¿Hasta dónde debemos decidir por nuestros hijos?

madre estresada

“Los lunes, miércoles y viernes inglés, de cuatro a cinco, y de allí corriendo a kárate. Los martes y jueves clases de guitarra, de cuatro a cinco, y de allí, nuevamente corriendo a fútbol… Menos mal que con el horario de verano a las siete, cuando acaba el entrenamiento, aún es de día porque en invierno se me hace de noche. ¡Cómo para plantearse tener otro hijo! Además acaba tan cansado que muchos días, ni cena. Mientras espera a que le prepare la cena después de ducharlo, se me queda dormido en el sofá y ya no hay dios que lo despierte. Desde luego, si no fuera por los fines de semana, mi marido no vería nunca al niño despierto… Cuando llega ya está dormido y lo único que puede hacer es llevarlo a la cama y darle un beso, pero él ni se entera. Antes, por lo menos, cuando lo teníamos en el colegio de al lado de casa, lo podía llevar él. Pero ahora, como decidimos meterlo este nuevo cole, para reforzar el inglés, ya no le da tiempo a llevarlo y me toca, nuevamente, a mí, que dejé de trabajar para convertirme en el chófer del niño…Todo sea para facilitarle las cosas para el día de mañana, pero al pobre no le da tiempo ni de  jugar…”

Cada vez que escucho una retahíla de este tipo no sé si ponerme triste, decepcionado, apenado, frustrado,…

¿¡¡Pero estamos locos!!?

Parémonos un momento a pensar qué es lo que queremos para nuestros hijos, o mejor aún, qué es lo que esperamos de ellos. Cerrar los ojos un momento, imaginar a vuestro hijo dentro de treinta años y pensar qué es lo que más desearías para él en ese momento: que sea un empresario muy rico, que sea un magnífico profesor, … o que sea feliz, que tenga un montón de amigos, que sea un excelente y cariñoso amigo, padre, hermano, hijo.

¿Qué no les da tiempo ni a jugar? Pero…, por favor, si somos nosotros los que les llenamos las tardes de actividades extraescolares hasta extenuarles. ¿Les reservamos algún tiempo para que se desarrollen como personas o sólo importa si es campeón de tenis, sabe tres idiomas y es el número uno de su clase?

Por no hablar del tema de la elección del colegio, que estamos ahora en la fecha, y que trae estresadas a un gran número de familias. ¿Acaso no hay que valorar le cercanía del colegio?, ¿lo único que importa son las horas de inglés que se imparten a la semana?, ¿nos planteamos que después no podrán jugar con sus compañeros-vecinos?, ¿cuánto valor le damos al juego?, ¿y a la amistad?… El colegio no es responsable de la educación de nuestros hijos. Allí debe ir a aprender, la educación deben llevarla de casa (podéis repasar el post de Educar con el ejemplo pinchando aquí). Como dice Eva Miller: Jugar debe ser una prioridad en la infancia. No sólo porque desarrolla la creatividad, la sociabilidad y la empatía, sino porque es un pilar para el aprendizaje.

El juego ayuda a desarrollar las capacidades creativas y el pensamiento crítico, además de habilidades como la resolución de problemas, la empatía, la comunicación y el trabajo en equipo.

 

Pienso que nos excedemos en la tarea de padres. Abarcamos hasta  más allá de lo que nos corresponde. Estamos desarrollando como ya hablan muchos autores el concepto de “hiperpadres”.

Somos padres y planeamos niños meticulosamente cómo deben ser nuestros “perfectos hijos”.

Crear individuos libres, capaces de ser felices y de amar, supone ir entrenando desde la infancia el ejercicio de la responsabilidad, la autonomía, el compañerismo,… por tanto, debemos dejar de “vivirles su vida”. Debemos simplemente acompañarles desde el amor para que, en función de su edad, vayan aprendiendo a tomar decisiones.

Comparte esta información si piensas que debemos “dejarles su espacio” a nuestros hijos.

¿Catarro o alergia?

estornudo

Con la llegada del calorcito comienzan a florecer muchas de las flores en los campos y jardines. Ciertamente es un espectáculo de la naturaleza. Pero casi al mismo ritmo empiezan a “florecer” en las salas de espera de los pediatras los niños nuevamente con mocos.

Es cierto que los pediatras estamos muy acostumbrados a lidiar con niños mocosos. De hecho, como ya dije en el post de los lavados nasales (lo podéis repasar pinchando aquí) “aceptamos moco como animal de compañía”.

Pero es cierto que en esta época del año conviene distinguir bien entre los síntomas de los catarros y de las alergias. Conviene aclarar que alergia hay durante todo el año pero se intensifica en primavera por la mayor carga en el ambiente de alérgenos (pólenes, gramíneas,…).

Es interesante diferenciar si se trata de un catarro o de alergia porque el tratamiento es totalmente distinto.

Para el caso de los catarros, además de una buena hidratación la medida estrella son los lavados nasales (podéis repasar la técnica aquí) mientras que el tratamiento de las alergias consiste, en la mayoría de las ocasiones, en un antihistamínico.

Si quieres saber si el “culpable” de tus mocos es la alergia o un catarro basta con responder a estas sencillas preguntas:

  • ¿El moco es acuoso o espeso?

El moqueo en la alergia a es un goteo continuo de moco acuoso, transparente, como agua mientras que la mucosidad en los catarros puede comenzar siendo transparente pero en pocas horas se irá espesando y siendo cada vez más amarillenta o incluso verdosa.

  • ¿Estornudas o toses?

El estornudo es otro de los síntomas típicamente alérgico, sobre todo si se produce en golpes de más de cinco estornudos seguidos. Es cierto que en un catarro puede haber estornudos pero es mucho más típico que haya tos.

  • ¿Te pica la nariz o los ojos?

Igual que en la pregunta anterior también puede existir cierta piquiña en la nariz o en la garganta en los catarros pero si te pican mucho la nariz y los ojos lo más seguro es que se trate de una alergia.

  • ¿Te lloran los ojos?

En el caso de los catarros, por la congestión de la mucosa de la nariz, podemos tener cierto lagrimeo, pero en el caso de las alergias el lagrimeo es constante acompañado del picor de los ojos. Conviene distinguir estas conjuntivitis alérgicas de otra causa infecciosa como ya vimos en le post que puedes ver pinchando aquí.

  • ¿Tienes fiebre?

En el caso de las alergias nunca existe fiebre mientras que en los catarros, aunque no es un síntoma “obligatorio” puede estar presente en muchas ocasiones.

  • ¿Los síntomas han aparecido bruscamente o poco a poco?

En el caso de los catarros los síntomas suelen comenzar de una manera más insidiosa, el paciente se empieza a sentir mal poco a poco, mientras que en las alergia el comienzo es muy brusco; cuando estás tan tranquilo empiezas con el achissssss, achisssss, achissss, … y ya no puedes parar.

  • ¿Cuánto tiempo llevas con los síntomas?

En las alergias uno se encuentra mal durante unos minutos u horas, pero suele mejorar rápido mientras que el catarro suele durar 4-5 días.

Insisto que la importancia de diferenciar un proceso del otro es sobre todo por el tratamiento: en el caso de las alergias la mayoría de las veces con un antihistamínico estarán cubiertos todos los síntomas. En el caso de que predominen además mucho picor ocular o lagrimeo se puede asociar un colirio antihistamínico. Si lo que predomina es el picor nasal y el goteo continuo de moco acuoso puede asociarse un spray nasal de corticoides.

Comparte esta información si piensas que puede ayudar a distinguir las alergias de los catarros.

 

El vaso de leche.

vaso

Educar a un niño puede ser apasionante, emocionante, agotador,… y así hasta mil calificativos más pero, desde luego, nadie dijo que fuese fácil.

Está muy de moda en cualquier foro que haga referencia a la educación de los niños hablar de la resiliencia.

“¿Cómo?, ¿Resi-qué?”

No me gusta dar definiciones exactas, y menos si hablamos de psicología, porque ahí si que nos podemos perder todos.

La resiliencia, para entendernos, es la capacidad que tiene una persona (en este caso, un niño) para sobreponerse  a una situación adversa y sacar, incluso, una enseñanza.

Para estas cosas más vale poner ejemplos sencillos y reales.

Hace unos días leía cómo podemos reaccionar  ante una situación tan cotidiana y banal puede ser la siguiente:

Un día cualquiera, que llevas mucha prisa, como siempre, en el desayuno, antes de ir al cole. Sirves la leche, de la que, por cierto, ya queda muy poca; tu hijo por descuido tira el vaso, el cual se rompe y se derrama toda la leche.

Nos ha pasado a todos, ¿verdad?

Bueno, pues esta situación tan cotidiana la podemos enfrentar, al menos, de tres maneras diferentes:

  • El castigo.

Rompes en cólera (“¡pero cómo serás tan tonto, hijo!, ¡mira que eres inútil!, ¡y vosotros (a los hermanos, que por cierto miran la escena atónitos), tener también cuidado que si no también vais a cobrar!, ¡siempre igual, yo aquí echo un esclavo para que los señoritos tiren la leche!, ¡¿eso es lo que me ayudáis?!)

Como ya dije en el post Educar con el ejemplo, no deberemos sorprendernos después si con estas actitudes nuestras, ellos intentan resolver sus conflictos usando la violencia.

  • La sobreprotección.

Si eres de este “club” lo mismo no te ha pasado nunca esta situación y, probablemente, nunca te pase. Lo cual no quiere decir que sea bueno. Puede que para que esto nunca te pase tus hijos, con 8 años, sigan tomando su leche en vaso de plástico

De esta manera nunca llegarás tarde a ningún sitio. Pero estarás “condenando” a tus hijos a que lleguen tarde siempre a la hora de hacerles independientes, autosuficientes, autónomos y que, además, los incapacites para todos los días de su vida.

Decía María Montessor: «Cualquier ayuda innecesaria es un obstáculo para el desarrollo». Muy al hilo de esto podemos insistir en el flaco favor que le hacenmos a nuestros hijos haciéndoles los deberes. Ya hablé de esto en el post La vuelta la cole. Podéis repasarlo pinchando aquí.

  • El niño responsable.

En esta ocasión, con calma, le pides que recoja el vaso ya que fue él quien lo derramó. Incluso si se corta, le pones una tirita, y le invitas a que continúe recogiéndolo. Si se hace tarde también puedes proponerle que cuando llegue del cole lo primero que debe hacer es recogerlo. Le ofreces otra cosa para desayunar, puesto que se ha terminado la poca leche que quedaba y, manteniendo la calma, lo llevas al cole y lo despides con un beso. Al día siguiente, le pides que sea él quien sirva la leche y lo felicitas por hacerlo de forma adecuada.

Qué cruel pensareis algunos, ¿verdad? Permitir que nuestros hijos asuman las consecuencias naturales de sus actos es todo un proceso de vida que le permite volverse responsable, autónomo y seguro de sí mismo.

Claro que es mucho más rápido darle un pescozón o servírselo en vaso de plástico, pero la vida no es una carrera de velocidad sino una carrera de fondo. No gana quien llega antes sino quien llega “mejor”. El tiempo lo recompensará de sobra.

No quiero con este post decir que soy un padre ejemplar. Nada más lejos de la realidad. Sólo quiero invitar a que reflexionemos.

¿Y tú? ¿en qué grupo te encuadras?

La importancia de los abuelos.

abuelo

Han sido estos días unos días muy duros. La madre de un gran amigo nos dejaba repentinamente, sin previo aviso, sin dar la oportunidad de que toda la gente que la queríamos la  pudiésemos despedir.

Esto ha hecho que en las últimas horas piense mucho en los abuelos. También me ha hecho ver cómo, ante las adversidades, se crecen los padres en su capacidad de ser padres.

Los abuelos son esa pieza del puzzle familiar tan necesaria para “malcriar” a nuestros hijos.

Ellos se permiten hacer esa “malcrianza” porque sus experiencias les han dotado de una óptica mucho más objetiva para afrontar los problemas. Esa óptica les sirve para relativizar los problemas, Aportan esa visión tan necesaria para demostrar que a Roma se puede llegar por muchos caminos y que no debemos obsesionarnos por cruzar el río por un único puente, existen otros pasos alternativos tan válidos como ese en el que nosotros nos empeñábamos.

Esto les dota de una ternura tan especial que hace que todos nuestros hijos estén desando quedarse con ellos.

Los abuelos son conciliadores, cariñosos, entrañables, consejeros, amigos,… en fin, son BUENOS.

Pero  ¿qué pasa cuando les perdemos?

Pues aparte del inevitable dolor del no poder disfrutar físicamente de ellos comenzamos a descubrirlos dentro de nosotros mismos.

Esa es la magia de los abuelos: nunca se van del todo, SIEMPRE ESTÁN CON NOSOTROS.

Una parte muy importante de ellos nos impregna. Sus enseñanzas son tan directas que nos enseñan a ser padres sólo con su presencia.

Nos encontramos, de pronto, defendiendo un modelo de educación y un estilo de vida que hasta entonces habíamos criticado. Sí, son ellos, que continúan enseñándonos SIEMPRE, porque en la crianza de nuestros hijos son tan necesarias las rutinas como la “malcrianza” de los abuelos.

Quien ha perdido un ser querido sólo pierde su presencia física, TODO LO DEMÁS QUEDA PARA SIEMPRE. Las personas buenas nunca se van del todo.

 

Gracias, abuelos, por todas vuestras enseñanzas.

Amigo, un abrazo muy fuerte.

¡Cuánto me hubiera gustado, papá,…!

 

–  «¡¡Felicidades papá!! Mira lo que te he traído. Lo he hecho yo solito, para ti. ¿Has visto qué bien coloreado está? No me he salido nada de la rayita».

–  «¡¡Muchas gracias, hijo!! La verdad es que lo has coloreado fenomenal. Es muy bonito. Me encanta».
Y uno se queda pensando cómo un trozo de papel puede llegar a hacerle tanta ilusión.

Es ahí donde descubre la magia del amor desinteresado. 

¡¡Te quiero porque te quiero, y punto, y te querré siempre!!

La inocencia de un niño es mágica. El amor es infinito.

Cuando uno es padre empieza a intuir cuánto lo han querido. Aprovecho hoy, por tanto, para darte las gracias. ¡¡Te quiero, papá!!

Pero estos días de celebraciones siempre tienen una parte triste.

¡Qué duro es no tener a un padre al lado! ¡Qué figura tan importante falta en el puzzle familiar!

Es también ahí donde algunas mujeres se hacen inmensas, intentando abarcar la falta de la pieza del puzzle y la suya propia.

Qué duro es pensar que muchos pequeños éxitos de los hijos provocan un vacío enorme por la falta de papá.

¡Cuanto me hubiese gustado, papá, que escucharas sus primeras palabritas!

¡Cuánto me hubiese gustado, papá, que vieras cómo da sus primeros pasitos!

¡Cuánto me hubiese gustado, papá, que lo vieras con su mochila en su primer día de cole!

¡Cuanto me hubiese gustado, papá, que vieras cómo celebra los goles con sus amigos (mirando al cielo y señalándote)!

¡Cuánto me hubiese gustado, papá, que vieras cómo quiere a su pareja!¡Cuánto amor recibido y cuánto  amor entregado!

¡Cuánto me hubiese gustado, papá, que vieras cómo quiere a sus hijos, como tú lo querías, infinito, desinteresado,…!

¡Cuánto me hubiese gustado, papá,  haberte dicho más veces lo mucho que te quiero!
Felicidades papá.

¿Qué medicamentos se pueden tomar dando el pecho?

farmacos y lactancia

Me duele mucho cuando veo a algunas madres, que después de luchar estoicamente por conseguir establecer una lactancia confortable, y les pregunto:

¿Qué pasa?, ¿Qué tal?, ahora ya sí disfrutando del pecho, ¿verdad?”

Y esa madre, con la cabeza baja, y con dos lagrimones en sus ojos a punto de caer por sus demacradas mejillas:

No, Le quitado el pecho porque me han mandado antibióticos, y me dijo el médico que se lo quitase. ¡Qué rabia, con lo que me había costado evadirme de todos los comentarios de mi suegra, mi vecina, …! ¡Qué rabia, ahora que ya no tenía grietas en los pezones y que había logrado, por fin, disfrutar de la lactancia…! ¡Qué pena! Me da mucha pena pero todo sea por el bien de mi gordito!”

Yo con cara de sorpresa:

“¡Ah!, ¿sí? ¿Se lo has tenido que quitar?, ¿qué antibiótico tan especial te han mandado para no poder dar el pecho?”

Estoy tomando amoxicilina”. Responden como si estuviesen delante de un tribunal acusador.

En este punto tengo que decir que detecto en algunas madres una sensación extraña. Por un lado un sentimiento de culpabilidad por haber quitado el pecho a su bebé cuando empiezan a intuir que no era necesario y, por otro lado, el deseo de que otro profesional vuelva a “autorizar” la lactancia.

Pero lo malo es que, también en este punto, muchas madres ya han tomado la firme decisión de dejar el pecho.

No quiero ni mucho menos hacer sentir culpables a las madres que no dan el pecho. No, no es mi intención. Ninguna mujer es más madre que otra por dar el pecho. Son muchos los motivos y circunstancias  que pueden hacer muy complicada la lactancia materna y hacer que fracase. Mi pena es que el motivo del fracaso de la lactancia materna sea un mal asesoramiento, o un «consejo» de un profesional. Ya os conté en uno de los últimos post cuánto pueden  pesar algunos malos consejos. Lo podéis leer pinchando aquí.

Tengo que decir que muy pocos son los medicamentos que no son compatibles con la lactancia. Desde luego los de uso habitual (paracetemol, ibuprofeno, amoxicilina, omeprazol, prednisolona,…) son todos compatibles con la lactancia ya que o no se excretan por la leche o lo hacen en mínimas cantidades y , por supuesto, los beneficios de la lactancia materna compensan de sobra.

Existen muchos falsos mitos respecto a la lactancia materna (pinchando aquí podéis ver los diez más frecuentes). Que la lactancia materna es incompatible con la toma de medicamentos es uno de ellos. Pero actualmente existen herramientas de uso muy fácil para ver la compatibilidad de un determinado medicamento con la lactancia. Una página web de total fiabilidad y de uso muy fácil es www.e-lactancia.org. En esta web podéis consultar, tanto por nombre comercial como por principio activo, en menos de treinta segundos la compatibilidad de cualquier medicamento con la lactancia.

Comparte esta información con otras madres y contribuirás a que muchas madres no abandonen la lactancia materna por un mal asesoramiento.

¿Puedo vacunar a mi hijo si….?

dudas vacunas

Los días previos a la administración de una vacuna suelen generar mucha angustia entre las familias.  «¿Le dolerá mucho?», «¿tendrá reacción?»,…

Existen muchos falsos mitos respecto a la vacunación.

Aclararé las preguntas que con más frecuencia me hacéis en la consulta.

1.- ¿Es conveniente que vacune a mi hijo?

Esta es una de las preguntas con una respuesta más fácil y que puedo afirmar con mayor rotundidad. ¡¡SÍ, CLARO QUE SÍ!!

Es de aceptación universal que, salvo la potabilización del agua, ninguna otra medida, ni siquiera los antibióticos, ha contribuido a disminuir la morbilidad y la mortalidad en la especie humana como las vacunaciones.

Aprovecho para recordar la importancia del lavado de manos. Podéis repasarlo pinchando aquí.

2.- ¿Puedo vacunar a mi hijo si está enfermo?

Como siempre os digo en la consulta lo ideal es vacunar a los niños en condiciones óptimas de salud.

Pero realmente si se padece una infección aguda leve (catarro de vías altas, gastroenteritis) con febrícula (temperatura menor de 38ºC) sí se puede vacunar. Ni se reduce la eficacia de la vacuna ni se aumentan los efectos secundarios.

En el caso de infecciones moderadas o fiebre mayor de 38ªC, para evitar los efectos adversos y para evitar confundir estos y los síntomas de la enfermedad, conviene retrasar la vacunación hasta la recuperación.

3.- ¿Puedo vacunar a mi hijo si está tomando antibióticos?
El tratamiento antibiótico no contraindica la vacunación, es decir, un niño se puede puede vacunar aunque esté tomando antibióticos.

4.- ¿Y si está tomando corticoides?

A las dosis habituales y tiempo habitual que utilizamos en las patologías frecuentes (bronquitis, laringitis,…) los corticoides no contraindican la vacunación.

Para dosis mayores y/o más de dos semanas de tratamiento con corticoides es mejor posponer la vacunación hasta un mes después de finalizar el tratamiento.

Podéis repasar otras dudas de los corticoides pinchando sobre este enlace: ¿Son tan malos los corticoides?

5.- Tengo entendido que la vacuna Triple vírica y la vacuna de la gripe “contienen” huevo y mi hijo es alérgico al huevo. ¿Se la puedo poner?

Efectivamente, tanto para la vacuna triple vírica como para la vacuna anti gripal hay que tener en cuenta la tolerancia al huevo. Si el niño es alérgico al huevo hay que distinguir el tipo de reacción que tuvo al tomarlo:

Si tuvo una reacción alérgica al huevo pero sin anafilaxia: se puede vacunar tanto de la gripe como de la triple vírica.

Si tuvo una reacción anafiláctica al huevo: la vacuna triple vírica se la puede poner en la consulta de vacunas habitual con las precauciones habituales. La vacuna antigripal no se la debe poner, salvo que sea ABSOLUTAMENTE necesario, en cuyo caso se tomarían precauciones especiales.

6.- ¿Le debo dar a mi hijo paracetamol antes de vacunarlo?

En general, conviene evitar la administración preventiva de paracetamol y/o ibuprofeno antes y después de la vacunación ya que no se ha demostrado que evite la fiebre y, además, puede provocar cierta interferencia con la respuesta que la vacuna debe inducir en el sistema inmune.

Para el caso específico y reciente de la vacuna para el meningococo B (Bexero), sobre todo si se coadmistra con otras vacunas, sí es recomendable la administración profiláctica de paracetamol.

7.- ¿Hay alguna manera de aliviar el dolor en la vacunación, sin medicación?

Las técnicas más utilizadas para aliviar el dolor que puede suponer la punción de la vacuna son:

  • Contacto piel con piel o abrazados. El contacto piel con piel, con la madre habitualmente, en posición madre-canguro ha demostrado su eficacia para el alivio del dolor en los procedimientos dolorosos.

  • Líquidos dulces. La toma por la boca de líquidos dulces es una práctica habitual para aliviar el dolor de los recién nacidos sometidos a procedimientos dolorosos.

  • Sumando ambas técnicas podemos utilizar la “tetanalgesia”: aprovechar el efecto analgésico y de alivio que supone el amamantamiento antes, durante y después de las inyecciones vacunales. Es un sistema cómodo y eficaz, que aprovecha la suma de la succión, la ingestión de una sustancia dulce (la leche humana lo es), la distracción y el abrazo materno.

8.- ¿Le puedo poner varias vacunas a la vez?

Sí, claro. De hecho existen muchas vacunas que los médicos llamamos combinadas. Eso significa que la misma vacuna contiene diferentes antígenos, para crear inmunidad para varias enfermedades. Con un solo pinchazo se están poniendo varias vacunas, es decir, son varias en una.

Como regla general, diferentes vacunas pueden administrarse simultáneamente en la misma visita sin que se afecte el efecto que producen sobre el sistema inmune ni que aumente la reactogenicidad de cada una.

Existe una excepción: las vacunas de virus atenuados parenterales (varicela y triple vírica). Estas vacunas, si no se administran en la misma visita, precisan un intervalo mínimo de cuatro semanas entre ellas para evitar interferencias.

9.- La vacuna de los 2 meses, como en ese momento mi bebe estaba enfermo, se la puse a los 3 meses. ¿Que hago ahora para la vacuna de los 4 meses, se la puedo poner o espero a los 5 meses?

El intervalo mínimo entre dosis de la misma vacuna en el primer año es de cuatro semanas.

Si por “logística” fuese necesario adelantar la dosis, se considera válido un adelanto no superior a cuatro días.

10.- ¿Si la primera dosis de la vacuna de la varicela se la puso de Varivax se le puede poner la segunda de Varilrix?

Se han realizado estudios analizando los niveles de anticuerpos generados por la vacunación de una vacuna con dosis de diferentes fabricantes. En la mayoría de los casos se encontró que la respuesta del sistema inmune era comparable a cuando se ponían las dosis de un mismo fabricante.

Los casos prácticos más frecuentemente referente a este supuesto son:

  • Vacuna antineumocócica. Los niños vacunados con Prevenar pudieron continuar la vacunación con Synflorix y con Prevenar-13.

  • Vacunación frente a varicela: los niños vacunados con Varivax se pueden poner la segunda dosis con Varilrix, y viceversa.

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¿Qué es peor la sal o el azúcar?

27 Mar 2008, Garnerville, New York, USA --- Assorted Junk Food --- Image by © Envision/Corbis

Es de sobra conocido que el abuso de cualquiera de las dos sustancias es perjudicial para la salud.

El consumo “excesivo” de sal se ha relacionado con muchas enfermedades pero básicamente con enfermedades cardiovasculares.

El consumo “excesivo” de azúcar se ha relacionado con muchas enfermedades como la caries, la diabetes y la obesidad. Conviene considerar la obesidad como una enfermedad para evitar todas sus consecuencias, puesto que será la epidemia que sufriremos los pediatras en los próximos años.

El colmo ha sido cuando esta mañana revisando el tema he encontrado un estudio en una de las revistas más prestigiosas de pediatría donde se constata que los niños que toman más alimentos salados tienden a consumir más bebidas azucaradas para calmar la sed, lo que aumenta el riesgo de obesidad infantil. Y no es un estudio aislado sino que hay otros estudios que encuentran datos similares. Los autores de los estudios observaron que cuanta más sal tomaban, mayor era su tendencia a beber bebidas azucaradas (zumos, refrescos, …) para calmar la sed. Estos autores consideran que si la cantidad de sal que toman los niños se redujese a la mitad (unos 3 gramos diarios menos), dichos niños tomarían una media de 2-3 bebidas azucaradas menos a la semana.

En otros post de este blog ya he hablado de errores muy frecuentes en la alimentación infantil. Podéis repasarlos pinchando aquí.

Sólo quiero hacer una reflexión:

Me encuentro a diario en la consulta familias superconcienciadas con la vacunación, que “sufre” si la vacuna se retrasa una semana de su fecha prevista. Sin embargo no tenemos ninguna conciencia del “veneno” que puede suponer la ingesta excesiva de sal o azúcar en la salud de nuestros niños.

Al principio del post entrecomillaba la palabra excesivo porque creo que ahí reside el problema. Lo que antes se consideraba una barbaridad hoy nos parece “lo normal”.

Hace un par de generaciones, los abuelos de hoy día, tomar un caramelo o un dulce era algo absolutamente excepcional. Para nosotros, la generación que nos toca ahora ser padres, se comían chuches los domingos. Sin embargo, hoy día, muchos niños consumen chuches (dulces y saladas) a diario.

Os pondré en situación. A ver si os suena:

  • Mami, hoy como es lunes y toca lácteos, yo quiero natillas”.
  • Papi, hoy es martes y toca bocata. Llevaré un bocata de pan bimbo con nocilla. Por cierto, quiero también un zumo que luego tengo sed en el recreo”.
  • Hoy es miércoles, como toca fruta y no quiero pelarla, llevaré un tetrabrick de fruta triturada”.
  • María, como hoy toca dulces caseros, te he echado en la mochila el bizcocho con mucho chocolate que hicimos ayer. ¡Ah, también te he echado un zumo para el recreo!”.
  • Julia, hoy es viernes, puedes llevar lo que quieras. Como te has portado muy bien durante la semana te he echado dos huevos kinder”.

Y esto es intentando cumplir el horario del cole… Ya de las meriendas y las cenas ni hablamos. Son alimentos de uso diario bollería, pizzas, zumos envasados, refrescos, … Y encima hay que sumarle el sedentarismo de nuestros niños.

Comparte este post si piensas que debemos fomentar el ejercicio físico en nuestros hijos y disminuir la ingesta de sal y azúcar.

¡¡Feliz día de la madre!!

mujer trabajadora

«Doctor, creo que se ha equivocado. Hoy lo que se celebra es el día de la mujer trabajadora».

Pues eso, repito e insisto: ¡¡Feliz día de la madre!!

Porque detrás de cada madre hay una mujer trabajadora. Parece mentira que con toda la lucha social que ha habido durante muchos años para conseguir la igualdad entre hombres y mujeres (cosa que aún está bastante lejos de conseguirse) las mujeres se vean obligadas a elegir entre ser madres o continuar con su trabajo. Se vean obligadas a tener un trabajo remunerado económicamente o continuar trabajando sin cobrar un duro, o peor aún, teniendo que hacer las dos cosas a la vez, llevando adelante la casa y continuar trabajando: levántate, dúchate, despierta niños, viste niños, desayuno en familia, lleva niños al cole, sal pitando para el trabajo… en el trabajo rinde al cien por cien y , con suerte, no te llamarán del cole de los niños para decirte que el pequeño ha vomitado y tiene fiebre… recoge a los niños del cole, corre para casa, almuerzo, actividades extraescolares,… baño, cena, léelos un cuento. Y encima aguantando todos los comentarios de las «buenasmadres».

En fin, ya sabéis, el día a día de muchas de vosotras, mujeres y madres trabajadoras.
Hay muchos padres que colaboran mucho en las tareas de la casa, por qué no vamos a decirlo, pero la inmensa mayoría de lo que me encuentro en la consulta a diario son madres que han tenido que renunciar a su trabajo para dedicarse en cuerpo y alma a la maternidad. No digo que no compense. Claro que compensa. Desde el punto de vista personal la madre se verá de sobra «pagada».

Pero hay que decir alto y claro que tenemos un problema en nuestra sociedad si por un lado recomendamos lactancia materna exclusiva hasta los seis meses y, sin embargo, las bajas maternales no duran más de cuatro.

Miedo me da en ocasiones en la revisión de los cuatro meses preguntar a la madre si va a continuar dándole la teta, porque en ese momento más de una se me ha echado a llorar.

«No, ya no puedo, ya me gustaría. Mañana empiezo a trabajar».

Con el tiempo, sólo con la cara que ponen al entrar, sería capaz de acertar qué madre está a punto de empezar a trabajar.

No es sólo a lactancia. Los vínculos de afecto que se están estableciendo entre la madre y su bebé a esa edad son fundamentales para el correcto desarrollo neurológico y psicológico del bebé.

Ya he hablado en otros post de la «mentira» que supone hoy día la conciliación de la vida laboral y familiar para muchas mujeres. Podéis leerlo pinchando aquí.

Comparte este post si piensas que detrás de cada madre hay una gran mujer trabajadora y que la baja maternal debería prolongarse, al menos, hasta los dos años.

“¡¡No lo cojas cuando llora que se acostumbrará a los brazos!!”

bebe en brazos

Nunca he entendido ese razonamiento.

Son muy pocas la necesidades que tiene un bebé cuando nace, y además son muy básicas. Si llora suele ser básicamente por tres motivos:

  • o tiene hambre. Necesita comer.
  • o está sucio, se ha hecho caca. Necesita “sentirse limpio”..
  • o tiene necesidad de “afecto”. Necesita sentirse querido y protegido.

Curiosamente la gente suele entender fácilmente que si un bebé se ha hecho caca hay que cambiarle el pañal.

La mayoría de la gente suele entender que si un niño tiene hambre hay que darle de comer.

Aunque en el tema de la alimentación hay que hacer una consideración porque me sigo encontrando algunas familias (afortunadamente, cada vez menos) con la frasecita “los bebés tiene que comer cada 3 horas”. Cada vez que escucho eso, tengo que responder “Pues qué complicado deben tenerlo el resto de los mamíferos que no sabe cómo funcionan los relojes”. Creo que es el momento de decir alto y claro que la lactancia es a demanda, sea materna o artificial.

Y ahora, la tercera necesidad, “el afecto”. Esta es la que parece que a mucha gente les cuesta entender. El razonamiento de “no lo cojas que se acostumbrará a los brazos” sería el equivalente a “no le des de comer cuando tenga hambre no vaya a ser que el bebé identifique que comiendo se quita el hambre” ¿Os dais cuenta de que eso sería una barbaridad?.

¡¡Claro que hay que cogerlos si lo reclaman!!

Yéndonos más atrás en la historia de la humanidad. Los bebés que encontrándose solos no lloraron fueron devorados por otras especies. Descendemos de “los llorones”, de aquellos que necesitaban sentirse protegidos. Pues claro que es normal que un bebé se calme en los brazos. Es ahí donde debe estar, es ahí donde se siente querido, es ahí donde se siente protegido. Lo raro, o lo malo, sería lo contrario. Es decir, que se calmara solo y rechazara el regazo.

¿Acaso las crías de una gata no están en su regazo?, ¿Eso significa que nunca se “despegarán” de ella?

Está demostrado que la crianza con apego hace que los niños se conviertan en adolescentes y adultos más seguros, con un autoestima más alta, …

Como ya comenté en el post ¡¡Cuánto daño podemos hacer los pediatras!!, dejaros llevar por vuestro instinto maternal.

Por favor, coged, abrazad y besad mucho a vuestros hijos.

Si piensas que los niños deben estar en el regazo, comparte esta entrada.