La leucemia.

¿Qué es la leucemia?

La leucemia es un cáncer de la sangre.

Afecta a los leucocitos (glóbulos blancos), que son las células que defienden al organismo de las infecciones.

En la leucemia se produce una fabricación muy exagerada y anómala de los glóbulos blancos. Estos glóbulos blancos anómalos se llaman blastos.

Como su producción es muy exagerada la fabricación de los otros componentes de la sangre (glóbulos rojos y plaquetas) suele estar alterada. Es decir, la médula ósea comienza a funcionar erróneamente fabricando de forma exagerada leucocitos anómalos (blastos) que pueden incluso infiltrar órganos (hígado, bazo, ganglios) y de forma deficiente plaquetas y góbulos rojos.

¿Todas las leucemias son iguales?

No, existen muchos tipos.

Dependiendo del tipo de leucocitos afectados pueden mieloblásticas y linfoblásticas. Estás últimas son las más frecuentes en niños.

También se distinguen leucemias agudas y crónicas. En los niños, la gran mayoría son leucemias agudas, es decir, que se desarrollan en pocas semanas.

¿Son muy frecuentes las leucemias?

La leucemia es el cáncer más frecuente en la infancia, aunque es muy infrecuente. Afecta a 1 de cada 25.000 niños.

La mayoría de las veces afecta a niños de entre 2 y 5 años.

¿Cuáles son los síntomas?

Los síntomas pueden ser muy diversos y en las fases iniciales pueden ser muy inespecíficos y se pueden llegar a confundir con otras enfermedades.

Debido alteraciones que se producen en la médula ósea los síntomas más frecuentes son:

  • por exceso de producción de blastos: ganglios inflamados, hígado grande, dolor de huesos, …
  • por falta de producción de glóbulos rojos: palidez, anemia, debilidad,…
  • por falta de producción de plaquetas: hematomas, sangrados, petequias (puntos rojos que no desaparecen al presionar la piel),…

¿Cómo se diagnostica?

Ante la sospecha por la historia clínica el médico solicitará un análisis de sangre en el que pueden verse células malignas (blastos) y otros datos sugestivos, como anemia o disminución de las plaquetas.

El diagnóstico definitivo se obtiene mediante un aspirado de médula ósea. Esta prueba consiste en una punción, con una aguja larga y gruesa (obviamente con sedación y analgesia), en la pelvis y se aspira médula ósea para analizar por microscopio si hay blastos.

¿Hay que hacer más pruebas?

Se realizan análisis genéticos y moleculares más complejos, que ayudan a elegir el mejor tratamiento en función del tipo de leucemia.

También se realizan pruebas como la radiografía de tórax o la punción lumbar para evaluar si la enfermedad se ha extendido a otros órganos.

¿Cómo se trata?

Se trata con quimioterapia, que varía según las características de la leucemia. Se administra por distintas vías: intravenosa, intramuscular, oral e intratecal (mediante punción lumbar, para proteger al sistema nervioso de la enfermedad).

La duración del tratamiento depende del tipo de leucemia.

Las primeras semanas son más intensas, con muchas sesiones de quimioterapia, con el objetivo de alcanzar lo que los médicos llamamos la remisión completa (ausencia de enfermedad medible).

Una vez conseguido esto, el objetivo de los siguientes meses es evitar que la enfermedad reaparezca para lo cual las sesiones de quimioterapia son más espaciadas.

En ocasiones, es necesario además realizar un trasplante de médula ósea para reemplazar la médula enferma por la de un donante sano.

¿Qué pronóstico tiene?

Afortunadamente, el pronóstico ha mejorado mucho en las leucemias.

Aunque depende del tipo y agresividad de cada leucemia, en general las leucemias linfoblásticas agudas (que son las más frecuentes) tienen una supervivencia superior al 80%.

Desgraciadamente, y a pesar del buen pronóstico, la agresividad de los tratamientos necesario hacen que , en ocasiones aparezcan secuelas (problemas de fertilidad, retraso en el crecimiento…).

¿Cómo se puede prevenir?

No se puede prevenir. Existen factores que predisponen a sufrir leucemia: las radiaciones ionizantes, el tratamiento quimioterápico previo y síndromes genéticos como el síndrome de Down.

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“No llores por eso, es una tontería”.

¿Cómo…, qué es una tontería?

No, no es una tontería. Para mí es muy importante. Anoche me costó mucho trabajo dormirme y esta mañana, desde queme he levantado no se me va, nuevamente, de la cabeza.

Tengo miedo, sí, tengo mucho miedo. Y lo que menos me ayuda es, precisamente, que me digas que esto es una tontería y que llorar es de cobardes.

No, no es una tontería porque a mi me hace sufrir. Hace que me duela la barriga y que tenga miedo de ir al cole.

Y no, tampoco soy un cobarde. Si lloro es porque soy una persona sensible. Me afecta el comportamiento de la gente tengo a mi alrededor. No soy indiferente a la realidad que me rodea. Hay cosas que me hacen daño y esto, me hace mucho daño.

Tampoco me sirve que me digas que pase, porque no, no puedo pasar. Este es mi mundo, no soy ajeno a él.

¿Sabes? Los niños también tenemos sentimientos. ¿Acaso a ti te gusta cuando estás preocupada que te digan que tu preocupación es una tontería?

Sólo quiero que me entiendas, que me acompañes, que me arropes, que me des seguridad…

Sé que piensas que mañana ya se me habrá pasado pero ahora me encuentro mal, muy mal, y eso no puedo evitarlo.

Me haces mucho daño cuando me dices que los niños no lloran porque si no parecen niñas.

Pues te digo que los niños también tenemos sentimientos y, precisamente, lo que menos me ayuda es que me digas que sólo por el hecho se ser un varón no puedo llorar, no puedo sentir,…

No puedes negar mis sentimientos.

Ahora quiero llorar y de ti querría, simplemente, que me apoyaras, que me acompañaras, que me entendieras, que te pusieras un segundo en mi lugar y entendieras por qué esto es muy importante para mi.

Por favor, mamá, no me digas que esto es una tontería.

Por favor, papá, no me digas que llorar es de niñas.

¿Cómo queréis que os cuente mis preocupaciones si las consideráis una tontería?

Para gustos…, colores.

¿Quién no ha leído nada en la última semana sobre Samanta Villar?

Cada día es trennding topic. Muchas páginas, especialmente relacionadas con la maternidad, se han hecho eco de su libro y de sus opiniones. Sus opiniones han generado una proliferación de entradas, post, tweets, retweets,… y todo tipo de comentarios en la redes sociales.

Creo, en primer lugar, que se han confundido dos cosas.

Por un lado su libro en el cual habla de la «realidad», según ella, del proceso de la ovodonación (con todas las trampas que permite la ley), de la “aventura” que supone la maternidad en solitario…

Por otro lado, y de esto es de lo que quiero hablar, de los comentarios que ha dejado en muchas de las entrevistas que le han realizado a raíz del éxito de su libro.

Lo que más polémica ha generado es su «no soy más feliz desde que soy madre» o «tener hijos es perder calidad de vida».

Con respecto a esto último quiero hacer una serie de consideraciones:

Ya he hablado en muchas ocasiones en este blog del alto precio que como mujer hay que pagar para ser madre. De las renuncias profesionales, y sobre todo personales, que hay que hacer. No es fácil: teta, bibe, pañales, caca, fiebre, mocos, pediatra, dalsy, bronquiolitis, diarrea, no duermo, soy una zombie, mañana cole, merienda, otra vez vómitos, amigdalitis, rabietas, llanto, más mocos, extraescolares, más mocos, …

En ocasiones es difícil ver entre tantos mocos y rabietas dónde está la felicidad, pero tengo que decir que por encima de todo ese sacrificio existe otra larga lista que, a la mayoría de las madres (creedme si os digo que trato muchas a diario) les compensa, y con creces: vínculo, olor, instinto, sonrisa, ma-má, gateo, logros, imitaciones, caricias, progresos, amor, besos, cine, momentos,…

Pero no me corresponde a mi juzgar cuánta felicidad da o quita un hijo, eso le corresponde a cada madre.

Sólo digo que para gustos…, colores y que a nadie obligan a ser madre. Y menos cuando esa maternidad no surge que una cálida noche loca de verano sino que se plantea mediante un proceso de ovodonación, que es un proceso largo donde da más tiempo a pensar.

En cualquier caso Samanta, me gustaría que la crianza de tus bebés te mostrase como a muchos lugares no explorados aun de tu propia persona.

Te deseo una maternidad muy feliz.

¡¡Otra vez sin la vacuna de la meningitis B (Bexsero)!!

“¿Cómo, que otra vez se ha acabado la vacuna?”

No exactamente.

Pero os informo de que el pasado domingo 29 de enero recibíamos un comunicado del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría donde se nos informaba de que: “debido a problemas técnicos detectados durante el proceso de producción de la vacuna que afectan a unidades que iban a distribuirse en España en los próximos meses se van a producir retrasos en la llegada de nuevas unidades, así como una disminución del número de dosis de Bexsero® que llegarán a nuestro país”.

Vamos, para entendernos, que las vacunas van a tardar en llegar y no van a llegar todas las previstas.

Sí, comprendo vuestra indignación, y LA COMPARTO.

Sé que desde el mismo momento que dé al botón “publicar” volverán a surgir un montón de comentarios negativos sobre las vacunas.

“Vaya tela, ¿¡otra vez sin vacuna!?, ¿¡pero este que pitorreo es!?…”

“Es muy injusto que el Sistema Nacional de Salud no cubra todas las vacunas …”

“Será que no es necesaria si no la pasa la Seguridad Social…»

Repito, como José María Carmona no sólo comprendo vuestra indignación sino que la comparto, pero como Cuidar Mi Bebe me corresponde informar y aclarar qué hacer ahora.

No quiero alarmar ya que, afortunadamente, la meningitis B es una enfermedad muy infrecuente. Pero insistiré, como ya aclaré en este post, que la vacuna es una vacuna segura y la vacunación es la única manera de poder prevenir la meningitis más grave y más frecuente en la infancia. Dos datos: aproximadamente el 10% de los niños que padecen una infección por este germen fallecen y aproximadamente un 30% queda con secuelas graves permanentes (ceguera, sordera, amputación de miembros,…)

Como os digo en la consulta esto no es una opinión personal, es una recomendación del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría. Es decir, los máximos expertos en vacuna la recomiendan.

Para los que dudan de la eficacia os informaré que Inglaterra, que incluyó hace un año la vacuna en su calendario sistemático, ha experimentado una reducción de más del 50% de los casos de meningitis B y esperan aún que el porcentaje de reducción sea mayor en los próximos meses-años.

Pero ante esta situación de desabastecimiento qué hacemos:

“¿Qué recomienda entonces ahora el Comité Asesor de Vacunas (CAV)?”

Ante esta anomalía de abastecimiento el CAV propone priorizar la vacunación de los niños menores de 5 años, pero sobre todo de los menores de 2 años.

“¿Qué pasa si yo había comenzado a vacunar a mi hijo y no he podido completar todas las dosis?”

Recordaré que uno de las premisas en vacunación es “dosis puesta, dosis que cuenta”, es decir, que las dosis que vuestros hijos tengan ya puestas no hay que repetirlas.

Cuando consigáis la vacuna, aunque sea más tarde, se pueden poner las dosis restantes.

“¿Dónde puedo conseguir la vacuna?”

Pues el déficit es generalizado y parece que faltarán vacunas pero os aconsejo que preguntéis en vuestra farmacia.

Lo aclaro. Hay 2 tipos de farmacias: las hospitalarias (la farmacia de los hospitales) y las de “la calle” (donde sueles ir a comprar el Dalsy). Pues hasta ahora se había priorizado a las farmacias hospitalarias, por eso era más fácil de conseguir la vacuna en un centro hospitalario privado. Desde hace varias semanas se ha priorizado sobre las farmacias de “la calle” por lo que, a día de hoy, es más fácil conseguirla en estas farmacias.

Finalmente os recomiendo que le preguntéis a vuestro pediatra y a vuestro farmacéutico.

Para otras dudas: “¿Cuántas dosis le corresponden a mi hijo?”, “¿debo darle paracetamol antes de ponerle la vacuna?”, “¿tiene muchos efectos secundarios?”, … os recomiendo leer este post que escribí hace ya unos meses.

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La maternidad no es un camino de rosas.

A diario me encuentro a madres que sufren desde que comenzaron a serlo.

Afortunadamente no son la mayoría o, al menos, a la mayoría no se les nota.

El sufrimiento que provoca la maternidad es de muy diversos orígenes pero tiene un denominador común: pensar que la maternidad es un camino de rosas.

No, madre no se es sólo durante cinco minutos. No sólo se es madre cuando llenas a tu bebé de lazos y sales a pasear al parque más ancha que larga. También se es madre cuando tu criatura tiene fiebre, cuando no quiere comer, cuando tiene rabietas,…Se es madre ya para toda la vida. La maternidad es una carrera extremadamente larga, es una gran maratón. En una carrera tan larga hay tiempo para todo. Para disfrutar. Para sufrir. Para llorar. Para reír. Para dudar. Para acertar. Para fallar.

El gran problema está en la autoexigencia que las madres hacen de su propia maternidad. En pensar que ser madre es caminar sobre un camino de rosas. En pensar que la maternidad es un estado de felicidad continuo. En pensar que no se puede fallar. En pretender ser madre por encima de todo. En pretender ser sólo madre.

A ti, madre “sufridora” te quiero decir hoy una cosa:

 

“Madre, siéntete como quieras. O mejor, siéntete como puedas.

La maternidad no es una competición. No se trata de que demuestres que eres la mejor madre del mundo mundial. Nadie es mejor madre que nadie.

Vive tu maternidad con intensidad, pero a tu manera.

TU MATERNIDAD, LA TUYA.

La maternidad es dura, pero apasionante.

Pocas cosas en tu vida supondrán un desafío tan apasionante como cuidar y educar a tu hijo. Pero hazlo a tu manera.

Todo el mundo te aconsejará lo que tienes que hacer en esta u otra circunstancia, pero recuerda: las circunstancias tuyas son las tuyas, y la maternidad tuya es la tuya.

Si decidiste dar el pecho o el biberón, si decidiste colegio público o de pago, si decidiste esto o lo contrario sólo te importa a ti y sólo tú debes saber por qué lo hiciste. Incluso a veces aunque no sabrás por qué lo hiciste. Pero lo hiciste y ya está, hecho se queda.

Ante nadie tienes que justificar tu maternidad.”

 

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«Gracias, hijo, por todo lo que me has enseñado…»

Buenas noches, hijo.

¿Cómo empiezo?

Bueno, en primer lugar, recordando aquel momento de aquella mañana de hace hoy ya 8 años.

Como ya he contado alguna vez, ya en aquellos tiempos, podía contar por miles los partos que había asistido como pediatra. Pero en ese momento me quemé. Sí, me quemé literalmente. Fue una sensación muy rara. Cogerte en aquel momento fue como comer una bola de fuego. Posteriormente, en el nacimiento de tus hermanas, he vuelto a quemarme pero aquel día fue muy especial porque fue la primera vez. Todo aquello me pareció mágico.

Pero mucho más mágico ha sido todo lo que me has hecho sentir después.

No te voy a decir que haya sido fácil porque no lo ha sido.

Muchas noches de insomnio, fiebres, vómitos, pañales, baños, miedos, inseguridades (sí, inseguridades). Los pediatras también tenemos muchas inseguridades y se acentúan más porque todo el mundo, y tú mismo, supone que no debes tenerla.

Peto te lo repito nuevamente LA MAGIA supera a los miedos.

¿¡Cómo una persona tan pequeña puede enseñar tanto!?

¿¡Cómo una persona tan pequeña me puede hacer sentir tanto!?

Me has hecho mejor persona. He corregido algunos hábitos para intentar ser ejemplo. Me has hecho más sensible. Me has enseñado a valorar cuánto vale un minuto contigo. Me has enseñado a distinguir lo esencial de lo superfluo.

¡¡Muchas felicidades, José!

¡¡MUCHAS GRACIAS POR TODO LO QUE ME HAS ENSEÑADO!!

¡¡Ha vuelto a cambiar el calendario vacunal!!

Una vez más, y van tropecientas, vuelve a cambiar el calendario vacunal en Andalucía. Hay que decir que el objetivo es un calendario vacunal español único.

Tranquilos, que no cunda el pánico. Trataré de explicarlo de una manera rápida y sencilla y veréis que no hay ningún problema.

Resumiendo, por si no quieres leerlo todo:

– Los niños nacidos hasta el 31 de diciembre de 2016 siguen con el calendario vacunal que empezaron.

– Los niños nacidos a partir de 2017 (desde el día 1 de enero) recibirán las vacunas según el nuevo calendario.

No hay diferencias sustanciales. Básicamente lo que cambia son las edades de vacunación de algunas vacunas.

Los cambios, que atañen a los niños nacidos en 2017, son los siguientes:

La vacuna frente a hepatitis B, que antes se ponía al nacer, a los 2 y a los 6 meses, pasará a administrarse a los 2, 4 y 11 meses. (Una consideración: en el caso de que la madre sea portadora de hepatitis B, o se desconozca su estado de inmunización, se añadirá la dosis al recién nacido).

– Reducción del número de dosis de las vacunas que inmunizan frente a difteria, tétanos, tos ferina, poliomielitis y haemophilus influenzae tipo b. En el nuevo calendario se administrarán en dos dosis, a los 2 y 4 meses, y la dosis de refuerzo se adelanta a los 11 meses. Para los niños nacidos en 2016 se administraba en tres dosis a los 2, 4 y 6 meses, más una dosis de refuerzo a los 18 meses de edad.

Las vacunas que no cambian son:

Meningococo C: Se mantiene la administración de una dosis a los 4 meses, una dosis de recuerdo a los 12 meses y otra a los 12 años.

Neumococo (Prevenar): se el cambio que hubo a final de año, es decir, los nacidos a partir del 1 de octubre de 2016, recibirán tres dosis, a los 2, 4 y 11 meses de edad.

(Un inciso. Ya sé que muchos me preguntáis que porqué ahora son

Triple vírica (sarampión, rubéola y parotiditis): se mantienen las dos dosis de vacuna, a los 12 meses y a los 3 años.

Varicela: para los nacidos a partir del 1 de octubre de 2014 se mantiene la vacuna financiada, en dos dosis, una a los 15 meses y otra a los 3 años.

Virus de papiloma humano: seguirá administrándose a las niñas de 12 años.

A pesar de todos los cambios introducidos continúan quedando fuera de la financiación del sistema público algunas vacunas recomendadas por el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría: Rotavirus (Rotateq) y Meningococo B (Bexsero).

Para no volveros locos con las vacunas, en realidad, lo único que hay que considerar es la fecha de nacimiento:

– nacidos hasta 2016: siguen calendario antiguo.

– nacidos a partir de 2017: siguen nuevo calendario (es la imagen que encabeza esta entrada).

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¡¡¡MUCHO CUIDADO CON LOS PATINETES ELÉCTRICOS!!!

Son ya varios los post que he escrito en esta página alertando de algunos peligros sobre algunos de los juguetes que nosotros mismos incentivamos como son el uso del tacatá, los castillos hinchables,…

El año pasado uno de los “juguete estrellas” de Navidades fueron las zapatillas deportivas con ruedas. Ese post fue muy controvertido ya que a pesar de que mucha gente me tachó de alarmista posteriormente se pusieron en contacto conmigo para decirme que, efectivamente, no se trataba de ninguna exageración: “mi hija, doctor, ya se ha roto la muñeca, como usted ponía en el artículo”

Este año el “juguete estrella” de los Reyes Magos ha sido el patinete eléctrico.

Un año más tras las Navidades hemos asistido a un gran incremento del número de Urgencias traumatológicas. Ayer, en la guardia, tuve ocasión de contrastar con los compañeros de traumatología su impresión y, efectivamente, me confirmaron un aumento muy llamativo de los traumatismos debidos a caídas del patinete eléctrico.

En una misma guardia hubo que intervenir quirúrgicamente a cuatro niños por caídas de este “juguete”.

El caso de las zapatillas con ruedas y del patinete eléctrico es muy similar al del uso del tacatá, es decir, es como dejarle a nuestros hijos un “motor de alta cilindrada” sin tener permiso de conducir. Hay que señalar que algunos de estos aparatos llegan a alcanzar velocidades de hasta 40km/h y más.

Igual que ocurrió el año pasado con las zapatillas de ruedas, el problema del uso de este tipo de aparatos es que la mayoría de los niños lo hace sin las debidas protecciones (casco, muñequeras, coderas y rodilleras).

Por tanto, como reflexión final, sólo pretendo con este post concienciar a los padres cuyos niños utilizan patinete eléctrico de que les insistan en que lo hagan con una edad adecuada y con las debidas protecciones.

Comparte esta información y evitarás que más de un niño acabe con un hueso roto.

Productos que «aumentan las defensas».

Doctor, estamos desesperados. Lleva toda la semana con mocos y, ayer, otra vez la fiebre. ¿Se acuerda que la semana pasada estuvimos aquí con el tema de la gastroenteritis? ¿Y el mes pasado la otitis? Esto no puede ser normal. Estamos desesperados. ¿No le puede mandar algo para subir las defensas?”

En ese momento es cuando a mí me entran ganas de poner cara de gánster y, en voz muy bajita y con un halo misterioso que envuelva el ambiente, decirle a esa madre:

Encaje, por favor, bien la puerta para que no nos escuche nadie. Esto es un secreto. ¡Claro que existe una pócima mágica para que suban las defensas, pero es de contrabando y nadie lo puede saber! Por cierto, ya abierto mi cajetín de contrabando, si quiere le puedo dejar a muy buen precio para usted unas cápsulas que le permiten comer todo lo que quiera sin engordar. ¡Ah!, Y también el elixir de la eterna juventud, y el de la felicidad eterna,… ¡¡Pida, pídame lo que quiera, que hoy estoy facilón!!”

Seamos serios, si realmente hubiese algo que “subiera las defensas” todos mis compañeros pediatras y, por supuesto, yo mismo seríamos la parte más interesada en utilizar ese producto. Nos permitiría tener un invierno tranquilo y no con 30 pacientes en la sala de espera.

Pero esto funciona de otra manera: debemos saber que el niño, en los primeros años de vida, pasa al año de 10 a 12 procesos febriles. La mayoría son procesos respiratorios (catarros, faringitis, otitis,…) y/o digestivos (gastroenteritis).

Hagamos una consideración: si resulta que el niño “irremediablemente” se pondrá malito 10-12 veces al año y consideramos que los meses de verano suelen ser bastante mejores (ya hemos explicado que el frío es un favorecedor de las infecciones) estos procesos se concentran en 9 meses. Los cálculos no fallan: un niño se pone malo aproximadamente cada tres semanas. Si encima consideramos que cada proceso febril dura de 3-4 días y que los mocos y la tos dura en varias semanas, obviamente, el niño no deja de moquear en todo el invierno.

Ya sabéis que hay muchos falsos mitos (y también MUCHOS INTERESES COMERCIALES) con respecto a esto: propóleo, jalea real, vitamina C, e infinidad de jarabes que prometen «subir las defensas».

¡¡¡Ay, si fuera tan fácil!!!

NINGUNO DE ESTOS PRODUCTOS (NI NATURALES NI FARMACOLÓGICOS) HAN DEMOSTRADO EVIDENCIA CIENTÍFICA PARA AUMENTAR O MEJORAR LA INMUNIDAD.

El proceso de inmunización es absolutamente necesario e irremediable. Las defensas (anticuerpos) van apareciendo a medida que vamos tiendo “experiencias infecciosas”. Es más, hoy día se habla de que por el exceso de higiene estan aumentando las alergias e incluso otras enfermedades, como las leucemias.

Redoble final….trtrtrtrtrtrtrtrtrtrt TAN

Daré un hilo de esperanza.

¡Claro que si podemos hacer algo para subirle las defensas a los niños!: ofrecer lactancia materna (ya sabéis que contiene, entre sus muchos beneficios, anticuerpos maternos), vacunarles (la importancia es mayúscula), ofrecerles una dieta sana y equilibrada, favorecer el ejercicio físico y evitar malos hábitos (tabaquismo,…).

Sí, parece de Perogrullo, pero la vida, a veces, es así de fácil.

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¿Los niños se resfrían por andar descalzos?

Doctor, estamos absolutamente desesperados. Ya no sabemos qué tipo de zapatos ponerle. Se los quita todos. Y el problema ahora es que con el frío que hace se resfría porque va siempre descalza”.

Creo que más de una familia os sentiréis identificados con esta situación porque sois muchas las que me repetís a diario en la consulta.

Con respecto al calzado de los niños lo primero que conviene decir es que, afortunadamente, poco poco han ido desapareciendo las antiguos botas ortopédicas que más que ayudar a andar inmovilizaban a los los niños e impedían el desarrollo normal del pie.

Son muchos los estudios ya que han demostrado los beneficios de andar descalzo.

Durante el verano es bastante fácil convencer a las familias de ésto. El problema es que el falso mito de que andar descalzo hace que los niños se resfríen hace que la mayoría de las familias sean muy reacias a dejar a sus niños descalzos en invierno.

Aclaremos el tema:

«¿Por qué se producen los resfriados?»

Pues los resfriados se producen por virus (¡¡¡SIN VIRUS NO HAY RESFRIADO!!!) y que yo sepa los virus no entran por los pies. Los virus catarrales se transmiten, como ya hemos visto en otras entradas, a través de las microgotas de saliva que soltamos al hablar, toser o estornudar. O a través de las manos, de ahí la importancia como ya insistí en la entrada del lavado de manos.

También es cierto que los virus están presentes y se pueden transmitir en cualquier estación del año.

«Entonces, doctor, ¿por qué los catarros son más frecuentes en invierno?»

He aquí la madre del cordero. Efectivamente los catarros son mucho más frecuentes en invierno y esto es debido al frío.

«¿Cómo que los catarros los produce el frío? ¿Pues no habíamos quedado que los producían los virus?»

Efectivamente, repito: ¡¡¡SIN VIRUS NO HAY RESFRIADO!!! El catarro no lo produce el frío, de hecho el frío es “esterilizante”. Lo que ocurre es que con el frío, especialmente con el aire frío, se produce una vasoconstricción de los capilares de la mucosa de la vía respiratoria superior (nariz, garganta, …) por lo que llegan menos leucocitos (células de defensa) y, por tanto, somos más vulnerables a que los virus penetren en la mucosa y provoquen el resfriado.

Resumen:

¡¡Deja que tus niños anden descalzos para que desarrollen bien el pie y protege su garganta del aire frío!!

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