Dolor de oídos en verano: otitis externas.

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Con la llegada del verano se multiplican las consultas por dolor de oídos. En esta época del año son muy frecuentes las otitis externas, también llamada otitis del nadador o de las piscinas.
Estas otitis no tienen nada que ver con las otitis medias, más propias del invierno, cuando en  el contexto de un catarro se acumula moco “dentro del oído”.
Aclararé algunas dudas sobre las otitis externas:

¿Por qué se producen?

Se producen porque un exceso de humedad favorece que la piel del conducto auditivo se irrite y, la flora del conducto, produzca una infección. Por tanto, son otitis más propias del verano, por pasar demasiado tiempo “a remojo”, especialmente en niños con el conducto irritado por el rascado o por el uso de bastoncillos.

¿Cuáles son los síntomas?

Aunque a veces va precedido de picor de oídos, el síntoma principal es el DOLOR DE OÍDO, que generalmente es MUY INTENSO. El dolor aparece o empeora simplemente con rozar la oreja, o al masticar. Puede existir mucha inflamación del conducto y por tanto tener sensación de taponamiento o sordera.
A veces aparecen ganglios en la zona de delante de la oreja  y, en ocasiones, puede salir una secreción acuosa a través del conducto auditivo que posteriormente se puede espesar, con aspecto de pus.
Las otitis externas no suelen producir fiebre y no son contagiosas.

¿Cuál es el tratamiento?

Para aliviar el dolor se pueden utilizar analgésicos habituales como el ibuprofeno y el paracetamol, pero el tratamiento consiste en gotas antibióticas (casi siempre ciprofloxacino) que pueden asociar  corticoides si el conducto está muy inflamado.
En raras ocasiones es necesario recurrir a antibióticos por vía oral.
Durante los días de tratamiento es importante que el oído no se moje.

¿Se pueden prevenir?

Tras sumergirse en el agua conviene que los niños se sequen bien las orejas utilizando una toalla.
¡¡NO UTILIZAR BASTONCILLOS!! Los oídos se limpian solos, tienden a expulsar la cera espontáneamente y además, conviene recordar, que la cera tiene una función protectora.
En niños propensos a este tipo de otitis puede recomendable el uso de tapones (aunque no les suelen gustar mucho) y se debe ser especialmente obsesivo con el secado del oído, incluso con un secador si hace falta.
También se puede utilizar como medida preventiva vinagre de manzana (ácido acético al 2%) diluido a la mitad con suero fisiológico, siempre y cuando el niño no tenga una perforación timpánica ni sea portador de tubos de ventilación.

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¿A partir de qué edad se pueden comer los frutos secos?

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Los menores de 4 años aún no mastican bien y existe riesgo de aspiración pulmonar. Un 70% de los atragantamientos está causado por frutos secos.
El atragantamiento debido a trozos de alimentos u objetos es una preocupación muy generalizada entre padres, madres y otros cuidadores. En concreto, los frutos secos son una de las causas más frecuentes de atragantamiento. Por ello, los médicos recomiendan no dar frutos secos a los menores de 4 años.
Según los pediatras españoles, entre el 60% y el 80% de los atragantamientos se producen por culpa de los frutos secos, encabezados por los cacahuetes (que causan casi la mitad de los accidentes). Pese a que las cifras de mortalidad infantil por atragantamiento y asfixia han descendido en los últimos años, el ahogamiento causado por alimentos u objetos representa nada menos que el 40% de las muertes en menores de un año.
Los niños de uno a cuatro años son los que presentan mayor riesgo y, como alertan los especialistas, a menudo son los propios familiares quienes les ofrecen estos alimentos sin conocer su peligro.
Desde la Asociación Española de Pediatría aclaran que los frutos secos NO son malos. De hecho, los niños pueden consumirlos si están bien molidos o como ingredientes de tartas, por ejemplo. El problema aparece cuando se desprenden trozos más grandes que pueden obstruir las vías aéreas.
El Dr. Jordi Pou, pediatra del Hospital Sant Joan de Déu y coordinador del Comité de Seguridad y Prevención de Lesiones Accidentales de la Asociación Española de Pediatría (AEPED), recuerda que los niños no mastican bien antes de los tres años y, por ello, pequeños trozos de frutos secos pueden pasar accidentalmente a los bronquios o a los pulmones. A veces, el cuerpo extraño puede atascarse en una zona intermedia de los bronquios y, aunque al principio deje pasar el aire, puede ocurrir que se mueva y tape completamente las vías aéreas.

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¿Se pueden utilizar los repelentes en niños?


¿Qué son los repelentes?

Son compuestos químicos, que aplicados sobre la piel, impiden que los insectos se fijen en la piel para realizar la picadura.

¿Qué repelentes existen?

Existen muchos compuestos químicos como son el R3535, piretrina, citridiol, citronelapicaridin/icaridin, pero quizás el más eficaz es el DEET (N,N-Dietil-meta-toluamida), que es un repelente ampliamente utilizado en todo el mundo. Es eficaz contra la mayoría de mosquitos, garrapatas, pulgas y moscas. Los productos comercializados en España contienen desde un 15% hasta un 45% de DEET. Están disponibles en lociones, cremas y rociadores.
Podéis consultar los repelentes disponibles en España y las marcas comerciales en la siguiente tabla.

¿Se pueden utilizar en niños?

La mayoría , aunque NO se recomienda utilizar DEET en menores de 2 meses y se evitará en lo posible en niños menores de 2 años priorizando el uso de mosquiteras. El icaridín no se ha evaluado en menores de 6 meses, por lo que algunos organismos no lo recomiendan.

¿Y en embarazadas o durante la lactancia materna?

. Las sociedades de protección ambiental no establecen ninguna precaución especial para utilizar repelentes en embarazadas o durante el amamantamiento.

¿Cómo se aplican en niños?

No dejar que los niños se lo apliquen solos. Un adulto debe aplicar un poco de producto en un área pequeña de la piel para ver si no produce reacción y posteriormente utilizar sólo lo suficiente para cubrir piel expuesta y la ropa.
– Si se utilizan aerosoles, no dirigirlos hacia la cara. Lo mejor es aplicarlos en las manos del adulto y éste luego lo extiende por la cara.
Evitar ojos y boca de los niños y utilizarlo con moderación alrededor de los oídos. No ponerlo en las manos de los niños (se las pueden llevar a la boca).
No utilizarlos debajo de la ropa, en heridas, cortes o piel irritada.

Al volver a casa lavar la piel con agua y jabón, especialmente cuando se van a utilizar durante varios días.


¿Se pueden utilizar repelentes y protectores solares?

. Se debe utilizar primero el protector solar y a continuación el repelente, ya que el protector solar puede tener sustancias que atraigan a determinados insectos.
Pero NO es recomendable que en un mismo producto esté el protector solar y el repelente ya que los repelentes, en general, no precisan ser aplicados con tanta frecuencia como los protectores.

Entonces, ¿qué otras precauciones podemos tener para evitar picaduras sin utilizar repelentes?

Evitar los paseos a la caída del sol cerca del agua.
– Para ir al campo, sobre todo si hay agua cerca, utilizar camisetas de manga larga y pantalón largo, mejor si las prendas son de algodón y de colores claros. Los zapatos deben ser cerrados y con calcetín.
Utilizar repelentes eléctricos y mosquiteras para dormir y en los carritos de los bebés utilizar redes protectoras.

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Y a ti qué te pica …

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Con la llegada del verano se multiplican las consultas por lesiones en la piel.
Muchas de ellas debidas a picaduras de insectos.

¿Puedo saber qué insecto ha sido?

No siempre es posible saber qué insecto produjo la picadura, pero el aspecto de la lesión, nos da algunas pistas:
Mosquitos: suelen producir habones (mancha sobreelevada en la piel) que pican. Pocas veces producen vesículas en la zona de la picadura.
Arañas: en el centro de la una mancha roja suele haber dos puntos centrales, y más que picor producen dolor.
Abejas y avispas: en este caso el habón es MUY DOLOROSO. Se produce una gran inflamación que puede tardar horas en disminuir. Las avispas no dejan el aguijón clavado mientras que las abejas sí (por lo que una misma avispa puede producir varias picaduras).
Chinches y pulgas: producen picaduras agrupadas en una zona del cuerpo, y el picor es inmediato.

¿Cuáles son los síntomas?

Además de la picadura en sí (con el picor o dolor que hemos dicho), algunas personas, pueden desarrollar una reacción cutánea más generalizada, con grandes habones y mucho picor (urticaria).
Sólo las abejas y las avispas pueden llegar a producir reacciones más graves (con dificultad respiratoria y fallo circulatorio) pero hay que saber que SON MUY POCO FRECUENTES EN NIÑOS.

¿Qué se debo hacer?

En general, ante una picadura, lo que debemos hacer es simplemente lavar con jabón y refrescar con agua fresca la zona de la picadura.
A veces, si el picor es mayor, se puede aplicar alguna barrita o roll-on con calamina o amoniaco.
En casos más exagerados, con picor muy intenso, puede ser necesario incluso la administración de antihistamínicos.

En el caso de las picaduras de abejas, para evitar la entrada del veneno, debemos intentar sacar el aguijón con unas pinzas, siempre y cuando esté visible y sea accesible, ya que si hurgamos mucho en la zona podemos aumentar la inoculación y producir una infección.

¿Cuándo debo consultar al médico?

Debemos consultar al médico:
– Si la zona de la picadura presenta una inflamación muy importante (si se produce en la boca o la nariz puede obstruir la entrada de aire).
– Si aparece una reacción generalizada con mucho picor (urticaria).
– Si la zona de la picadura se pone muy roja y caliente y, sobre todo, si aparece fiebre (ya que esto puede indicar que se ha sobreinfectado la zona).

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Cinco sencillos consejos para prevenir un golpe de calor en niños.

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Los grupos de edad más vulnerables a los efectos nocivos del calor son los ancianos y los niños.
La exposición a altas temperaturas puede tener consecuencias importantes como la deshidratación o el golpe de calor, especialmente en los niños pequeños, que son más susceptibles a sufrirlos.

Recordaré cinco consejos muy importantes y fáciles de seguir para evitar un golpe de calor en niños:

1.- Beber líquidos abundantemente.

Como mecanismo de refrigeración nuestro cuerpo en estos días genera muco sudor, por lo que debemos reponer líquidos con más frecuencia para evitar la deshidratación.

Debido a que en la composición corporal de los bebés la proporción de agua es mayor, es en este grupo de edad, donde debemos hacer especial hincapié en ofrecerles líquidos.
A los bebes que están siendo alimentados con lactancia materna exclusiva, en estos días, hay que ofrecerles el pecho más frecuentemente.

Para el resto se recomienda ingerir aproximadamente 50 ml por kilo de peso (es decir, para un bebe de 10 kg se recomienda una ingesta de agua de 500 ml).
Puesto que hay algunos  niños a los que cuesta mucho trabajo darles agua, la hidratación se puede hacer a través de alimentos con alto contenido en agua como la fruta (en piezas o zumos naturales), las verduras y hortalizas frescas y cocidas. También helados, batidos fresquitos, sopas frías (como el gazpacho,…)
En estos días se recomiendan dar agua, zumos, batidos,… cada dos horas a los niños  pequeños, especialmente a los menores de 3 años.

2.-Evitar la exposición al sol en las horas centrales del día.

Es decir, evitar exponer el niño al sol entre las 11 de la mañana y las 5 de la tarde.

Buscar siempre la sombra (debajo de un árbol, debajo de una sombrilla,…) y conviene además, de vez en cuando, refrescar al niño mojando la cabeza o humedeciendo los brazos y las piernas.
En casa conviene utilizar ventiladores o aires acondicionados (ajustar la temperatura entre 22-26ºC).

3.- Usar gorras o sombreros.

Los efectos del sol son especialmente desagradables y peligrosos si nos da directamente en la cabeza, provocando insolación con cefalea o desmayos.

4.- Usar protección solar.
Incluso aunque se éste a la sombra es fundamental recordar la importancia del uso de protectores solares para evitar quemaduras como ya insistí en otro artículo.

5.- No dejar NUNCA a los niños en el interior del coche.

Esta recomendación es extensible también al invierno, pero en los días de ola de calor las temperaturas que se alcanzan en el interior de un coche son «lo más parecido a un horno», pudiendo deshidratar a un niño y haciendo que sufra un golpe de calor grave en pocos minutos, que le puede llevar incluso a la muerte.

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¿Qué es el ahogamiento secundario?

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En los últimos días, habéis visto cómo se ha viralizado un artículo en las redes sociales respecto al ahogamiento secundario. Pienso que con tintes más sensacionalistas que con ánimo de ayudar a los padres.

Pudiera dar la impresión de que es un problema muy frecuente, y lo que es peor, pudiese dar la impresión que ante el mínimo trago de agua de una piscina nuestro hijo pudiese morir por un ahogamiento secundario.

Como otras veces, intentaré aclarar ciertas dudas:

¿Qué es el ahogamiento secundario?

Se trata de un edema pulmonar que se produce como consecuencia de la aspiración de agua, especialmente de piscinas (ya que contiene fuertes irritantes para la vía respiratoria como puede ser el cloro). Este edema pulmonar dificulta el intercambio gaseoso en el pulmón y puede llevar a la muerte.

Pero, ¿esto es muy frecuente?

Afortunadamente NO. Es excepcional. Desgraciadamente a lo largo de mi vida profesional ya me he encontrado con varios casos de ahogamiento, pero nunca un ahogamiento secundario.

¿Si mi hijo traga agua de la piscina le puede ocurrir?

Rotundamente NO. Esta es la pregunta que debe quedar más clara puesto que es la que más angustia innecesaria genera. Cuando un niño traga agua, el agua va al estómago, y eso no tendrá ninguna consecuencia (en el peor de los casos si la cantidad de agua ingerida es muy grande puede provocar vómitos).
Para que se produzca un ahogamiento secundario el agua de la piscina debe llegar a los pulmones y eso es muy improbable, sólo ocurre en muy pocos casos de “semiahogamiento”, es decir cuando un niño se queda inconsciente y necesita una reanimación inmediata en la piscina.

Entonces, ¿qué debo hacer si mi hijo traga agua de la piscina?

Como ya hemos dicho, si lo que ha hecho es tragar agua, no hay que hacer absolutamente NADA.
Si el niño sufrió un casi-ahogamiento (se quedó inconciente en el agua y necesitó una reanimación), debe acudir a un centro médico donde probablemente quedará ingresado durante unas horas precisamente para vigilar la aparición de los síntomas de un ahogamiento secundario (dificultad respiratoria, …)

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Mi hijo tiene 40° de fiebre, ¿puede convulsionar?

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Esta es una de las grandes preocupaciones que presentan muchos padres cuando sus hijos tienen fiebre y que provoca que acudan muy angustiados a los servicios de urgencias.
Como otras veces, intentaré aclarar ciertas dudas.

En primer lugar, ¿qué es una convulsión febril?

Es un episodio que, coincidiendo con la subida de la fiebre, produce en el niño una pérdida de conciencia, acompañada de rigidez generalizada, revulsión ocular (ojos en blanco), cianosis peribucal (labios morados), sialorrea (babeo), trismus (mandíbula cerrada muy fuertemente), respiración muy ruidosa o dificultosa y sacudidas de los brazos y las piernas. A veces puede existir relajación de esfínteres (se hace pipí o caca).
Suele durar pocos minutos (aunque se hagan eternos) y posteriormente el niño suele quedar confuso o muy adormilado.

¿Por qué se produce?

La causa no está clara, pero suele haber antecedentes familiares.

Pero, ¿es muy frecuente?

Son relativamente frecuentes. Aproximadamente entre el 3-5% de los niños presentarán un episodio de convulsión febril. Son más frecuentes en los niños de entre 6 meses y 5 años (de hecho, cuando se producen a esta edad y con las características descritas anteriormente los médicos las llamamos convulsiones febriles típicas).

¿Le dejará alguna secuela?

El mayor peligro de una convulsión es la falta de oxígeno al cerebro, y puesto que hemos dicho que las convulsiones febriles suelen durar pocos minutos, NO suelen dejar ninguna secuela.

¿Se puede repetir?

La mayoría de las veces las convulsiones febriles NO repite. Aunque un 20-30% puede tener, al menos, otra convulsión. Cuando repite es más frecuente que lo haga en las primeras horas tras la convulsión, si hay antecedentes familiares o cuando el niño es más pequeño.

¿Se puede prevenir?

NO. Sólo en circunstancias especiales se utilizarán tratamientos preventivos (no parecen estar justificados).
La fiebre se debe tratar igual que en los niños que nunca han sufrido convulsiones febriles, con medidas físicas (desabrigar al niño, …) o farmacológicas (paracetamol o ibuprofeno) para aliviar el malestar.

Si mi hijo convulsiona, ¿qué debo hacer?

Aunque no sea fácil, es fundamental mantener la calma y de esa manera será más fácil llevar a cabo las siguientes recomendaciones:
Tumbar al niño de lado, sobre un costado (para facilitar la respiración) y mantenerlo lejos de objetos con los que pueda golpearse.
Mirar el tiempo que dura la convulsión (¡seguro que es menos del que se piensa!).
– No es necesario realizar el boca-boca, ni se deben meter los dedos en la boca (¡no se “tragará” la lengua!), ni sujetar al niño para frenar las sacudidas.

¿Cómo se trata?

Casi todas las convulsiones febriles ceden por sí solas en pocos minutos. Una vez que el niño se haya cedido, puede tomar algún antitérmico para bajar la fiebre
Los padres de niños con convulsiones febriles repetidas pueden sentirse más tranquilos si disponen de medicación (diazepam) para administrar por vía rectal cuando se produce la convulsión.

¿Debo acudir a un centro sanitario?

Conviene acudir al centro sanitario más cercano para que el niño sea valorado por un médico que confirme el diagnóstico.
También debemos acudir a un centro sanitario si se repite la convulsión, si la convulsión dura mucho tiempo (más de 15 minutos), si el niño se encuentra muy adormilado o se queja de dolor de cabeza intenso y vomita.

Al acudir al médico, ¿deben hacer alguna prueba?

El diagnóstico se hace  a partir del relato que hacen los padres (que suelen estar tremendamente angustiados). NO hace falta ninguna prueba para confirmarlo.
En los pocos casos en los que las convulsiones se repiten con frecuencia, son muy prolongadas (más de 15 minutos) o no son de los tipos que describimos al principio, el pediatra puede solicitar alguna prueba o remitir al neurólogo.

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LA GASTROENTERITIS

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Debido a las inmumerables visitas que he tenido que hacer estos días por este motivo «me veo obligado» a aclarar ciertas dudas:

¿Qué es la gastroenteritis?
La gastroenteritis es una de las enfermedades más comunes en la infancia, que consiste en la inflamación de la pared intestinal (enteritis) y, a veces también, de la pared del estómago (gastritis).

¿Cómo se transmite?
Aparece en brotes debido a su mecanismo de transmisión fecal-oral, es decir, se transmite a través de la saliva y de restos de las deposiciones. Por tanto, conviene para prevenir el contagio, que los niños no compartan biberones, botellitas, cañitas, … y que los adultos después de limpiar la diarrea a un niño se laven bien las manos para eliminar todas las partículas víricas que pudiesen haber quedado.

¿Cuál es la causa?
La causa más frecuente, con mucho, son los virus, especialmente el ROTAVIRUS. En muy pocas ocasiones se producen por bacterias, las más frecuentes y conocidas son SALMONELLA y SHIGELA.

¿Cuáles son los síntomas?
Se pueden manifestar con vómitos y diarrea o sólo diarrea. La diarrea suele ser muy acuosa. En ocasiones también se acompañan de dolor abdominal (retortijones) y fiebre, puesto que son producidas por virus.
Si la fiebre es muy alta o en las deposciones hay sangre, moco o pus hay que descartar que la causa en este caso sea una bacteria.

¿Qué debemos vigilar?
Ante una gastroenteritis lo único que debemos garantizar el es adecuado estado de hidratación del niño. Una manera fácil de asegurarnos de que el niño sigue bien hidratado es mirando su lengua, sus ojos y los pañales. El niño estará bien hidratado si su lengua está húmeda, sus ojos sueltan lágrimas cuando llora y moja los pañales de pipí. 
Si el niño se encuentra muy decaído, tiene los ojos hundidos, la lengua seca o no hace pipí, se encuentra deshidratado por lo debemos acudir rápidamente a su pediatra.

¿Cómo se trata? 
Se trata de un proceso autolimitado, es decir, que la mayoría de las veces se resuelven en pocas horas (o días) y casi nunca es necesario utilizar medicación. En ocasiones, como mediada de confort, utilizamos los analgésicos-antitérmicos (paracetamol) para aliviar el dolor abdominal y la fiebre. Pero casi nunca utilizamos fármacos para cortar los vómitos debido a que pueden tener efectos secundarios muy desagradables.

¿Le puedo dar aquarius, coca cola batida, zumos, …?
Afortunadamente la mayoría de los niños no se llegan a deshidratar en un proceso de gastroenteritis y por eso, aunque hayamos utilizado en ocasiones esas bebidas, no ha ocurrido nada, pero lo cierto es que NO deberíamos utilizarlas puesto que no están pensadas para estas situaciones. El aquarius está pensada para deportistas, para reponer las pérdidas que se tienen a través del sudor, aporta gran contenido de azúcar y pocas sales minerales. La coca cola, ni siquiera sabemos su composición («el secreto mejor guardado») pero lo que sí sabemos es que contiene igualmente mucha azúcar y pocas sales minerales y precisamente en la diarrea lo que se pierden son muchas sales minerales. Por tanto los correcto es utilizar SOLUCIONES DE REHIDRATACIÓN ORAL (afortunadamente hoy día disponemos de gran variedad de sabores e incluso de texturas), dándoselas en pequeños sorbitos cada 5-10 minutos y siempre habiendo esperado al menos media hora tras el último vómito.

¿Cuándo y qué podemos darles de comer?
La reintroducción de la alimentación habitual debe ser precoz, es decir, en no más de 4-6 horas conviene que le niño esté comenzando a comer su comida habitual. De esta manera la mucosa intestinal se recuperará antes.
En el caso de los bebés que estén tomando lactancia materna lo único que hay que hacer es fraccionar las tomas, es decir, darle más veces pero tomas más pequeñas. De igual forma los bebés que tomen leche de fórmula deben sólo fraccionar la toma pero no debemos utilizar leches especiales ni aguar la toma.
En el caso de los niños más grandecitos conviene que hagan una dieta normal pero sin grasas y azucares refinados. Algunos de los alimentos más adecuados, más apetecibles y que mejor se suelen tolerar son el pan, las galletas,…

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Mi hijo tiene otra vez… LOMBRICES!!!!

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Esta parasitosis es muy frecuente en todas las zonas del mundo y continúa afectando a muchos niños independientemente de la clase social. Como la contagiosidad en escuelas y guarderías es alta suele generar mucha angustia.
Intentaré aclarar algunas dudas:
¿qué son las lombrices?
Son unos gusanos muy pequeños (4-5 mm), blanquecinos, llamados oxiuros, que sólo afectan a los humanos (el resto de los animales ni lo padecen ni lo transmiten).
¿cómo se transmite?
A través de las manos de las personas infectadas, casi siempre en las uñas. También a través de cualquier objeto las personas infectadas hayan  podido tocar (juguetes, ropa, toalla, vasos, …).
Varias semanas después de la infección las hembras ponen huevos, que llegan hasta el intestino delgado donde salen las larvas y éstas al llegar al intestino grueso adoptan el aspecto característico de “pequeñas lombrices blancas”.
Los huevos suelen ponerlos por la noche, alrededor del ano, produciendo un picor muy intenso que hace que el niño se rasque y por tanto se contaminan tanto la ropa interior, el pijama, la ropa de cama y sobre todo las uñas del niño, que hará que al día siguiente pueda transmitir esos huevos a cada objeto que toque.
¿cuáles son los síntomas?

El síntomas principal es el picor, fundamentalmente en la región anal, sobre todo por la noche, por lo que se suelen poner muy irritables, con sueño muy intranquilo.
A veces, en las niñas, también producen picor del área genital (vaginal).
Otros síntomas, que clásicamente se han asociado a las lombrices,  como el rechinar de dientes (bruxismo) o el dolor abdominal, son realmente raros.
¿cómo se diagnostica?
Casi nunca se realizan pruebas para llegar al diagnóstico, ya que los síntomas suelen ser suficientes para hacer el diagnóstico.
A veces son los propios cuidadores quienes refieren haber visto “unos hilillos blancos que se mueven” en el ano o en las deposiciones.
En pocas ocasiones hay que realizar el Test de Graham que consiste en poner un trozo de celofan en el ano, sobre todo a primera hora de la mañana, para ser después observarlos al microscopio.
¿se puede prevenir el contagio?
En ocasiones es difícil pero se ha de insistir mucho en la higiene de manos sobre todo tras ir al baño y, por supuesto, antes de comer. Además es conveniente también que los niños lleven las uñas muy cortas y limpias.
También hay que lavar la ropa interior y la ropa de cama con agua caliente.

En los niños más pequeños se pueden utilizar pijamas cerrados para evitar el rascado y los huevos no pasen a las uñas.
¿cómo se trata? 
El fármaco más utilizado es el mebendazol, que es muy eficaz para las lombrices adultas, pero ningún fármaco es eficaz para destruir los huevos. Es importante recordar, por tanto, que debemos utilizar una segunda dosis aproximadamente 2 semanas para matar las nuevas lombrices que hayan salido de los huevos que hubiesen quedado.
Conviene señalar la importancia de tratar a todos los convivientes del domicilio para cortar la cadena de contagio.

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¡Por favor, doctor, atienda rápidamente a mi hijo que se ha tragado un sobre de SILICA GEL!

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Creo que todos los pediatras del mundo nos hemos encontrado alguna vez en esta situación.

A raíz del último caso me gustaría hacer un repaso de las sustancias que más motivos de consulta generan por sospecha de intoxicación cuando en realidad se trata de SUSTANCIAS NO TÓXICAS (salvo que se ingieran en grandísimas cantidades).

Quizás, en los últimos años, la sustancia no tóxica que más motivos de consulta ha generado en urgencias, sea el sobre de silica-gel, quizás por venir envuelto en un sobrecito con aspecto de veneno o porque en el envase pone específicamente “do no eat” (“no comer”).

Pero existen otras muchas sustancias que generan gran angustia cuando son ingeridas por los niños y TAMPOCO SON TÓXICAS como son las acuarelas, el agua del retrete, los ambientadores, las barras de labios, los bronceadores, las cerillas, el champú, los jabones, las gomas de borrar, el agua oxigenada, los lápices (grafito), el pegamento, la tinta de rotuladores permanentes o bolígrafos normales, la plastilina, las tizas, el mercurio de los termómetros, la lejía de uso doméstico (con menos de un 0,5% de hipoclorito sódico)…

En fin, las lista de productos no tóxicos es muchísimo más amplia pero no quiero que sirva este post  para relajarnos en la tarea de prevención de accidentes con los niños: recordemos siempre que debemos MANTENER LOS PRODUCTOS DE LIMPIEZA Y LOS MEDICAMENTO FUERA DEL ALCANCE LOS NIÑOS.

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