calidad. De hecho, la leche de cada madre, es la mejor en cada momento para su bebé. Se adapta a cada circunstancia. Incluso la leche de las madres desnutridas de tercer mundo es de excelente calidad para sus bebés, a costa incluso de sus reservas. Es cierto,  que en la fase inicial de la tetada la leche es más acuosa, pero eso es una ventaja más de la leche materna, que es una “leche viva” y se adapta incluso al momento de la toma.

Recuerda: ¡¡ MI LECHE ES LA MEJOR PARA MI BEBÉ!!

5- “Mi bebé necesita una ayuda porque no está 10 minutos en el pecho”.

La alimentación al pecho debe ser siempre “a demanda”, es decir, el bebé decide cuándo y cuánto quiere comer. Habitualmente las primeras tetadas son muy prolongadas (y eso es bueno para establecer el reflejo de la lactancia). Posteriormente, en las siguientes semanas, el tiempo de la toma disminuye hasta durar  aproximadamente 10 minutos y continúa disminuyendo hasta durar 3-4 minutos. Es en este momento cuando las madres piensan que no tienen leche suficiente porque vacían el pecho demasiado rápido.

Recuerda: ¡¡ LA LACTANCIA ES A DEMANDA, MI BEBÉ ES QUIEN DECIDE CUANTO Y CUANDO QUIERE COMER!!

6- “Ya no tengo leche suficiente para mi bebé de 3 meses porque ya no pone peso como antes”.

El patrón de crecimiento de los niños alimentados al pecho es diferente al de los niños alimentados con leche de fórmula. No existen curvas de percentiles elaboradas para niños alimentados con lactancia materna exclusiva. Los pediatras sabemos que en los niños alimentados a pecho se produce un aumento rápido de peso hasta los tres meses, pero después el ritmo baja aproximadamente a la mitad (empiezan a poner cada dos semanas lo que hasta ahora ponían en una). Esto, por tanto, no debe preocupar puesto que supone una protección contra la obesidad futura.

Recuerda: ¡¡CUANDO A PARTIR DE LOS 2-3 MESES EL RITMO DE CRECIMIENTO DE MI BEBÉ BAJA, NO SIGNIFICA QUE HAYA QUE SUPLEMENTAR CON BIBERONES LA LACTANCIA!!

7- “Ya no tengo leche suficiente porque se me han quedado los pechos flojos”.

Aproximadamente entre el segundo y el cuarto día tras el parto se produce lo que comúnmente se llama la “subida de la leche”. En este momento, las madres se notan un aumento rápido del volumen del pecho, con calor e incluso con sensación de hormigueo. Posteriormente, precisamente porque la naturaleza es sabia, la producción de leche se adapta a la demanda y esa sensación del pecho congestionado y duro se va haciendo menor. Aproximadamente a los tres meses, el pecho estará mucho más flojo porque el grado de adaptación es tal que la subida de la leche se produce mientras el niño está mamando. De hecho, mientras mama de uno se puede tener la sensación de subida en el otro.

Recuerda: ¡¡ LA TENSIÓN DE MI PECHO NO ES INDICATIVA DEL VOLUMEN DE LECHE QUE PRODUZCO!!

8- “Yo no produzco leche porque no tomo leche”.

La única manera de aumentar la producción de leche es que el bebé mame de forma correcta y frecuente. Que yo sepa, las vacas lecheras, se alimentan de hierba y producen gran cantidad de leche. Si algo hacen los granjeros para aumentar la producción de leche es ponerles música clásica ya que, efectivamente, la tranquilidad aumenta la producción. Por tanto, el estrés y la desconfianza, hacen que se disminuya la producción de leche.

Recuerda: ¡¡ SI QUIERO AUMENTAR MI PRODUCCIÓN DE LECHE ESTARÉ TRANQUILA Y CONFÍARÉ EN MI, Y ADEMÁS ME PONDRÉ EL BEBÉ FRECUENTEMENTE AL PECHO!!

9- “No quiero dar de mamar a mi bebé porque se me caerá el pecho”.

Es cierto que tras el parto, por todos los cambios hormonales que supone el embarazo, el aspecto físico de una mujer puede variar. Estos cambios son independientes de la lactancia. Precisamente la lactancia materna es el factor que más contribuye a que la mujer vuelva a recuperar su figura previa al embarazo ya que la grasa acumulada durante el embarazo es utilizada por el organismo para fabricar la leche materna.

Recuerda: ¡¡ SI QUIERO MEJORAR MI FIGURA DESPUES DEL PARTO DARÉ EL PECHO A MI BEBÉ!!

10- “Le he retirado el pecho porque estoy tomando medicamentos”.

La mayoría de los medicamentos, y sobre todo los de uso más común, analgésicos y antibióticos, son compatibles con la lactancia materna. Estos fármacos no pasan, o lo hacen mínimamente, a través de la leche materna. Si tienes dudas puedes consultar en www.e-lactancia.org o a tu pediatra.
Recuerda: ¡¡ LOS BENEFICIOS DE LA LACTANCIA MATERNA COMPENSAN INCLUSO AUNQUE ESTÉ TOMANDO MEDICAMENTOS!!

Comparte esta información con otras madres, especialmente si están dando el pecho (o están teniendo dificultades para darlo). Te lo van a agradecer.

¿Tiene mi hijo fimosis?

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¿Tiene mi hijo fimosis?

Esta es una preocupación muy frecuentes desde los primeros controles de salud. En ocasiones, alentada por las generaciones más mayores, debido a costumbre antiguas que consistían en dar “un tirón” desde los primeros meses, los padres de hoy día se sienten perdido sobre qué hacer con los genitales de su hijo.
La fimosis es un estrechamiento de la abertura del prepucio (la piel que recubre el glande del pene), con imposibilidad de descubrir el glande.
La mayoría de los niños cuando nacen tienen el prepucio tan adherido que es imposible descubrir el glande, es decir, la mayoría de los niños nacen como si tuviesen fimosis.
A lo largo de los primeros años de la vida esa situación suele ir mejorando espontáneamente y comienza a dejar al descubierto parte del glande. A esta situación la llamamos adherencias balano-prepuciales y también es normal.

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Durante el desarrollo estas adherencias se suelen ir despegando espontáneamente. Los factores que contribuyen a este despegamiento son el propio crecimiento del pene, las erecciones espontáneas y la liberación de una sustancia blanquecina (llamada esmegma) que es lubricante y, por tanto, ayuda a este despegamiento.
En algunos niños en los que aun no se ha producido el despegamiento completo del prepucio se producen acúmulos de esta sustancia blanquecina que es lo que llamamos quistes de esmegma.

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Por tanto, como vemos, el despegamiento del prepucio es un proceso que se produce espontáneamente, de manera natural. De tal manera que aproximadamente el 75% de los niños de 4 años pueden retraerse el prepucio con facilidad. En el resto este proceso se produce más lentamente, y se completará entre los 5 y los 14 años, de tal manera que a los 16 años quedará solo un 1% que no se podrá retraer el prepucio.

Entonces, ¿no debo dar “un  tirón”?

Rontundamente NO. Esa era una costumbre muy extendida antiguamente que posteriormente se ha visto que es innecesaria (ya hemos dicho que el despegamiento se produce solo) e incluso contraproducente, ya que al retraer fuertemente podemos provocar alguna herida que al cicatrizar cierre aun más provocando una fimosis cicatricial.
En ocasiones, para acelerar y favorecer el despegamiento, su pediatra le indicará una crema con corticoides.
Realmente en la fimosis patológica la piel del prepucio se vuelve dura y no se retrae por cicatrices en su extremo distal, formándose un anillo fibroso blanco.

¿Cómo debo lavarle los genitales?

El prepucio del bebé no requiere un cuidado especial. Si está adherido, hay que lavarlo como el resto del cuerpo con agua y jabón, sin forzar la retracción. Conforme se vaya despegando, deslizar suavemente el prepucio en la higiene diaria (¡¡NO realizar retracciones fuertes!!) y conforme el niño vaya creciendo enseñarle a retraer el prepucio y lavar el glande a diario.

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Otra vez… ¡¡¡¡PIOJOS!!!!

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Existe la falsa creencia de que una vez que se termina el curso escolar desaparecen los piojos.
Nada más lejos de realidad. Muchas veces las actividades del verano (baño en piscina, campamentos escolares, …) hacen que el contacto de los niños sea más estrecho y, por tanto, aumentan las posibilidades de trasmisión.

Intentaré aclarar ciertas dudas y desterrar ciertos mitos:

¿Qué son los piojos?

Son unos insectos que infectan EXCLUSIVAMENTE a los humanos. Realmente existe más de 300 especies de piojos pero cuando habitualmente hablamos de los piojos nos referimos a la pediculosis capitis, es decir, a los piojos que infectan la cabeza de los humanos.
Existen otros dos tipos de piojos que infectan a los humanos: piojos del pubis (ladillas) y piojos del cuerpo.

¿Cómo se transmiten?

Los piojos no saltan, ni vuelan, ni infectan a otros animales.
Se desplazan rápidamente por el cabello de un pelo a otro si está seco. En el pelo húmedo se mueven más torpemente y son más fáciles de eliminar. Por tanto se transmiten por el contacto directo del pelo de dos personas, aunque se pueden transmitir por peines, gorros, toallas, ropa de cama, …

¿Cómo se reproducen?

Los piojos adultos ponen los huevos cerca del cuero cabelludo, ya que el calor y la humedad de éste ayudan a la incubación del huevo. A los 7-10 días, de ese huevo, saldrá un piojo joven. La capacidad multiplicativa es muy alta ya que aproximadamente una de cada diez liendres es hembra, y cada hembra pone unos diez huevos al día durante 3-4 semanas.
Necesitan ingerir sangre humana varias veces al día y NO pueden vivir fuera del cuerpo humano más de uno o dos días.

¿Cuáles son los síntomas?

El síntoma típico es el PICOR, especialmente en la zona retroauricular, en la nuca y en la coronilla. A veces se producen pequeñas heridas por el rascado que pueden incluso sobreinfectarse.
Afectan principalmente a las niñas y especialmente entre los 3-8 años.

¿Cómo se diagnostica?

Se diagnostica por la visualización directa del piojo. Es conveniente buscarlos con el pelo húmedo ya que así se mueven más lentamente.

¿Cómo se trata? 

Existen múltiples maneras de tratar los piojos desde los remedios más caseros (vinagre, …) hasta tratamientos farmacológicos (antibióticos, …).

Ante la confirmación de la infección por piojos, el tratamiento más utilizado, consiste en aplicar permetrina al 1% y pasar la lendrera tras la aplicación y 12 horas después. Después se debe continuar durante 2 semanas pasando la lendrera a diario y volver a aplicar permetrina al 1%.
De esta manera suelen controlarse la mayoría de las pediculosis. De hecho, si no se controla, se debe acudir al pediatra porque pueden ser necesarios otros tratamiento más complejos.

¿Se pueden prevenir?

NO se debe prohibir a los niños infectados que vayan al colegio, club, … ni se deben administrar preventivamente lociones antipiojos (esto es una costumbre muy frecuente que es innecesaria).
Sólo deben tratarse los niños en los que se confirme la infección.
Se deben lavar con agua caliente la ropa, peines, … sospechosos de haber estado en contacto con los piojos y lo que no de pueda limpiarse de esa manera debe guardarse durante unos días en bolsas de plástico.

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Los niños necesitan agua desde que nacen

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Más de una se habrá quedado impresionada de la afirmación del título del post. Pero es así de claro, es más, ya hemos recordado en algún post que la importancia del agua es mayor cuanto menor es la edad del bebé. El agua es el elemento primordial para la vida y ante la ola de calor que estamos “sufriendo” aumenta el interés por el aporte de agua a los niños. Intentaré aclarar cuál es la forma de darle agua a un bebé sin darle “agua extra”.

Las dudas más frecuentes son:

Si le estoy dando lactancia materna exclusiva, ¿debo ofrecerle agua extra?

NO, es suficiente con el agua que contiene la leche. En cualquier caso lo que se puede hacer es ofrecer el pecho más frecuentemente (aunque normalmente será el bebé quien lo reclame si tiene sed).
Y aquí viene el dato, casi el 90% de la leche materna es agua. Por eso es suficiente con ofrecerle el pecho.

¿Y si le estoy dando leche de fórmula o lactancia mixta?

La respuesta es igual de rotunda que la anterior y el motivo es el mismo. La leche de fórmula (leche de vaca) tiene también casi un 90% de agua en su composición.
Eso sí, para esa proporción de agua se mantenga,  debemos preparar adecuadamente los biberones. Es decir, tal y como se explica en todos los envases, poner un cacito raso de polvo por cada 30 ml de agua y recordar poner siempre primero el agua, porque si no estaríamos añadiendo menos agua de la correspondiente. Y es precisamente ahí, en la deficiente preparación de los biberones, donde surge el falso mito de que a los bebés hay que ofrecerles agua además del biberón. Desgraciadamente, hace muchos años, era más frecuente esta deficiente preparación de los biberones (con menos agua de la necesaria) y esto provoca deshidratación hipernatrémica y por este motivo, la gente más mayor, tiene esa “obsesión por ofrecerles agua entre tomas”.

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Cinco sencillos consejos para prevenir un golpe de calor en niños.

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Los grupos de edad más vulnerables a los efectos nocivos del calor son los ancianos y los niños.
La exposición a altas temperaturas puede tener consecuencias importantes como la deshidratación o el golpe de calor, especialmente en los niños pequeños, que son más susceptibles a sufrirlos.

Recordaré cinco consejos muy importantes y fáciles de seguir para evitar un golpe de calor en niños:

1.- Beber líquidos abundantemente.

Como mecanismo de refrigeración nuestro cuerpo en estos días genera muco sudor, por lo que debemos reponer líquidos con más frecuencia para evitar la deshidratación.

Debido a que en la composición corporal de los bebés la proporción de agua es mayor, es en este grupo de edad, donde debemos hacer especial hincapié en ofrecerles líquidos.
A los bebes que están siendo alimentados con lactancia materna exclusiva, en estos días, hay que ofrecerles el pecho más frecuentemente.

Para el resto se recomienda ingerir aproximadamente 50 ml por kilo de peso (es decir, para un bebe de 10 kg se recomienda una ingesta de agua de 500 ml).
Puesto que hay algunos  niños a los que cuesta mucho trabajo darles agua, la hidratación se puede hacer a través de alimentos con alto contenido en agua como la fruta (en piezas o zumos naturales), las verduras y hortalizas frescas y cocidas. También helados, batidos fresquitos, sopas frías (como el gazpacho,…)
En estos días se recomiendan dar agua, zumos, batidos,… cada dos horas a los niños  pequeños, especialmente a los menores de 3 años.

2.-Evitar la exposición al sol en las horas centrales del día.

Es decir, evitar exponer el niño al sol entre las 11 de la mañana y las 5 de la tarde.

Buscar siempre la sombra (debajo de un árbol, debajo de una sombrilla,…) y conviene además, de vez en cuando, refrescar al niño mojando la cabeza o humedeciendo los brazos y las piernas.
En casa conviene utilizar ventiladores o aires acondicionados (ajustar la temperatura entre 22-26ºC).

3.- Usar gorras o sombreros.

Los efectos del sol son especialmente desagradables y peligrosos si nos da directamente en la cabeza, provocando insolación con cefalea o desmayos.

4.- Usar protección solar.
Incluso aunque se éste a la sombra es fundamental recordar la importancia del uso de protectores solares para evitar quemaduras como ya insistí en otro artículo.

5.- No dejar NUNCA a los niños en el interior del coche.

Esta recomendación es extensible también al invierno, pero en los días de ola de calor las temperaturas que se alcanzan en el interior de un coche son «lo más parecido a un horno», pudiendo deshidratar a un niño y haciendo que sufra un golpe de calor grave en pocos minutos, que le puede llevar incluso a la muerte.

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¿Qué es el ahogamiento secundario?

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En los últimos días, habéis visto cómo se ha viralizado un artículo en las redes sociales respecto al ahogamiento secundario. Pienso que con tintes más sensacionalistas que con ánimo de ayudar a los padres.

Pudiera dar la impresión de que es un problema muy frecuente, y lo que es peor, pudiese dar la impresión que ante el mínimo trago de agua de una piscina nuestro hijo pudiese morir por un ahogamiento secundario.

Como otras veces, intentaré aclarar ciertas dudas:

¿Qué es el ahogamiento secundario?

Se trata de un edema pulmonar que se produce como consecuencia de la aspiración de agua, especialmente de piscinas (ya que contiene fuertes irritantes para la vía respiratoria como puede ser el cloro). Este edema pulmonar dificulta el intercambio gaseoso en el pulmón y puede llevar a la muerte.

Pero, ¿esto es muy frecuente?

Afortunadamente NO. Es excepcional. Desgraciadamente a lo largo de mi vida profesional ya me he encontrado con varios casos de ahogamiento, pero nunca un ahogamiento secundario.

¿Si mi hijo traga agua de la piscina le puede ocurrir?

Rotundamente NO. Esta es la pregunta que debe quedar más clara puesto que es la que más angustia innecesaria genera. Cuando un niño traga agua, el agua va al estómago, y eso no tendrá ninguna consecuencia (en el peor de los casos si la cantidad de agua ingerida es muy grande puede provocar vómitos).
Para que se produzca un ahogamiento secundario el agua de la piscina debe llegar a los pulmones y eso es muy improbable, sólo ocurre en muy pocos casos de “semiahogamiento”, es decir cuando un niño se queda inconsciente y necesita una reanimación inmediata en la piscina.

Entonces, ¿qué debo hacer si mi hijo traga agua de la piscina?

Como ya hemos dicho, si lo que ha hecho es tragar agua, no hay que hacer absolutamente NADA.
Si el niño sufrió un casi-ahogamiento (se quedó inconciente en el agua y necesitó una reanimación), debe acudir a un centro médico donde probablemente quedará ingresado durante unas horas precisamente para vigilar la aparición de los síntomas de un ahogamiento secundario (dificultad respiratoria, …)

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¿Doctor, puedo teñirme el pelo sí estoy embarazada?

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El embarazo es una etapa mágica para una mujer donde junto con el deseo de sentirse guapa y atractiva (por los rápidos cambios que experimenta su figura) siente la responsabilidad de cuidar el bebe que se está formando en su interior.

La duda de si utilizar tintes durante el embarazo no está resuelta científicamente, aunque los resultados de los estudios realizados son bastante tranquilizadores ya que no existe ningún estudio científico que relacione el uso de tintes del pelo con malformaciones u otros problemas en el bebé.

En cualquier caso, y para no malgastar energías con preocupaciones en una etapa que debe ser de disfrute máximo, parece que lo más prudente sería esperar al menos al segundo trimestre del embarazo (donde el periodo más vulnerable de formación de los órganos del bebé ya ha pasado)  y aprovechar la amplia gama de productos naturales que hoy día existen en el mercado como son los tintes vegetales o la henna.

Aun así, si decidimos utilizar tintes químicos, conviene que si es la misma embarazada quien se lo aplica, utilice guantes para minimizar el grado de absorción y se lo aplique en un lugar bien ventilado para evitar también la inhalación de los “teóricos” tóxicos.

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